9. "arrepentimiento"

Caroline

La voz de Eli provocó que Dereck se sobresaltara y yo, por otro lado, seguía con los ojos nublados, sintiéndome muy feliz; ¡aún no podía dejar de reír!

- Vamos Caroline, tu hermana nos espera...

Exclamó Dereck.

Pasó uno de mis brazos por su hombro y con una mano cogió mí cintura para ayudarme a caminar.

- La voy a llevar a su casa.

Le dijo a Eli.

- Mantén tu distancia.

Exigió mi amiga.

—Amiga, eres muy graciosa... , ¡y no lo molestes! , es más, ¡quiero que esté cerca de mi!

"¡por Dios, Caroline; ésta no eres tú!" Dijo mi subconsciente.

- ¡El lunes hablamos!

Sentenció mi amiga.

Sin poder evitarlo comencé a reír muy fuerte.

- ¿Pero, qué te pasó?

Dijo Raquel al verme.

—¿Qué?

Dije alzando los hombros.

- La drogaron, es por eso que está así...

Respondió Dereck.

- ¿Qué, quién?

Preguntó Raquel sorprendida.

- No sé...

Exclamo serio

—¡No es nada, solo tomé un vaso de refresco!

Dije...

Cada vez que hablo, recuerdo a la tía Juliana; siempre está ebria y mi voz se escucha como la de ella... ¡jamás había estado en estas condiciones!

- ¡Sube Caroline, tienes que recuperarte! ¡Papá se pondrá furioso si te ve así!

Exclamó Raquel mientras ayudaba a Dereck a subirme al coche.

El sueño me venció por unos minutos; al abrirlos, ví que estamos afuera de una cafetería...

—¿Qué hacemos aquí?

Pregunté extrañada y confundida; ya comenzaba a sentirme mejor, al menos mi vista había regresado a la normalidad, ¡pero sentía un dolor de cabeza fatal!

- ¡Vamos a que te tomes un café!

  Dijo Raquel.

Sólo con escuchar la palabra "café", mis fosas nasales capturaron el rico aroma que el café expedía hasta afuera de la cafetería.
No podía estar más contenta, el café me ayudaría a despertar y a poner en orden todo lo que pasó hace un rato en la fiesta.

Al entrar tomé asiento en una mesa  vacía, Raquel y Dereck solo me observaban con el ceño fruncido.
Sabía que tenía que hablar con ellos y decirles todo lo que sucedió; ¡lo malo es que yo tampoco sé que pasó en realidad!.

—Les quiero pedir una disculpa...

dije, para romper el silencio.

(por supuesto que me siento mal por ellos, por mi culpa no pudieron festejar su aniversario).

- ¿Qué pasó?

preguntó Raquel.

Dejé de jugar con mis dedos para mirar levemente a Dereck; quién no dice nada, pero su mirada esta fija en mí, esperando escuchar mi respuesta.

Estoy a punto de responder cuando una mujer joven, de cuerpo delgado y rizos castaños, se nos acerca; al mirarla me doy cuenta que es la mesera que viene a tomar nuestra orden.

- ¿Ya saben qué van a tomar?

Preguntó con una voz cálida y una sonrisa.

— Un clásico, por favor...

Dije.

- moka...

dijo Raquel.

- ¿Usted joven?

se dirigió la mesera a Dereck.

- Así estoy bien, gracias.

Su tono de voz fue serio, seguro estaba muy enfadado conmigo por el estado en que me encontró...

La mesera dió la vuelta y se fue;

Raquel se concentró en no quitar la mirada de mí, como si hubiese cometido algún crimen.

- ¿Y?

Exigió, arqueando ambas cejas.

Levanté los hombros antes de responder:

—No estoy muy segura, fuí por un vaso de refresco a la cocina y ahí  encontré a Cristofer, uno de los amigos de Miguel; estaba acompañado de una chica rubia, con un cuerpo escultural, muy guapa, ¡De unos ojos azules impresionantes!...

- ¡Bien, ya entendí, súper bonita!

Exclamó Raquel.

- ¿Cómo se llama la mujer?

Preguntó Dereck con curiosidad.

— No se.

- ¿Qué pasó después?

Dijo Raquel.

— Ok... Cristofer estaba sirviendo bebidas en los vasos y me ofreció uno... me di cuenta de que tenían alcohol y le dije que no, entonces le pedí uno de refresco; cuando me estaba sirviendo, alguien te envió un mensaje al celular y lo vi, no recuerdo quién, después le recibí el vaso a Cristofer y le di un trago, pero me supo algo extraño... ¡nunca pensé que le había echado algo más!

hasta que ya no supe más de mí... (mentí)

- Aquí tienen...

Dijo la mesera.

Nos dio nuestros cafés y mientras le daba un sorbo, noté que Dereck no dejaba de mirarme... su mirada comenzaba a incomodarme.

- ¿Cómo te sientes ahorita?

preguntó Raquel.

—Mejor, solo tengo dolor de cabeza...

Exclamé llevándome una mano a la sien. 

- Ok, para la próxima mejor te dejo en casa de mi amiga, ahora dame mi teléfono, quizá el mensaje que llegó era para mí.

Arrugué la frente:

—¿Qué?

- ¡No quiero que vuelva a pasar algo como lo de hoy!

—Yo creo que ya no me necesitas, ahora tienen el permiso de Bernardo para ser novios...

Dije con sarcasmo y le devolví su teléfono.

Raquel me miró con desaprobación, como si fuese Isabel...
Dereck desviaba la mirada a su teléfono cuando lo miraba.

Al salir de la cafetería caminamos hacia el coche, todavía me dolía la cabeza; miré el reloj y vi que eran ocho con veinte, todavía teníamos  tiempo para llegar a la casa de Soleila.

Cuando llegamos salí del coche lo más rápido que me fue posible, me senté en una banca que se encuentra afuera de la casa de Soleila; trataba de entretenerme jugando con mis manos, pero en ratos desviaba la mirada para ver a Raquel y a su novio; ¡me tocó ver una escena de besos!, algo dentro de mí sintió envidia por un instante.
Miré mis manos, las tenía apretadas a mi blusa con fuerza.

- Adiós amor.

dijo Raquel a Dereck, él solo le sonrió.

Lo miré directo a la cara para decirle adiós con la mirada; pero... simplemente me ignoró.

Me dolió su indiferencia, pero igual sentí mucha vergüenza...
había olvidado el beso que le dí y, aunque no estaba muy consciente, recuerdo muy bien lo que hice.

- ¡Hey!

Exclamó Raquel cuando su novio se alejó.

- ¡Esta conversación no ha terminado!

dijo sentándose junto a mí...

—¿Qué? ¿por qué?

Pregunté cruzando mis brazos con evidente desagrado.

- ¡No estuvo bien lo que hiciste! ¡Por tí Dereck y yo dejamos de hacer lo que estábamos haciendo, por culpa tuya!

—¡Qué! ¿Acaso no los dejé terminar de follar?

Le dije con burla.

Raquel me miró con tanta ira que no pude evitar reír con sarcasmo.

- ¡idiota!

Exclamó Raquel mientras se puso de pie en frente de mí.

Imité su postura e igual me puse de pie frente a ella; Raquel es seis centímetros mas alta que yo; aún así no me intimida...

—¡Seré una idiota, pero no una fácil!  Además, ¿cómo es posible que te preocupes más por follar que por mí? Se supone que somos hermanas y debemos de cuidarnos... ¡Lo obvio sería que al enterarte de que algo malo me estaba sucediendo vinieras por mí, pero tu egoísmo es más grande! ¡prefieres a tu estúpido novio que a tu familia!...

¡Mi mejilla comenzó a arder después de sentir tremenda bofetada que me soltó Raquel!

- ¡Papá va a enterarse de ésto!

Amenazó.

Alcé las cejas y traté de evitar reír, aunque no lo logré por completo.

—¿Qué le piensas decir a Bernardo? ¿Acaso le dirás que me drogue o más bien que me drogaron?, o ¿le dirás que te dije "cualquiera"?...

Su mirada fue de ira, nunca antes la había visto con una expresión igual.
Intenté ahogar una risa, pero fallé en el intento.

—¡Puedes decirle a Bernardo lo que te plazca!, ¡imagina la cara que pondrá cuando le digas que interrumpí un momento romántico entré tu novio y tú!

—Ah, y tampoco creo que le guste enterarse de que fue mentira la tarea de la escuela que tenías pendiente...

Dejé salir una fuerte carcajada.

- ¡Cállate!

Exigió Raquel.

- ¿Qué les sucede?

La voz de Bernardo se hizo presente a espaldas de Raquel.

Miré a Raquel a los ojos, le alcé ambas cejas animándola a que hablara...

- ¡Les acabo de hacer una pregunta!

Exige Bernardo.

Raquel puso los ojos en blanco.

- Nada...

Dijo.

Sabía que no se atrevería a decir algo, la que más perdería sería ella...

- Vámonos.

Dijo Bernardo.

En cuanto llegamos a la casa fuí directo a darme un baño, después de haber sentido algo tan extraño en mi cuerpo, sentí esa necesidad de limpiarlo.

Mientras disfrutaba del agua caliente envolviendo mi cuerpo, intenté relajar la mente y no pensar en nada; pero, imposible, Dereck entraba a mis pensamientos... y recordé lo que pasó en la fiesta: lo había besado y él correspondió a mi beso.

Sin pensarlo paso mi dedo pulgar por mis labios y recuerdo que me gustó sentir su boca con la mía...

— ¡Diablos!

Exclamé.

Sus labios saben lo que hacen, a pesar de no haber tocado otros labios antes no me fue difícil adaptarme a los de él... a pesar de no ser yo exactamente en esos momentos, puedo decir que fue fantástico.

¡Estoy mal, le estoy fallando a mi hermana; la estoy traicionando y eso no está bien! ¡Raquel es mi hermana y tengo que respetar a su novio!

Me digo a mí misma una y otra vez...

pero cuando lo tengo cerca, olvido que es prohibido para mí.

Cuando terminé de bañarme y mientras trataba de ya no pensar en Dereck, Raquel lo arruinó todo:

- ¡Es la última vez que te pido un favor; me oíste, Caroline!

Dijo con brusquedad Raquel.

—Ok.

Exclamé sin tomarle importancia...

- Me molesta tu actitud, dejé todo lo que tenía con mi novio para ir a buscarte...
Exclamó con reproche.

—¡Fui víctima, Raquel!

¡No entiendo tu molestia! ¡De no ser por Dereck, quién sabe que hubieran hecho conmigo!

- ¿Qué?

Dijo sorprendida.

— Cristofer; el amigo de Miguel, quería besarme a la fuerza; de no ser por Dereck hubiera logrado su objetivo.

Dije, mientras me dejaba caer a la cama.

- ¿Quién era la mujer?

Preguntó Raquel, con un tono de preocupación.

(Al menos comienzo a sentir que sí le preocupo...)

—No sé, nunca la había visto; pero me miraba de una manera extraña, como si me despreciara.

Raquel frució el ceño, pero ya no preguntó más; se lo agradecí ya que no quería seguir hablando de lo mismo, al menos no por hoy...



Al otro día muy temprano, ví a Raquel muy apurada haciendo sus deberes; tuve curiosidad por saber el porqué de su prisa... pero después de lo de anoche, no tenía ganas de platicar con ella.

- ¡Raquel!

Gritó Bernardo.

- ¡Ahora bajo!

Respondió Raquel.

Ignoro lo que sucede con Raquel y reproduzco mi música favorita para hacer mis deberes con más ánimos.

La canción de los infieles de Aventura; la tengo a todo volumen, canto sin importar nada, ¡tallo el piso como si fuese la cara de Cristofer por haber hecho lo que hizo conmigo ayer!
¡Me siento enojada, indignada, furiosa!

- ¿Te gusta esa canción?

Escucho que preguntan atrás de mí.

—¡¿Qué?!

Me llevo ambas manos al pecho.

¡En serio, tiene que ser una maldita broma!
Tenía a Dereck atrás de mí, con una estúpida y lindísima sonrisa...

¡Pasé de furiosa a completamente avergonzada!
Estaba mal vestida, tenía  un paliacate en la cabeza, tenía jabón en la cara y mis manos estaban mojadas, ¡más roja no podía estar!

— Ho... hola...

Dije con dificultad; mi cuerpo comenzó a temblar como maraca.

- Perdón... Busco el baño; me dijo tu hermana que viniera aquí...
Dijo con carisma.

¡De inmediato sé que Raquel lo a hecho a propósito! Muy bien sabía que estaba lavando el baño y que andaba en peores fachas de las que suelo vestir...

—¿Y mis padres?

Pregunto pregunte ya que Bernardo jamás hubiera permitido que un hombre subiera a nuestra habitación.

- Me parece que fueron al súper.

Exclamó sin importancia, como si estar en el cuarto de su novia no fuera de gran importancia...

—Ok...

Simplemente me quedé pasmada.

- ¿Puedo entrar?

Dijo arqueando sus cejas.

—Eh, sí...

Dije, dejando caer el trapeador torpemente, de inmediato lo levanto y salgo del baño para que Dereck pueda entrar.

- Gracias...

¡Cuando cerró la puerta me entraron tremendas ganas de que la tierra me tragara en estos momentos!  ¡no puede ser que Dereck me haya visto así vestida y toda sucia!
Me quité el paliacate de la cabeza y traté de acomodar mi cabello lo más rápido posible, limpié el sudor de mi cara y sacudí el polvo de mi ropa...

- Tranquila, eres bonita incluso con ese paliacate...

Dijo señalando el paliacate que tenía en las manos todavía.

—¿Me estás espiando?

Dije sin pensar.

- No, cuando salí, ví de casualidad como te estabas limpiando...
Dijo sin mostrar mucha importancia.

Lo observo detalladamente: está recargado en la pared con esa sonrisa que eriza, como la primera vez que lo tuve cerca de mí...

—¿Y Raquel?

Pregunté, ya que era extraño que no se encontrara pegada a él...

- Preparando limonada.

—¿Raquel?

Me sorprendo, ya que nunca antes había hecho algo en la cocina.

- Si.

Dijo cruzando los brazos...

y se quedó ahí parado, recargado en la pared, sin dejar de verme; comenzaba a sentirme incómoda ante su mirada...

—¿Necesitas algo?

Pregunté, ya que no entendía qué seguía haciendo ahí, ¡parado como estatua!

- Necesito hacerte una pregunta.

—Ok.

(En verdad espero que no sea sobre el beso)...

- ¿Por qué me besaste?

¡Maldición!

—¿Yo?

Trato de sonar sorprendida y confundida...

- No sabes mentir, Caroline...

Su tono de voz, tan cálido y gentil, me provoca escalofríos y no puedo evitar sentir mi cuerpo vibrar cuando me habla como si me conociera desde mucho tiempo antes....

—No miento...

Contesto según yo con un tono seguro, pero fallo; ya que nunca antes había mentido...

- ¡Claro que si! ¿O por qué estás nerviosa entonces?

Mis nervios me traicionan y le sonrió mostrando rendición.

—Esta bien, esta bien, lo acepto...

Digo, levantando ambas manos.

- ¿Y... ?

Arqueo sus cejas esperando una respuesta.

—Te pido una disculpa, ese beso no debió suceder...

Era verdad, no tenía que haber sucedido, aunque muy en el fondo lo deseara.

- ok...

Dijo después de soltar un suspiro.

Ahora me sentía confundida... quizá lo que realmente esperaba de mí era esa disculpa que le acababa de dar.

- Amor, ¿Dónde estás?

Se escuchó la voz de Raquel, acercándose.

- Aquí...

respondió Dereck.

- Ya está la limonada...

Exclamó Raquel mientras lo abrazaba por la cintura.

- Ahora nos vemos.

Me dijo Dereck;  Raquel me ignoró y se fue con su guapo y sexi novio.

No pude evitar poner los ojos en blanco cuando la feliz y hermosa pareja se alejó de mi vista...

¡Fue una locura!

Dereck vino a mí habitación a buscar una disculpa por el beso que le dí, y al final fue lo que hice: ¡me disculpé!... pero la verdad es que ese beso me gustó más de lo que pude imaginar... y por alguna extraña razón no siento ningún tipo de  arrepentimiento.

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