8. RECUERDOS.

Dereck

... Los gemidos se escuchaban hasta mi habitación, sentí un poco de asco al imaginar a mis padres teniendo sexo, pero no entendía por qué debieran escucharse, si su habitación está dos cuartos después que el mío; el que está junto es el de mí hermano... quizá fuera él quien estaba teniendo el encuentro sexual. No adivino quien podría estar con él... Prendí la lámpara que tengo junto a la cama, fue imposible volver a conciliar el sueño; ahora, en vez de asco sentía curiosidad por saber quién era posible candidata a cuñada; siempre me la pasaba haciendo burla a mi hermano porque nunca antes había traído a una chica, ni si quiera a una amiga.
Cogí mi teléfono y busqué el nombre de mi novia, quería contarle todo lo que estaba escuchando, le daría sorpresa y alegría enterarse de que, por fin, mi pequeño hermano estaba con una mujer.
Después de varios timbrados seguía sin contestar, los gemidos habían parado, ya no se escuchaba nada, solté un bufido ¡al fin!, creí que ahora si podría dormir; lo malo era que tendría que esperar hasta el día siguiente para poder contarle a mi novia lo que pasó esa noche.
Apagué la luz de mi lámpara y volví a acomodarme para intentar dormir; tenía fija la mirada a la puerta, pensaba en levantarme e ir a cerrarla, ya que estaba un poco abierta y la verdad no me gustaba que me vieran dormir; me puse de pie y me acerqué a la puerta, antes de cerrar escuché voces, no lo pensé dos veces e intenté escuchar, quizás podría reconocer la voz de la chica y así podría saber quién estaba con mi hermano.

- ¡No por favor, no insistas, ya tengo que irme!
Exclamó la voz de mujer.

- ¡No te vayas!, quédate conmigo esta noche, él no se dará cuenta.

Fruncí el ceño al escuchar lo último, así que intenté asomarme un poco para escuchar mejor.

- No me quiero arriesgar...
Respondió ella.

- ¡Por favor! Dereck suele tener el sueño muy pesado...

Fue entonces cuando sentí mi cuerpo temblar, mi corazón comenzaba a palpitar muy fuerte, sentí mi pulso hasta en la garganta, cerré los ojos y supliqué porque no fuera quien imaginaba.

- No Alejandro...
No aguanté más y salí de mí habitación para encararlos.

- Dereck, mi amor...

Mi respiración era tan fuerte y acelerada que no dudé ni un segundo en golpear a mi hermano; Alejandro comenzó a defenderse, pero yo tengo más fuerza y lo tenía del cuello en el piso, Elena no dejaba de gritar provocando que mi madre despertará y saliera de su habitación desesperada por lo que veía; de inmediato intento separarnos, pero yo estaba tan enojado que fue imposible apartarme por mi propia voluntad; no pude dejar de apretar su cuello hasta que vi como su cara comenzaba a cambiar de color, fue entonces cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo y lo solté, me puse de pie y miré a la mujer que era mi novia, la mujer a quien tanto amaba, la mujer que quería para mí esposa y madre de mis hijos. Sin mi permiso una lagrima se dio a notar, limpié de inmediato mi mejilla; Elena me miraba con miedo, quería acercarse a mí y no se lo permití; entré a mi habitación y me encerré, cogí mi teléfono y a lo único que atiné fue a llamar a mi mejor amigo.
Dos timbrazos y contestó.

- Qué hay hermano...
Dijo con voz adormilada.

¡Voy para tu departamento!
Le dije aún exaltado.

- ¿Todo bien?

Te explico cuando llegue.

Sin más, colgué la llamada; me puse una sudadera, tenis y cogí las llaves de mi coche; en cuanto abrí la puerta vi a Elena de pie, esperándome; mi madre ayudaba a Alejandro a limpiarse la sangre que le salía por la nariz.

- Dereck, mi amor, escúchame por favor.
Suplicaba con lágrimas falsas en los ojos.

¿Lo quieres?
Le pregunté mirándola directo a sus ojos verdes; Alejandro se acercó, pero madre de inmediato lo detuvo del brazo.

- Perdóname...
Respondió Elena entre lágrimas.

- Iba a decírtelo, no sé cuándo ni cómo, pero me enamoré de ambos.

Intentó tocarme, pero no se lo permití.
Guardó silencio y me miró, atenta a lo que iba a decirle.

Desvíe la mirada hacia Alejandro, aún manchado de sangre en la playera y en la nariz.
Regresé la mirada a Elena.

¡Quédate con él!

Y con eso di media vuelta y terminé de bajar las escaleras para salir de ahí e irme al departamento de Luis.

Subí al coche, llevaba tanta adrenalina dentro de mí cuerpo que no me di cuenta que en menos de diez minutos ya estaba afuera del departamento de Luis, baje del coche azotando la puerta; Luis ya me esperaba con la puerta abierta, entré y me dejé caer al sofá, prendí un cigarro y comencé a fumar.

- ¿Qué pasó amigo?
Preguntó Luis mientras me extendía una cerveza.

¡Soy tan idiota!
Exclamé con irá.

Le di un sorbo grande a mi cerveza.

- ¿Por qué?
Preguntó mi amigo.

¡Me vieron la cara de idiota!

Fue imposible retener las lágrimas, que no eran de dolor, más bien de coraje.

¡cómo pudo ser que me engañarán en mi propia casa, prácticamente en mí cara! Sentía tanto odio y más hacía él, ¡cómo pudo atreverse si somos hermanos!

Mientras hablaba, sentía el sabor salado de mis lágrimas, mi nariz se congestionaba y comencé a beber de mi cerveza como si fuese agua.

- ¿Quién, Dereck?

Terminé de beber mi cerveza y le quité a Luis la suya, tenía ganas de tomar alcohol hasta perder el conocimiento, no quería saber nada más aquel día.

- ¡Vamos amigo, cuéntame, desahógate!
Suplicaba Luis.

Me despertaron sus gemidos, en un principio creí que eran mis padres... ¡pero que idiota; si mi padre está de viaje, ¡por supuesto que no eran ellos!
Exclamé terminando mi cigarro.

- ¿Entonces?

¡Alejandro! el idiota de mi hermano estaba teniendo sexo con...
Simplemente no podía decir su nombre.

- Elena...
Dijo Luis.

Me puse de pie y de tanto coraje que sentía aventé la botella de cerveza al piso provocando que se rompiera en pedazos.

- Tranquilo amigo, no vale la pena que te pongas de esta manera...
Dijo Luis, tomando mi mano con gentileza.

¡NO VALE LA PENA!...
Dije, sintiendo algo extraño en mí garganta.

teníamos pensado un futuro juntos; hijos, viajes, ¡la amaba como un idiota! y lo peor es que no me engañó con un extraño, con un amigo... ¡se atrevió a meterse con mi propio hermano sabiendo cuanto la quería, sabiendo lo importante que es Alejandro para mí!

Y nuevamente mis lágrimas se hicieron presentes.

- Lo sé amigo, tranquilo, saldrás de esta ya verás, yo te ayudaré.

Dijo Luis, quien se puso de rodillas junto conmigo; ni si quiera me di cuenta en qué momento me deje caer al piso llorando como imbécil.

¡NO QUIERO VOLVER A VERLO, NO QUIERO VERLO NUNCA MÁS!, ¡No quiero seguir en casa de mis padres con el recuerdo de sus gemidos, sintiendo placer junto a mi propio hermano!

- Ven a vivir conmigo, sabes que eres como mi hermano, así podríamos irnos juntos a la escuela, sirve que dejo de pagar el autobús...
Comenzamos a reír.
- Sabes que esta siempre será tu casa.

Gracias, amigo, te tomaré la palabra, no puedo seguir en esa casa...

- ¿Qué piensas hermano?
Preguntó Luis, quitando el cigarro de mis dedos para darle una calada.

—Estaba recordando el día que me abriste las puertas de tu casa.

Doy una media sonrisa y comenzamos a caminar a la salida de la escuela.

- No creo que sea muy agradable recordar ese día.
Exclamó Luis.

—Pienso lo contrario, lo tengo muy presente para no olvidar que Alejandro dejó de ser mi hermano ese día.
Contesto con seriedad.

- Ya no pienses más en eso.
Dice Luis, dando un apretón a mi hombro.

- ¡Dereck!
Interrumpe Dania, acercándose a nosotros corriendo.

—¡No sé supone que ya deberías de estar en tu casa?
Le digo, ya que los de preparatoria salen antes que nosotros.

- Si, pero decidí esperarte... ¡Viste como se puso toda nerviosa!
Exclama con emoción.

Sonrío, sé que me habla de Caroline, ya que me acerqué a ella cuando estaba en su clase de básquetbol.

—Se que no le soy indiferente...
Exclamo.

- El sábado abra una fiesta y, gracias a Miguel; compañero de clase, me enteré de que Caroline va a asistir.

—¿Este sábado?
Arrugó la frente, sorprendido; se supone que iré a su casa.

- Si, la verdad nos tomó por sorpresa, sus padres jamás la dejan salir a fiestas, ¿Cómo ves si asistes y te doy un empujón para que estés con ella?
Sugiere.

—Me encantaría, pero no puedo.
Rasco mi nuca y tuerzo la boca frustrado.

- ¿Qué?¿Por qué?
Pregunta Dania, cruzando sus brazos.

- Va a ir con sus suegros.
Responde Luis.

- ¿Tus suegros? ¡Cierto, había olvidado que tu novia es hermana de Caroline!
Los dos comienzan a reír.
- ¡No crees que, si insistes, la historia se repita?
Exclama Dania, llamando por completó mi atención.
- Si Dereck; tu exnovia se metió con tu hermano, y ahora tú, te quieres meter con la hermana de tú novia.

Apretó mis labios, y la sangre comienza a hervir dentro de mí.

—¡No quiero hablar de eso!
Exclamó molesto.

- Oh, vaya; aún te duele.
Dice Dania.

No quiero seguir hablando de lo mismo, así que decido dar la vuelta para ir a mi coche e irme al departamento donde ahora vivo.

—¿Vienes?
Le pregunto a Luis.

- Te alcanzó más tarde hermano, quedé con mi novia.
Responde Luis.

- Déjala y vente conmigo.
Dice Dania con carisma, pero Luis simplemente le sonríe y se despide de ella con un beso en la mejilla.

No terminó de ver la escena porque en segundos ya estoy conduciendo al departamento, me urge llegar y dormir, ya que no quiero seguir pensando en el pasado.

Mi teléfono timbra demasiadas veces, no puedo seguir durmiendo, cojo mi teléfono y respondo sin mirar la pantalla.

—Diga.
Respondo todavía dormido.

- Hola mí amor, perdón ¿te desperté?
La voz de Raquel provoca que terminé de despertar.

—No, tranquila ¿qué pasa?
Dije, dejando salir un bostezó.

- Mi amor, ¿sabes que día es el sábado?
Sonrió.

—Sí.
Respondo.

- ¡Pienso sorprenderte!
Dice emocionada, arqueo las cejas sorprendido.

—Ah, ¿sí?
Preguntó curioso.

- ¡sí, mi hermana va a ayudarme, tengo un plan!
Exclama feliz.

—¿Caroline?
Digo sin pensar.

- sí, amor, mi hermana, la que fue con nosotros al cine.

—¿Quieres que te vea en algún lugar?
Pregunto intentando no sonar interesado por haber dicho el nombre de su hermana.

- Si amor, en casa de Soleila, ahí voy a llegar.

—¿A qué hora?
Espero que no coincidamos en la hora.

- a las cuatro.

—Ok, ahí te veo.

- ok, te amo.
Sin responder a su muestra de afecto cuelgo la llamada.

El sábado será un día importante, Raquel será mi novia oficialmente.
Aún tengo presente el día que la conocí:

... Estábamos en la universidad, iba acompañado de Luis y Erick, mis únicos amigos.

Era la primera semana del nuevo ciclo, todos estaban emocionados por las nuevas niñas que entrarían, yo no podía pensar en mujeres por el momento, aún me dolía todo lo que había pasado con Alejandro y Elena, lo único que quería era llegar al departamento y embriagarme, eso había estado haciendo desde que llegue a vivir con Luis, poco después se nos unió Erick.

- Mira Dereck, te presento a unas amigas que acabo de conocer.
Dijo Erick, y me quitó el cigarro de la boca.

¡Hey!
Me quejé poniéndome de pie, ya que estaba sentado en la orilla de la jardinera.

- Silencio.
Ordenó Erick, y después se acercó a un montón de mujeres.

- Chicas, les presento a mí amigo, no le den importancia a su aspecto.

Las chicas sonrieron.

La verdad es que no lucía tan bien, pantalón de mezclilla, playera negra y lentes obscuros para que no se me viera lo rojo que estaban mis ojos por la resaca que tenía; gracias a mi nuevo amigo llamado alcohol.

- Ellas son: Ariana, Soleila, Carina, Brenda y Raquel.

- ¡Hola!
Dicen todas al unísono, a excepción de una.

Las saludé con un gesto de mano, vi como todas se sonrrojaban y una logró llamar mi atención, no era una chica común, era diferente; sin pensarlo, me acerqué un poco a ella y con mi dedo índice levanté su mejilla, ya que no dejaba de esconder su rostro entre los libros que llevaba pegados a su pecho.

¿Tú eres?
Pregunté, cuando fijo sus ojos en mi rostro, intentando buscar mis ojos.

- Ra... Raquel.
Respondió nerviosa, mientras sus mejillas comenzaban a cambiar de color.

Es un gusto Raquel, ¿Es tú primer año?

Pregunté curioso, sin dejar de ver cada expresión que hacía.

- Si... Enfermería.
Dijo desviando sus ojos de mi rostro.

Mmm... Espero volver a verte.

Quité mi dedo de su mejilla, la cual estaba muy colorada, quizá debido a mi tacto.

- Dereck...
La voz de Luis se hizo presente atrás de Raquel.

Levanto la mirada.

Voy...
Miré nuevamente a Raquel, me quité los lentes y por primera vez hice contacto visual con ella.

Nunca agaches la mirada, tienes unos ojos muy bonitos.

Cuando terminé de hablarle, pasé por su lado y me fui con Luis a nuestra primera clase.

- ¿Qué fue eso?
Preguntó Luis emocionado.

No sé...
Levanté los hombros.

- ¿Será una más de tus conquistas?
Preguntó Luis.

Desde que terminé con Elena, me había dedicado a tomar demasiado alcohol, fumar y acostarme con mujeres, sin la necesidad de involucrar sentimientos.

Quizás.
Le respondí levantando los hombros...

Salgo del departamento para poder inhalar aire fresco mientras disfruto de un cigarro.

- ¡Aquí está el hombre más guapo y sexi!
Exclama Elena.

No respondo, solo le doy una media sonrisa.

- ¿Por qué tan serio, mi amor?
Dice, pegando su hombro a mi brazo.

—¿Qué quieres?
Pregunto de manera cortante, despegando su hombro de mi brazo.

- Veo que estas molesto, o más bien frustrado, sabes que yo puedo ayudarte con eso...

Exclama provocativamente.

—Deja de hacer eso, entiende de una buena vez que ya no siento nada por ti, ya no me gustas, lo único que podrás obtener de mí es amistad.

Cuando termino de hablar, apago mi cigarro y paso frente a ella para poder entrar nuevamente al departamento.

- Caroline ¿Verdad?
Me detengo y arrugo la frente.

—¿Qué?
Exclamó confundido.

- Ella es la culpable de que tú, me estés olvidando.

—¡Ya basta! A ella déjala tranquila.
Exclamó molestó.

- OK, por ahora...

Estoy a punto de contestar cuando comienza a alejarse.

Sábado, ¡por fin! Estoy terminando de vestirme después de darme un buen baño, hoy voy a ir a la casa de Raquel, hoy será el día en que hablaré con sus padres para, por fin, no andar como si fuéramos unos delincuentes.

- ¡Por favor, amigo, no vayas!
Insiste Luis.

—Ya está decidido.
Exclamo seguro.

- Déjalo Luis, en unos cuantos días lo tendremos diciéndonos lo arrepentido que va a estar por tomar esta decisión.
Exclama Erick.

Sin más, cojo las llaves de mi coche y salgo del departamento para ir a la casa de Raquel, miro el reloj y todavía estoy a buen tiempo.

- ¿A dónde vas tan guapo?
Dice Elena, quien viste muy bien el día de hoy, como si fuese a ir a una fiesta, y va acompañada de Cristofer, un conocido de ya mucho tiempo antes.

- Qué tal Dereck, cuánto tiempo sin verte, ¿Vas a ir a la fiesta?
Pregunta.

- No Cris, esta fiesta la organizó mi primo y a Dereck no lo conoce.
Dice Elena.

—Luego nos vemos.
Les digo y subo al carro para irme de ahí.

En menos de veinte minutos me encuentro afuera de la casa de Raquel, salgo del coche, respiro profundo y comienzo a caminar a la entrada de la casa, los recuerdos me invaden, pero los alejo de inmediato; tocó la puerta y esperó a que alguien abra, en verdad me encantaría que fuera Caroline quien me recibiera.

- Buenas tardes.
Saluda una mujer muy simpática, imagino que es la mamá.

—Buenas tardes, mi nombre es Dereck...
Saludo extendiendo mi mano.

La señora borra la sonrisa de sus labios y me acepta el saludo de mano.

- Creí que no vendrías, pasa, mi esposo y yo, ya te esperábamos.

Le doy una amable sonrisa y entro a la casa, lo primero que veo es la estancia y una pantalla grande colgada a la pared.

—Buenas tardes.
Saludo, ya que ahí está sentado un hombre, adivino que es el padre.

- Es Dereck...
Dice la señora.

El señor arquea las cejas sorprendido y se pone de pie, ¡en verdad estoy esperando el primer golpe!, el señor se ve intimidante, es muy alto y tiene un cuerpo grande, su barba lo hace verse enojado.

- Buenas tardes, soy Bernardo, el padre de Raquel; ella es Isabel, mi esposa.

El señor dejó de mirarme para ver a su esposa.

- Háblale a Raquel.

La señora de inmediato llama a Raquel y ella responde; en cuanto baja, su mirada es de total sorpresa en cuanto me ve; le doy una simulada sonrisa, ¡en verdad no esperaba verme hoy en su casa!, su color de piel comienza a cambiar, en cuanto se acerca a nosotros su padre habla...

- Entonces, ¿A qué has venido?
Me pregunta, Bernardo.

Carraspeo un poco antes de responder.

—Buenas tardes, antes que nada, mi nombre es Dereck Coleman, vengo a visitarlos para tener el consentimiento de ser novio de su hija.

- ¿Son novios?
Preguntó el señor.

Miré a Raquel y pude notar lo nerviosa y temerosa que estaba.

—Precisamente por eso quiero su consentimiento señor, Raquel ya me había comentado que usted no le permite tener relación alguna, así que tome la decisión de venir personalmente a pedir su autorización.

Dije lo más tranquilo que se pude.

El señor levantó las cejas y dejó salir un gran suspiró, después dirigió la vista a su hija.

Sin pensarlo, miro hacia las escaleras y alcanzó a ver a Caroline atenta a la conversación mientras intenta esconderse, reprimo una sonrisa, ya que se ve tan tierna...

- ¿Tú quieres salir con él joven?
Pregunta el señor a Raquel.

Raquel no podía pronunciar ninguna palabra, solo asintió con la cabeza.

- ¿De dónde eres?
Me preguntó el señor.

—Soy originario de Puebla señor.

- Nunca antes te había visto, ¿Estudias en la misma universidad?

—Si, señor.

- ¿Qué estudias?

—Derecho, me falta un año para terminar.

Dije muy seguro.

- ¿Cómo ves?

Preguntó el señor a su esposa, ¡al fin va a tener voto la señora!, por un instante olvidé que su esposa estaba aquí con nosotros.

- Yo si doy mi consentimiento, pero la última palabra la tienes tú.

Dijo la señora Isabel.

- OK, mmm, admiró su valor, joven.

- Tomen asiento.

Dijo en general y en verdad lo agradecí, ya que comenzaba a cansarme de estar de pie.

- Les voy a dar mi consentimiento con algunas condiciones.

Por un instante me sentí como de quince años, cuando mi mamá habló conmigo acerca de las mujeres y de tener novia, fue muy incómodo, sobre todo porque yo ya había hecho todo lo que dijo que no hiciera.

—Ok.

Respondí con toda tranquilidad.

- Primero que nada, no quiero que le faltes al respeto a mí hija, no quiero que se vean a solas, a excepción de la escuela, y habrá horarios para que se vean, quedó claro.

Unos pasos se escuchan, todos volteamos en dirección a las escaleras y veo bajar a la chica que me gusta; y me sorprende aún más ver cómo luce el día de hoy, muy diferente a como acostumbra; el cabello suelto le queda perfecto...

- Hola.

Saluda con una voz cálida y tierna.

- ¿Qué?

- Bien, entonces así quedamos chicos, cuida de mi princesa y tú Raquel no desaproveches esta oportunidad que te estamos dando.

Nos advierte el señor.

- No papá.

Responde Raquel con un toque de emoción en su tono de voz.

- Me retiró joven.

Dice el señor, quien se pone de pie; hago lo mismo y nos despedimos estrechando las manos.

- Los dejamos solos por un momento.

Dice la señora Isabel.

- Caroline, dales privacidad, ve a tu habitación.

Dejó salir el aire de alivió y al mismo tiempo escucho a Caroline hacer lo mismo.

— ¡Feliz aniversario!

Le digo a Raquel, con un poco de dolor en mi pecho, ya que Caroline está presente.

- ¿Qué?

Pregunta Raquel confundida.

- Es tú sorpresa.

Dice Caroline con una sonrisa, mientras que Raquel sigue sin entender qué sucede.

Este es mi regalo de aniversario cariño, qué mejor regalo que poder estar contigo sin el temor a tú padre...

Dije, y le di un beso rápido, ya que sentía incomodidad por la presencia de Caroline.

- ¿De verdad?

Pregunta Raquel.

—¿No te gustó?

Pregunto un poco confundido.

- ¡Claro que sí, pero en verdad me asusté mucho al verte aquí!...

Dijo Raquel, y me abrazó rodeando sus brazos por mi cuello.

—Espera...

Exclamó, tomando su mano con la mía, sintiendo su piel suave y delicada; de inmediato siento como se tensa al sentir mi mano en la suya.

—¡Muchas gracias, sin ti no hubiera salido vivo de esta!

Exclamo con una sonrisa sincera.

- ¿Qué?

Preguntó Raquel, nuevamente confundida.

—Lo que pasa cariño, es que tú hermanita me ayudó a darte esta sorpresa.

- ¿De verdad? ¡Muchas gracias, Caroline!

Expresó Raquel y le dio un abrazo, provocando que soltará la mano de Caroline, sintiendo de inmediato un vacío dentro de mí.

- Bueno, me voy para que puedan estar más a gusto.

Se despidió Caroline y después subió las escaleras, pude admirar por un instante lo hermosa que se veía el día de hoy.

—Gracias Caroline.

Dije, por último.

En cuanto Caroline desapareció de mi vista, Raquel se me aventó para abrazarme y darme un beso que no esperaba.

- ¡Te amo!

—Espero que, con esto, ya no me estés escondiendo.

Exclamo con una sonrisa.

- ¡Yo también tengo una sorpresa para ti!

Dice sin bajar sus brazos de mis hombros.

—Ah, ¿sí?

Exclamo arqueando las cejas.

—¿Todavía tienes pastillas?

Pregunto, ya que lleva un control.

- Si, mi amor, las tengo muy bien guardadas.

—Ok, ten.

Le doy más tabletas para que no se quede sin ninguna.

—Por favor, no olvides tomarlas a la hora de siempre

- Sí mi amor, ahora vete, te veo en la esquina de dónde vive Soleila, ¿Ok?

—¿Me vas a esconder nuevamente?

Exclamó sorprendido e indignado.

- sólo una vez más...

Una última sonrisa, otro beso y salgo de la casa para ir a donde vive Soleila y esperar a Raquel para donde tenga planeado llevarme.

En cuanto llego a la calle donde vive Soleila apagó el coche y espero a que Raquel llegue, cierro los ojos por un instante y la imagen de Caroline bajando las escaleras de su casa me ilumina el rostro.

¡Es tan bonita!, y vestida de esa manera resalta su bonito cuerpo; su cabello suelto y lacio la hace verse más hermosa, ¡ella es perfecta, pero imposible para mí!...

Mi teléfono suena y veo que es Luis quien está llamando.

—¿Qué pasó?

Respondo.

- Amigo, estoy en una fiesta, deberías venir.

—¿Dónde?

Le pregunto por curiosidad.

- En la casa del primo de Elena, ella y Cristofer están aquí.

—Lo sé, los vi hace rato.

- ¡Ven amigo, disfrutemos este día!

—No puedo, quizá más tarde.

- Muy bien, cualquier novedad, te aviso.

Dice Luis y cuelga.

Minutos después veo el coche del padre de Raquel estacionarse afuera de la casa de Soleila, Raquel baja seguida de Caroline, que sigue viéndose bonita; sé acercan a la casa de Soleila, después el coche de su padre comienza a alejarse.

Observo que platican y después, Raquel y Caroline se separan, Raquel se acerca al coche y Caroline se va caminando del otro lado.

—¿A dónde va?

Le pregunto a Raquel cuando sube al coche.

- A una fiesta

Dile que la llevamos.

Raquel frunce el ceño y no hace movimiento alguno, así que decido bajar del coche y la alcanzo corriendo.

—¡Hey!

Le gritó

- ¿Sí?

Pregunta después de dar un brinco, no me esperaba.

—Ven, te llevamos.

Me ofrezco.

- No, gracias, tomaré un taxi.

Dice un poco nerviosa.

—Prefiero llevarte y saber que estas segura, los taxis no son muy confiables; anda ven.

Cuando llegamos abro la puerta trasera, recargo mi mano arriba de la puerta y le ofrezco subir; Caroline toca mi mano sin querer y se disculpa, sus mejillas enrrojecen de inmediato y yo por mi parte ahogó toda la emoción que provoca en mí está chiquilla, cierro la puerta y paso al lado del conductor, subo y veo de reojo a Raquel, tiene un semblante serio, pero ignoro; además es verdad lo que le dije a Caroline, los taxis ya no son muy seguros en estos tiempos.

—¿A dónde vas?

Le pregunto a la chica que está sentada en la parte trasera del coche.

- A la casa de mi amigo Miguel.

Una pequeña molestia crece dentro de mí.

—¿Dónde es?

- Cerca de mi casa.

Responde Raquel, sería.

—Ok.

Respondo y comienzo a conducir de regreso, cuando llegamos veo la fiesta al tope.

—¿Fiesta?

Pregunto arqueando las cejas.

- Sí, es cumpleaños de mí amigo.

Responde Caroline con una sonrisa.

Después baja del coche, pero antes de que cierre le digo:

—Pasamos por ti, y de ahí las llevo a casa de Soleila.

- ¿Ya nos vamos?

Pregunta Raquel con un tono serio.

La miró y comienzo a conducir.

—¿A dónde?

Le pregunto.

Entonces cambia por completo su semblante.

- 3 Oriente No.1002, Barrio de Analco.

Abro los ojos, hace tiempo que no voy a ese restaurante.

—¿En serio?

Le pregunto.

- ¡Sí mi amor, quiero que sea especial y qué mejor que ese restaurante!

Llegamos en unos minutos y veo el nombre del restaurant Andiamo, después de buscar un lugar donde estacionar, entramos al restaurante y de inmediato nos reciben, subimos a la terraza y exclusivamente en una mesa hay pétalos de rosas, velas aromatizadas y un pequeño pastel que decía: ¡Feliz Aniversario!, Estoy completamente atónito.

- ¿Te gusta?

Pregunta Raquel nerviosa.

—¡Es increible, gracias!

La abrazó y le doy un tierno beso.

- Caroline me ayudó.

—¿En serio?

- Sí, ella me dio la idea.

Esta muy padre todo, tú hermana es increíble.

Exclamó feliz, una parte de mí me dice que Caroline hizo esto sabiendo que me enteraría.

Una hora más o menos pasó, ya habíamos comido una pizza italiana de tres quesos, deliciosa; una bebida agridulce y estábamos por comenzar con el pastel cuando el teléfono de Raquel sonó y en seguida el mío.

—Bueno...

Le respondo a Luis.

- amigo, tú chica...

—¿Qué?

Exclamo confundido.

- Sí, Elena está aqui y la ví platicando con tu chica en la cocina, ahora Caroline está mal.

—¿Qué?

Me pasmé, entré en shock.

- Tienes que venir a ayudarme, vi a Cristofer rondar donde ella estaba...

- Mi amor...

Me interrumpe Raquel.

- La amiga de Caroline me llamó... ¡Drogaron a mi hermana!

Exclama preocupada.

—¡Vamos por ella!

Me sentía enojado, comencé a conducir muy rápido, Raquel me hablaba, pero simplemente no la escuchaba, me sentía preocupado por Caroline, necesitaba verla, necesitaba saber que estaba bien, en cuanto llegamos bajó del coche.

- ¡Dereck!

Grita Raquel, mientras camina tras de mí.

—¡Regresa al coche, espérame ahí, iré por tu hermana!

Entró a la casa y de inmediato me encuentro a Luis.

—¿Dónde está?

- Arriba amigo, la vi con su amiga.

En eso veo pasar a Eli, ahora está sola; comienzo a caminar, subo las escaleras y lo primero que veo es al imbécil de Cristofer queriendo besarla a la fuerza.

—¡Suéltala!

Exclamó molestó, de inmediato se lo quitó de encima.

- Ok, ok... ¡Ya la solté!

Dice Cristofer levantando ambas manos.

—¡No sé te ocurra volver a tocarla!

- Como digas amigo.

Dice y se aleja.

De inmediato me acerco a la mujer que amo.

—¿Estás bien, Caroline; que te hicierón?

Su cabeza se tambalea, no dejaba de reír y le costaba trabajo fijar su mirada en mí.

—Ven, vamos, apóyate en mí hombro.

- ¿Dereck?

Pregunta cuando logra enfocarme.

_Si, ven... Te voy a llevar a casa.

Le digo pegando un poco su cuerpo al mío.

- ¡No, no, no, Bernardo va a matarme!

Aprieto los ojos, tenerla asi, abrazándome, lo he anhelado hace tiempo...

—Esta bien tranquila, vamos te llevo con Raquel, nos está esperando en el coche.

Caroline hizo un puchero, debo admitir que se veía muy tierna haciendo esos gestos.

- ¡No, con Raquel no! Quedate conmigo.

—¿Qué?

Pregunte sorprendido.

- ¡Si Dereck, quédate conmigo, no vayas con Raquel!

Por más que quisiera aceptar su propuesta, no puedo hacerlo; y menos a ella, que es muy importante para mí...

—¡Anda Caroline, vamos a que tomes aire para que logres sentirte mejor!

Insistí; Caroline no dejaba de abrazarme, yo seguía con mis manos en su cintura, mi respiración comenzaba a tomar un ritmo acelerado, tenerla tan cerca se estaba volviendo peligroso para mí.

- Hueles muy rico...

Dijo despues de oler varías veces mi cuello.

—Caroline, esto no está bien...

Lucho por contenerme, en verdad quiero comerméla a besos, me encantaría saborear el sabor de sus labios, pero no, me resisto a tocarla.

- ¡Claro que no, pero no me importa!

Exclama, todavía con los efectos de la droga.

—No sabes lo que dices, te drogaron mucho...

- ¿Qué?

Pregunta desconcertada.

—Ven, hay que irnos.

- ¡Bésame!

Exclama de pronto, tomandóme completamente por sorpresa.

Me mira directo a los ojos, siento la adrenalina dentro de mí cuerpo, mí respiración es fuerte y rápida; Caroline, sin esperarlo, me besa.

En verdad intento con todas mis fuerzas no corresponder, pero esto es más fuerte que yo, termino por corresponder a su beso; aprieto un poco más su cintura, siento la inexperiencia que tiene al besar, pero no le cuesta nada tomar mi ritmo; esto es un sueño hecho realidad, anhelaba demasiado este beso, estoy completamente feliz...

- ¡Caroline!¡Qué diablos hacen!

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