12. El plan
Caroline.
La relación que tengo con Diego es muy diferente a la que tengo con Raquel, quizá porque es hombre, quizá porque es menor que yo... No sé, pero nuestra comunicación es muy diferente y platicar con él es muy sosegador.
Ambos estamos de acuerdo en ver la preferencia que le han dado mis padres a Raquel, ahora que ya tiene el permiso de Bernardo para tener novio comienza a tener mucha más libertad la dejan salir sin que tenga que acompañarla, por ejemplo; eso por una parte me alegra mucho. Llevo varios días sin ver a Dereck, ni siquiera en la escuela… continué con mi vida, con mi rutina diaria en la escuela, en el básquetbol en mi casa.
Mi vida volvió a ser aburrida nuevamente.
Eli se alegra de que no vea a Dereck, dice que fue lo mejor que me pudo haber sucedido dice que el beso que nos dimos Dereck y yo no fue por error asegura que Dereck tenía otras intenciones. No voy a negar que en el momento me sentí emocionada, pero tuve que fingir frente a mi amiga; no creí correcto mostrarle lo emocionada que me sentía por escuchar eso pero después pensé que tiene razón, no ver a Dereck me ha hecho olvidarme un poco de él... En fin Eli prometió guardar lo del beso en secreto.
También platicamos Miguel y yo sobre lo sucedido en su cumpleaños como era esperarse, todos los que asistieron a esa fiesta se enteraron de lo que me sucedió Miguel me pidió disculpas alegando que él no sabía nada... La chica de ojos azules resulta que es su prima y se llama Elena aun no entiendo por qué me miraba como si fuera su peor enemiga, porque comparada con ella yo estoy por los suelos...
En la casa hago mis rutinas del diario, excepto que ya casi no veo a Raquel, solo cuando estamos a punto de dormir y la verdad ignoro lo que hace como ella a mí y al parecer así somos mas felices…
- ¡Niñas!
Gritó Isabel desde abajo, dejé mi computadora en el escritorio para ir a la estancia.
—Si...
Contestamos.
- Necesitamos hablar con ustedes muy seriamente...
Exclamó Isabel con un tono serio ¡y vaya que es novedad verla en este estado! ya que suele ser Bernardo quien tiene este tono de eterna seriedad.
- No sé qué está pasando entre ustedes, pero necesito que arreglen sus diferencias son hermanas y no me gusta que actúen como si fuesen unas desconocidas...
Raquel y yo nos miramos por unos segundos, ninguna de las dos piensa lo mismo que Isabel...
- Tomen asiento, tú también Diego.
Habla Bernardo.
- Mañana su madre y yo tenemos que salir de la ciudad por una semana.
—¿Por qué?
Pregunto mirando de reojo a Raquel, notando su entusiasmo.
- Su abuela se encuentra en el hospital, al parecer le dio un fuerte dolor en el pecho, tenemos que ir y saber que tiene...
Exclama Isabel, ya que se refería a su mamá.
Mi abuela Consuelo es mi favorita y siempre que la visitábamos ella me rodeaba entre sus brazos y no me soltaba en un buen rato, siempre mostrándome todo su cariño que tenía hacia mi.
—Por favor, quiero ir con ustedes...
Supliqué.
Isabel y Bernardo se miran.
- No podemos hija, en el hospital no permiten entrar a muchas personas sera en vano que vayas.
—Entonces no olviden avisar como se encuentra.
Exclamo preocupada.
- No te preocupes, cariño; le llamaré a Raquel para tenerlos al tanto de la salud de su abuela...
Raquel, arquea las cejas.
Ella nunca tuvo buena comunicación con la abuela, quizá porque nunca fue afectuosa con ella; dice que los viejitos le dan miedo y no le gusta que la abuela Consuelo le de si quiera un abrazo.
-¿entonces se van por una semana?
Preguntó Raquel.
- Los tres ya están grandes para saber cuidarse, pero que quede claro que su tía Laura vendrá de vez en cuando a revisar que todo se encuentre en orden...
- ¿La tía Laura?
Pregunto Diego, emocionado.
- Si.
Responde Bernardo; la tía Laura es su hermana.
- Prefiero quedarme con ella mientras ustedes regresan...
Siguió Diego.
- ¿Por qué?
- Es divertido jugar videojuegos con Alexis...
Alexis tiene la misma edad que Diego, entonces se entienden a la perfección y se llevan muy bien.
- Me parece bien aunque no me parece que tus hermanas se queden solas en la casa.
Dice Bernardo.
- Por favor papá; acabas de decir que ya estamos grandes para quedarnos solos en casa.
Exclama Raquel.
- Si, y también les aviso que hay condiciones...
Dentro de mí, siento tremenda felicidad; ésta sería la primera vez que nos dejan solas en la casa.
- ¿Cuáles?
Preguntó Raquel con interés.
- la primera... ¡No quiero a tu novio dentro de la casa!
Le advirtió pero estoy segura de que Raquel no lo va a cumplir…
- Segunda, después de la escuela se vienen directo a la casa. Tercera, nada de fiestas en nuestra ausencia…
Claramente sería como todos los días de hecho, como si nunca se hubieran ido.
- ¿Pero... si podre ver a mi novio?
Preguntó Raquel.
- ¡Ya te dije que no lo quiero dentro de la casa!
Exclamó Bernardo, serio.
- ¿Entonces, sí?
Volvió a preguntar Raquel.
Pongo los ojos en blanco estuve a punto de gritarle ¡qué parte no entendía! Simplemente no lo quiere dentro de la casa…
- Si Raquel...
Raquel sonrió emocionada.
- Nos vamos mañana en la madrugada, cuando despierten ya no estaremos en casa.
Dijo Isabel.
Se puso de pie y se acercó para darme un abrazo y un beso, después de mi se siguió con Raquel por último con Diego
— Papá... ¿Puede venir mi amiga Eli a visitarme?
Pregunté a Bernardo, imitando a Raquel con un puchero siempre que lo hace logra su objetivo…
- Si.
Dijo después de un suspiro.
—¡Gracias!
Dije muy feliz, le di un beso me fui a mi habitación junto con Raquel.
Ya en la habitación comencé a cambiar mi ropa por el piyama de reojo vi que Raquel aventó su piyama en la cama traté de ignorarla, me sentía muy feliz como para comenzar una discusión con ella.
- ¡Tú muy feliz!
Exclamó, tomándome por sorpresa.
Trato de ignorarla se que sí le respondo vamos a comenzar una discusión se cuál es su molestia y no sé porque no entiende la diferencia entre dejar entrar a la casa a un novio y a una amiga ¿qué es más peligroso el novio o la amiga?...
Es mas claro que una amiga sería la mejor opción de Bernardo para dejarla entrar a la casa.
Al otro día, como dijeron mis padres, cuando despertamos ya se habían ido.
Nos vamos los tres juntos en taxi a la escuela; en cuanto llegué, fui emocionada a contarle a Eli la noticia de mis padres ¡las dos nos pusimos muy felices! la última vez que mis padres salieron juntos por varios días yo tenía como cinco años y tuve un accidente en la casa de la tía Laura por esa causa mis padres dejaron de salir juntos… Isabel ya no acompaña a Bernardo a sus juntas de trabajo ahora se va solo hace lo posible por trabajar desde casa.
La verdad no sé qué significa que tu padre “salga a trabajar”, Bernardo siempre está en la casa y solo una que otra ocasión se encierra en su despacho…
- ¿Qué hacemos al rato?
Pregunta Eli, emocionada.
—Si quieres hacemos la tarea y después vemos una peli...
Dije aplaudiendo
- ¡Me parece muy bien!
Exclamó emocionada.
- ¿Dé que hablan chicas?
Pregunta Miguel mientras nos abraza por los hombros.
- Los padres de Caroline se fueron de vacaciones...
Respondió Eli.
- ¿Enserio?, ¡Hay que hacer una fiesta!
Propuso Miguel con una enorme sonrisa.
Les sonreí.
—No chicos, aunque mis padres no se encuentran dejaron reglas que hay que cumplir...
Hice un puchero.
—y la verdad no quiero darle motivos a Raquel para echarme de cabeza con mis padres.
- Por favor, Caroline tus padres no están y jamás se enterarán...
Suplica mi amiga.
—Está Raquel...
Dije con desánimo.
-Por favor tu hermana te dejará hacer lo que sea con tal de que la dejes tranquila con su novio...
Exclamo Eli.
Elevo ambas cejas y pienso que es verdad, no me había puesto a pensar en eso…, pero quizá, si me pongo de acuerdo con Raquel ella me dejará salir mientras que ve a su novio en la casa… lo malo es que de seguro habrá sexo en la casa, y no serán mis padres haciendo ruidos extraños…
Pero ¿cómo me le acerco a Raquel si apenas y nos miramos?
Caminamos al aula y las clases transcurrieron normales ya en el receso, después de pensar tanto en lo que dijo Eli, fui al área de la Universidad para buscar a Raquel, miré por su salón, pero no la vi, fui a los comedores y nada, fui al área de fútbol y entre tanta gente no pude encontrarla ¡ni rastro!, así que me di por vencida y volví a mi lado de la escuela.
Caminé al área de vestidores porque me tocaba básquetbol y tenía que ponerme el uniforme.
- hola...
Me saludó Dania.
—hola...
Contesté.
- ¿Estás bien?
Preguntó mirándome atentamente.
—Si, ¿Por?...
No entendía su pregunta.
- por nada...
Dijo con una sonrisa.
- ¿Todavía sigue saliendo tu hermana con Dereck?
—Si ¿Por?
Elevo ambas cejas.
- Sólo creí que ya sería tuyo...
Exclama, tomándome por sorpresa.
—¿Qué?
¡Dejé de hacer lo que estaba haciendo y la miré sin entender por qué me decía semejante estupidez!
- Vamos Caroline, a todos podrás engañar, menos a mí.
Dijo con una sonrisa.
—¡Estás loca!
Trato de ignorarla; salgo del vestidor para caminar a las canchas y comenzar a trotar.
- Si quieres te ayudo a quitarte las ganas con él…
Exclama trotando junto a mí.
¡Esto es demasiado, no lo pienso dos veces y me giró para darle tremenda bofetada que hasta al pasto fue a dar!
Pero en lugar de enojarse o regresarme el golpe, solo comenzó a reír.
—¿Qué te pasa?
Exclamó arrugando la frente.
Se puso de pie y sobó su mejilla.
- Vale, esta te la paso y mi propuesta sigue en pie; cuando gustes te ayudo a que te tires al novio de tu hermana.
Dijo sin haber borrado su sonrisa en ningún momento, después comenzó a trotar dejándome atrás.
—¡Mierda!
Me quedo sin palabras y totalmente en shock por sus palabras tan directas, sin maquillaje.
- ¡Acérquense!
Gritó la entrenadora y eso hicimos todas.
- mañana será el partido y las quiero a todas concentradas, ¿les quedó claro?
- ¡Si!
Respondieron todas, menos yo.
- Caroline, vas adelante Dania, vas junto a Caroline; las demás en defensa.
Sonó su silbato.
- ¡A jugar!
Todas nos acomodamos en posición y en cuanto volvió a silbar la entrenadora tira el balón muy alto para que cayera en las manos de Dania...
¡Estoy muy, muy agotada!
Llegó a casa toda mugrosa, cansada a causa del entrenamiento y cuando subo las escaleras, lista para entrar a mi habitación y darme un buen baño, me llevo la sorpresa de que Raquel ya llegó, pero no sola, ahí está la muy desobediente con Dereck, en nuestra habitación. Muy acostaditos, muy abrazaditos!
En cuanto me ven ¡los dos se sobresaltan!, de milagro no estaban tenido sexo o quizá ya habían terminado, pero estaban vestidos y encima de las cobijas, mirando la televisión…
No digo nada, aviento mis cosas a mi cama y voy al baño para bañarme ellos (o más bien Raquel) miran cada uno de mis movimientos.
Me tomo mi tiempo en la regadera, en verdad espero que cuando salga ya no se encuentren en la habitación ver nuevamente a Dereck después de varios días despertó en mi ése extraño cosquilleo que siento cuando lo veo, había olvidado lo guapo que es...
Al terminar recordé que no busqué ropa para ponerme antes de meterme al baño, tengo que salir así con toalla pero ¿cómo salir así? ¡Dereck me vería!
"Ni modos" digo; así que envuelvo mi cabello en una toalla y con otra envuelvo mi cuerpo no teníamos batas, así qué mis brazos y piernas estaban al descubierto.
Tomo aire y salgo decidida trato de no voltear a ver sus caras, me dirijo rápido a mi cajonera y busco mi ropa.
- ¡Diablos Caroline! ¿por qué sales así?
Pregunta Raquel, molesta mientras intenta tapar el rostro de Dereck con sus manos, algo que me causa gracia y detengo esa gracia dentro de mí.
—¿Qué?
Elevo los hombros.
—¡Está también es mi habitación, por si no lo recuerdas!
Exclamo grosera, mientras aviento mi ropa en la cama.
—¿Pueden salir? O… si gustan ver.
- ¡No eres capaz!
Dijo Raquel, mientras se enderezaba en su cama.
Dereck trataba de no mirarme, pero puede ver en su semblante que estaba reprimiendo una sonrisa.
— ¿Por qué no? ¿Acaso no quieres que tu novio me vea como Isabel me trajo al mundo?
Exclamé con sarcasmo y con una sonrisa.
¡Raquel echaba, literalmente, fumarolas por la nariz!
- ¡Vámonos!
Pidió Raquel a Dereck.
Dereck no dijo nada, pero noto que le costaba trabajo no verme y me puse nerviosa… e hice todo lo posible porque no se diera cuenta.
Raquel al parecer se dio cuenta que tomo de la mano a su novio y se lo llevó.
- ¡te arrepentirás!
Susurró cuando pasó frente mi algo que me molestó demasiado.
—¡¿Qué?!
No pude contener mi enojo, tomé del brazo de Raquel y la detuve antes de que saliera de la habitación.
—¡Tu vendrás de rodillas a suplicar para que no le diga nada a Bernardo!, ¡Espero y te castigue con no ver a tu novio eso si te dolerá!
Raquel levantó la mano para golpearme; ya esperaba el golpe, quería un pretexto para desahogar lo que sentía por dentro ¡que prefiriera mil veces a su novio antes que a mí!; ¡el no creer lo que me había sucedido en el cumpleaños de Miguel, el reprocharme haber interrumpido su cita! ¡Me sentía enojada molesta y también quería golpearla! pero la mano de Dereck detuvo las intenciones de Raquel.
- vámonos...
Pidió Dereck a Raquel.
- ya no discutan.
Exclamó con calma.
—¡Si Raquel, vete!
¡Estaba furiosa, le azote la puerta en la cara a Raquel!
Mi respiración subía y bajaba, mi cuerpo temblaba; quizás era la adrenalina… ¡en verdad sólo quería sentir el golpe de Raquel para contestarle del mismo modo!
Después de vestirme y de pensar mucho en lo sucedido, decidí hacer algo muy riesgoso y malo pero ¡estaba fastidiada de Raquel, estaba muy enojada con ella! Cogí mi laptop y le mandé un mensaje por Facebook a Dania:
... Hola acepto tu propuesta...
Pulse enviar, ¡estaba molesta y quería venganza!
Enseguida contesto.
- ¡Lo sabía!, mañana hablamos.
Después de leer el mensaje hice la computadora aun lado me dejé caer en la cama, comencé a pensar que no era buena idea creó que reaccioné muy mal.
Después de un rato, decido bajar a la cocina; ya que mi estómago rugía de hambre…
Al bajar vi a Raquel con Dereck abrazados en la estancia mientras ven una película; Raquel estaba recostada con su cabeza en las piernas de él; alcancé a ver que estaba dormida, pero Dereck tenía fija la mirada en la televisión.
Bajé las escaleras con mucho cuidado de no hacer ruido iba a la cocina y Dereck me alcanzó a ver.
Ya en la cocina cogí un sartén y un bisteck que había en el refrigerador, encendí la estufa y puse mi carné a freír mientras preparaba la ensalada directo en mi plato.
- ¿Qué haces?
Escuché la voz de Dereck detrás de mí y eso provocó que ¡casi me cortara un dedo!
- perdón...
Exclamó después de ver que, en lugar de cortar un limón casi corto mi dedo.
—Tengo hambre.
Dije mientras exprimía limón y ponía sal a mi ensalada.
- Se ve rico.
Fruncí el ceño y pensé ¿tendrá hambre?
—¿Quieres?
Me sentí en la necesidad de invitarle a comer.
- No gracias, acabo de comer con tu hermana.
Raquel sí que estaba entusiasmada con él, nunca antes había entrado a la cocina para cocinar…
- ¿Por qué Raquel y tú pelean mucho?
Preguntó.
— No peleamos, lo que pasa es que ella siempre quiere tener la razón y yo siempre busco la manera de hacerle ver que no es así…
Reí.
—¡Está bien, si, peleamos mucho!
Exclamo vencida.
- ¿Tienes novio?
Preguntó de pronto.
— ¿yo?... ¡No, ni a escondidas! ¡Creo que Bernardo si me mata si se entera!
—Mejor cuéntame de ti... ¿dónde vives?
Me animó a preguntar mientras espero que mi carne se termine de cocinar.
- a media hora de aquí.
Responde con naturalidad, recargándose en la pared.
—No vives muy lejos, de hecho, te queda más cerca la escuela ¿Verdad?
- si...
—¿vives con tus padres?
- rento un departamento con otros dos amigos...
—¡Qué emocionante! Yo espero con ansias ir a la Universidad para ya no vivir aquí...
Exclamó sin pensar.
Volvemos a quedarnos en silencio y comencé a servir dos platos.
- ten, siéntate conmigo y acompáñame a comer.
Lo invito y él accede.
— ¿Cómo es vivir sin tus padres? Seguro no tienes que preocuparte por la hora en que llegas, la hora de levantarte o en tener todo limpio...
Dereck sonríe de lado y me mira los ojos.
- Si, es mejor cuando estás lejos de tu familia.
La sonrisa se borra de mis labios.
—¿Estás lejos de ellos?
Pregunto con curiosidad.
- Si, así lo prefiero.
Responde bajando la mirada.
—¿Estás bien?
Pregunto, ya que su semblante ha cambiado…
- si.
Volvemos a quedarnos en silencio lo que resta de la comida; en cuanto termino, llevo los platos al fregadero.
- te ayudo a lavarlos...
Se ofrece Dereck cuando vio que me iba a poner los guantes.
—Yo lo hago, además yo los ensucié.
Contesté incómoda ya que lo tenía muy cerca de mí.
- Anda déjame...
Insiste.
—No.
Se me cayeron los guantes y los dos nos agachamos al mismo tiempo estiramos las manos para alzarlos, pero eso hizo que sin querer nos tocábamos bueno y lo toqué, porque él ya me había ganado los guantes.
—Perdón...
Dije apenada, me enderecé rápido y pasé mi cabello por detrás de la oreja.
- No te preocupes yo lo hago...
Volvió a insistir mientras se ponía los guantes.
Cuando se acercó al lavabo quedó muy cerca de mí, que estaba ahí parada, sin moverme...
- ¿Estás bien?
Preguntó sacándome de mis pensamientos.
- ¿A caso te pongo nerviosa?
Susurró muy cerca de mi rostro.
Abrí los ojos sorprendida... Quité la mirada de él… ni si quiera me percaté que lo miraba fijamente.
—No, cómo crees...
Mi voz me delató, estaba muy nerviosa.
- ¡tranquila, no voy a comerte! Con lo que me diste quede muy satisfecho.
Exclamó con una sonrisa.
—Mejor me voy.
La conversación comenzó a ponerse incómoda e intensa.
Al salir de la cocina choqué con Raquel.
- ¿Dónde está Dereck?
No dije nada porque de inmediato lo vio y se dio cuenta de que estaba lavando los trastes.
- ¿Por qué lo pusiste a lavar tus trastes, Caroline?
Dijo molesta mientras se acerca a él.
- Yo me ofrecí, cariño tranquila.
Le pidió Dereck.
Salí de la cocina y subí a la habitación, tomé mis libros para hacer mi tarea aunque era viernes, me gustaba tener la tarea lista lo antes posible.
Después de un rato escuché un carro arrancar, sabía que era Dereck que finalmente se había ido ya de la casa.
- ¡Diablos Caroline, ahora sí te pasaste de la línea!
Gritó Raquel mientras aventaba la puerta.
- ¡Cuál es tu maldito problema!
No entiendo a qué se refiere y no me gusta que me grite.
—¿Cuál es el tuyo conmigo? ¿Quién te crees para venir a gritarme y desobedecer a Bernardo?
Estábamos frente a frente, dispuestas a sacar todo nuestro coraje.
- ¿Y luego? ¡Atiendes a mi novio como si fuera el tuyo! Le hablas con mucha confianza... ¿no crees? ¡Acaso te gusta?
¡Esto era demasiado! y aunque fuera cierto, obviamente no lo iba a aceptar no le diría que en realidad su novio me gustaba (¡más bien me encantaba y lo quería todo para mí!), pero me hice la ofendida y le solté una bofetada que la hizo caer en la cama.
—¡No vuelvas a decir eso o te arrepentirás!
Le dije, señalando con mi dedo índice.
- ¡Deja de ser coqueta entonces!
—¡Jamás le he coqueteado!, ¿No será que yo soy quien le gusta a tu novio?
Raquel de inmediato se puso de pie para regresarme la cachetada.
- ¡Estás equivocada, él jamás se fijaría en ti!
—¿En serio?
- ¡Eres poco para él!, ¡Solo mírate!
Comencé a reír muy fuerte.
— ¡Lo dice quién vestía igual que yo hace unos días! Dereck te conoció cuando vestías así y así se fijó en ti… ¿por qué entonces no se fijaría en mí también?
- ¡Eres una maldita zorra!
Exclamó furiosa.
— Tranquila hermana, no te vayas a morder la lengua...
- ¡Estás loca, ahora sí me has colmado la paciencia!
— ¡No me provoques, Raquel ¡no quiero que el día de mañana llegues a odiarme, pero de verdad a odiarme por todo lo que estas provocando con lo que dices ahora!
Ahora pienso en que no me arrepiento de la decisión que tome al llamar a Dania.
— Sabes, no le diré nada a Bernardo¡has tu vida y déjame hacer la mía!, pero esto que acabas de decir no se me olvidará, ¡te lo juró Raquel!
- No me importa!
Exclama.
Cogí mi laptop y le mandé un mensaje a Dania, avisando que iba para su casa.
Salí del cuarto azotando la puerta; mientras bajaba las escaleras me encontré con Diego, que apenas venía llegando a la casa.
—¿Dónde estabas?
Le pregunté molesta.
- En casa de un amigo...
Respondió confundido.
Salí de casa y busqué un taxi.
- ¡Caroline! ¿a dónde vas?
Preguntó Diego desde la casa.
—¡Con una amiga!
Diego frunció el ceño, pero no dijo nada.
Subí al taxi y le di la dirección de a dónde iba...
Minutos después me encontraba afuera de la casa de Dania estaba indecisa si tocar o no... sabía muy bien que una vez entrando a su casa no había marcha atrás.
- Pasa.
Dijo Dania cuando abrió la puerta sin necesidad que tocará, ya me esperaba.
¡Es todo, Raquel se va arrepentir de cómo me ha tratado, no voy a dar marcha atrás!
Una vez adentro fuimos directo a su habitación.
—¿Y tus padres?
Preguntó, no había nadie más ahí con ella.
- No han llegado, ambos trabajan y llegan hasta tarde.
—ok...
Exclamé con nervios tomé asiento en su cama.
- ¿Qué pasó?
Preguntó Dania tomando asiento en su escritorio.
—Nada...
Contesté mirando los dedos de mis manos.
- ok... si no quieres no me digas. Lo que interesa es que estas aquí.
—¿Por qué?
Arrugué la frente.
- Esa es cuestión mía. Ahora, tengo algo que confesarte...
Abrí los ojos y la miré atenta.
—¿Qué?
Exclamé confundida.
- No será nada difícil que Dereck caiga a tus pies, ya que a él le gustas y mucho.
No pude abrir más los ojos y la boca porque no era posible así de sorprendida quedé al escuchar sus palabras.
—¡Por qué lo dices!
Le pregunté.
- Porque él me lo dijo.
Contestó con naturalidad y con una leve sonrisa, Dania.
—¿Qué?
¡Estaba en shock!
- Dereck es mi primo...
—¡¿Qué?! ¿Es enserio?
¡Seguía sin poder creer!
—¡pero una vez dijiste que te gustaba!
Exclamé confundida.
- Si, Dereck no quería que supieras que somos familia...
—¿Por qué?
Pregunté.
- No sé...
Elevó sus hombros.
- Mañana voy a tener una reunión aquí en mi casa y obviamente mi primo va venir él y yo somos muy unidos; ¡te quiero aquí a las cinco de la tarde! ok.
—¿Pero y Raquel?
Pregunté confusa.
- No vendrá, Dereck y sabe que no quiero aquí a su novia.
Dijo Dania con desagrado.
—Ok...
Respondí, aun intentando asimilar todo lo que me había dicho.
- Ahora si te hizo enojar tu hermana ¿verdad?
—¿Por qué?
- Te resistías a mi propuesta se te ve a lenguas que te encanta mi primo y lo que no comprendo es si te gusta por su físico o porque es novio de tu hermana…
—¿Qué?
No comprendía nada de lo que me decía.
- Cuando Dereck comenzó a ser novio de tu hermana y hasta apenas hace unas semanas estaba loco por ella pero desde que lo besaste, comenzó a ver algo en ti que al parecer le gusta…
—¿Qué?
Parpadé varias veces intentaba asimilar todo lo que me estaba contando.
- ¡ya basta Caroline, reacciona!
Dania tronó sus dedos frente a mi cara.
- ¡él tambien quiere algo contigo solo necesitan un empujón!
—pero... ¿y Raquel?
- Ahí está el detalle, porque él la quiere mucho… pero, si tú lo enamoras, tal vez la dejé para estar contigo.
—No creo poder, ¡esto está mal, mejor me voy!
Dije, poniéndome de pie.
- ¡Hey, tranquilízate!
dijo Dania, deteniendo mi mano para que no saliera de su habitación.
- ¡Ya no hay vuelta atrás te quedo claro, ven y siéntate, ahora mismo te traigo un vaso de agua! ¡Necesitamos planear muy bien lo que pasará mañana en mi reunión!
Dijo Dania emocionada…
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