11. DIEGO
Diego
La música me relaja, hace que olvide el mundo donde vivo; cierro los ojos e imagino mi vida de otra manera, con padres más preocupados por su trabajo que por sus hijos, por ejemplo con hermanas rebeldes y no vieras y yo con amigos en la calle y probablemente aprendiendo a sentir humo en mis pulmones, o quizá, saber si es verdad que la cerveza es amarga…
No sé, creó que soy afortunado por tener una familia unida y con valores, pero por alguna extraña razón, no me gusta.
Me atrae lo que mis compañeros de la escuela hablan sobre lo divertido que es juntarse en la salida, escuchar sobre sus novias, escuchar sus tonterías sobre la vida acelerada que llevan…
No es que quiera hacer locuras, pero me encantaría poder salir más, poder ir con amigos al parque con una patineta y reírnos por los golpes que quizá me lleve en el intento… pero, otra vez: NO.
Mis padres no saben otra palabra que no sea NO.
NO Diego, no puedes salir.
NO Diego, esa amistad no te conviene.
NO Diego, no puedes tener novia; sólo son una distracción a tus estudios.
NO Diego, no debes ingerir bebidas alcohólicas; no son buenas para tu salud y solo te hacen perder el control de tu mente y de tu cuerpo.
NO Diego, ¡no puedes faltar al respeto a tus hermanas!
Etc. Etc.
Me ruedo en la cama y pongo los ojos en blanco, ¡mis padres siempre queriendo ser correctos! A veces pienso si mis abuelos fueron igual de estrictos que ellos… o si sus vidas fueron descontroladas y no quieren que sus hijos vivan lo mismo.
Una niña de la escuela me gusta, pero ni si quiera voltear a verla puedo; la imagen de mi padre señalando con su dedo índice un: NO, me impide pensar en mirarla siquiera…
Ahora que Raquel decidió formalizar con su novio, mi padre esta con un carácter insoportable; y Caroline y yo sufrimos las consecuencias; ahora siento que está afuera de mi habitación, quizás intentando escuchar que hago… quizá tampoco puedo masturbarme porque “el señor" es de santos…
Una sonrisa se dibuja en mi rostro, ¡jamás me he masturbado! Ahora que lo pienso, la mayoría de mis compañeros en la escuela presumen que ya lo han hecho y que ¡se siente increíble!;unos dicen ya haber tenido su primera relación sexual, otros presumen practicarlo más seguido, y muy pocos dicen sólo masturbarse viendo videos pornográficos en su habitación con una manta en la cabeza.
Ahora la risa me gana, pero en el momento hasta me dan miedo.
Sufro de burla me dicen que soy un virgen quedado ¡y hay chicas que apuestan que soy gay!, ya que nunca les hago indirectas ni les insinúo nada…
No me molestan sus comentarios, ya aprendí a lidiar con ello, pero a veces me encantaría mandar todo a la mierda y hacer caso omiso a las palabras de mis padres y volverme todo un rebelde; sentir lo que es tener un montón de mujeres a mi alrededor, tener cientos de amigos, ¡hacer mil cosas! incluso masturbarme.
No sé, me siento como un capullo, encerrado, imposibilitado de abrir mis alas para volar.
Quizá todavía no es el momento.
Mientras me conformaré con ver una niña que me gusta reírse y preguntarme a cada momento sobre las matemáticas, ya que dice ser muy mala para ellas siempre le ayudo con mucho gusto, ya que es el único momento en el que puedo disfrutar de su aroma. Ella a veces me hace insinuaciones, pero siempre hago caso omiso y entonces deja de intentar querer algo conmigo… siento extraño cuando la rechazo, pero no quiero un castigo, que mi padre me obligue a levantarme antes de que el sol salga para irme a correr con el por ejemplo, y después acompañarlo al trabajo “para tener la mente ocupada”.
"Mientras tengas el tiempo y la mente ocupada, no podrás pensar en novias"
Vaya que me arrepentí cuando decidí sincerarme y contarle lo que sentía por Natalia, la misma niña que hasta ahora me sigue atrayendo.
Un mes, un maldito mes corriendo antes de ir a la escuela, ayudando en su trabajo saliendo de la escuela ayudando a mi madre con las tareas de la casa terminaba agotado pero tuvo razón, no tuve tiempo en tener a Natalia en mis pensamientos todo ese tiempo, en lo único que pensaba era en lo que tenía que hacer llegando a la casa, poner cinco alarmas para levantarme temprano o tendría a mi padre tocando mi puerta como loco.
Pensar en tener novia... NO.
Ahora que lo pienso, me cuesta trabajo creer que mi padre le diera el consentimiento tan fácil a Raquel para tener novio según él, no tendrían novio hasta después de los veinte… claro, a Raquel le faltaba muy poco, pero aun así le dio el permiso.
A veces pienso que mamá y papá tienen a su favorita… y claro, es Raquel quizá por ser la mayor.
Caroline y yo somos más restringidos en todo, suerte que soy hombre y no me limitan a la hora de vestirme bueno sí...
Esa gorra NO, Diego, ¡parece de rapero y tú eres un niño decente! Dice siempre mi madre.
Esos Converse, NO, te hacen el pie plano. Otra vez mi madre.
Esa playera NO, debes vestir adecuadamente, no como un rebelde.
Siempre me verán con playeras de un color liso, camisas, pantalones de mezclilla rectos, o pantalones de vestir, cabello corto y si acaso con un poco gel para que tenga piquitos en las puntas de arriba.
Nada cool, dicen mis compañeros de la escuela.
No me quejo, la verdad es que la manera de vestir me frustra, pero a Caroline veo que sí desde que le permitieron a Raquel vestir como quisiera, Caroline la mira con envidia incluso la he visto revisando en los cajones de Raquel. Por otra parte, la entiendo, siempre viste de la misma manera y no tiene variedad en ropa y a la mayoría de las mujeres les importa mucho como lucen.
Hace unos días me sorprendió, ya que usó ropa de Raquel y mis padres no le dijeron nada, quizá ya estaban hartos por lo que pasó en el día con Raquel y su novio ya no quisieron batallar con Caroline ya que ella tiene el carácter mas fuerte los tres… a veces me da miedo hacerla enojar incluso hacerle una broma.
Mis hermanas son diferentes, Raquel es amable, muy estudiosa, nada grosera y no tiene muchas amistades quizá por eso mi padre dio primero su propio celular; jamás han batallado con ella y creo que nunca ha tenido una llamada de atención más que cuando discute con Caroline.
Caroline es única tiene su carácter fuerte, ¡cuando se enoja explota!, ella si les da batalla a mis padres a pesar que también es dedicada a la escuela, mis padres han recibido quejas de ella ya es muy sociable en las clase es carismática y también es amable; bueno, conmigo lo es siempre me dice enano y aun no entiendo por que si soy más alto que ella.
Caroline y Raquel discuten todo el tiempo; Caroline siempre anda provocando a Raquel y no sé qué le espera a Raquel ahora que tiene novio, estoy seguro que Caroline arderá de envidia y por esa causa la molestará todo el tiempo.
A mí me causa gracia todo eso, pero por otro lado comprendo a Caroline, no es justo que Raquel tenga más privilegio si es por la edad, ¡qué ridículo!, quizás ellos se conocieron cuando ya eran viejosy seguro fueron su primera vez para todo.
Ahora pienso que eso planean con nosotros, ¡vírgenes hasta el matrimonio! De casa saldremos casados y hasta que la muerte nos separe de nuestras parejas...
¡Que mierda!
¡Quiero vivir!
¡Quiero romper el corazón de alguna chica!
Y aunque suene extraño, también que me rompan el corazón.
No seré virgen hasta el matrimonio, de eso sí estoy seguro.
Me quitó los audífonos de las orejas y los pongo a un lado de mí, le pongo pausa a la música en mi laptop y salgo de mi habitación, busco a Caroline para conversar un rato, ya que ¡podría morir de aburrimiento!, me acerco a su habitación y la veo hurgando en las cosas de Raquel, en sus manos tiene una foto que no alcanzo a distinguir, pero la mira con tanta atención que no siente cuando entro, hasta que le hablo...
—¡Hey!
Exclamo y ella brinca guardando de inmediato la foto que tenía las manos en medio de un libro.
—¿Qué haces?
Le digo, haciendo señas con la mirada al libro.
- ¡Nada! ¿Necesitas algo?
Exclama, acercándose en su cama para después dejarse caer en ella.
—Estoy aburrido.
Me quejo, dejándome caer boca arriba junto a ella.
- ¡Ya somos dos! Suerte la de Raquel, ya casi no está en la casa...
Truena los labios al terminar de hablar.
—Si... Ese chico en verdad la quiere.
Exclamo, ya que es lo que pienso.
- ¿Por qué dices eso?
Pregunta Caroline seria.
—No sé, si no la quisiera que estuvieran casi todo el tiempo juntos...
Contesto, poniendo mis brazos bajo mi nuca.
- No sé...
Dice Caroline dejando salir un suspiro.
—Pienso que no son únicamente novios...
Digo de pronto.
- ¿A qué te refieres?
Pregunta con interés.
—Ya sabes... no creo que sean novios de manita sudada...
Caroline se endereza y me mira sorprendida.
- ¿Sabes algo?
Pregunta con mucho interés.
—No, ¿Tú?
Agacha la mirada y se muerde el labio inferior, es más que claro que sabe algo.
—¡Cuéntame, te prometo no decir nada!
Me enderezo y hago una cruz con mis dedos en forma de promesa.
- Le prometí a Raquel no decir nada.
—¡Vamos Caroline, yo te he guardado muchos más secretos! como por ejemplo cuándo me dijiste que le darías una oportunidad a Miguel sólo para saber qué se siente besar…cuando me dijiste que copiaste en el examen, cuando me contaste que Miguel casi te anima a fu...
- Ok, ok, ok... ¡Tú ganas!, Aunque creo que todo lo que te he confesado no se compara con lo de Raquel, y segun “es la niña buena de la casa”.
Pone los ojos en blanco y exagera un poco el tono de su voz.
—Dime...
La animo.
Inhala aire y lo confiesa:
- Raquel, ya no es virgen.
Susurra, ya que mis padres podrían escuchar.
Abro los ojos sorprendido y como todo un chismoso, me llevo una mano a la boca para ahogar un grito.
- pero no digas nada Diego, te lo advierto.
Exclama sería.
—¡Vaya, ya quisiera yo por lo menos haber besado a una nena!
Exclamo, volviendo a acostarme en la cama.
Caroline comienza a reír y a la vez sus mejillas se sonrojan.
—¿Y tú?
Arqueo mis cejas.
- ¿Qué? ¡Soy virgen idiota!
Dice dándome un pequeño golpe en la pierna.
—Me refiero al beso.
Exclamo sonriendo.
Caroline baja la mirada y pasa un mechón de cabello por detrás de su oreja.
- ya quisiera...
Dice con voz baja.
—¡No te creo!
Vuelvo a enderezarme en la cama y con mis dedos levanto su rostro para ver sus ojos.
—¿Ya no confías en mí?
Le pregunto con un tono cálido.
- Si, Diego... confío mucho más en ti que en Raquel.
Exclama.
—¿Entonces?, ¿Con quién fue?
Pregunto.
Suspira.
- No puedo decirte el nombre, pero fue el mejor beso que pude haber experimentado, me gustó mucho.
Se sonroja.
—Wow, qué afortunada...
Nos dejamos caer al mismo tiempo en la cama y ambos miramos al techo.
- Vamos Diego, ya tienes quince años, ¡anímate a acercarte a una niña, por lo menos para dejarle tu baba por toda su cara!
Los dos comenzamos a reír por su comentario.
—No sé, Caroline; no tengo el valor que Raquel y tú tienen para contradecir a nuestros padres.
Exclamó con desánimo.
- Bernardo no tiene porqué enterarse...
—¿Por qué siempre les llamas por su nombre a nuestros padres?
Pregunto; siempre me he hecho esa pregunta, pero no me había animado a preguntarle.
- No me gusta la manera de ser que tienen, y mucho menos que hagan tan evidente quien es la hija favorita. ¡Siempre Raquel!
Exclama con resentimiento.
- No tengo porque decirles papá o mamá cuando no lo siento así… ¡a veces siento que soy adoptada!
—Hey, no digas eso...
Paso un brazo por su cuello para abrazarla.
—En dado caso, ya somos dos.
- ¡Ya basta, te estás poniendo cursi!
Me da un pequeño golpe en el pecho.
- ¡Mejor ve y date la oportunidad de tener a tu primera novia!, además ¡Natalia babea por saborear tus babas!
Se burla.
—Lo mismo digo de Miguel.
Le digo.
- No, Miguel solo es un amigo, cuando tenga novio será porque me gusta me atrae, y no me va a importar que Bernardo se moleste.
—¿Serías capaz?
- Si Raquel pudo ocultar su noviazgo todo un año, ¿por qué yo no podría?
—¡Un año!
Exclamó sorprendido.
- Sí, a pesar de las restricciones de Bernardo, hizo lo que quiso y ha disfrutado mucho a Dereck...
Arrugó la frente.
—¿Dereck?
- Sí, su novio.
No le digo lo que pienso, pero pude sentir celos en su tono de voz.
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