1. * Salida al cine *

Caroline

Aquí comienza la etapa más importante de toda mi vida: Con tan solo diecisiete años, cursando el último año de bachillerato, con un promedio regular, a punto de presentar mi examen de diagnóstico para la universidad; aunque todavía no estoy muy segura de qué carrera elegiré...
Mi vida es una rutina aburrida y fastidiosa, de la casa a la escuela, de la escuela a la casa; nada de fiestas, nada de amigos, nada de novios, nada de nada. Milagrosamente todavía vivo.
Mis padres son muy estrictos; debo decir que es un círculo vicioso familiar que traen desde años atrás; mis abuelos, tanto paternos como maternos fueron igual. Los tiempos de ahora son muy diferentes, pero mis padres no lo entienden, me obligan a usar ropa que no es de mi agrado; pantalones anchos, playeras holgadas, nada de escotes; en caso de faldas, forzosamente deben ser debajo de la rodilla; nada de playeras sin mangas, de ser así, debo llevar puesto un suéter sin importar que estemos en pleno verano...
"La decencia siempre es primero."
Escucho la voz de mi madre cada vez que abro el armario para buscar qué atuendo ponerme cada día.

- Caroline, es tarde hija.

Dijo Isabel desde la puerta.

— ¡Voy Isabel!

Me gusta molestar a mamá; sé cuánto odia que la llame por su nombre; según mis padres, es una falta de respeto.

- Aunque no te guste, soy tu mamá, y así has de llamarme, ¡te quedó claro!

Su voz fue firme y con un tono molesto.

— Bien, ya voy "mamá"

Recalqué la última palabra.

- ¡Ponte un suéter, esos brazos están muy descubiertos!

Dio media vuelta y se fue.

Me miré al espejo, mi playera es de color beige y con mangas cortas; a decir verdad no muestro mucho más que mis brazos, codos y manos, creí que con no mostrar los hombros era más que suficiente, pero acabo de comprobar qué me equivoqué; espero que con la falda no haya ningún problema, es de color negro y con un largo exagerado para mí, me llega más abajo de las rodillas: zapatos negros, cabello levantado en una coleta ya que también está prohibido llevar el cabello suelto y desalineado; busco una chaqueta dentro de mi armario, encuentro una de mezclilla y me la pongo, tomo mi mochila y bajo las escaleras encontrándome de frente con Raquel, mi hermana mayor. Ella ya cursa la universidad, tiene diecinueve años y estudia enfermería; cuando la veo, abro los ojos como platos al ver su vestimenta: pantalón color negro ajustado, blusa blanca sin mangas y su cabello castaño suelto.

Hace unas semanas ella vestía incluso peor que yo, pero un día de pronto llego con Bernardo muy feliz de la vida diciendo que por fin había logrado que Bernardo le cambiara el guarda ropa. Ese día discutimos por que se me hizo injusto y ada que la veía me daba demasiado coraje ver lo fantástica que lucia y mientras yo siempre era un asco.

-¿Qué?

Dijo arqueando las cejas.

— ¡Isabel!

Grite molesta mientras daba pasos largos a la cocina.

- ¡Cuántas veces tengo que decirte que no me llames por mi nombre!

Dijo molesta.

— ¿Por qué Raquel sigue vistiendo de esa manera y a mí no me permites llevar mi playera sin un suéter o algo que tape de mis brazos?

Mi voz fue de una adolescente terriblemente indignada.

- Tu hermana ya tiene la edad suficiente para saber cuidar de su persona y de su cuerpo.

Hablo Bernardo, mi padre.

— ¡Qué!

Arruge la frente, y fingí contar con los dedos y a mi parecer dos años no eran mucha diferencia.

- ¡Quizá cuando tengas su edad podrás vestir igual que ella!

Dijo Isabel.

— ¡Lo que pasa es que Raquel siempre ha sido su favorita y yo soy un cero a la izquierda!

- Eso no es verdad, Caroline; ¡estás exagerando!

Respondió Isabel elevando las manos con desesperación.

— ¡Por supuesto que sí! El día que les pedí permiso para ponerme aretes me dieron tremenda regañina; ¡y al otro día vi a Raquel presumiendo sus nuevos aretes!

Cruce de mis brazos indignada.

- ¡Basta! ¡Aquí no se cuestiona lo que tú mamá y yo hacemos y decidimos! Si no te damos permiso de vestir de esa manera es porque todavía no tienes la edad. ¿Te quedó claro?

Exclamó Bernardo.

Molesta e indignada di media vuelta y regrese a la sala, me deje caer en el sillón frente a Raquel, la observaba detalladamente: ¡Cuándo obtuvo ese cuerpo increíble! La ropa que lleva puesta le hace resaltar aún más su figura, veo que también lleva puesto maquillaje en su rostro; sin pensarlo paso una de mis manos por mi mejilla y la otra por mi abdomen, no soy muy delgada pero tampoco tengo sobrepeso, quizá con ropa como la que ella lleva puesta no me vería mal...

- Deja de observarme, ¡Caroline!

Exclamo Raquel sin dejar de mirar su teléfono, que, por cierto, también hubo desacuerdo cuando Bernardo se lo regaló.

Desvíe la mirada y comience a jugar con mis pies.

— ¿A qué hora nos vamos? Se hace tarde...

Exclamé mirando el reloj que está colgado en la pared.

- Solo estamos esperando a Diego, al parecer le lleva más tiempo arreglarse que a ti o a mí.

Me dice Raquel con una sonrisa.

Miro las escaleras que llevan a la segunda planta, espero ver a Diego bajar, él es menor que yo, así que yo soy la hermana mediana; Diego apenas tiene quince años, cursa el último año de secundaria.

- ¡Diego!

Grito Isabel.

- Ustedes suban ya al coche, un minuto más y no llegarán a tiempo.

Dijo mientras subía las escaleras.

Me puse de pie seguida por Raquel y comenzamos a caminar al coche, Bernardo salio atrás de nosotras y nos abrió la puerta.

- Es muy tarde, no entiendo que le demora a Diego.

Dijo Bernardo, y se paso una mano por el cabello en señal de frustración.

- Tranquilo papi, yo tengo clase hasta las nueve.

Comento Raquel con su usual sonrisa estúpida.

No pude evitar poner los ojos en blanco; ¡siempre quiere aparentar ser tan cariñosa con nuestros padres!, A veces pienso que es pura hipocresía de su parte.

— ¡Pero yo no! A mí sí se me está haciendo tarde.

Les dije.

Bernardo prendió el coche y Raquel me hizo una mirada de pocos amigos, la verdad no llevamos una relación como suelen tener las hermanas, siempre intentamos estar cada quien por su parte...
De pronto, Diego subió al coche agitado, quizá mamá lo correteó por toda la casa con una sandalia en las manos y éste comenzó a correr como si su vida dependiera de ello.

-¿Por qué demoraste?

Exclamo Bernardo molesto.

- Lo lamentó papá, se me pegaron las sábanas.

Frota Diego su rostro quizás para terminar de despertar.

¡No entiendo cómo es que duerme tanto!

Mientras íbamos en camino a la escuela, mire a Raquel; estaba muy entretenida en su teléfono y no dejaba de teclear y de sonreír.

—¿Con quién hablas?

Le susurré.

-No es de tu incumbencia; ¡Caroline!

Dijo con un poco de altanería.

— ¡Huy, qué humor!

Le iguale el tono de voz.

Con delicadeza me acerque un poco más para poder visualizar el nombre del contacto, en cuanto lo hice frunci el ceño.

— ¿Quién es Dereck?

Le pregunto; ya que ese fue el nombre que alcancé a leer.

-¡Nadie!

Arruge aún más la frente, es más que claro que es alguien importante para ella...

— Dime y te prometo guardar el secreto.

Podía llevarme mal con ella, pero cuando le prometía algo, se lo cumplía.
Raquel me observó por unos segundos, le hice un puchero para que me dijera. Antes miro a Diego que iba del lado del copiloto y después a Bernardo que tenía la mirada fija en la carretera.

- Es mi novio.

Susurro en mí oído, una sonrisa se dibujo en sus labios.

—¿Y luego?

No me sorprendió, pero tampoco me lo esperaba; según es la obediente de la casa, la que nunca hace nada que a papá le moleste.

- Pues ya vez como es papá, no lo va a aceptar...

Agacho la cabeza, se notaba que esa era su preocupación. ¡Qué ridículo! Que yo sepa, ya es mayor de edad...

— ¡Pero ya eres mayor de edad! Deberías de intentarlo.

- No sé, soy tan feliz que no quiero que me lo arruine...

Sonreí por que efectivamente Bernardo, podría encerrarla en un convento...

— Eso sí...

Admití.

Intentando reprimir una risa sarcástica...

- ¡Promete que me guardarás el secreto!

¡Esto sí que es novedad; Raquel pidiéndome un favor!, y no hablamos de cualquier favor...

— Claro, puedes confiar en mí tanto como yo confío en ti.

¡Jamás le confiaría un secreto a Raquel! ¡La última vez que lo hice, terminó echándome de cabeza con mi padre; provocando un castigo de una semana! Eso me quedó de experiencia para jamás volver a confiarle algo.

- Llegamos Diego, vengo por ti al rato.

Exclamo Bernardo mientras estacionaba afuera de la secundaria, dos cuadras más y llegábamos a la preparatoria donde también está la Universidad.
Tenemos suerte de que mis padres tienen un trabajo estable que les permite mantenernos en escuelas privadas.

-¡Vengo por ustedes al rato, cuídense mucho!

Nos dice Bernardo ahora a Raquel y a mí al dejarnos en la entrada de la escuela.

— Si.

Respondimos.

Al bajar del coche cada quién se fue a su respectiva área, la mía es la preparatoria.

En cuanto entre a mí área me encontré de frente con mi mejor amiga, Elizabeth, ella es bajita de estatura, de piel morena, cabello corto y chino; es muy simpática, sus padres son comerciantes y les va muy bien, no vive muy lejos de mí casa, quizás a unas tres cuadras.

-¡Hola!

Dijo cuando me vio llegar y me dio un beso en la mejilla.

— Hola...

-Tengo flojera de ir a clase...

expresó mi amiga con desánimo.

— Yo igual, pero ni modos hay que entrar...

le dije mientras caminábamos al salón.

- ¡Hey guapas!

Escuchamos la voz de Miguel, quién es mi otro mejor amigo; él es un poco extraño, vive cerca de mi casa y aunque se le conoce como el peleonero de la escuela, yo lo aprecio mucho; sin duda es mi mejor amigo.

— ¡Hey!

Saludamos.

- ¿Listas para el horror de la escuela?

Nos abrazo a las dos por los hombros y continuamos con nuestro camino al salón.

— ¡No!

Respondimos con un puchero Eli y yo y Miguel sonrío al ver nuestra cara.

Entramos al salón y nos sentamos cada quién en nuestro lugar, ¡miré el reloj que avanzaba muy lento, la clase de literatura se me hace tan pesada! Sigue sin gustarme leer, y más pereza me da leer las letras tan pequeñas que trae el tremendo libro de Don Quijote de la Mancha; me sentía aburrida, tenía sueño, tenía hambre...

- Caroline, nos puedes repetir ¿Cuál es el verdadero nombre de Don Quijote de la Mancha?

"Mierda", pensé; la maestra me cachó y vio que no estaba poniendo atención, solo la miré con pena y muy roja de vergüenza, todos los del salón se me quedaron viendo...

- ¡Por favor, pon atención!

Dijo y me sentí aliviada por ello.

-¿Qué harás al rato?

Preguntó Eli mientras guardamos las cosas para ya irnos a casa.

— Pues nada...

dije con desánimo.

- ¡Hay que ir al parque que está cerca de nuestras casas!

Aunque tenía demasiadas ganas de salir un rato, no iba a perder mi tiempo con Bernardo pidiéndole permiso para salir si su respuesta no iba a cambiar de un "No"

— No me dejan, ya sabes que mi padre es muy estricto y no nos deja salir...

- ¡Qué mal!

Exclamó mi amiga mientras dejaba salir un suspiro y al mismo tiempo hacía una mueca.

Caminamos a la salida, pero para salir de la preparatoria, teníamos que pasar por la universidad; y al mirar en dirección al salón de mi hermana, ¡me llevo la sorpresa de una Raquel colgada del cuello de un chico!

Me la quede viendo sin que ella se diera cuenta de mi presencia...

- ¿Es tú hermana?

Pregunto Eli, igual de sorprendida que yo.

— ¡Sí!

Dije sin dejar de mirar a Raquel.

¡La vi tan feliz a lado de ese chico!

- ¡Está muy guapo!

Comento Eli...

— Ajá.

Apenas formulo; mi hermana tenía novio a escondidas de mis padres ya que ellos exageraban con su sobre protección.
Medio alcance a ver a su novio y a simple vista coincido en que es muy guapo; es mucho más alto que ella; delgado, pero se notaba que hacia ejercicio; su cabello era un poco largo y rizado, algo que no le queda mal...

Raquel pasaba sus manos por el cabello del chico numerosas veces, algo que se veía que a él le gustaba...

- Caroline, ¡vámonos!

Dijo Eli, provocando que dejará de mirar al novio de Raquel...

— Eh, si...

Estaba tan embobada viendo tal escena que no podía dejar de voltear mientras caminábamos a la salida.

- ¡Adiós! Nos vemos mañana.

Dijo Eli mientras se despedía con un beso en la mejilla.

- ¡Ya deja de pensar en el novio de tu hermana!

Palmeo mi espalda y se alejo con una sonrisa, quizá le causo gracia al ver mi cara de sorprendida por lo último que dijo...

- Nos vemos mañana Caroline.

Me dijo Miguel mientras se acerca a una bola de chavos quizá más grandes que él; no parecen ser de la escuela... Le hago adiós con la mano y después seguí mi camino, y enseguida visualice el coche de Bernardo.

- ¿Viste a tu hermana?

Pregunto Bernardo. Como ya he mencionado antes, es muy estricto y la puntualidad era algo muy importante para él.

— No.

Mentí.

Entonces mi padre saco su teléfono y  comenzó a llamarle:

- Raquel, te estamos esperando, ¡apresúrate!

Dijo serio por teléfono y colgó.

Subí al coche y me encuentre con Diego desesperado por irnos a la casa, mire por la ventana y vi que Raquel venía corriendo...

- Ya vine.

Dijo Raquel mientras le daba un beso a Bernardo en la mejilla.

-¿Por qué tardaste?

Podía ver cómo Raquel pensaba sus palabras mientras jugaba con sus dedos.

- La última clase se alargó...

Dijo con un poco de nervios:

Papá comenzó a observarla y se dio cuenta de sus nervios, pero quizá pensó que era por el temor de un regaño o sanción por tardar... no dijo nada y le hizo señas para que subiera al coche.

Sin poder evitarlo, puse los ojos en blanco; si hubiese sido yo la que tardara, no hubiera importado motivo alguno por que me hubiese retrasado.

Ya en casa, Isabel nos mando a lavar las manos para bajar al comedor; en cuanto salí del baño que tenemos en nuestra habitación Raquel y yo, la vi acostada boca abajo y con el celular en las manos; nuevamente puse los ojos en blanco.

— Si no dejas ese teléfono, Bernardo comenzará a sospechar...

Le dije mientras me quitaba la chaqueta de mezclilla.

- Sólo no digas nada...

Dijo sin si quiera mirarme...

— Pues no diré nada, pero si te descubren, no creas que te ayudaré...

Le advertí.

Dejo el teléfono de mala gana y se dirigió al baño a lavar sus manos; en cuanto termino, salio del cuarto y me di cuenta de que había olvidado el teléfono en su cama; me acerque y dude en husmear, pero tenia curiosidad en saber qué tanto era lo que se hablan Raquel y su novio; lo bueno es que me sabia su contraseña, ya que soy buena observadora.
Lo cogí y lo desbloqueé, de inmediato le llego un mensaje que se veía en pantalla; y decía:

"te quiero, ya quiero que sea mañana para verte y poder besar tus cálidos labios"

No pude evitar sorprenderme, ¡me lleve una mano a la boca para tratar de ahogar un grito de sorpresa!
¡Si Bernardo veía este mensaje, la mata! Literalmente la mata y de paso a su novio.
Baje al comedor y discretamente le di su teléfono sin que los demás se dieran cuenta; durante toda la comida Raquel se notaba distraída y nerviosa al mismo tiempo, Bernardo tuvo que llamarle la atención varias veces para que comiera; al terminar, vi como Raquel respiraba profundo y al parecer quería comentar algo:

- Papá...

Comenzó a jugar con sus manos y su cara, poco a poco, comenzó a ponerse roja; estaba muy nerviosa...

- Dime, cariño...

Bernardo siempre le hablaba con mucha dulzura a Raquel.

- El sábado irán mis amigas al cine....

- ¡No!

Dijo mi padre serio, sin dejarla terminar de hablar.

- Por favor...

Suplico Raquel...

-¡No!

Volvió a decir Bernardo.

Puse los ojos en blanco, Bernardo siempre tan aburrido; Isabel le dio una mirada y sentí que le habla con solo verlo, ya que Bernardo la veía con atención... Vi la mirada de Raquel y me sentí un poquito mal por ella; aunque, se me ocurrió algo beneficioso para las dos, claramente...

— Ber... perdón, papá ¿y si voy con ella?

Bernardo fijo su mirada en mí y lo vi sorprendido por mis palabras, al igual que Raquel.

-¿Al cine?

Pregunto arrugando la frente, miro a Isabel y ella le hizo una mirada de, "anda deja que vayan"...

— Si, así me aseguro de que en verdad vaya con sus amigas...

Dije con una sonrisa.

Bernardo lo piensa, estoy segura, ya que no dejaba de mirarme...

Isabel volvió a hacerle la mirada de hace unos segundos... me imagino a Raquel haciendo moñitos con ambas manos para que Bernardo nos dejara ir...

- ¡Está bien!

Dice al fin con un suspiro.

- Pero las quiero aquí a las ocho ¿quedo claro?¡ni un minuto más!

Advirtió con su dedo índice a las dos...

-¡Gracias, gracias!

Exclamo Raquel muy emocionada mientras se acercaba a Bernardo para darle un abrazo, se me hizo un poco exagerado, pero Raquel siempre ha sido así con ellos.

- Irás con tú hermana, entendido; será tu responsabilidad verla, no importa que vayas con tus amigas; ¡Caroline debe estar siempre contigo!

Exclamo Bernardo, advirtiendo a Raquel mientras que yo eleve una ceja.

— ¿Ella me va a cuidar? ¡Se supone que seré yo quien se cerciore de que en verdad va con sus amigas!

Aclare mientras me puse de pie para alejarme del comedor e ir a la habitación.

- no es justo yo también quiero ir al cine...

Se quejo Diego.

- oh vamos, mejor tu me acompañas a casa de tu tia Laura y te entre tienes con Alexis.

Anima Isabel.

- ya que...

Exclamo Diego resignado.

Ya en la habitación, me acomodé en mi escritorio para hacer mi tarea cuando Raquel se me acercó y de repente me abrazó; algo que se me hizo muy extraño e incómodo...

- ¡Muchas gracias!

Dijo, mientras me abrazaba.

— ¿De qué?

La hice aún lado con mis manos, mostrando mi incomodidad...

- Por haber hecho que papá me diera permiso salir... contigo, pero al fin nos dejó salir.

— Ah, de nada, oye... dime la verdad.... ¿Vas a ir con tus amigas o con tu novio?

Dije mientras giraba mi silla para quedar frente a ella.

- ¡Cúbreme, por favor!

Me dijo haciendo un puchero y enlazando sus manos como si fuera a rezar...

Suspire.

— Entonces, ¿iré de mal tercio?

Le pregunte con una mueca.

- Invita a tu amiga, a Elizabeth.

Chasqueo la lengua antes de contestar.

— ¡Buena idea! ¡así podré dejarte a solas con tu novio para que hagan cosas sucias!

Me burle.

Raquel abrió sus ojos sorprendida por lo que había dicho; comencé a reír a carcajadas y pude ver como se ponía roja, quizá de pena; y decidió ignorarme dándose media vuelta para irse a su cama...













Al fin era sábado y veía a Raquel muy feliz y nerviosa a la vez, estaba apurada haciendo sus deberes para que Bernardo no tuviera ningún pretexto para ya no dejarnos salir...

- ¡Caroline, deja de estar de dormilona y ya levántate!

Dijo mientras pasaba la escoba debajo de mi cama. Me queje y volví a tapar mi cara con la cobija.

— ¡Ay, ahorita, todavía es muy temprano!

Me queje.

- Anda, ¡ya levántate o papá ya no nos dejará salir y será tu culpa!

Quite las cobijas de mala gana de mi cara, comenzaba a sentirme presionada por Raquel...

— ¡No me molestes!

Dije enfadada; amaba dormir y más los fines de semana...

- ¡Has tu cama!

Intento mandarme. ¡pero ésta que se cree! para mandar solamente mis padres.

— ¡Te calmas, no me estés jodiendo, haré mis cosas cuando yo quiera!

Cuando termine de hablar, Raquel se me quedo mirando y vi en su mirada desesperación, en serio quería ir con su novio al cine, y no por mí culpa no pasaría, así que me puse hacer mi cama y mis demás deberes; además yo también saldría al cine con mi amiga y no quería arruinarlo...










- ¿Dónde están tus amigas, Raquel?

Pregunto Bernardo cuando ya nos encontrábamos fuera del centro comercial.

Miré a Raquel atentamente, esperando...

- adentró papá.

- ¡A las ocho! ¿quedo claro?

Volvió a advertir Bernardo.

- Si.

Respondimos las dos al mismo tiempo, y al menos yo, no pude resistir poner los ojos en blanco...

Nos despedimos de Bernardo con un beso en la mejilla y salimos del coche; nos hizo el favor de llevarnos al cine, lo bueno es que nos íbamos a regresar nosotras solas en un taxi privado de confianza...
Cuando vimos que Bernardo se alejó con el coche, empezamos a caminar por el centro comercial que estaba junto al cine... me entretuve mirando cada detalle, ya antes había venido, pero siempre era con mis padres, en familia, y está era la primera vez que salíamos solas, sin tener que escuchar los regaños de Isabel, las advertencias de Bernardo etc...

-¡Mi amor!

Grito Raquel.

Me llevé una mano al pecho ya que su grito me pego un susto, miré hacia donde se fue corriendo y la vi abrazada de su novio, y es ahí cuando por fin conocí al novio de Raquel.

Bueno, ya lo conocía; me refiero a que por fin lo tenía frente a mí...

-Te presento a Caroline, es mi hermana.

Dijo Raquel con una sonrisa...

Después me sorprendió notar que el tremendo beso que le dio Raquel le causó un poco de incomodidad...

-¿Eres Caroline?

Dijo después del beso escuchando sorpresa en su tono de voz.

Pareció sorprendido al escuchar mi nombre, solo moví mi cabeza de arriba abajo, ya que no salían palabras de mi boca...

-Mucho gusto, soy Dereck Coleman.

Se presento a mí ya que, al parecer, a Raquel se le olvidó presentármelo...
Mientras me estrechaba su mano.

— Hola...

fue lo único que logre decir; mi cuerpo en automático se puso nervioso al sentir el contacto de su piel, nunca antes había sentido algo igual.

- ¿A qué hora vendrá Elizabeth?

Preguntó Raquel.

— Mmmm, no sé; era para que ya estuviera aquí; dije mientras miraba el reloj que traía en la muñeca.

-¡Márcale para saber si va a venir o no!

Raquel comenzaba a ponerse exigente, ¡vaya que le urgía que la dejará sola con su novio "guapo"!

-¡Márcale, Caroline!

Dijo dándome su teléfono.

— Ok.

Dije, según yo muy obediente; di media vuelta ya que la mirada de Dereck me ponía nerviosa, que, aunque no dejaba de abrazar a Raquel, tampoco dejaba de mirarme, y en serio que cada vez me sentía más nerviosa por su mirada...
Uno, dos, tres y hasta el cuarto timbre decide contestarme mi mejor amiga del mundo.

-Bueno...

La escuche cabizbaja...

— ¿Qué pasó? Te estoy esperando dónde quedamos...

- Lo siento, pero mi madre me acaba de castigar...

Rodie los ojos y me lleve una mano a la frente.

—¿Por qué? ¡a ti nunca te castigan! Eli, ¡ahora que voy a hacer!

Comencé a desesperarme...

-Lo siento mucho, amiga; el lunes te cuento en la escuela...

Y sin más colgó la llamada dejándome toda inmóvil y sin saber ahora que iba a hacer yo sola mientras Raquel se paseaba con su novio...
Di media vuelta para mirar a Raquel y sólo se me ocurrió sonreír forzosamente, en serio que sentía que moría de vergüenza...

— ¡Me han dejado plantada!

Les digo con tanta vergüenza.

— Pero no se preocupen por mí, daré un par de vueltas en lo que ustedes se divierten...

-¡Cómo crees, vamos!

Invito Dereck mostrando lo blanco de sus dientes mientras sonreía.

Pude ver cómo Raquel fruncía el ceño, no le agradó para nada que entre con ellos al cine.

¡Era obvio que quería estar a solas con su guapo y sexi novio!

Entramos al cine y ya adentro dejé que ellos se sentarán primero y yo me senté lo más lejos que pude de ellos, Raquel me miró algo extrañada pero le hice una mirada de que todo estaba bien y ella entendió; cuando comenzó la película, estaba ahí sola, como tonta, con mi soda y mis palomitas; me senté más arriba que ellos, los podía ver perfecto, veía cada vez que se daban un beso y cuando Dereck la abrazaba; me pregunto que se sentirá besar a un chico, que te abrace y te quiera...
Dereck es guapo, muy simpático; y se ve que quiere a Raquel.
Ojalá y después me consiga un chico como él, muy cariñoso y cuidadoso conmigo, ojalá y su amor y felicidad duren mucho tiempo...


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