03


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A las cuatro de la tarde Ken llegó a su casa. Saludó a Ditto, corriendo por las escaleras para cambiarse de ropa y poder sacarlo a pasear.

Ditto era muy exigente con los horarios.

— Vamos, pequeño — dijo el rubio, terminando de ajustarle la correa sobre el cuello y abriendo la puerta de la entrada de su casa.

Ditto ladró emocionado, disfrutando del aire fresco que las calles de Barbieland le proporcionaban.

Su dueño estaba en las mismas, se tomó su tiempo para cerrar los ojos y sentir la brisa recorrer los poros de su piel. Adoraba esa sensación de libertad.

Se acomodó la bandana del cabello y comenzó a caminar con su mascota a un lado. El recorrido que hacían era siempre el mismo: Pasear por las veredas un rato y luego ir a la plaza que quedaba cerca, la cuál era grande y siempre estaba llena de niños y otros perros.

Ditto movió la cola alteradamente en cuánto llegaron al parque. Los ladridos de otros caninos lo entusiasmaron y salió corriendo a gran velocidad tras ellos.

Al ser de una raza grande, un bonito Golden Retriever, Ditto logró arrastrar a su dueño con él. Ken se sostuvo con fuerza, sintiendo sus pies resbalándose entre la tierra.

— ¡Ditto, detente! — gritó el rubio, notando cómo este parecía tener un objetivo en específico, que al parecer no era otro cachorrito.

Aunque sus palabras no sirvieron de mucho, puesto que en menos de cinco segundos Ditto saltó sobre un cuerpo ajeno, tirando a su vez a Ken.

Allí se quedó, sobre el pobre chico que su perro había "atacado", ambos en el suelo.

—¡Dios mío, lo lamento tanto! — un avergonzado Ken se recompuso rápidamente, estirando su mano al pelirrojo del suelo.

Para su sorpresa, en cuanto el contrario alzó la mirada, su corazón estalló de emoción.

¡Un chico hermoso, de bonitos ojos, con polera de Scott Pilgrim y probablemente de su edad estaba frente a sus ojos gracias al tontito de Ditto, que no sabe porqué salió corriendo de esa manera!

¿Fue una coincidencia? ¡Por supuesto que no! ¡Eso definitivamente fue gracias a su trasero y la luna!

Quizo gritar, pero mantuvo la calma esperando no espantar al desconocido, quien aún no aceptaba su mano.

— Lo siento, en serio, no sé por qué hizo eso, él es tranquilo habitualmente — seguía hablando, nervioso. Por fin el chico había recibido su ayuda, pero no dijo nada. Sus ojos eran maravillosos, muy armónicos, al igual que todo su rostro — Lo siento de verdad. Yo-

— Está bien, no pasa nada — respondió por fin, dejando sorprendido a Ken por su dulce y tranquilo tono de voz. 

¿Es real? ¿Estoy muerto? ¿Puede ser que en realidad Ditto no haya chocado con ningun muchacho bonito y en vez de eso me haya arrastrado directo a la calle y justo pasó un auto que le puso fin a mi corta vida y ahora estoy en el cielo? Aquel razonamiento tenía mucho sentido en la cabeza de Ken, porque el pelirrojo frente a sus ojos parecía un ángel.

Salió de sus absurdos pensamientos cuando oyó al animal ladrar de nuevo, esta vez rodeando al otro chico con la correa.

Ken quedó impresionado con aquello. Ditto, al contrario de lo que pensó, se veía emocionado estando cerca del pelirrojo. Su colita se movía de izquierda a derecha velozmente, y daba pequeños saltos siguiendo la misma circunferencia que antes.

— ¡Ditto, por favor! — por impulso había soltado ya su correa, así que se agachó hasta el animal para intentar recuperarla.

Ken sintió morirse al escuchar una tímida risita salir de los labios contrarios. El pelirrojo bajó cuidadosamente, logrando capturar el pedazo de tela en sus pequeños dedos y se la extendió.

Ambos quedaron en cuclillas, observándose fijamente, hasta que Ditto volvió a ladrar y las  mejillas de ambos quedaron teñidas de un sutil  rosa especial.

Eso en serio tenía que ser obra de sus benditas nalgas.

— ¿Qué pasa, pequeño? ¿Por qué tan alterado? — el chico pelirrojo rompió el contacto visual, acariciando al canino con cuidado. La lengua de Ditto pasó por su mano, y río. Ken, se sintió en las nubes, mientras observaba la escena frente a el con los ojos expandidos y brillantes — ¿Reconociste el olor a gato, eh? — seguía soltando risas suaves, asintiendo divertido. De repente, volteó hacia el rubio y se levantó de la tierra. Ken se demoró un poco en hacer lo mismo, pues aún estaba ido — Tengo un gato en casa y tal vez tu perrito lo olfateó — concluyó, sonriendo. Ditto se había parado sobre sus patas traseras, apoyando su cuerpo sobre el pelirrojo. Fue tan adorable de ver como eran casi del mismo tamaño.

— Sí, puede ser, lo siento otra vez —comenzó, haciendo gestos con las manos.

El pelirrojo solo asintió, sonriendo una última vez, listo para darse la vuelta y alejarse. Ken lo entendió por como sus pies se volteaban en sentido contrario a los suyos.

Quería decirle algo más, preguntarle su nombre, pedirle su número quizás. Nunca fue de pensar mucho las cosas que pasaban, pero algo en lo más profundo de su sistema le decía que no dejara pasar esa oportunidad. Que no fue al azar el que Ditto corriera hasta ese chico.

Sintió tantas cosas, tantas que se quedó paralizado.

Él chico de bonitos ojos ya se había alejado bastante y ahora sería raro volver a acercarse de la nada.

Maldijo en un suspiro estresado, agachándose hasta quedar otra vez a la altura de su perro y comenzar a acariciarle la cabeza.

— Ay, Ditto, ¿por qué no hablé más? — le preguntó, haciendo un puchero con sus labios. Ditto ladró en respuesta y no pudo evitar reír.


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Por fin salió el Allan ❤🛐

Tengo muchas ganas de hacer dibujitos de este episodio 😔 

si sale algo bonito les estaré mostrando y si no pos no XD

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