La Primera Tarea
Continuamos:
-------------
La noche en la tierra de Mewni podía llegar a considerarse un espectáculo avasallante. La conjugación con los bosques, los matorrales y los caminos rústicos daban una ensoñación parecida a estar en un cuento de los Hermanos Grimm.
Sin embargo, la tierra de Mewni era más que un escenario para cuentos. Era una tierra cuya historia estaba basada en leyendas, mitos, hechicería y decisiones impensables. El dolor ajeno y la sangre confusa, era mucho del material que formaba la tierra en la que corrían ese curioso grupo de jóvenes.
Entrando a las orillas del pueblo estaban cuando notaron de inmediato que había demasiada gente en las calles como para ser esa hora de la madrugada.
Se notaba un ambiente de confusión y miedo. El espanto en los rostros los fue preparando para alguna mala noticia que era seguro llegaría.
A lo lejos, el castillo. Su grandeza se veía opacada por una columna de humo que salía desde uno de los lados, donde debía estar una torre. Donde debía estar una bruja.
-Eclipsa escapó- dijo Star mirando el castillo sin dejar de correr.
Para estas alturas, ya todos se daban una idea general de qué había pasado.
Marco había liberado a Eclipsa.
No perdieron más tiempo en conclusiones obvias, y siguieron su carrera hacía el castillo.
Muy lejos de allí, en la parte inferior de un castillo que de tan viejo había perdido el nombre, se escuchaban los gritos desgarradores de un joven.
Dentro de una mazmorra encadenado al techo de las muñecas y sin camisa, colgaba un Marco Díaz que respiraba agitadamente. Colgaba como un pájaro herido con sus alas extendidas.
Un ser de baja estatura, piel rojiza y capucha negra afilaba la punta de un pedazo de metal curvo, como de 1 cm de diámetro en grosor.
De la parte izquierda de la espalda de Marco bajaba como un tétrico río varias líneas de sangre que ya empezaban a manchar el suelo.
-Tú querías tener alas ¿recuerdas?- dijo una voz entrando por la puerta del calabozo.
Marco volteó a verla por encima del hombro y le contestó.
-...no sabía...que este era el método...de haberlo sabido te hubiera mandado tus alas por el ¡¡¡AAAAAAAH!!!-
El verdugo enterró la punta del fierro curvo por debajo de la piel del joven y, como haciendo una puntada en un mantel, sacó la punta por la parte de arriba de los omóplatos.
-¡¡AAAYYY!! ¡¡AAAH!!- exclamaba el chico contorsionándose por el dolor.
Ella se acercó y rodeó al chico para quedar enfrente de él.
-Claro que hay métodos más fáciles, pero esto es para que aprendas que conmigo no se juega niño-
Él la pudo ver bien, llevaba su cabello suelto, y una bata gris. La vio sonreír mientras la púa del fierro abría su piel para traspasarla completamente.
Entonces él sonrió con sorna mientras le decía.
-Acaso... ¿esto te excita Eclipsa?...-
Ella le miro un tanto confundida. Luego le broto una risa sincera.
-¿Intentas seducirme larva imberbe?-
-Eres lindo – le dijo le tocaba la nariz con el dedo- pero te faltan unos miles de años para serme de interés-
-Es por que no me conoces- dijo Marco sin quitar la sonrisa mientras sentía claramente como la sangre le brotaba de sus nuevas heridas y mojaba su espalda, su pantalón y se acumulaba hasta mojar el suelo.
-en eso tienes razón- Ella llevó su dedo índice de la nariz del chico a donde debería estar su corazón.
-Demuéstrame quien eres Marco Díaz- y un brillo surgió del dedo de la bruja que entro al corazón de Marco.
El chico sintió su furia y sus deseos de venganza acrecentarse de golpe, sintió sus músculos arder y de la espalda algo le comenzó a brotar.
De los grotescos huecos que le había dejado el hierro curvo surgieron unas enormes alas membranosas. Que por el solo hecho de tenerlas, Marco sintió elevarse.
Sentía su cuerpo con la fuerza que sentía cuando estaba en la dimensión de Hakepoo, pero, a la vez, más joven. Y con magia.
-¿Quién eres?-pregunto Eclipsa con cierta intensidad.
-Je,je,je...soy el Ángel de la Muerte- respondió el chico mientras las lunas en sus mejillas se encendían.
-Bien mi Ángel, esta es tu primera tarea...-
De regreso a Mewni, los chicos no habían entrado al castillo cuando la Moon los interceptó.
Aún llevaba su bata de dormir al igual que River pero se veían bastante alterados.
-¡Star!- dijo la reina –¡Eclipsa escapó!-
-Lo sé Mamá-
-Me imagino que algún ciudadano te dijo- dijo ella tomando del hombro a su hija.
-en realidad, es un poco más complicado que eso...- dijo Star.
Luego, la reina prestó atención al tropel que acompañaba a su hija: Tom, Ponyhead, Janna, Kelly...
-Star, ¿Dónde está Marco?-Preguntó la reina.
----
Moon y RIver no daban crédito a lo que escuchaban. Desde la raíz de su reino se había formado un guerrero altamente peligroso, al servicio de Eclipsa.
Todas las señales estuvieron pero nadie las vio, ni ella, ni su esposo ni su hija.
-Eso... se supone que es solo una leyenda- dijo la reina.
-Yo le comentaba a los chicos que he sabido de humanos usando el poder de la magia mewniana, pero son en sí leyenda- dijo Kelly.
-El Ángel de la Muerte es un guerrero único creado a partir de magia negra, aprovecha los problemas de una persona y, a su vez, proporciona poder. Usó los problemas de Marco en su contra noche tras noche hasta vencerlo-
-Él empezó a tener esas pesadillas después de usar la varita de Star- dijo Tom.
-Él pudo canalizar la energía. Y Eclipsa lo supo o lo sintió.- agregó Moon.
-Bien, si mamá eso está bien, pero aquí lo importante es ¿podemos recuperar a Marco?- dijo Star.
-No lo sé- le respondió sinceramente.
-Se tan poco como tú al respecto. Lo que si sé es que tenemos que armar un ejército para enfrentar a Eclipsa, porque si algo es seguro, es que está preparando algo grande, en contra del reino-
-Y eso significa...- dijo Kelly.
-Pelear contra Marco- dijo Janna.
-Bien- dijo Tom con iniciativa- no podemos solo quedarnos viendo. Yo voy a ir a mi casa con mis padres a ver si saben algo al respecto. ¿Soy un demonio recuerdan? Algo han de saber ellos.-
-De acuerdo- secundo Star- yo igual veré si encuentro información para ayudar a marco, mientras reuniré a mis aliados para esta batalla-
-A ver a ver, calmen sus absurdos impulsos juveniles- exclamó la reina.
-¡Ninguno de ustedes irá a una guerra!- dijo la reina.
-ja,ja,ja- rio nerviosamente Star - ¿Dije guerra? Nonono mamá, no guerra, es r-e-s-c-a-t-e. Rescate.-
-No quiero que tengan nada que ver con Eclipsa, de eso nos encargaremos yo y la Comisión de Magia- Moon señaló amenazante a Star.
-¡Exacto!- exclamó la rubia – Tú y la Comisión van a derrotar a Eclipsa, nosotros vamos a rescatar a Marco-
-Star, Tom, Todos...- dijo la reina Butterfly – escúchenme por favor-
-No es un juego, si Marco está totalmente consumido por el poder de Eclipsa, no dudará en hacerles daño. Daño real.
Sé que lo quieren ayudar, porque es su amigo; y por ello no les diré que no hagan nada. Pero infórmense realmente, no solo busquen gente para pelear por que a la fuerza quizá puedan ganar, pero podría haber un costo alto-
Y nadie dijo nada.
La reina se despidió, ella tenía que reunirse de forma urgente con la Comisión de Magia a fin de generar un plan emergente, detener a Eclipsa era una primicia y debían estar listos para cuando ella atacará.
Además de ver la forma de rastrearla y golpear primero. Matando al perro se acaba la rabia.
---
"El filo de la noche se presenta más oscuro poco antes del amanecer. Los ancianos de diversas dimensionas se cuentan esa frase para alentarse en los momentos difíciles, para alimentar la esperanza maltrecha por los golpes, a creer en el mañana, a través de bonitas palabras bien conjugadas.
Pero son palabras nada más.
Si existe muerte en la parte más oscura de la noche, cuando llegue el alba, cuando salga el astro magnifico, aún habrá muerte, así sea bajo el sol.
Eso lo había comprobado la gente de esa pequeño poblado en Mewni. En la profundidad de la noche, hubo de pronto una extraña niebla que comenzó a salir de las calles inundándolo todo, luego comenzaron los truenos.
Se había presentado una entidad, un monstruo.
Había llegado volando en unas imponentes alas draconianas mientras la niebla arremolinaba alrededor. Llevaba un traje negro con adornos dorados a los lados, desde el pantalón, hasta el corto saco de mangas largas. Una camisa blanca con holanes en el pecho.
Un sobrero negro de ala ancha igual con adornos dorados.
Pero era su máscara, una máscara de calavera con unos profundos ojos rojos que lo hacían temible.
Golpeó el centro de la plaza partiéndola. El estruendo fue tan fuerte que todo el pueblo comenzó a concentrarse.
Nuestros guerreros rápidamente se presentaron y rodearon a la entidad.
Él solo se reía. No mostró miedo en ningún momento.
Nos miró unos segundos, y luego sus alas se recogieron lentamente hasta guardarse debajo de su sacó mientras, hizo la cabeza hacia atrás y pasó su mano por la horrible mascara de calavera, la cual se desvaneció.
Era un chico. Un muchacho. No debería tener más de 16 años.
Pero tenía una mirada feroz, como una confianza tal que apagaba toda esperanza.
-Necesito...un libro- nos dijo
Un anciano valiente le contestó.
-Chico, nuestra biblioteca no es grande pero, puedes entrar y tomar lo que quieras-
Recuerdo que la entidad lo miro con odio, como si percibiera que el anciano buscaba burlarse de él.
Luego nos miró a todos y sonrió.
-Veo que tienen buen sentido del humor-
Luego agregó muy serio.
-Es obvio que no busco un libro cualquiera, busco el libro que ustedes llaman De Asima-
Nos estremecimos al escuchar ese nombre. Nuestro pueblo ha sido duramente relegado debido a esa maldición.
El Libro de Asima quedo enterrado lo que ahora son ruinas de la catedral de la cima de la colina, según la leyenda, hace cientos de años.
-Chico- le contesté- ese libro es una leyenda, mucha gente lo ha buscado en la catedral y nunca jamás nadie lo halló-
Pero él obviamente no me creyó.
-¡A ver ciudadanos! ¡Están cayendo en un error al mal interpretar mi benevolencia con estupidez!- luego más calmado dijo.
-el libro nunca ha estado en la catedral, una familia de este pueblo lo vigila desde hace generaciones, así que o lo entregan,
o tendré que pintar las paredes de este pueblo...de rojo.-
La gente comenzó a murmurar asustada, algunos pegaron pequeños gritos. Nuestros guerreros tomaron posición de defensa.
-¡te crees mucho maldito demonio!- gritó un soldado.
-No me insultes. No soy un demonio- dijo Marco con burla.
-¡Esto se acaba ahora!- gritó Seras, el líder de la guardia y héroe del pueblo, y cargaron contra el chico.
Todo la gente allí reunida se hecho hacia atrás al ver la batalla. Que de inmediato fue masacre.
La entidad reapareció su máscara y sus ojos rojos se manifestaron. Su mano izquierda, negra totalmente generaba como agujas o varas afiladas muy largas desde sus dedos con las que atravesaba, perforaba, degollaba a nuestra gente. Usaba movimientos extraños pero que eran precisos para golpear y esquivar. Los fue derribando una a uno.
Hubo un momento donde por fin un soldado lo tomó por detrás de cuello y dos más se le fueron al frente, creímos que lo habían controlado cuando el chico, la entidad o el monstruo por que no sé qué es dejó escapar una energía negra que quemó a los que los sostenían . Lo soltaron gritando de dolor agarrándose la cara y el cuerpo.
Él caminó entre ellos mientras los degollaba con uno de sus largos dedos negros, tan fácilmente, que dolía. Eso es lo que más odiamos, lo poco que le parecía quitar una vida.
Seras fue el que le clavó la espada por detrás a la altura del hombro, no lo logró centrar debido a que él ya tenía parte del pecho perforado por las garras de esa bestia.
Seras rio al ver que lo había herido gravemente, pero el chico simplemente dio un paso hacia atrás enterrando más la espada en él.
Nuestro guerrero no daba cabida a lo que veía. Entonces, la entidad llevo su mano derecha hacia atrás, y sucedió algo espantoso, dicha mano se le convirtió de pronto en un tentáculo morado que enredo el cuello de Seras.
Lo fue apretando lentamente.
-Un caballero nunca ataca por la espalda- le dijo.
Y le rompió el cuello.
Seras cayó al suelo junto con toda nuestra esperanza y fe, la mañana ya estaba llegando y, para nosotros, una pesadilla estaba comenzaba.
Entonces, la entidad desapareció su máscara de calavera dejando ver de nuevo el rostro del chico con esas extrañas lunas en las mejillas.
-¡Es muy simple! ¡Entréguenme el libro y juren lealtad a el ama Eclipsa y vivirán en paz!-
Eclipsa, ella estaba detrás de todo esto. Cuando escuchamos su nombre vino una desesperación, sentí que me tocaban el hombro.
-Tenemos que dárselo-
-Ahora es sobrevivencia-
Escuché decir derrotados a mis hermanos.
Entonces me dirigí al Ángel de la Muerte.
-No te ves un mal chico. Eclipsa te ha robado algo, y debes recuperarlo antes de que te pierdas a ti mismo- le dijo.
-Tú tienes el libro anciano- me dijo confiado.
Y saqué de entre mis roídas ropas el tomo del Libro de Asima, que mi padre me había dado al cumplír 30 años, y a él su padre a los 30 y así desde que el pueblo nació.
Me tocó perder la estafeta.
Miré a ese chico con el desprecio que deja el perder todo mi legado de golpe, y en un amanecer.
Y él me sonrió, uno de sus colmillos era largo.
-Te prometo, que esta tarde estarás conmigo en el Paraíso- me dijo.
Y levantó su mano negra con la palma apuntando hacia el cielo.
Entonces todo se comenzó a poner negro, la gente, los niños corrían despavoridos mientras el sol desaparecía y nos vimos envueltos en una oscuridad que cala los huesos.
Se fueron yendo los sentidos.
Deje de ver, de oír, de sentir, de hablar...de pensar."
Cuando Star terminó de leer la carta sintió que iba a vomitar.
Tom tenía una mano en la cabeza asimilando lo que acababa de escuchar.
Kelly se tapaba con ambas manos la boca y definitivamente Ponyhead si vomito en un arbusto.
Habían ido al pueblo de Seras el Guerrero por una pista que La señora Lucitor le había pasado a Tom, acerca del Libro de Asima, pero cuando llegaron, no había nada, solo un batallón de soldados muertos en el centro de la plaza, sangre por doquier y ningún habitante.
Como si el pueblo hubiese estado muerto desde siempre.
-----
Saludos a tooodos. :)
Gendou Uribe
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top