003.

t.w.; hay una escena que puede herir la sensibilidad de algunos lectores. se avisará antes de que inicie en caso de que alguien quiera saltársela. por favor, leed a vuestra propia conciencia. <3

roma.

ESTABA MUY EMOCIONADA.

Había pasado un mes desde que Morad nos había llamado a Beny, Noha y a mi para salir en el videoclip de su primera canción (MDLR), y ahora que tenía el vídeo listo nos lo quería enseñar.

Fue una pasada verme en la tele, mientras sonaba su voz de fondo. Obviamente salí solo en algunas tomas, ya que la mayoría de escenas que formaban el videoclip eran suyas o del barrio, pero la sensación de verme en la pantalla aunque fueran unos segundos fue increíble. Quería que subiera el vídeo ya.

—¿Y qué os parece?— se acabó la canción y Morad nos miró a todos expectantes.

Todos sabíamos que esto era muy importante para él, pero cuando os digo que realmente estábamos orgullosos de lo que había hecho no os miento.

MDLR tenía potencial para ser uno de los próximos hits sin duda.

—¡Me encanta, Morad! Es una puta locura.— sonreí emocionada.

—Es brutal, lo juro. ¿Cuando sale?— preguntó Noha.

—La idea es que salga el miércoles a las nueve. Ya os avisaré para que repostéis un post o algo a vuestras historias.— nos explicó— Me alegro de que os guste chicas, salís guapísimas las dos.— nos dio un abrazo.

Después de un rato nos fuimos de casa del Morad ya que era sábado y tenía cosas que hacer. Noha y yo bajamos a la plaza con Beny, quien se encontró con algunos amigos, así que se quedó con ellos mientras nosotras nos acercábamos al quiosco de al lado. Estábamos comprando chuches cuando me pareció ver a alguien conocido de lejos, por lo que me acerqué y si, efectivamente era él.

—¡Kilian!— exclamé emocionada al verle.

Fui corriendo a abrazarle, un acto que le tomó por sorpresa ya que estaba literalmente encima de su moto quitándose el casco. Cuando se dio cuenta de que era yo rápidamente me devolvió el gesto.

—¿Roma? ¿Qué haces tú aquí?— me sonrió.

Kilian lucía muy diferente. Seguía llevando el pelo oscuro con reflejos casi rubios, pero se había dejado crecer perilla, tenía varios cortes en la ceja y además había crecido mucho, tanto que era incluso más alto que yo.

—Eso digo yo, ¿tú no estabas en Tánger?

—Sí, pero algún día tenía que volver, ¿no?— se me quedó mirando unos instantes, dándome entonces un medio abrazo— ¿Qué? ¿No me cuentas nada?

—¿Qué quieres que te cuente? Por aquí sigue todo igual.— me encogí de hombros.

—¿Aún vives aquí?

—Que va, pero mi madre tiene el bar aún, así que los findes estoy por aquí siempre.

—Que bien, que bien. Me pasaré a verla luego, seguramente. Si la ves díselo.

—Lo haré.— asentí, mirándole una vez más— Dios que feliz estoy de que hayas vuelto, Kilian. No lo sabes pero se te ha echado mucho de menos.

—Lo sé, si es que simplemente soy el mejor. — se hizo el chulo como de costumbre.

—Anda cállate pringao.— le di un zape.

Kilian y yo andábamos por la plaza, en dirección al quiosco. Me di cuenta de que Beny se había acercado a Noha, y ahora los dos nos miraban con curiosidad, especialmente él, que parecía enfadado.

—Bueno, Kilian me tengo que ir. — sonreí, dándole un último abrazo— Me alegro de verte, ¿quedamos un día de estos?

—Claro guapa, cuando tu me digas.— asintió.

—¿Mañana va bien?

—¿A qué hora? Por la tarde juega el Barça y me han dicho de ir a verlo al campo. ¿Quieres venir?

Lo pensé. No me gusta el fútbol y tampoco soy del Barça pero era un buen plan y así podría pasar tiempo con Kilian.

—Claro, si a tus amigos no les importa...

—Para nada, les caerás genial. Pues mañana nos vemos entonces, ¿no?

—Eso.— asentí sonriente.

—Pues hasta mañana, Roma. Que vaya bien, bonita. Chao.— se despidió también de Beny y Noha.

Kilian se alejó en dirección a la parte alta del barrio ya que sus amigos vivían por ahí, y Beny seguía con una expresión rara, mientras lo veía marchar.

—Beny, ¿todo bien?— pregunté confundida.

—¿De qué te llevas con él?

—Es un amigo mío de la infancia, ¿por? Le conozco desde hace mucho tiempo.

—¿Es el hermano de Sohaib?

—Sí.

La cara de Beny me sorprendió. Se puso aún más serio de lo que ya estaba, algo que me estaba poniendo muy nerviosa.

—Son mal gente, Roma. No quiero que te juntes con ellos.

—¡Beny!— Noha le gritó enfadada pero él simplemente la ignoró.

Es lo que suele hacer, cuando algo no le interesa no le da ni un mínimo de atención.

—¿Perdón?— me crucé de brazos.

—Que son peligrosos. No me gusta que tengas relación con ellos. Pueden meterte en muchos problemas y lo digo muy en serio.— respondió como si nada.

¿Cómo? ¿A caso estaba intentando decidir con quien podía juntarme y con quien no?

—¿Y quien eres tu para decirme con quien puedo salir y con quien no, Beny? Pf, me parece increíble.— me di media vuelta dispuesta a irme, pero me cogió del brazo— Suéltame.

—Roma espera. Escúchame.

—Suéltame Beny.

—Roma...

—Que me sueltes joder.— me zafé de su agarre.

—No te enfades. Créeme que lo digo por ti. — me aseguró.

—Beny ya basta.— Noha le advirtió.

—Sí, seguro que lo haces por mi.— rodé los ojos— Que te quede muy claro que tú no tomas mis decisiones, ¿vale? Y para tu información, no sabes absolutamente nada sobre Kilian.

Me di la vuelta y me fui, aún era pronto y podía echarle una mano a mi madre en el bar. Me pasé toda la tarde trabajando, Noha se pasó por ahí para pedirme perdón por la actitud de su hermano pero de Beny ya no supe nada más en todo el día.

A la tarde siguiente me preparé ya que Kilian iba a venir a recogerme para ir a ver jugar al Barça. De pequeño conoció a Alejandro Balde y se hizo muy amigo de él, por lo que de vez en cuando le regalaba entradas y hoy había sido uno de esos casos.

El Barça jugaba contra el Betis así que era un partido bonito. Me recogió a las cuatro y media, cuando bajé al portal me lo encontré subido en la moto.

—Buenas.— sonreí, acercándome a darle dos besos una vez se hubo quitado el casco.

—Que guapa vas tu, ¿no?— me sonrió de lado— ¿Nos vamos?— me pasó el que iba a ser mi casco.

—Claro. Gracias.

Estaba a punto de ponerme el casco cuando la vista se me fue al fondo de la calle, donde sentados en un banco, varios chicos nos miraban.

Estaban sentados frente a un Kebab, y todos iban vestidos de chándal, la mayoría llevando la capucha puesta. Otro chico del grupo salió de pronto del local, con el brazo sobre los hombros de una chica, y en cuanto cruzamos miradas pude ver que era él.

Beny me estaba viendo montarme en la moto con Kilian, el chico con el que me había "prohibido" salir,
pero lo estaba haciendo desde lejos, con una chica prácticamente pegada a él.

Consejos vendo para mi no tengo. Pensé, y me subí en la moto con rabia, agarrándome al pecho de Kilian.

—Ey tranquila. Que no respiro.— puso una mano en mi agarre para que me soltara.

—Perdón, perdón.

—¿Todo bien?

—Si, vámonos ya por favor.

—Agárrate bien, pero no muy fuerte.— colocó mis manos en su pecho tal como él las quería, Beny viéndolo todo desde lejos— Así. Arranco eh.

—Dale.

El trayecto desde La Florida al Camp Nou era un poco largo, pero ir en moto estaba muy guay, ya que no solo iba cómoda si no que además podía verlo todo más de cerca. 

Kilian aparcó la moto y fuimos andando hasta una de las entradas, en donde nos esperaba un grupo de cinco o seis chicos.

—¿Qué pasa?— les saludó uno por uno como hacen los tíos,  ya me entendéis.

Yo solo me quedé ahí mirando todo con una sonrisa incómoda, hasta que me presentó y le di dos besos a cada uno en forma de saludo. Entramos todos con la entradas que nos había dado Balde y al sentarnos en las gradas vi que se nos unía alguien más.

No podía ser.

—¿Qué pasa tete?— Kilian saludó a Sohaib, su hermano, el cual obviamente me había visto de pleno.

Sohaib y yo tuvimos un rollo hace un verano. Nos liamos alguna vez, pero al final lo acabé cortando porque siempre que nos veíamos quería ir a más y yo no estaba lista. Dejamos de hablar en su día y todo quedó un poco raro, por lo que verle ahora y de forma tan inesperada me estaba poniendo muy nerviosa.

—Hombre, mira quien está aquí.— me sonrió después de haber saludado a todo el mundo— ¿No vas a decirme hola?

—Hola Sohaib.— respondí seria.

—¿Ni dos besos?— se rio.

Me levanté y me agarró de la cintura, saludándome él con los dos besos que me había pedido.

Como temía se acabó sentando a mi lado, y aunque al principio yo me mostraba algo reacia, estuvimos hablando casi todo el partido y consiguió que pudiera olvidar, aunque fuera durante un rato, todo lo que había pasado entre nosotros.

Sobre todo el motivo por el que habíamos dejado de hablar.

. ・ ゚ ゚・ ・ ゚・.

—Roma creo que deberíamos hablar las cosas en un lugar más privado.— sentenció a pocos minutos de acabar el partido.

—¿Hablar el qué?— me hice la loca.

—Ya sabes.

—Ey chavales, nos han invitado a una fiesta por aquí cerca, ¿os queréis venir?—  preguntó Kilian.

Miré a Sohaib y él parecía estar dispuesto a salir de fiesta, pero yo estaba muy cansada y lo único que quería era llegar a mi casa, ponerme el pijama y echarme a ver una serie o algo en mi cama.

—Yo prefiero irme a casa.

—Vamos, tía, ¿que dices?— dijo uno de los amigos— Por ahí me han dicho que eres la reina de la fiesta, ¿porqué no nos lo demuestras?

Me reí.

—Otro día lo verías, pero hoy estoy muy cansada. Quiero irme a mi casa.

Kilian se veía fastidiado con mi respuesta. Creo que él sí quería ir a la fiesta, pero sabía que habíamos venido juntos, por lo que tenía que llevarme a casa.

—¿Y tu?— miraron a Kilian.

—No, yo me voy con ella. Tengo que llevarla a casa.— respondió, mostrando que eso no era lo que quería hacer— Bueno. Otra vez será chicos.

—Deja, ya la acerco yo.— se ofreció Sohaib. Lo miré sorprendida, no podría hablar en serio— ¿Qué? He traído mi coche, si vienes conmigo en veinte minutos estás en tu casa.

—¿Te parece?— Kilian me preguntó esperanzado.

No me fiaba demasiado de Sohaib, pero entendía que Kilian acababa de llegar y era normal que quisiera celebrarlo saliendo de fiesta. Hice el esfuerzo y mentí, asegurando que no me importaba que su hermano me llevara a casa. Me despedí de todo el mundo y Sohaib y yo nos alejamos.

—¿Dónde está tu coche?

—No está muy lejos. Lo he dejado en un parking que está a pocos minutos andando, no te preocupes.—
me aseguró.

Decidí confiar en él, y al rato debimos llegar al supuesto parking, ya que bajamos un par de plantas y llegamos hasta un coche que debía ser el suyo.

El trayecto fue silencioso al principio, pero poco a poco empezamos a soltarnos más. Hasta que Sohaib me preguntó por Beny, lo que me llamó mucho la atención.

—Han dicho que ha vuelto, ¿es verdad?

—Sí, hace poco. ¿Por?

—Nada. Hay gente interesada en su vuelta, simplemente.

—¿Porqué?— respondí preocupada.

Lo había dicho en un tono que no me había gustado nada.

—Digamos que antes de irse se dejó cosas pendientes por aquí, pero cuanto menos sepas mejor. No quiero involucrarte.

Sus palabras me pusieron la piel de gallina, ¿a caso estaba insinuando que el Beny estaba metido en asuntos turbios? Joder, si algo le pasara no sé qué sería de mi. No tenía muy claro a qué se refería Sohaib, pero lo hablaría con Beny en cuanto lo viera para aclararlo y quedarme más tranquila.

Pasaron diez minutos y de pronto vi que se había desviado.

—Mi casa no es por aquí.

—Lo sé, vamos a otro sitio.

—Sohaib.— dije seria, esto ya no me resultaba gracioso— Quiero irme a mi casa.

—No seas llorica, encima que voy a llevarte a un sitio
guapo.— le restó importancia, subiendo la música del coche— Estamos cerca ya, verás que te va a gustar.

A los minutos llegamos a una especie de mirador, donde Sohaib aparcó el coche frente las vistas de toda Barcelona iluminada de noche. Se bajó del coche, yo me bajé detrás, y ambos nos quedamos contemplando las vistas.

⚠️contenido sensible

—Te he echado mucho de menos.— susurró de pronto— Me dejaste de hablar sin motivo, ¿sabes el daño que me hiciste?

Suspiré. Sabía que el tema acabaría saliendo seguro.

—Lo siento, Sohaib. Estaba pasando por una época difícil y-

—No me mientas. Me dejaste de hablar porque quisiste.— sentenció.

—Eso no es así.

—¿No?— alzó una ceja.

Su expresión era de indiferencia, al contrario que yo, él se lo estaba pasando bien. Cada vez estaba mas cerca de mi, mientras me repetía una y otra vez lo mala persona que fui por rechazarle. Esto no me gustaba nada, estaba poniéndome muy incómoda con su cercanía y sobre todo con las palabras que salían por su boca.

—Sohaib me quiero ir a mi casa.— dije con la voz temblorosa.

—No, bonita.— negó— Ya que no pudimos jugar en su momento, ¿vamos a jugar ahora un rato, no?

Sentí como se acercaba a mi cuello, respirando lentamente antes de empezar a besarlo.

—¿Qué haces? ¡Apártate!— le empujé.

—Déjame, me lo merezco.— volvió a acercarse, cogiéndome de los hombros para reducirme— No me digas que no te apetece. Sé que en el fondo eres una guarra y estás deseando que te toque así... ¿a qué si?— empezó a bajar la mano por mi espalda hasta llegar a mi culo, tocándome inapropiadamente.

—Sohaib apártate por favor.— le pedí con medio, pero él seguía.

—No me voy a apartar, Roma. Esta noche eres mia, entérate. Voy a hacer contigo lo que me de la gana.— empezó a desabrocharme el pantalón.

—¡Que te apartes ya joder!

Con la rabia que tenía le empujé lo suficientemente fuerte como para apartarlo de mi. Se quedó quieto en frente mío y yo no me lo pensé dos veces. Con toda la fuerza del mundo, le di un bofetón que le crucé toda la cara.

Beny tenía razón con esta gente, Sohaib no era de fiar.

—Eres un puto imbécil, Sohaib. No vuelvas a tocarme en tu puta vida.

—¿Si? Pues suerte volviendo a casa puta, que te den.— me miró con asco acariciándose la mejilla.

—No me vas a dejar aquí.

—¿No? Verás que si.— se rio, dándose media vuelta y montadose en el coche.

—¡Sohaib!— golpee la parte delantera del vehículo, pero ni con esas conseguí que no se fuera— No me puto dejes aquí cabron.

—¡Que te jodan!— gritó, arrancándolo violentamente y marchándose por la carretera de curvas.

⚠️fin del t.w.

De pronto me vi sola en medio de la nada y el miedo se apoderó de mi. Me quedé en shock por unos instantes antes de sentarme en el banco que había ahí, sin saber qué hacer o en qué pensar. Es entonces cuando caí en lo que acababa de pasar, y las lágrimas empezaron a salir por mis ojos. Con las manos temblorosas cogí mi teléfono, necesitaba llamar a alguien.

—Joder joder joder.— susurré, viendo que tenía tanto miedo que era incapaz de escribir.

Buscaba en mi lista de contactos a alguien a quien llamar, sabiendo de sobras que solo había una persona a la que debía recurrir, por mucho que eso me jodiera. Sé que si se lo contaba las cosas se iban a poner muy feas, pero él era el único que podía ayudarme, así que tenía que hacerlo.

Marqué su número como pude con las manos temblorosas, y dieron un par de tonos hasta que cogió la llamada.

—¿Sí?— preguntó con la voz rasposa, probablemente estaría durmiendo.

—B-beny.— respondí con un hilo de voz.

—¿Qué te pasa Roma? ¿Estas bien?

—No.— conseguí decir antes de romper en llanto— Ven a por mi, por favor. Lo siento mucho, lo siento.

—Eh, eh, para para. ¿Qué ha pasado, Roma? Tranquilízate.

—Es él. Él ha- él ha intentado...— intenté explicarle, pero las palabras no me salían— Beny ven ya por favor.— le supliqué en un susurro.

—Está bien, no pasa nada, ¿vale? Voy a por ti ahora mismo.— sentí como se levantaba y cogía lo que parecían unas llaves— Dime dónde estás Roma. En unos minutos estoy ahí, te lo prometo.

. ・ ゚ ゚・ ・ ゚・.

A los quince minutos sentí un coche aparcar detrás de mi. Me sobresalté al ver los focos de luz impactar contra mi, pero al ver que era Beny quien bajaba del vehículo enseguida me tranquilicé.

—Beny...— corrí a sus brazos.

Al abrazarle sentí como me quitaba un gran peso de encima. Empecé a llorar en su pecho mientras él simplemente me abrazaba, confundido por mi actitud ya que no le había contado nada aún. Sentí su mano en mi cabeza, acariciandola con cariño mientras me susurraba cosas para que me calmara.

—Gracias por venir yo- yo he sido una inútil, tenía que haberte hecho caso. Siempre tienes la razón en todo.— conseguí decir entre sollozos.

Beny asintió, limpiándome algunas lágrimas con los pulgares.

—Está bien, Roma. Ya está, ¿vale? Estoy aquí contigo, no va a pasarte nada.— me aseguró, cogiéndome los hombros en señal de apoyo— Tienes frío, ¿verdad?— preguntó al observarme durante unos instantes. Asentí. Beny se quitó la sudadera, levantando un poco su camisa y dejando ver una parte de su abdomen al descubierto— Toma, póntela.

—Pero, ¿y tu?

—Yo no tengo frío.— me miró durante unos instantes, con una expresión que no puedo describir— Vamonos a casa, anda. Necesitas descansar.

No recuerdo el trayecto de vuelta a casa, debí quedarme dormida ya que cuando abrí los ojos estábamos ya en su portal. ¿Me había traído a su casa para que durmiera con él?

—No hay nadie en casa, tranquila. Puedes hablar normal.— me indicó en cuanto pasé dentro del piso.

—¿Noha?

—En casa de mis primas.

—¿Y tú madre?

—En Marruecos aún.— me explicó— ¿Te apetece beber algo? Alguna cosa calentita a lo mejor...

—No, pero quiero darme una ducha. ¿Puedo?

—Claro, ahora te doy una toalla y ropa limpia.

Caminé hasta el baño algo aturdida. Me dolía la cabeza, tenía temblores y también náuseas provocadas por una barriga revuelta. Cerré la puerta y empecé a desvestirme, hasta que vi esta que se abría de golpe y entraba Beny con toallas.

—¡Ostias! Perdón, perdón, perdón. — se disculpó, saliendo del baño.

—¡Beny me estoy quitando la ropa!

—¡No he visto nada lo juro! ¡Solo vengo a traerte la toalla y ropa limpia!

—¡Joder!— me escondí tras la puerta, abriéndola un poco para que pudiera darme las cosas— Gracias.— rodé los ojos— Y a la próxima toca.

Cerré la puerta y me di una ducha caliente. Cuando me fui a vestir me di cuenta de que me había dado una camiseta suya, ya que me quedaba extremadamente grande. Beny estaba tumbado en el sofá cuando salí del baño, viendo dibujos animados en la tele.

—Hola.— me sonrió, bajando el volumen de la tele— ¿Te sientes mejor?

—Sí, muchas gracias.— me acerqué, sentándome al otro lado del sofá.

—Puedes acercarte eh, que no muerdo.

—Perdón.— me reí, sentándome más cerca de él.

—¿Qué ha pasado?— preguntó en un tono suave. Recuerdos me vinieron a la mente y enseguida sentí ganas de vomitar. Beny vio que me cambiaba la cara y me acarició la espalda en señal de apoyo— Roma
me estás preocupado mucho. No sé qué te habrá pasado pero tienes que contármelo.

—Yo- A ver.— respiré hondo, tratando de ordenar lo que había pasado en mi cabeza y poder explicárselo coherentemente— Me ha pasado algo con Sohaib.— al oír su nombre vi que Beny se estremecía, su cara cambiando por completo.

—¿Qué te ha hecho?— respondió seriamente.

—Él...— empecé, tratando de elegir bien las palabras.

Cuando se lo conté Beny no daba crédito. Estaba tenso, enfadado, aunque dejó eso sentimientos a un lado para poder abrazarme, y darme apoyo a mi ya que sabía que lo necesitaba.

—Escúchame Roma, quiero que te quede algo muy claro.— me miró advirtiéndome— Nunca debes dejar que nadie te toque un pelo sin tu puto consentimiento, ¿me entiendes? Y si se los dices y no les queda claro, ya iré yo a enseñarles un par de cosas. Si vuelves a tener un problema con alguien, me da igual quien puto sea, quiero que me llames, ¿vale? Te juro que voy a resolverlo.— asentí. Beny me tomó de las mejillas, acercando mi frente a sus labios.— Lo siento mucho Roma, joder.— dejó un suave beso en mi cabeza— Ojalá no hubieras tenido que pasar por eso. Me cago en la puta.— se levantó furioso.

—¿Beny? ¿A dónde vas?

—A por mi móvil.— vi como lo cogía de encima de la mesa, y de repente empezó a marcar un número.

—¿Que hac-?

—Esto, hermano.— me interrumpió, hablando con quien fuera que estuviera llamando— ¿Estas ocupado ahora? Vale, vale. ¿Te puedes venir a mi casa? Estoy con la Roma. Sisi, que se venga el Omar también. Avisa a los de abajo. Vale va. Chao.

—¿Qué haces?— me levanté preocupada.

—Nada, el Morad y Omar se van a venir a casa un rato, ¿vale?

—¿Qué? ¿Porqué?

—Porque yo tengo cosas que hacer.

¿Pero este se cree que soy tonta?

—Beny.— dije seria.

—¿Qué?

—No.

—¿No qué?

—Que no vas a irte a ningún lado. Te vas a quedar aquí, conmigo.— le ordené, y es que iba a ser la única forma de mantenerlo controlado y que no la liara por ahí.

—No voy a hacer nada, ¿vale? El Morad querrá coca-cola seguramente y no queda. Voy abajo a comprar un poco.

—El supermercado está cerrado. Además, se la puede traer él.— le confronté— No le hagas nada a Sohaib, por favor. — al oír su nombre se puso tenso de nuevo, mirándome de una forma que me dio incluso miedo— Prométemelo.

—Te lo prometo.— suspiró— Ahora túmbate, va. Debes descansar.

Me tumbé en el sofá y Beny se tumbó conmigo. Bueno, él se sentó y yo apoyé mi cabeza en su regazo. Estuvo dándome masajitos en el pelo un rato, hasta que me dormí. No sé en qué hora sería cuando por fin concilié el sueño, pero estaba medio consciente cuando noté que el Beny se levantaba y se ponía a hablar con alguien más, quien obviamente estaba en la casa.

Me levanté a la "mañana" siguiente con dolor de cervicales. Técnicamente era un nuevo día, pero fuera aún estaba oscuro lo que me hizo pensar que aún no había amanecido. Cuando miré el reloj marcaba las cinco de la mañana, la puerta principal abriéndose de pronto y Beny entrando sigilosamente.

No contaba con que yo estaba despierta, así que se pegó un fuerte susto cuando aparecí de pie en el pasillo.

—¡Joder!— se llevó una mano al pecho— ¿Qué haces despierta aún?

Estaba oscuro, por lo que no podía verle bien. Encendí la luz del recibidor y casi me da un infarto cuando le vi. Tenía la ropa rota, las rodillas magulladas y por no hablar de su cara, que estaba hecha un cristo. Tenía el labio sangrando, y un corte en la ceja. Debajo del ojo derecho tenía un círculo morado, muy pequeño pero que aún así podía distinguirse.

—Por dios, ¿qué te han hecho?— pregunté preocupada, acercándome para verle mejor.

—No importa.

—Sí importa joder. Te han pegado Beny.

—¿Y qué?— sonrió, dejando las llaves encima del mueble y andando algo cojo— Después de hoy nadie volverá a ponerte una mano encima. Les ha quedado bien claro y eso es lo único que importa.

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