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roma.

LLEGAS TARDE.— dijo simplemente, y Noha le ignoró, pasando por su lado hasta el interior de la casa— Noha mírame cuando te estoy hablando.

—Ya te he oído. No podíamos correr más rápido.— respondió. El chico parecía enfadado pero a Noha le daba igual. Mi amiga se giró como si nada a mirarme con una sonrisa desde dentro del comedor— ¡Pasa Roma! ¡Voy a enseñarte mi casa!

¿Cómo era capaz de actuar así como si nada? Ese chico daba verdaderamente miedo.

—Hola....— le saludé tímidamente.

Me daba vergüenza pasar sin demostrarle que era consciente de que él estaba ahí. Pasé también por su lado mientras me observaba serio.

—Hola.— respondió cortante, cerrando la puerta.

El chico iba vestido de forma casual. Llevaba una camiseta nike y unos pantalones de fútbol cortos.
En los pies también llevaba calcetines con chanclas, una combinación que me llamó la atención y me resultó algo graciosa. Tenía el pelo muy corto, no exactamente rapado pero si con un flequillo cortado milimétricamente.

Era visiblemente más alto que nosotras, mucho más, claro que Noha y yo teníamos doce años, por lo que tampoco era tan difícil. Mientras le veía sentarse en el sofá solo había dos preguntas en mi mente: ¿quién era y porqué era tan guapo?

—Vamos a ir a mi cuarto.— Noha le avisó.

—Me da igual, pero no molestéis porque voy a conectarme a la play con Morad y Omar.— nos ordenó.

—Tontos.— Noha murmuró, y luego me tomó de la mano, arrastrándome por el pasillo con entusiasmo— ¡Que contenta estoy de que vayas a quedarte a dormir Roma! ¡Voy a enseñarte mis barbies, verás que bonitas son!

—¡¿De veras tienes Barbies?!— pregunté emocionada.

Casi no podía creérmelo.

—¡Sii, muchas! ¡Me las compra todas Mohamed! ¡Ven!

—¿Quien es Mohamed?— le pregunté en cuanto llegamos a su cuarto.

Noha cerró la puerta y de un enorme baúl de madera empezó a sacar juguetes a montones.

—Mi tete, el que nos ha abierto la puerta.— tiró una muñeca al aire que por poco no me da en el ojo— Es un poco imbécil a veces pero en el fondo me cae bien, sobretodo cuando me compra juguetes. ¡Mira esto!— me enseñó un muelle— Chulo, ¿verdad? Pues esto es mejor.— me mostró un cubo de rubik— Mohamed los hace en minutos. Es muy listo.

—No sabía que tenías un hermano Noha.— respondí, sintiendo como me ponía nerviosa solo de mencionarle

—Pero si le has visto.

—Ya pero no me habías dicho nada. ¿Cuántos años tiene?

—Él es muy mayor, más que nosotras. Tiene como...— hizo cuentas con las manos— dieciséis años.— respondió impresionada— Toma, ayúdame.— me ordenó, y entre las dos sacamos una enorme casa de muñecas de dentro del baúl— ¿Sabes que también tengo dos hermanas mayores? Son mucho más mayores que Mohamed y que yo pero no viven aquí.

—¿Y dónde viven?— pregunté con curiosidad.

—Una vive en Barcelona, y la otra en Marruecos con papi. Aquí solo vivimos Mohamed, mamá y yo.

—¿Porqué viven tan lejos?

—Mara vive en Barcelona porque está casada, y su marido es de ahí. Tienen una hija, mi sobrina. Nora es que no se lleva bien con mamá, siempre se peleaban. Viajó a Marruecos un verano y decidió quedarse.— se encogió de hombros— ¿Bueno y tú qué? ¿Tienes hermanos?

—Sí, tengo uno. Pero no lo veo nunca.

—¿Por?

—Pues no lo sé. Mi madre dice que está estudiando en el extranjero, pero yo ya no la creo.

—¿Porqué no?— Noha cuestionó, dándome una de las muñecas para que pudiéramos jugar.

—Porque ha pasado mucho tiempo y aún no le he vuelto a ver. Mira, el día en el que se despidió de mi madre y de mí, mi hermano estaba muy triste, lloraba muchísimo. Y ya han pasado como dos años de eso, y no le hemos vuelto a ver más, imagínate.— expliqué.

—¿Sabes que a mi me pasó lo mismo? No te preocupes porque seguro que volverá.— me aseguró convencida.

—¿Te ha pasado?

—Sí, Mohamed también tuvo que despedirse de mamá y de mí hace un tiempo. Se pasó casi un año lejos de casa pero ya está aquí de nuevo, tu misma le has visto. Confía en mi, Roma. Tu hermano volverá.

Después de aquella conversación nos pusimos a jugar. Pasamos incontables horas creando distintas historias con todas las barbies que tenía Noha y su casa de ensueño, hasta que nos entró hambre y fuimos a buscar a Mohamed, puesto a que su madre aún no había vuelto de trabajar.

—Beny.— dijo Noha en cuanto llegamos al comedor.

¿Beny? ¿Su nombre no era Mohamed?

Su hermano estaba sentado en el sofá jugando a videojuegos. Llevaba unos cascos puestos y sujetaba un mando. Además, en la tele había un partido de fútbol puesto, pero era falso, ya que en realidad los jugadores eran de dibujos los manejaba él.

—¿Qué quieres Noha?— preguntó sin mirarnos, dándole con efusividad a los botones.

—Tenemos hambre.

—¿Y? Mamá no tardará en llegar.— respondió— Esperaros.

—Beenyy noo... queremos comer ahora.— Noha lloriqueó, y se acercó a él, colgándose de su cuello.

—Noha no seas pesada, estoy jugando.

—Tenemos hambre, haznos la cena porfi.— se abrazó a él como un monito.

Mohamed, digo Beny (o no se, en aquel momento ya no sabía ni cómo se llamaba) al final cedió con una sonrisa. Le dio un beso a Noha en la mejilla y la lanzó al sofá, haciéndole cosquillas. Noha solo reía, hasta que se cansó y empezó a correr, pero Beny la sorprendió cogiéndola en brazos. Empezó a caminar hasta la cocina y yo le seguí.

—¿Qué os apetece cenar chicas?— preguntó mientras miraba en los armarios— Bueno, tampoco es que haya mucha cosa... ¿Una tortilla va bien? Sino puedo hacer hamburguesas y unas patatas, creo que tenemos.

—¡Siii!— exclamamos Noha y yo, y él rio.

—Bien, pues hamburguesa con patatas para las princesas entonces.— dejó a Noha en el suelo— Iros a jugar, cuando esté la cena os llamo.

—¡Pero queremos cocinar Beny!

—No, Noha, es peligroso. Os podéis quemar.— explicó, y la empujó— Aire enana, y tu también.— me miró a mi— Yo os llamo, va.

Al final y a regañadientes, Noha y yo salimos de la cocina. Nos sentamos en el sofá, donde Beny había estado jugando a la play, y nos pusimos a charlar, no recuerdo sobre qué pero sé que estuvimos un buen rato, hasta que salió de la cocina avisándonos de que la cena estaba lista.

Habían tres platos en la mesa de la cocina: dos tenían hamburguesas y patatas, y el otro un bocadillo.

¿Íbamos a comer con él?

Noha movió el taburete y se sentó, pero a mí me estaba costando separarlo de la mesa y lo peor es que Beny me estaba viendo.

—Pera, pera yo te ayudo.— me frenó— Es que a veces cuesta un poco moverlo.— le observé avergonzada mientras quitaba el taburete. Luego me subí y cuando ya estaba sentada se puso detrás de mi y movió el asiento para acercarme más a la mesa— ¿Así va bien o lo retiro un poco más?

—Así va bien.— respondí con la voz algo temblorosa.

—Que aproveche guapas.— dijo antes de sentarse y darle un bocado a su bocadillo— ¿Qué? ¿Está buena o que?— me preguntó mientras me veía devorar la hamburguesa.

No me culpéis, tenía hambre.

Asentí repetidas veces mientras saboreaba probablemente ls mejor hamburguesa que había comido en mi vida. Él sonrió y me revolvió el pelo.

Vaya. Le he hecho sonreír.

Al final resultó que Beny era muy divertido. Aunque al principio me había dado miedo, se pasó toda la cena haciendo tonterías, solo para que Noha y yo nos riéramos y pasáramos un buen rato. Yo solo le observaba desde mi asiento. No sabía qué era lo que estaba sintiendo, pero cada vez que le veía quería sonreír, y por no hablar del tremendo análisis que llevaba haciendo de su cara toda la noche. Había llegado a la conclusión de que tenía unos ojos rasgados muy bonitos y una sonrisa preciosa.

—Noha, dice mamá que le han vuelto a cambiar el turno ósea que no llega hasta la madrugada.— le explicó mientras leía algo de su teléfono móvil. A Noha le cambió la cara, y enseguida se puso triste— ¿Dónde vais a dormir? ¿En tu habitación o en el comedor?

—En el comedor, así podemos ver la tele.

—Pues va. A recoger la mesa y a ayudarme a prepararlo.

Con ayuda de Beny pusimos un colchón en el comedor con sábanas y almohadas. Habíamos jugado a piedra, papel o tijera con Noha, y a mi me había tocado dormir en el colchón, mientras que ella tomaría el sofá.

—¿A ti te gusta alguien?— preguntó Noha de pronto.

Era una fiesta de pijamas, obviamente saldrían estos temas. Habíamos encendido la lámpara del comedor para poder pintarnos las uñas mientras hablábamos. También nos habíamos intentado maquillar, aunque había salido un poco mal.

—No.— me sonrojé.

Enseguida pensé en Beny, su hermano me había cautivado.

—No mientas.— subió y bajó las cejas— Sé que te gusta alguien.

—¡Que no! Lo juro.— me reí— ¿Y a ti?

—Bueeenooo...— se hizo la interesante.

Lo sabía. Tenía que aprovechar el bug y desviar el tema.

—¡Dime quien! ¡Dime quien!

—Shhh que nos va a oír mi hermano.— se rio— Te enseño una foto, ¿vale? Pero no se lo digas a nadie. Pinky promise.

—Pinky promise.— juntamos los meñiques.

Noha se levantó del sofá en búsqueda de su tablet, que la había dejado en el mueble del comedor. Se sentó conmigo y la puso en medio de ambas. Luego entró en instagram, en el buscador, y buscó un usuario.

—Me gusta este chico. Se llama Alejandro y va a mi clase.— me mostró sus publicaciones.

—¿Y él lo sabe?

—¡No, loca!— negó— Le he prohibido a mis amigas de clase que digan nada.

—¿Y sabes si a él le gustas?

—No, pero me mira mucho. Debe significar algo, ¿no?

—Sí.— asentí divertida— Que le tienes loquito.

Noha me miró emocionada y la conversación se alargó hasta pasada medianoche. Finalmente caímos las dos rendidas y nos echamos a dormir, ella pensando en Alejandro y yo... puede que en su hermano mayor.




















STORMVIBESS🤍🤍🤍
aquí está la introducción! perdón si es muy simple pero es una mini toma de contacto con los personajes.

ahora en un rato os subiré el primer capítulo :) espero que os haya gustado <3

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