Cuando quiera yo salir a buscarte, cuando mires a la Luna y no está. Dejaré la vida pasar con tal poder sentir tus labios sobre los míos, que beses con esa obra de arte a este loco que ya no puede más. Cuando sepas que ya no puedo más, vas a encontrar una forma de llegar a mí como yo la encontraré para llegar hasta ti.

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Samuel sonrió al recordar la primera vez que vió a James en el campo mientras paseaba a unos becerros bebés. Yacía acostado, James estaba a su lado, y ambos estaban tomados de las manos que ahora lucían unos preciosos anillos a juego.

—Aquí fue donde te vi por primera vez.— Dijo con simpleza.

—Lo sé, aquí yo te vi también.— James rió, y eso fue música para los oídos de Samuel.

—Entonces— Se giró para verlo de frente, notando el ligero brillo en su rostro por la luz de la Luna. —, cuando tenías diecisiete le pediste a la Luna que alguien llegara a tu vida.

James asintió sonrojándose un poco. Habían pasado muchos años de que le había contado eso a Samuel. Y que aún lo recordara, solo lo hacía quererlo más.

—¿Crees que yo fui ese alguien?

—No lo creo— James comentó, volteándose para darle la cara a Samuel. —, estoy seguro.

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~Gracias por leer, desde lo más profundo de mi corazón, Osi502~