El hombre mayor los esperaba en la franja de arena, igual que la vez anterior. El cielo estaba teñido de rojo. Minho y Key avanzaban hacia él agarrados de la mano.

La semana anterior se habían casado en la iglesia de la ciudad de Key. Habían celebrado una boda tradicional, rodeados de familia y amigos. Pero la ceremonia de la playa era sólo para ellos.

Habían pasado seis meses desde que habían estado en Grecia, pero las playas estaban más lindas que nunca. Todo era igual que antes, excepto que Minho era el esposo de Key y no su jefe, y que Key nunca había imaginado que pudiera ser tan feliz.

A Key le había encantado su boda, pero sentía que no estaría casado de verdad hasta que celebraran la ceremonia en la arena. Ambos llevaban pantalones blancos y camisas azules. Se adentró en el círculo con Minho de la mano.

Esa vez no había duda alguna.

Esa vez era real.

Si al hombre mayor le extrañaba que renovaran sus votos tan pronto, no dijo nada. Celebró la ceremonia con la misma dignidad que la vez anterior, y Key escuchó las palabras con el corazón.

-Amense y sean sinceros el uno con el otro. Encuentren la felicidad y la paz. - terminó de pronunciar el hombre. Minho y Key sonrieron y se besaron.

-Lo haremos- dijeron al unísono.

FIN.