Capitulo 10
Excepto que no lo eran en realidad. Key se tropezó al pensar en ello con claridad. Minho estaba detrás de él, acariciándole el cuello mientras lo aprisionaba contra la puerta para besarlo otra vez.
-¿Qué te pasa? - preguntó él.
-¿Crees que no nos arrepentiremos? - preguntó a su vez Key - Después tendremos que trabajar juntos - le recordó, mientras él lo besaba en el cuello - ¿cómo vamos a hacerlo si...?
-¿Y cómo vamos a estar aquí dos semanas si no...? - contestó Minho, sonriendo con picardía . Tomó la punta de la polera de Key y comenzó a sacarla por sobre su cabeza - Olvidémonos del trabajo por ahora.
Key se estremeció al sentir sus caricias. Sabía que no resultaría tan sencillo como él decía, pero no podía pensar, y menos cuando el recorría su cuerpo con las manos, mientras lo besaba de forma apasionada. Al instante, se rindió ante el deseo. La cama era maravillosa y, la idea de estar completamente a solas, muy atractiva. Nadie podría verlos. Nadie podría oírlos. Sólo estaban los dos, con sus cuerpos entrelazados, y nada importaba, excepto acariciarse, saborearse y sentirse.
-Pensemos sólo en estar aquí - Susurró Minho - centrémonos en el ahora.
Así que Key eso hizo. Tomó a Minho por el cabello y lo llevo hasta su boca, su piel le quemaba, y le parecía que había pasado una eternidad desde que lo hubieran tocado. Se estremeció por completo cuando sus pieles desnudas se tocaban, Minho mojo sus dedos con su boca y la llevo hasta su entrada, no podía permitirse preámbulos, cuando estaba tan excitado, tan deseoso de entrar en el cuerpo de Key. Cuando sus dedos entraron en su entrada, sintió su estrechez, Key confirmo aquel punzante dolor, echando su cabeza hacía atrás. Cuando Minho sintió que Key apretaba sus dedos, los reemplazo con su hombría, sin esperar entró, Key afirmo el trasero de Minho deteniéndolo brevemente para acostumbrarse, pero fue el mismo que se comenzó a mover, para liberar esa tensión sexual, que sentía. Los gemidos inundaron el lugar, de la misma forma que sus pieles al chocar, Minho tomo a Key, y comenzó a masajearlo de arriba hacía abajo, verlo morder sus dientes, lo hizo perder la razón, lo penetro con fuerzas, haciendo que los gritos fueran más extremos. Alcanzando el clímax en cosas de minutos, pero cuando hizo el intento de salir Key lo detuvo, haciendo que se moviera un poco más en busca de su propio placer.
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Los días siguientes permanecerían para siempre en la memoria de Key. Por las mañanas continuaron yendo a bucear a los arrecifes, y las tardes las pasaban en la playa, nadando, leyendo o tumbados a la sombra charlando.
A menudo, Key se conformaba con sentarse a contemplar el mar. Inhalaba despacio, saboreando la brisa marina y sintiendo el calor del sol en el rostro, observando como las palmeras se movían con el viento. Minho llevaba días sin abrir el notebook. Se despertaba temprano y, mientras Key seguia durmiendo, paseaba hasta el embarcadero.
Key prefería los atardeceres. Minho solía preparar algo de beber y, juntos, se sentaban en el porche a ver la puesta del sol. En silencio, contemplaba como el cielo se tornaba de color rosa anaranjado, mientras el mar resplandecían y ambos recordaban como se habían prometido amor mutuo bajo la misma luz.
Key deseaba poder quedarse para siempre en Grecia. Le encantaban los colores, el olor de la brisa marina, el viento caliente que acariciaba los árboles. Pero sobre todo, adoraba estar con Minho. Adoraba las noches, y las mañanas, cuando él regresaba de su paseo para despertarlo con sus caricias. Las tardes a la sombra. Le encantaba cada momento, cuando él lo acariciaba, o cuando él lo buscaba y lo encontraba a su lado. Pero bajo el placer que obtenía a cada momento se ocultaba la idea de que aquello no podía durar. Key intentaba no pensar en que pronto tendría que regresar a Corea, y a sus días grises. A las aglomeraciones del metro y los lunes por la mañana. Y sobre todo, a ser el secretario de Minho.
No volverían a pasar mas noches juntos.
Ni a compartir su amor.
Key trataba de no pensar en ello, pero los días pasaban con rapidez y, de pronto, era su última noche en Grecia. Apoyado en la barandilla del porche, observó junto a Minho la puesta del sol.
"No estoy preparado. No puedo enfrentarme a esto todavía"
Pero tendría que encontrar la manera de hacerlo, y de asegurarle a Minho que no había olvidado lo que habían acordado. Giró la copa de vino entre sus dedos y dijo:
-Me resulta curioso pensar que esta sera la última vez que hagamos esto.
Era la última vez que verían junto la puesta del sol. La última vez que se sentarían en la oscuridad para observar a los murciélagos. La última vez que harían el amor en aquella enorme cama.
"Ya sabía que llegaría este momento", se recordó Key. No era una sorpresa.
-Mañana, a estas horas, estaremos en Corea.
-Si - dijo Minho.
Él debería alegrarse. Regresaría a su despacho, al lugar donde todo lo tenia bajo control. No como allí. El sol y el mar habían derribado sus defensas, y él había olvidado la lección que había aprendido hacia tiempo sobre como guardar sus sentimientos y mantener el control. Se había relajado y se había entregado a Key. En un principio le había parecido bien, pero empezaba a preguntarse si no habría cometido un gran error.
En un principio, le había parecido una idea sensata. ¿Para que iban a estar dos semanas frustrados cuando eran adultos y podían llegar a un acuerdo? Todo iba a ser fácil. Tenían un tiempo límite. No tendrían que discutir acerca del cuando o como decirse adiós. Cuando pasaran las dos semanas, todo habría terminado. Así de sencillo.
Pero no había pensado en lo rápido que se acostumbraría a Key, a su risa, a su calor, y a la pasión salvaje que se había desatado entre ellos. No había pensando en que llegaría a desearlo de esa manera. Siempre había podido controlarse, y sin embargo, necesitaba tocarlo, saborear el sabor salado de su piel, sentir su sonrisa contra su cuello.
No podría volver a hacer nada de eso.
Minho trató de convencerse de que todo saldría bien, de que se distraería con el trabajo, pero cuando se imaginaba durmiendo sin Key acurrucado a su lado, sintió un nudo en el estomago y un vacío en el pecho.
-Quizás cuando lleguemos a casa lo veamos todo de otra manera -
-Estoy seguro de que será así - dijo Key - ha sido maravilloso, pero ambos sabemos que no es real. La realidad es que iremos a trabajar el lunes por la mañana y tendremos que enfrentarnos a todo lo que haya sucedido mientras hemos estado afuera. Estaremos demasiado ocupados como para recordar que yo soy tu secretario y tu eres mi jefe.
A Minho después de convivir con él, de reírse con él, de hacer el amor con él, la idea de vivir sin él, le hacia que la vida le pareciera deprimente.
Si eso era el amor, a Minho no le gustaba.
Aquello no era la felicidad que Key había descrito. Tenia la sensación de estar al borde del abismo. ¿Y si no era amor? Minho no se fiaba de ese sentimiento. Era demasiado desagradable. Se había enamorado de Key.
Y no podía contárselo, lo avergonzaría y lo haría sufrir. Y Minho no podría soportarlo. Además, si se lo contaba, Key podía decirle que no. Quizás lo rechazara, y Minho tampoco estaba seguro de poder soportarlo. Otra vez no. No se atrevía a decir nada. No podía arriesgarlo todo por unos sentimientos de los que ni siquiera estaba seguro. Y por eso había tratado de distanciarse un poco durante los dos últimos días. Lo mejor era que esperara a llegar a casa para ver si esos extraños sentimientos eran reales o, simplemente, una fantasía.
Key dejo su copa sobre la barandilla y se volvió hacia Minho con una amplia sonrisa.
-Ha sido maravilloso, nunca olvidare los días que hemos pasados juntos. Minho, me resultará difícil acostumbrarme a viajar sin tantos lujos, pero cuando vaya a una playa o vea una palmera, pensaré en ti.
-¿Sigues pensando en marcharte de viaje?
-Por supuesto, y ahora más. Estar aquí ha hecho que aprecie la verdadera esencia de los viajes. Puede que no encuentre un lugar tan bello como este, pero encontrare otros lugares bonitos.
-Key...
-Tú...- ambos se callaron de golpe.
-Sólo quería decirte.... Bueno, va a ser difícil hablar de esto cuando regresemos- dijo Minho - quizá sea mejor no hacerlo y fingir que esto no ha sucedido, pero quiero que sepas que te estoy agradecido por todo lo que has hecho.
-No tienes que agradecérmelo, lo he pasado de maravilla.
-¿De veras?
-De veras .- dijo Key, y lo miro fijamente a los ojos, Minho lo agarro y lo atrajo hacia si.
-Te echare de menos - confesó Minho.
-Yo también, es difícil pensar que mañana, a estas horas, todo habrá terminado.
-Todavía no ha terminado.
Minho inclino su cabeza para besarlo.
Si hubo una pequeña escena de secso 😂😂...
Lamentablemente está historia ya casi llega a su final...
Gracias por su apoyo❤😭
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