10 ~Conexión~
~Supe que eras tú, cuando sentí que mi alma conectó con la tuya~
−¿Vas a dejar ir a ese hombre? −preguntó la joven a Gabriela.
−¿Perdón?
−Si yo fuera tú, no dudaría en irme con él.
−Lo acabo de conocer. −aclaró sorprendida.
−No parecía eso en la forma en que te miraba.
−Me refiero a que lo conocí en el avión, se sentó junto a mí.
−Al parecer le gustas, y mucho ¿no me digas qué no te diste cuenta en todas la horas que estuviste a su lado?
−Es un desconocido, además no lo voy a volver a ver.
−Desconocido, ya no es. Yo con verlo casi babeo y si yo hubiera estado en tu lugar, después de conversar con él por el quince minutos, estaría invitándolo a algún lugar para conocernos mejor. −mencionó con una sonrisa pícara.
−¿Es guapo verdad?
−Es más que guapo. Es la perfección hecha hombre, el sueño de cualquier mujer.
−Es muy alto, me he ver bajita junto a él. −expresó, pensando que ella mide 1.63 y él posiblemente casi 1.90.
−Cualquier mujer se vería bajita al lado de él. −afirmó la otra mujer riendo.
Mientras Gabriela se dirigía a el Hotel Barocco, no podía dejar de pensar en Enzo; en lo varonil que se veía con ese bigote y barba de un par de días, además de la sensación que dejo en su mejilla después de darle un beso. No sabía que tenía ese hombre que la hacía pensar locuras, tal como acariciar su rostro pasando sus manos por su barba para después descenderlas y palpitar los músculos de sus brazos y tórax. Algo que no sucedería porque estaba segura de que no le iba a llamar y por supuesto ella no le llamaría.
Era cierto que Ismael no le rompió el corazón porque se dio cuenta que no estaba locamente enamorada de él, pero sí hirió su ego. Sobre todo, porque su mamá siempre le inculco la importancia de ser una mujer decente e inteligente en vez de ser una mujer hermosa. Cualidades que la mujer con la que la engaño Ismael, claramente no poseía. Después del fiasco que se llevó con Ismael, dudaba que un hombre como Lorenzo, tuviera interés en ella; lo más probable era que estuviera acostumbrado a coquetear con cuanta mujer se le pusiera enfrente para poder pasar un buen rato con quien se lo permitiera. Con eso en mente, se obligó a suprimir ese hormiguero y esa extraña sensación que dejo Lorenzo en su mejilla y en su cuerpo después de despedirse de ella.
Gabriela había salido de su departamento a las siete y media de la mañana y el vuelo de Nueva York salió a las nueve de la noche. En Italia eran las cuatro de la tarde pero para ella eran las seis de mañana, prácticamente tenía despierta cerca de veinte horas. Estaba emocionada de estar Roma, pero eso no le quitaba lo casada que estaba, algo de lo que ni se acordó cuando estuvo entretenidamente conversando con Enzo.
Cuando Gaby llego a la habitación del hotel, por un rato admiro la hermosa vista que tenía, mientras se comía lo que compró en el aeropuerto para la cena. Al terminar, saco de su maleta la ropa que iba a necesitar y se fue a bañar, cuando estuvo lista para ir a dormir dio una última mirada antes de cerrar la cortinas. Enseguida le envió un mensaje a Fernando para que le informa a Oly que había llegado bien y después puso a cargar su celular antes de acostarse. Fue imposible no pensar en su mamá y en ¿cómo estaría en ese momento? por un instante creyó que iba a tener dificulta durmiendo, pero no fue así; después de sus oraciones de la noche quedo profundamente dormida.
Al día siguiente, se levantó con calma ya que ese día se iría de excursión ella sola, por lo que sin prisas se alisto para desayunar algo antes de comenzar su recorrido. Lo primero que visitó fue la fuente de Trevi, la más icónica de Roma. Después de ahí fue a conocer El Panteón de Agripa, el cual fue un templo y en la actualidad es una iglesia católica. Prosiguió a caminar por uno de los puentes más antiguos y bonitos de Roma, en el cual se pueden apreciar estatuas de diferentes ángeles, y del cual se disfrutar las hermosas vistas del castillo de San Ángelo. Dejando para el final la Basílica de San Pedro y los museos del Vaticano.
Gaby tomó unas cuantas fotos de los lugares que visito y una que otra selfi, para después mostrarle a Oly. Como si su amiga le hubiera leído la mente, en ese momento le entro una llamada a su celular nuevo y sin dudarlo contesto, ya que sólo Oly sabia el número. Aprovecho que estaba en la Plaza Española para buscar el restaurante al que quería ir, mientras conversar con su amiga.
−Hola Oly, ¿cómo estás?
−No tan bien como tú, pero aquí estoy. −comentó su amiga riendo.
−¿Has sabido algo de mi mamá o de Ismael, no fueron armar un escándalo al trabajo?
−Tanto así como armar escándalo, no, pero tu mamá marco y pidió hablar con el jefe quien no pudo decirle más que la fecha aproximada de cuando regresas a trabajar. Ismael vino con su actitud prepotente y se fue como perro con la cola entre las patas. Ya que, al no saber él en donde estabas, fue fácil deducir que tomaste tus vacaciones porque no te vas a casar, ni vas a tener luna de miel. Después de que no le pudo sacar nada nuevo al jefe, se acercó a mí con la sonrisa más hipócrita que tenía para hacerme platica y hacerse la víctima ¿cómo si yo no supiera quien es en realidad?. Lo único bueno de eso, fue que solito me dió la oportunidad de decirle unas cuantas verdades.
−¿Qué le dijiste?
−Que era un sin vergüenza al atreverse a pedirme información sobre ti, cuando él fue el único responsable de que te fueras sola. También le dije que era un descarado y poco hombre al hablar mal de ti después de que te estuvo viendo la cara por no sé cuánto tiempo. Para terminar, le dije que me daba gusto que no te fueras a casar con él porque no te merecía.
−Guaou... me alegro de que le hayas dicho eso, espero no la agarre contra ti.
−No me puede hacer nada, que de gracias que estábamos en trabajo, si no le hubiera dicho hasta de que se va a morir el infeliz.
−¿Te dijo algo? −preguntó temerosa de que haya sido grosero con su amiga.
−Puras estupideces, me quiso asustar amenazándome con que si no le decía a donde te habías ido, te iba a reportar como desaparecida. Y que yo tendría que decirle a la policía en donde estabas porque de no hacerlo estaría interfiriendo en una investigación y eso era una delito.
−¿Cómo se atreve?
−De él ya nada me sorprende. Hubieras escuchado lo ridículo que se escuchó al creer que me iba a intimidar. −comentó riéndose. −Le dije que lo hiciera, que quería ver como se reían de él al descubrir que te fuiste un par de semanas porque ya no aguantabas su acoso. Por último, le dije que era más delito intentar abusar de ti y reportarte como desaparecida cuando tú le dejaste una carta a tu mamá.
−Espero que se queden en paz y no vayan a molestar más.
−Tú no te preocupes de eso, mejor cuéntame... como te la estas pasando. ¿Has visto monumentos de carne y hueso, ¿cómo esos que recetan los doctores para el mal de amores?
−¡Qué cosas dices! −respondió nerviosa.
−¿Eso es un sí o es un no?
−Es un sí. −confesó tímidamente riendo mientras se disponía a seguir buscando el restaurante Grano Frutta e Farina, sin tener idea de que unos ojos azules la estaban observando embelesado al ver los gesto que hacía y sonreía al verla reír.
−Vedo che l'hai trovato
—(Veo que la has encontrado) −comentó una mujer mayor.
−Ecco com'è la nonna. Ecco com'è la nonna
−(Así es abue. Vamos quiero que la conozcas.)
−¡Cuéntame! quiero saberlo todo. −pidió Oly.
−Se sentó junto a mí en el avión...es el hombre más guapo y varonil que he visto.
−No es que no te crea, pero después del cucaracho con el que saliste por cuatro años; hasta no ver, no creer. −comentó Oly, haciendo reír a Gaby.
−¿Cómo se llama?
−Enzo, bueno Lorenzo Di Santi.
−Hola belleza. −saludo Lorenzo, enfrente de ella sin ocultar la gran sonrisa que se formó en sus labios, al haber alcanzado a escuchar que decía su nombre a alguien en el celular.
−¡Enzo...,hola! −dijo perpleja viéndolo a los ojos por unos segundos, cuando reaccionó se ruborizó e hizo una súplica silenciosa para que no la haya escuchado hablando de él.
−¿Está él ahí? −preguntó su amiga.
−Si... te voy a dejar, te marco en cuanto llegue al hotel. −dijo apenada y visiblemente nerviosa.
−¡Que sorpresa! No esperaba encontrarte. −confesó mirando sin saber porque le atraía tanto.
−Parece que el destino se empeña en juntarnos. −mencionó con una hermosa sonrisa.
−Eso parece. −dijo ella tímidamente, percatándose hasta ese momento de que él no iba solo. Miró con ternura y por le dio una dulce sonrisa a la mujer que iba con él.
−Permíteme presentarte a una de las mujeres que más amo; mi abuelita.
−¡Piacere di conoscerla, signora! Sono Rachel.
−(Encantada de conocerla, señora) −saludó Rachel extendiendo su mano.
− Il gusto è mio, carino.
−(El gusto es mío, cariño) –respondió la señora acercándose para darle un fuerte abrazo y un par de besos.
−¿ Cosa hai detto di me?
−¿Qué le dijiste de mí? −le preguntó la mujer a Lorenzo.
− Le ho detto che eri una delle donne che amo di più.
−( Le dije que eras una de las mujeres que más quiero)
−Sono quello che ami di più.
−(Soy a la que más quieres.) −aseguró la tierna mujer, fingiendo enojo.
− Va bene, ma non dirlo a mia madre.
−(Está bien, pero no le digas a mi mamá.) −susurró Lorenzo acercándola más a su lado, para después darle un par de besos sobre su cabello plateado.
Gabriela admiró la buena relación que se veía que tenía con su abuelita y fue hasta ese momento que vio que él sostenía varias bolsas con distintos logos.
−Eres afortunado al tenerla. Cuídala mucho y siempre dile cuanto la quieres. −dijo con nostalgia, al pensar que ella no recordaba el rostro de ninguna de sus abuelitas.
Después de que Lorenzo le tradujo lo que Gabriela comentó, la señora la invito a que fuera a visarla cuando gustara. Invitación que ella agradeció antes de despedirse y de preguntarle si sabía en donde quedaba el restaurante.
−¿Qué me recomiendas? −preguntó ella.
"Que te quedes a mi lado para siempre" −pensó, sin entender de donde venia ese pensamiento.
−Pizza al taglio, y el dulce que más te apetezca comer. −sugirió antes de despedirse de ella con un abrazo y un beso en la mejilla, el cual por los nervios no supo si en realidad duro mucho o fueron sus nervios los que le hicieron sentir eso.
−Cuídate hermosura. Nos vemos pronto. −dijo Lorenzo, antes de irse con su abuelita abrazada.
A pesar de que era tarde, el lugar estaba lleno por lo cual le toco esperar un rato para que le llevaran su orden, lo cual no le importo porque por suerte encontró una mesita cerca de la ventana.
−¿Cosa ne pensate, nonna?
−(¿Qué te pareció, abue)
−Mi ha ricordato tua madre, ti guarda nello stesso modo in cui tua madre guarda tuo padre.
−(Me recordó a tu mamá...ella te mira de la misma forma en que tu mamá mira a tu papá.)
−Penso che tu abbia trovato la donna dei tuoi sogni.
—(Creo que encontraste a la mujer de tus sueños)
−Así es, ahora no tengo la menor duda. −declaró, volteando sobre su hombro derecho para verla una vez más, y ver como su cabello negro recogido en una cola alta se movía al ritmo de sus pasos.
MIL GRACIAS POR CONTINUAR LEYENDO Y POR SU APOYO
¿Qué les pareció?
Los quiero,
Lynn Baez
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