Capítulo 59
La incomodidad crecía en mi, una mezcla de tensión y vulnerabilidad que no había experimentado antes. Era diferente, extraña, la sensación de saber que alguien más, un ente, tenía acceso directo a mi mente y carácter. El solo hecho de que Astra, mi loba espiritual, ¡mencionarla así sonaba aún mas extraño viniendo de mi! Se suponía que siempre había sido una humana rara y común, por mis gustos y la forma en la que me relaciono con las personas que conozco.
Astra, ese nombre para una loba espiritual propia, parecía tener el mismo peso que tenía ser la "domadora de criaturas mágicas" y que al mismo tiempo se conectara conmigo justo ahora... ¡Enserio que parecía todo casualidad calculada! Por que si lo pensaba seriamente, todo esto estaba sucediendo a unas semanas, pocas, de que Elisey me hubiera marcado como su humana, su mujer... Y su Luna. ¡inclusive me estaba dando vergüenza pensar esto y saber que otra criatura estuviera escuchando lo que pienso y siento! Y por si fuera poco, que otra cosa que no fuera yo tuviera acceso sobre mi carácter explosivo, ¡Era otro estrés para mí!
Habían pasado ya más de treinta minutos desde que podía sentir la mirada protectora y perspicaz de ese rubio aleman del cual cada vez me sentía más fusionada a su encanto. Y aunque mi incomodidad no fuera una reacción por su causa, la sentía aumentar con cada segundo, y eso se debía a que mi vejiga estaba por explotar como también deseaba unos minutos de espacio personal pero... ¡mi cuerpo no se movía!
«¡Astra déjame moverme caranchos!»
Intenté disimular para no incomodar a mi rubio, pero asentir al escuchas sus palabras tranquilizadoras ya me estaban sabiendo a ridiculez. No por lo que significaban sino por como estaba siendo mis acciones hacia él.
En serio necesitaba estar sola, despejar su mente y recuperar algo de control. Justo cuando se levantaba con la intención de ir al baño para distraerse en su neceser y calmarse un poco, Astra intervino.
«No quiero. Me rehúso a moverme de aquí, es mío y si nos separamos no creo tener control»Astra comunicó directamente, su voz resonando en mi mente y casi de inmediato sintió cómo su cuerpo permanecía inmóvil, sin responder a su voluntad.
«No tengo mucha paciencia y ... ¡Necesito orinar, carajo!»respondí molesta intentando moverme aún con la dificultad pesada que se cernía en mi propio cuerpo.
Fue entonces cuando, molesta e inquieta, no pude evitar soltar una pregunta en voz alta:
—Elisey, ¿qué hago para que Astra deje de gobernar mis movimientos?
Frustrada levanté la mirada hacia esos ojos similares al cielo despejado, buscando su guía, su salvación.
Elisey, al percibir la gravedad de su preocupación, dejó a un lado su usual postura seria y bajó la mirada hacia ella, con una dulzura que irradiaba seguridad y confianza, pero también con la firmeza propia de un Alfa experimentado. Sus manos se posaron suavemente en la cumbre de mi cintura, y su mirada se hundió con la mía, transmitiéndome una serenidad que parecía aligerar la dificultad de respirar que padecía al de una más pausada.
—Bruna, sé que esto es algo completamente nuevo para ti —empezó con voz suave, pero cargada de determinación—. Astra es una parte de ti, una parte que ha esperado mucho tiempo para manifestarse. Al ser un espíritu fuerte y tu loba interna, no siempre va a obedecer al instante. Pero no te preocupes, porque todo esto es cuestión de entenderse mutuamente.
Entenderse mutuamente. Añarako peguaré! Por si fuera poco, ahora debía tratar de sobrellevar una amistad con alguien en mi interior para que no fuera un caos por fuera, ya era suficiente lidiar con ser una Luna reservada y persona capaz de mantener la calma en la sociedad. Cada vez se me aumentaban las responsabilidades e interacciones.
Él le dedicó una leve sonrisa antes de continuar, como si quisiera recordarle que esto no era algo imposible de dominar, sino un desafío que ella podía superar.
«Tiene una linda sonrisa, es guapo, ¿Verdad?»preguntó Astra.
Los colores y calores subieron a mil sobre mis mejillas, mi mente por un solo instante se había quedado en blanco para admirar esos labios y sonrisa cálida que Elisey ofrecía.
«¡Shhh! No lo digas alto, ¡que Björn se lo puede decir y moriré de vergüenza!»repliqué nerviosa, tratando de controlar mi propio gesto facial.
—Lo primero que debes hacer —dijo mientras la miraba con intensidad— es comunicarte con ella desde la calma. Sé que tienes un carácter fuerte, y eso es algo que Astra respeta, pero a veces, para llegar a un acuerdo, necesitas aprender a escuchar antes de pedir que te escuchen. Cierra los ojos y respira hondo, busca ese vínculo con Astra y dile cómo te sientes. Hazle entender que tú también necesitas control en ciertos momentos, que esto es una colaboración, no una lucha de poder.
Asentí lentamente, absorbiendo cada palabra, siguiendo su guía... cerré mis ojos y aunque aún le resultaba difícil concebir la idea de "negociar" con otra entidad dentro de ella. Sin embargo, la voz cálida y firme de Elisey la hacía confiar en que esta nueva relación era algo que podía manejar.
«Te sigue atontando su voz. Nuestro Alfa es perfecto para nosotras»dijo Astra con una voz risueña y elegante.
La quise mirar mal. ¿Pero cómo se miraba mal a un ente que estaba dentro de ti? ¡Arg, esto iba a ser como un caso de esquizofrenia! Debía aprender a sobrellevarlo porque pronto iría a casa y si me encontraban hablando sola, uff que lío se armaría. Aunque, ¿Desde cuando me preocupo por el que dirá el resto? Cierto, no me importa.
Respiré hondo, seguí escuchando las indicaciones que llegaban a mis oídos.
—Y no te detengas en el primer intento —añadió Elisey, como anticipando sus dudas—. Si Astra se rehúsa a dejarte ir ahora, no lo tomes como un rechazo. Piensa en ello como una oportunidad de conocerla mejor. Poco a poco, ella se acostumbrará a seguir tus indicaciones, a escuchar tus deseos.
«Bueno, vamos a ver como es esto.»pensó e imaginó encontrarse de frente con esa espesura de color lilacea, el color con la que percibía a Astra«Explicame la verdadera razón del porque no me puedo alejar de Elisey»
Enseguida pude escuchar un suspiro y como si pudiera escucharla por ambos oídos, lo cual produjo un escalofrío en mi piel, escuché su voz.
«Estuve mucho tiempo incapacitada para sentirlo. Sentir su presencia. No quiero volver a estar olvidada en el segundo plano de tu mente»confesó Astra con cierta pigmentación de molestia en esa voz mayor y femenina.
Levanté las cejas, sorprendida. Realmente no me imaginaba ese motivo ni por asomo.
«Bueno, esa razón está justificada. Todo lo que me estresa o no se manejar lo mando a segundo plano, conoces muy bien mi forma personal de ser»admito resignada«Pero ahora no creo que vaya a hacer lo mismo, como dijo ese encanto alemán, somos una misma persona estando juntas y no nos vamos a poder mover si no estamos a gusto. No creo poder ignorar ese hecho.»
«Entonces, ¿me dejarás estar más tiempo así?»dijo Astra emocionada.
«Te dejaré estar más así, solo si... ¡nos vamos ahora al baño! ¡me orinaré encima de Elisey y por tu culpa no voy a querer verlo de la vergüenza!»exclamé nerviosa al sentir el dolor en mi panza al sentir la enorme necesidad.
Y como si hubiera sido el susto suficiente, mis brazos, piernas y cuerpo dejaron de sentirse pesados. Recobré el control sobre mi cuerpo. Miré feliz a Elisey y sin perder un instante más, dije:
—¡Voy al baño!
Y sin escuchar una contestación ni dejarlo digerir siquiera mi frase. Me quité de su agarré, tropecé y trastabille unas cuantas veces hasta me golpeé el hombro contra el marco de la puerta pero la cerré tan fuerte que en un instante ya estaba en el retrete, y liberando mi urgencia con alivio.
«Quedaron tontos. Pero Björn ha entendido porque has huido de los brazos de Elisey»comunicó Astra.
La ignoré, cerrando mis ojos y acariciando mis sienes, necesitaba paz y no recordar la vergüenza ajena que me esperaba detrás de la puerta.
Seguidamente a esto, escuché la suave risita de Astra inundar mi mente.
[...]
Tras unos minutos después, salí del baño con las manos limpias y aromatizadas con el jabón de menta que Elisey había comprado para mi. Ya más tranquila me subí a la cama, y de vuelta me acurruqué entre los brazos del rubio de ojos celestes.
—¿Estás mejor?—preguntó curioso.
—Si, mucho mejor... ¿en qué ibamos?—pregunté sintiendo la vergüenza instalada en mis mejillas.
Elisey deslizó una mano hacia su mejilla derecha, dándole un leve roce para devolverla a un estado de calma.
—Bien, recuerda esto: Astra es parte de tu fuerza, de tu naturaleza como futura Luna. No estás enfrentándote a una enemiga, sino uniéndote a una aliada que velará por ti siempre, incluso cuando tú misma no puedas hacerlo. Con el tiempo, aprenderán a confiar la una en la otra, a moverse juntas. Y, en este momento, si necesitas tiempo, lo tomaremos; si necesitas espacio para conocerte, yo estaré a tu lado. Así que, si Astra decide permanecer contigo, aceptémoslo hoy. Mañana, quizás, ya podrás dar el próximo paso.
—Gracias Elisey, aunque te debo corregir un detalle de todo lo que has dicho. —confesé risueña ante la sensación de tranquilidad que podía percibir en todo mi ser. Tomé ese rostro hermoso entre mis manos y aclaré su confusión clara:— Astra es parte de mi como Luna, si, pero creo que está mas pegada a la parte de ser domadora de criaturas mágicas.
«Así es, mi principal necesidad fue salir para guiarte en ese sentido. El tutor que tienes y tus apoyos amistosos, no serán eficientes si no tienes un apoyo específico como lo soy yo. Como bien dije al presentarnos, soy la maga protectora de criaturas mágicas, seré quién podrá ayudarte mucho mejor a domarlos»confesó segura Astra.
Björn pareció comunicarselo a Elisey.
—Ya veo, entonces le diré a Hans que solo se concentré en el manejo de tu habilidad Elemental y tu preparación fisica para todo tipo de combate —responde con el ceño ligeramente fruncido como si estuviera pensando en muchas cosas.
Sin darme cuenta, mi mano ya se encontraba aplanando ese punto entre sus cejas, cohibiendo al Alemán.
—Tranquilo, Astra nos ayudará con todo el lío, ya no hace falta que te sobrepreocupes tanto, cielo mío —susurré con una mezcla de agradecimiento y una paz sublime.
Elisey, con una sonrisa suave, acarició su rostro una vez más y añadió:
—Eres un amor de Luna, preciosa.
—Aish, y tu no te quedas atrás. Eres mi encanto alemán.
Siendo así como los dos nos acurrucamos, dejo que Astra pueda abrazarlo un poco mas mientras que el cansancio mental hace que caiga dormida instantáneamente.
[...]
El día comenzó despacio, con la luz tenue del amanecer colándose por las cortinas altas de la ventana de la torre. Apenas eran las siete de la mañana y el ambiente aún estaba en calma, un silencio reconfortante que solo compartía con Elisey. Astra se mantenía en calma y feliz, casi que la podía imaginar con un aura armoniosa, sin embargo, el hambre hizo acto de presencia logrando que sus ojos se abrieran paso al mundo exterior, fuera de sus pensamientos.
Aunque sus manos pudieron percibir mucho antes que su propia mente que Elisey no se encontraba acostado sino que ella se encontraba volteada y abrazando una almohada que claramente no era el cuerpo cálido de ese rubio alemán. Gruñó por lo bajo, se desperezó en la cama, crugiendo desde sus muñecas de las manos hasta sus tobillos de los pies, hasta una última exhalación que pareció mas bostezo que otra cosa. Volteó su cuerpo hacia donde percibía a Elisey, encontrandose con un rubio muy trabajador con algunos papeles en sus mano en el escritorio frente al ventanal; al parecer el Alfa revisaba algunos papeles importantes.
El entorno era tranquilo, íntimo. Amaba ese silencio, por lo que no demoró en tomar la almohada y colocarlo bajo su mentón y cabeza, quedándose a verlo por un poco mas. Lo admiraba, lo tenía como un hombre muy responsable, atento y con los pantalones puestos a la altura de sus obligaciones.
«Lo admiras como toda enamorada.»interrumpió Astra con una risita suave en su mente.
Frunció el ceño, no quería ser una tsundere (hostil, tosca o brusca) aunque quierase o no, eso demostraba las veces que quería ser fuerte ante un entorno hostil. Decidió escucharla por no contradecirla, no había necesidad, aunque le diera pena que alguien que no sea ella misma se lo evidenciara.
«No ha querido despertarte, por lo que mandó traer sus labores donde estamos. Es muy caballeroso, un galán de primera»dijo Astra igual de encantada entorno a Elisey.
Entre mis labios percibí una sonrisa. Era obvio que a ambas nos iba a gustar, eramos una sola persona y debíamos querer a nuestra pareja como tal. No iba a ponerme en modo celosa en contra de Astra.
—¿Cuánto tiempo deberé esperar a que vengas a besarme, mi pequeña Luna?
La voz sinvergüenza, ronca y de acento Alemán hizo saltar a mi corazón. Más aún cuando vi esos ojos azul celeste mirándome, se había girado a verla, por consiguiente, pillandome en mi momento de admiración por el.
—Tengo todo el derecho de verte, eres mío —me excusé inmediatamente por la vergüenza, mientras hundía mi rostro en la almohada.
—No me estoy quejando por ello. —responde con una sonrisa impecable el rubio de mirada azul celeste.
Avergonzada hasta las orejas, de un golpazo bruto me deshice del cobertor que me cubría, me senté a la orilla de la cama y con determinación respiré hondo antes de levantarme, con calma y cinco minutos después ya me dirigí hacia él.
—Me apena saber que me pillas cuando te veo, pero sé que eres igual cuando duermo —comentó con tranquilidad antes de inclinarme ante él y besarlo dulcemente en los labios.— Buenos días, mi cielo.
Elisey sonríe entre nuestro beso, deja los papeles y se voltea completamente, y de paso colocarme en su regazo. Besando otro poco más mis labios, logrando que el amor estalle en mi cabeza y corazón.
—Me encantan tus besos...
«Nos encanta.»corrigió Astra.
—Ups, nos encanta. Astra también esta a gusto contigo.
—Encantado. Björn está ansioso...
Frunzo el entrecejo al escucharlo.
—¿Y porqué lo está?—preguntó confundida.
«Es claro, si existo yo, podrás en un tiempo también transformarte en loba»respondió Astra con una suave diversión en su voz.
—¿Qué tienes, Bruna? Estas pálida, ¿Qué ha dicho Astra?—pregunta nervioso Elisey, levantando su rostro con preocupación.
Lo miré con incertidumbre pura.
—Yo no he despertado a Astra como tu en la edad necesaria... ¿cómo se supone que pueda hacer eso de ser loba? ¡no me agobies más Björn! Apenas y puedo manejar la existencia de Astra —protesté agobiada por esa idea.
Elisey suspira y parece aliviado, al saber que no era algo muy grave.
—No hay apuro, solo es una ilusión anticipada por nosotros. Pero no hay ningun problema en que puedas ser capaz de transmutar en Astra, como he dicho antes, todo parece indicar que tienes la genética recesiva por lo que, debemos estar preparados ante esa abertura de ese nuevo rasgo físico en ti —le confiesa con esos ojos azul celeste impregnados en nerviosismo y preocupación.
—La verdad que da cierto morbo, pero... Como dije, siempre he sido solo una humana, pensar que podría hacerse real aquel aspecto fantasioso da pánico. ¿y si termino atrayendo mas peligro a la manada? ¿O ...?
No pude seguir diciendo algo mas, porque Elisey colocó sus dedos sobre mis labios.
—No pasará nada malo. Solo estás volviendo a lo que alguna vez debiste ser. No eres algo malo, sino que estás tomando la forma de algo mucho mas bello de lo que ya eres —dijo Elisey.
«Ademas no dejaré que te hagan daño, ningún ser elemental o criatura mágica te dejará indefensa»aseguró Astra.
Cerré los ojos y respiré profundo, asintiendo ante la sabiduría de ambos. Quito con cuidado los dedos de mi compañero y lo envuelvo entre mis manos con cariño.
—Comprendo. No pensaré mucho en un futuro incierto y trataré de ir con calma, aunque... No soy muy buena cumpliendo mis intenciones iniciales —confieso tratando de ser optimista.
—Tranquila, no estarás sola.
«Tampoco es que vayas a ser una loba con solo abrir los ojos. Eso lleva tiempo, además que debes pasar por un cambio sobrenatural entre tus huesos para ello»explica Astra.
«¿Para eso hay alguna anestesia? No quiero ni aguanto mucho el dolor»pienso agobiada y mareada.
—Te veo muy pálida, iremos a almorzar ahora —ordena Elisey e interrumpe los pensamientos de su Luna.
—Pero no tengo hambre...—dije a modo de protesta—Pero le duele la cabeza y se está mareando, mejor vayamos a comer, guapo Alfa —contestó Astra por ella.
—Oh, Astra un placer escucharte. —saludó asombrado Elisey con un ligero rubor en sus mejillas— Entonces, veamos que tienen para comer.
Siendo así como Elisey nos lleva entre sus brazos, como una princesa en apuros. Caminando decidido a la misión de alimentarla, menos mal ambos estabamos bien vestidos.
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