Capítulo 49
Previamente, lo sucedido en la reunión con los hechiceros en el despacho del Alfa, con Beta y Delta respaldando...
Elisey, sentado tras su escritorio en el despacho, mantenía su mirada fija en los dos hechiceros que habían venido a ofrecer soluciones para la protección de su Luna, Bruna. A su lado, el beta Leo estaba de pie, tenso pero atento, sabiendo que cualquier propuesta que afectara a Bruna era de suma importancia para el Alfa. Del otro lado, Elias observaba en silencio, manteniéndose en el trasfondo pero listo para intervenir si era necesario.
Erwin, el más experimentado de los hechiceros, era quien había comenzado a hablar. Su tono era grave, pero también impregnado de respeto hacia Elisey, consciente de la delicadeza del tema. Sabía que cualquier solución debía no solo proteger a Bruna, sino también garantizar que no sufriera daño innecesario.
—Alfa, —comenzó Erwin, haciendo un gesto hacia el cristal azul zafiro que sostenía en sus manos—, este cristal ha sido diseñado específicamente para la energía elemental espiritual de los sagitarios, como lo es tu Luna. Su función principal será equilibrar y almacenar una porción de su energía cuando ella lo necesite.
Elisey asintió, atento a cada palabra.
—El desgaste que sufre Bruna cuando utiliza sus poderes es evidente, y este cristal permitirá que esa energía no se disperse completamente. A su voluntad, o de manera inconsciente, el cristal absorberá parte de esa energía para luego devolverla en los momentos críticos, cuando su cuerpo necesite recobrar estabilidad. No solo la ayudará a evitar desmayos o colapsos, sino que también le permitirá utilizar su poder de una manera más sostenible, sin sobrecargarse —continuó Erwin.
Elisey sintió una leve tensión en su pecho. Su Luna, aunque poderosa, siempre había sido sensible al desgaste espiritual y físico que su don implicaba, algo que lo preocupaba profundamente. El hecho de que este cristal pudiera ayudarla era un alivio, pero sabía que cualquier artefacto mágico tenía sus riesgos. Miró a Leo, quien asintió ligeramente, señal de que también estaba siguiendo el plan de Erwin con cuidado.
—Y... ¿qué tipo de control tendría sobre el cristal? —preguntó Elisey, su voz grave, pero con la calma que lo caracterizaba. Sabía que ella no querría algo que le quitara el control de su propia energía.
—Ella tendría completo control sobre cuándo liberar o absorber esa energía, Alfa, —respondió Erwin rápidamente—. El cristal está diseñado para trabajar en armonía con la voluntad de su portadora. No hay riesgo de que actúe de manera autónoma o que la energía quede atrapada permanentemente. El cristal es, en esencia, un contenedor temporal que solo se activa cuando su energía excede ciertos límites.
Elisey consideró las palabras del hechicero. Era una solución viable, una que permitiría a su Luna seguir usando su poder sin temer a las repercusiones inmediatas de un uso excesivo.
—Me gusta la idea, —dijo finalmente, con una ligera inclinación de cabeza—. Pero quiero que Bruna lo pruebe primero. Quiero asegurarme de que se sienta cómoda con ello.
Erwin asintió, comprendiendo la importancia de esa decisión.
Mientras Erwin terminaba su explicación, Nik Eisenrune, el otro hechicero presente, tomó la palabra. A diferencia de Erwin, Nik era más joven, pero su reputación como experto en runas era bien conocida.
—Alfa Elisey, —comenzó Nik, su tono serio y medido—. Además del cristal, puedo ofrecer una protección adicional en forma de runas. Estas podrían integrarse en pulseras que Bruna llevaría consigo, con propiedades revitalizantes y de protección. Las runas ayudarían a mantener su energía fluyendo de manera constante y la protegerían de influencias externas que puedan desequilibrar su aura.
Elisey frunció ligeramente el ceño, no porque desconfiara de Nik, sino porque sabía que su Luna, aunque poderosa, no toleraba bien el dolor físico. Si bien las pulseras eran una buena idea, había algo en las palabras de Nik que le hizo entrecerrar los ojos.
—Has dicho "integrarse". ¿Te refieres a pulseras externas o a algo más? —preguntó Elisey, su tono medido pero firme.
Nik inclinó la cabeza ligeramente antes de responder.
—Las pulseras son una opción, sí. Pero también está la posibilidad de grabar esas runas directamente sobre la piel de la Luna. Esto le proporcionaría una protección más constante y fuerte. Sin embargo, entiendo que eso podría ser un proceso doloroso. No recomendaría algo tan permanente sin hablarlo con ella primero, por supuesto —aclaró Nik, manteniendo su mirada en Elisey.
Elisey cruzó los brazos, contemplando esa posibilidad. Bruna era extremadamente sensible al dolor, con solo recordarla decirle: "Odio el dolor, soy muy mala paciente en ese sentido... Por eso no veo muy cerca el embarazo. No se si quisiera vivir tanto dolor", y someterla a un proceso de grabado de runas en su piel no era algo que él pudiera permitir sin consultarlo con ella.
—No puedo tomar una decisión sobre algo así sin hablarlo primero con mi Luna —dijo Elisey, su tono firme, dejando claro que aunque apreciaba la propuesta de Nik, no arriesgaría el bienestar de su Luna sin su consentimiento—. Las pulseras parecen una solución menos invasiva por ahora. Pero no descarto las runas en su piel si ella lo acepta.
Nik asintió respetuosamente. Sabía que Elisey estaba siendo protector, como siempre lo había sido con Bruna, y lo respetaba por ello.
—Lo entiendo completamente, Alfa. No haré nada sin su permiso —aseguró Nik, sabiendo que la confianza de Elisey era crucial.
Leo, que hasta ese momento había permanecido en silencio, dio un paso adelante, su postura siempre lista para apoyar al Alfa.
—Alfa, creo que ambas soluciones pueden ser beneficiosas, —dijo Leo con su tono usualmente pragmático—. Pero estoy de acuerdo contigo en que debemos proceder con cuidado, especialmente con las runas.
Elisey asintió en señal de acuerdo. La conversación había sido productiva, pero aún quedaba hablar con Bruna para decidir cómo procederían con ambos artefactos.
—Erwin, Nik, agradezco sus propuestas —dijo finalmente Elisey, poniéndose de pie—. Llevaré ambas ideas a mi Luna, y tomaremos una decisión juntos. Estoy dispuesto a probar el cristal con ella, y si todo sale bien, también consideraremos las runas. Pero por ahora, las pulseras serán nuestra primera opción.
Ambos hechiceros asintieron, satisfechos con el resultado. Sabían que la protección de la Luna era prioritaria, y que trabajarían en conjunto con el Alfa para garantizar su seguridad.
Elisey, con la mente aún ocupada en la decisión que tomarían junto a Bruna, sintió una pequeña carga liberarse de sus hombros. El bienestar de su Luna siempre sería lo más importante para él, y aunque el camino a su protección total aún estaba en curso, al menos estaban un paso más cerca.
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