Capítulo 30
Se encontraba sumamente confundida. Su corazón latía con desenfreno y una extraña rabia la había impulsado a salir del lugar con pasos pesados. Solo cuando logró bajar las escaleras laterales y se encontró en el amplio recibidor rectangular, comprendió la magnitud de su frustración. Descendió las seis escaleras que conectaban con el piso inferior y caminó por el sendero de la alfombra azul celeste. Frente a ella, había un majestuoso marco de puerta con runas extrañas y el símbolo "α" de Alfa a la izquierda, mientras un amplio salón con detalles rústicos y adornos plateados y azules celestes se extendía por donde bajó las escaleras aunque pudo ver la puerta de la cocina en el lado derecho, ubicándose mas o menos en el plano de la casa. Sin pensarlo más, salió del salón.
Al hacerlo, su mirada se encontró con un horizonte más amplio, natural y salvaje, aunque con un toque rústico de pueblo. El césped verde del patio era acogedor, y dejó que sus pasos impulsivos la llevaran hacia el pueblo. Mientras caminaba, su mente volvía a la discusión con Elisey y la frustración que sentía al no contar con su compañía debido a sus responsabilidades. Bruna avanzaba con determinación, aunque a cada paso sentía que su rabia se disipaba, siendo reemplazada por una creciente incomodidad. Su naturaleza independiente no soportaba sentirse limitada. Había salido impulsivamente, molesta por la falta de confianza de Elisey, su Alfa, su compañero. La reacción de él ante su simple deseo de salir al pueblo había encendido una chispa en su interior que era difícil de apagar.
Soltó una risa amarga mientras aceleraba el paso. Seelie, su fiel compañero elemental, flotaba cerca, intentando calmar sus emociones desbordadas con su suave y reconfortante presencia. Pero incluso con Seelie a su lado, el nudo en su estómago no desaparecía.
«Ni siquiera me habría quejado si Leo me acompañara como guardaespaldas, si tanto le preocupaba...»pensó para sí.
Seelie flotaba sobre su cabeza, girando lentamente.«El Alfa solo quiere protegerte, especialmente porque tu salud no está en su mejor momento, y no puedes defenderte adecuadamente sin tu habilidad elemental.»
Era cierto, su frustración era palpable, pero había algo más profundo que la inquietaba. Sabía que no estaba completamente protegida, ya que su habilidad elemental de agua estaba prácticamente inutilizada por su estado de salud. Dependía de Seelie, pero en su mente, el impulso de ser independiente era más fuerte que cualquier preocupación por su seguridad.
«Lo sé, Seelie, pero no soy una niña. Sé que mis habilidades están debilitadas, pero eso no significa que esté completamente indefensa. Leo podría haber venido conmigo si tanto le preocupaba.»Pensó apretando los labios y suspirando, sintiendo una mezcla de culpa y rabia.
Era cierto, su descontento y la urgencia de salir por su cuenta no eran habituales en ella. Solo quería comprar un regalo para su sobrina, Barbie, pero todo se había convertido en una batalla interna. Respiró profundamente, intentando calmar su agitado corazón mientras cruzaba el puente.
El elemental giró suavemente, emitiendo una energía tranquilizadora. «Quizás lo que más le molesta no es tu salida en sí, sino que te sientas tan rebelde al respecto. Su instinto es protegerte, y al desobedecerlo, lo enfrentas de una manera que no sabe manejar.»
—¿Google Maps funciona aquí, Seelie? —preguntó Bruna, tratando de aliviar la tensión con un poco de humor mientras seguía caminando hacia el puente plateado que conectaba la zona central con el pueblo.
«Dudo que la tecnología humana funcione aquí. Aunque, si sigues recto por el puente, llegarás a la zona este del pueblo.» Respondió Seelie con su tono habitual.
Bruna se detuvo un momento, observando el reflejo del sol en el agua bajo el puente. «Me cuesta confiar en otra persona para que cuide de mi salud como él lo hace... Su forma de protegerme se siente como una jaula. Yo solo quiero ser libre, que confíe en mí, que vea que puedo cuidar de mí misma. ¿Es tan difícil de entender?»Pensó, cohibida.
Seelie guardó silencio por unos momentos, permitiéndole procesar sus pensamientos. Luego, le habló suavemente: «La confianza y la protección no se excluyen mutuamente. El Alfa confía en ti, pero su rol como Alfa le obliga a proteger lo que más valora. Quizás deberías encontrar una forma de demostrarle que puedes ser independiente sin rechazar su apoyo.»
Bruna cerró los ojos y respiró hondo, intentando calmar el torbellino de emociones que la agitaban. «Es tan difícil, Seelie. Mi corazón entiende sus razones, pero mi mente y mi orgullo no pueden dejar de rebelarse.»Pensó, frustrada.
El elemental flotó más cerca, como si quisiera envolverla en su energía tranquilizadora. «El equilibrio, como el flujo del agua, requiere paciencia y tiempo. Encontrarás una manera para que ambos entiendan y respeten sus roles sin que esto se convierta en una lucha constante.»
La joven mujer asintió ligeramente, aunque el nudo en su estómago seguía ahí. «Quizás tienes razón, Seelie. Pero por ahora, necesito concentrarme en mi objetivo... Barbie necesita ese regalo, y no dejaré que esta pelea interna me distraiga.» Con el interés renovado, preguntó: «¿Cómo se llama este puente?»
«El puente de la Vía Estrella, este se conecta con la Avenida del Océano hacia el Este, el sector Lago Eterno. Cada sector tiene un color y un nombre asociado.»Explicó Seelie, levitando sobre ella.»El sector Norte es de color Turquesa, allí estuviste recientemente«
Bruna se permitió perderse en sus palabras, usándolas como una distracción para calmarse. Aunque se orientaba fácilmente, la organización por colores y símbolos le daba una extraña sensación de control.
«¡Gracias! Cierto... El Norte lo visitamos con la compra de ropa y todo era turquesa. Eso es útil para no perderse.»Acarició a Seelie suavemente mientras seguía avanzando.
Suspiró, aún con algo de frustración. No era fácil estar en conflicto con alguien como Elisey. Había salido con un propósito simple, pero la carga emocional detrás de sus acciones era lo que la mantenía inquieta.
«En el Este, se encuentra el sector "Lago Eterno" representado por el color Azul profundo, encontrarás: el hospital principal, el registro Lunar de lobeznos, Florería, y la Cafetería Luna Estrellada de un lado, y del otro lado de la "Avenida del Océano" está el Templo Arcano, La cabaña Loba Mater, Una fortaleza policial y una cabaña de Capacitación. Al final de esta calle llegas a la Torre Beta. Donde vive con su mate el Delta. Luego ya vienen las cabañas del pueblo»Dijo Seelie serenamente.
Bruna frunció el ceño al escuchar sobre el Delta. La idea de encontrarse con esa persona mentirosa la incomodaba aún más. Sin embargo, decidió concentrarse en lo que realmente importaba: el regalo para su sobrina.
«¿Y en el Sur? ¿Qué hay allí?»Preguntó, intentando distraerse.
«En el Sur está el sector "Mar Sereno" representado en color Aqua, allí puedes encontrar las tiendas de pescado, carne, y la tienda "Süd Mode" del lado izquiedo del camino de la Sirena, al otro lado están: la Academia del Saber, otra fortaleza, otro bloque de hospital y una herrería. Al final del camino está la torre Delta y el Parque de la Sirena, luego ya vienen las cabañas del pueblo»Respondió Seelie.
Ella continuó escuchando al igual que siguiendo un camino con nerviosismo, notando que el sol empezaba a ocultarse y la luna emergía. El tiempo parecía comportarse de manera extraña allí, aumentando su desconcierto.
«Este jetlag no se me pasa aún...»Pensó, quejándose.
«En el oeste, es el sector "Arrecife de las Estrellas" representado en color verde marino, allí puedes encontrar las cabañas: "Equilibrio Lunar" el cual sirve para guiar a los humanos al conocimiento sobrenatural, el Refugio y Residencia del Viajero, Al lado mismo está la tienda de "Baratijas Elba".Allí podrías encontrar tiendas de regalos.»Explicó Seelie. «Los objetos allí se intercambian por trueque, lo encontrarás sobre la "Avenida del Océano" del lado derecho.»
Al oír esto, los ojos de Bruna brillaron. «¡Por fin, algo útil!».Sabía que no estaba pensando con claridad, pero al menos podía cumplir con su misión de encontrar un regalo para Barbie.
«Al otro lado hay tiendas, otra fortaleza de policía y la Oficina des Alpha Uberwaches; al final de este sendero encontrarás la Torre Omega y hay...» iba diciendo la guía el Seelie.
Mientras se dirigía hacia las tiendas del sector oeste, notó las miradas curiosas a su alrededor. Sabía que su porte desafiante y la presencia de Seelie llamaban la atención. Ella, con su porte desafiante y el Seelie en su cabeza tal como si fuera un gorro, llamaba la atención de todos los que pasaban. «Tampoco me interesa saber porque miran tanto hacia mi, aunque estoy acostumbrada a que vean como la rara»pensó, aunque en el fondo, sabía que su aroma la delataba como la Luna de Elisey, sabiendo que el tufo de ese Alfa no era suficiente para protegerse. Sabía que estar marcada era importante dentro de una manada, así te respetaban como mujer, pero no sabía como eran las cosas dentro del mundo verdadero de hombres lobos, ese conocimiento simplemente era de tanto escribir historias fantasiosas acerca de ellos y las miles de historias que habían de ellos. Aunque ese título le daba cierto respeto, también la hacía vulnerable.
Bruna apretó los dientes, sintiendo cómo la incomodidad crecía en su estómago. «Quizás salir así no fue la mejor idea.»Pensó, pero no podía retroceder. Debía mantener la frente en alto, como siempre hacía. Por lo que trató de mantenerse con el perfil y postura despreocupada, como siempre hacía en el barrio ante algún peligro externo.
Bruna se dirigió hacia la salida del sector Oeste, sintiendo que, a pesar de la frustración inicial, había logrado cumplir con su objetivo.
«Ya se han dado cuenta de su aroma. Más aún con el Seelie... Es un imán para cualquier mirada curiosa.»Sin embargo, Leo, el Beta, observaba a la distancia, más preocupado que nunca. Bruna, la Luna del Alfa, caminaba con la cabeza en alto, pero el riesgo seguía latente. Leo no sabía exactamente qué desafíos podría encontrar en el camino, pero una cosa estaba clara: no podía dejarla sola por mucho más tiempo.
Al llegar al sector oeste, Bruna notó la atmósfera relajada y el entorno agradable. El sol estaba en su punto más alto, proyectando sombras suaves en el camino. A pesar de su malestar anterior, se sintió atraída por las tiendas de regalos y las cabañas especializadas.
Mientras avanzaba, Seelie mantuvo una conversación telepática con ella.
«¿Qué tipo de regalos hay aquí? ¿Alguna recomendación?» preguntó, sintiendo cada vez más claro su cansancio físico, pero decidida a conseguir el regalo por el que había salido. Se enfocó en su objetivo y pidió más indicaciones a su amigable compañero guía.
«En "Baratijas Elba", que es allí, hay una variedad de artículos, desde recuerdos locales hasta artesanías únicas. La mayoría funcionan mediante trueque, por lo que podrías encontrar algo interesante»,sugirió Seelie.
Al escuchar esto, Bruna se animó un poco; su interés por encontrar el regalo perfecto para su sobrina se intensificó. Se dirigió hacia las tiendas, observando los diversos objetos expuestos en busca de algo especial. Tras recorrer seis sectores de la tienda, su mirada se iluminó al ver los artículos hechos a mano, con diseños únicos de bijouterie en colores "aesthetic", perfectos como regalos personales o souvenirs. Mientras revisaba los artículos en exhibición, sintió una ligera sensación de satisfacción. La búsqueda había valido la pena: al agacharse para mirar un estante a la altura de sus rodillas, encontró una cajita musical de color verde mate. Dentro, una bailarina de madera bien tallada, pintada con un vestido rosado y piel delicadamente laqueada, giraba al compás de una melodía clásica de ballet cuando se abría la caja.
—Esto será perfecto —murmuró, sonriendo feliz. El color era ideal, evocando un nostálgico recuerdo de su infancia con Barbie. Con el regalo en mano y una ligera sensación de triunfo, caminó hacia el mostrador, donde la dueña o dependienta de "Baratijas Elba" la atendió con su uniforme rústico: un vestido color aqua y un delantal marfil.
Seelie no se había despegado de su cabeza en ningún momento, disfrutando del viaje gratuito.
Sin embargo, Bruna recordó que no había tenido aún sus clases presenciales de alemán, lo cual la intimidó. Tragó saliva antes de pedir ayuda:«Seelie, ¿puedes ayudarme a hablar el idioma y entenderlo?»
«Por supuesto. Usaremos el conocimiento de mis ancestros, y como acordamos la primera vez, te ayudaré hasta que consigas hablarlo por tu cuenta»,respondió Seelie, entusiasmado, mientras su luz central titilaba.
—Bienvenida a "Baratijas Elba", ¿en qué puedo ayudarla? —preguntó la joven dependienta de unos veintitantos años, con piel clara, ojos negros y cabello oscuro.
—Hola, me gustaría saber cuánto me costaría esta baratija. ¿Cuál sería el trueque? —preguntó Bruna emocionada.
—Oh, "la bailarina Evangeline", esta baratija se consigue mediante el trueque de minerales como cobre, oro, diamantes, o flores de la calle "Vía de la Estrella", que conecta directamente con la cabaña del Alfa —explicó la dependienta comprensiva.
El corazón de Bruna se hundió y sudó frío. No tenía ninguno de esos materiales y quiso llorar. Era perfecto para su sobrina, pero no podía obtenerlo.
—Entiendo... ¿Podría reservarlo hasta que consiga esos materiales? —preguntó, tratando de no reflejar su tristeza.
—Claro, sin problemas. Estamos abiertos hasta dentro de una hora, es decir, hasta las ocho, pero abrimos a las siete de la mañana —respondió la dependienta.
—Mil gracias —sonrió Bruna amablemente y salió de la tienda. Inmediatamente se dirigió a un callejón entre cabañas, donde descubrió, con nerviosismo, al Beta Leonardo.
—Ya te he visto, has sido mi acosador personal. ¿Será que me puedes conseguir cobre u oro? —preguntó cruzándose de brazos y mirándolo fijamente.
El Beta Leo, nervioso, quedó intimidado por la mirada de la Luna. —Perdón por molestar, pero podríamos ir por las flores que te pidió. Esa tienda adora las flores de "Vía de la Estrella" —sugirió tímidamente.
Suspiró desganada al ver que no tenía lo que necesitaba. —Bien... Volvamos —cedió, molesta por no haberlo conseguido.
«Como estamos en el sector oeste, es mejor que sigas al Beta. Debes cruzar el Puente del Coral, que cruza el río que separa el sector oeste al este. Pasaríamos entre la Torre Alfa y luego estaríamos de nuevo sobre la "Avenida del Océano" pero desde el centro del pueblo, dónde mayormente están esas flores»,recomendó Seelie.
«Sí... No entendí nada»admitió Bruna nerviosa.
—¿Necesita que la guíe, Luna? —preguntó el Beta Leo, pero antes de que ella respondiera, una risa sarcástica se escuchó a sus espaldas.
—Sus obligaciones como Beta le habrán dado alucinaciones, Beta Leonardo. Ella tiene más aspecto de viajera que de Luna —se burló una joven.
Bruna sintió escalofríos al escucharla.
—Gamma Meyer, cuide sus comentarios —gruñó severo el Beta—. Ella es la Luna del Alfa, respétela como tal.
—Aún no la ha marcado ni presentado. No es nadie en la manada —aclaró la chica con una sonrisa sarcástica, acercándose seductoramente al Beta.
—Qué poca decencia tiene —comentó Bruna sin cortarse—. Si no me respeta a mí, al menos respete al Beta de la manada.
Antes de que el Beta Leo interviniera, la joven Gamma intentó abofetear a Bruna. Sin embargo, Bruna reaccionó rápidamente, tomándole el brazo con una mirada seria e inmutable.
—No sé qué puesto tiene el Gamma en esta manada, pero tu estupidez me está estorbando —dijo Bruna con un tono pasivo-agresivo.
La loba Gamma gruñó, pero se quedó pálida al ver quién estaba detrás de Bruna.
«Hijole de mil, ¿Tan agresiva me veo?»pensó incrédula, pero sin cambiar su expresión.
—Gamma Meyer, que sea la última vez que veo una mano levantada contra mi Luna —rugió el Alfa Elisey, acercando a Bruna a él de manera protectora y posesiva.
Bruna soltó a la Gamma por sorpresa, sintiendo un escalofrío al escuchar el tono de su alemán favorito:—¿Elisey? —preguntó extrañada.
—Alfa, yo... esto... no es lo que parece —intentó justificarse la Gamma, retrocediendo.
—Mañana te reunirás con mi Omega. Tendrás tu castigo por esta ofensa —sentenció Elisey severo.
La Gamma sollozó y suplicó, pero Elisey fue implacable, dejando claro que su comportamiento no era digno de su puesto.
—Alfa, le juro que no se volverá a repetir. ¡se lo juro!—suplicó con temor la loba Gamma.
—Los valores, misión y objetivos como miembro de la manada Rudeltlantik, no están claros en esta actitud indecente ni mucho menos en tu autocontrol, la decencia como protectora de la Luna, no lo estoy viendo aquí —gruñó molesto el Alfa Elisey.
«Entonces el rango Gamma en esta manada funciona para proteger a las Lunas ... Que curioso, nunca leí algo similar antes»pensó sorprendida.
La loba bajó la mirada avergonzada y humillada, con los ojos cristalizados por las ganas de llorar ante el carácter frío del Alfa, carácter que nunca había recibido.
—No me quite mi puesto, Alfa. ¡No se volverá a repetir!—sollozó alarmada la Gamma Meyer.
—Vete. Mañana se dictará el veredicto final —ordenó el Alfa con voz firme.
—¿Estás bien, mi Luna? —preguntó Elisey, girando a Bruna como si fuera un paso de baile.
—Sí, estoy bien... ¿Cómo llegaste aquí? —preguntó confundida—. ¿Terminaste tu trabajo?
—Un Seelie apareció al salir de la casa. Estaba a punto de buscarte —admitió Elisey ceñudo.
Enseguida supo que Seelie había sido el responsable. Porque conscientemente no iría a pedir ayuda de Elisey, esto era una situación fácil de manejar.
—Lamento haber discutido contigo, no era mi intención... Y perdón por preocuparte también ahora —Bruna se disculpó, avergonzada por haberlo puesto a la defensiva.
—No estoy enojado contigo, mi Luna, solo frustrado. Pero dejemos esta conversación para más tarde. ¿Y el regalo para tu sobrina? —preguntó Elisey, tratando de consolarla.
—Necesito hacer un trueque. Pensé que podía comprarlo con dinero, pero veo que no es posible —murmuró frustrada.
Elisey, enternecido, acarició su mentón con cariño.
—Viniste a la tienda equivocada. Aquí las cosas son más para viajeros, no para visitantes humanos. Debías haber ido al sector este, donde hay una tienda de souvenirs humanos.
—Mi guía acuático me dijo que aquí era perfecto —murmuró con ironía.—Encontré el regalo perfecto, pero no sé cuánto cuesta. Sé que es un trueque por cobre, oro o flores de "Vía de la Estrella."
—Qué suerte tiene mi Luna, tengo un lingote de cobre —bromeó Elisey.
—¡Entonces vamos! Está a punto de cerrar —se emocionó Bruna, llevándolo de la mano hacia la tienda de "Baratijas Elba."
Elisey rió espontáneamente mientras entraban juntos a la tienda. Las cosas entre ellos estaban bien; solo había sido un desacuerdo pasajero.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top