Potter James ii
Advertencia: Malas palabras, estado de ebriedad e insinuaciones.
El rechazo nunca había sido fácil para nadie, no era algo a lo cuál estabas acostumbrado a afrontar y, sin embargo, lo tenías que vivir diariamente.
James Charlus Potter había perdido la cuenta de cuantas veces había invitado a salir a la pelirroja que tenía su corazón hecho trizas, Lily Evans. Había realizado mil y un cosas, llevarle flores, dulces, cartas, todo y nada parecía funcionar.
Hacía minutos que sus padres se habían ido a ver una obra de teatro, dejando a James solo en su habitación con una botella de vodka en la mano que había obtenido tras escabullirse al estante en donde su padre guardaba el alcohol en lo que él estuvo bien lejos de la casa.
—A la mierda con el amor.— murmuro para si mismo, atrayendo la botella hacia sus labios y tomando un sorbo de esta.— ¡Nadie me ama!,¡soy sexy y nadie me ama!,¿como es esto posible?
—Debería hacer como Quejicus, permanecer virgen y solo.—rió sintiendo el ardor del líquido que quemaba ligeramente su garganta.— lástima que ya no lo soy...
Permaneció sentado por otros minutos, ahogando sus penas en alcohol y con su mente comenzando a nublarse intentando encontrar una solución a sus problemas.
—¡James!- oyó como alguien tocaba la puerta. —¿estas ahí?
—¡Sí!—gritó levantando la botella.
—¿Me podrías abrir?
—¡No!
—¡James!
—¿Que?
—¡Abreme la puerta!
—Ya voy.— contestó tratando de levantarse, perdiendo el equilibrio en lo que estuvo en sus dos pies.
Tropezo en su camino a la puerta, abriendola despacio y recargando todo su peso en esta.
—¡Alejandra!—gritó eufórico.— ¡aquí estas tu, con tu alocado y enrulado pelo!
—¡Merlín!— dijo Alejandra.—¿cuanto has bebido?
—Mucho.—contestó James simplemente,mostrándole una sonrisa.—¿por qué estas aquí?
—Se supone que me enseñarias a montar una escoba, pero veo que se te olvido...
—Ah,¿no prefieres montar otra cosa?— dijo James coquetamente mientras le guiñaba el ojo.
—No lo creo, James.— Alejandra sonrió ante la ebriedad de su amigo.— Lo que si preferiría es evitar que te hagas daño por tu propia culpa.
—¿Ves? ¡Me estas tocando!— chillo emocionado.— Yo también quisiera tocarme.
—Eso lo puedes hacer despues, cariño. —tomo la botella de vodka de sus manos.— Por ahora lo que puedes hacer es dejar de beber y tratar de buscar la forma de volver a estar sobrio.
—Me gusta estar ebrio, es divertido.
Cuando Alejandra depósito la botella en la cómoda de James se dirigió hacía su amigo sabiendo lo que le esperaba al tratar de que este no se hiciera algún daño.
Puede que James hable con claridad cuando este borracho, pero eso no quitaba todas las locuras que podría realizar cuando se encontraba en ese estado.
Ella recordaba muy bien cuando Peter le dijo que él había saltado al Lago negro en tan solo su ropa interior, si no hubiese sido por Sirius, James se hubiese ahogado allí; o la otra vez que creyó que podía montar su escoba en ese estado, término en la enfermería con un brazo roto.
Al pasar las horas y el estado de ebriedad comenzó a desaparecer de a poco, James estaba cansado.
Bostezo y se froto sus ojos.—¿Te quedas conmigo?— preguntó mirandola. Parecía un niño con sus mejillas sonrojadas y ojos suplicantes.
Alejandra no respondió al instante, sintiéndose insegura ante su petición, pero a la final aceptando con un: —Claro, de todas formas pasaré el verano contigo.
James solo sonrió, quitandose su camisa y aventandola a algún lugar en lo que se acostaba en su cama.—¿Qué?—pregunto en lo que vio la expresión confundida de su amiga.
—¿Que crees que haces?
—Alistándome para dormir.— dijo James como si fuera lo más obvio del mundo.— Ten, sé que no te gusta dormir incómoda. — le arrojo una de sus camisas.
Una vez que Alejandra se cambió se acosto junto a él, al instante sintió como dos brazos abrazaban a su figura, se avergonzo por la cercanía de James.—Eres mi Hufflepuff favorita, ¿sabías? —susurró.
—Gracias, pero deberías dormir un poco. —Alejandra acaricio su cabello, James cerró los ojos al contacto.
—¿Sabes, amor? Sin duda saldría contigo,—confesó. —Buenas noches, bola de pelos.— dijo para luego besar su frente. Sus ojos se cerraron y su respiración se volvió calmada.
—Buenas noches, James.— le susurró Alejandra riendo un poco por el tonto apodo con el cual solía llamarla a menudo, volvió a acariciar su desordenado cabello una vez más antes de reposar su cabeza en el pecho de James y dormir.
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@-Lovegxod ¡espero que te gustará!
Que lata no poder mencionar gente.
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