|Cap ₄|¿Te gusta Iron Man?
Así que, resulta que el otro par de gafas las tiene ella. Lo que quiere decir que... ¿ella es la hija de la pareja de papá? No debo ser muy inteligente para comprenderlo.
Si es así, digamos que tampoco me molestaría demasiado encontrarla todos los días sentada en el comedor de mi casa.
Sólo un poco.
Poquito.
Casi nada.
Nada en realidad.
De hecho le daría las gracias.
Basta, Jungkook.
Sacudo mi cabeza, quitando ésos pensamientos de mi mente mientras escojo las pinturas para poder traspasar en un lienzo los ojos que dibujé esta tarde.
Jamás pinto ojos, pero esta ocasión es distinta. Lo es, ¿verdad? Es... distinta a las demás veces en que me encierro en este cuarto a pintar.
Porque ella es... bueno, es... bonita.
Y entonces me pregunto si acaso yo seré bonito para ella.
—Jungkook, ¿estás listo? —pregunta papá desde el pasillo—. La cena es en una hor... —se queda parado en el marco de la puerta—. ¿Por qué sonríes?
—Oh —aclaro la voz y escondo el boceto detrás de mí.
Él frunce su ceño, confundido.
—¿Debo preguntar? —cuestiona.
—No, no lo hagas.
—Pero-
—Papá, no... mhm... no —rasco mi nuca.
¿Qué explicación podía darle?
"Oh, mira jajaja, qué gracioso, dibujé los ojos de la hija de tu novia el mismo día en que la conocí, ups."
No soy un psicópata, sólo... un artista.
Sí, un artista que sabe reconocer la belleza cuando la ve.
Sí, eso eso.
—¿Okey? —sonríe papá—. Ponte el traje que te compré la semana pasada, ¿sí? Te espero abajo, hijo.
Él se va y yo vuelvo a respirar.
Guardo mis cosas y salgo del cuarto para dirigirme a mi habitación. Ahí me quito la ropa y entro al baño, viendo mi cuerpo frente al espejo. Hago una mueca y aprieto mis brazos y espalda, tratando de sobresaltar los músculos casi inexistentes que poseo.
No estoy mal, pero podría mejorar.
Quizá deba hacer ejercicio. A las chicas les gusta cuando un hombre parece ejercitado, ¿no? Podría pedirle a Jimin que me entrene.
En fin, después de unos minutos me encuentro completamente duchado y vestido, arreglando mi cabello frente al espejo. Jamás lo arreglo, y sé la razón por la que lo hago ahora, pero me avergüenza admitirlo incluso para mí mismo.
Desvío la mirada cuando escucho mi móvil sonar, justo al lado del mueble del lavamanos. Veo la pantalla para reconocer de quién se trata, pero cuando lo hago permito que siga sonando. Suspiro, aplicando crema en mi cara.
Nunca deseo hablar con mamá, menos hoy.
•••
—¿Arreglaste tu cabello? —pregunta papá al volante.
¿Tanto se nota?
—Sí, sólo un poco.
Un poco: media hora.
—Pues luces bien —esboza una sonrisa—. Gracias por esforzarte para esta ocasión, hijo, sé que no te gustan mucho los eventos formales.
—No te preocupes, será una buena noche, papá —contesto, pasando las manos por mis piernas.
Me sudan cuando estoy nervioso.
Después de un rato, llegamos a un vecindario tranquilo con lindas casas. Nos detuvimos afuera de una blanca, el patio delantero es verdoso y tiene un sendero de cemento.
¿Aquí vive ella?
Sin más preámbulos, bajamos del auto y nos situamos a un lado. Debo admitir que la situación me parece algo graciosa por el simple hecho de sentir que estamos en una cita doble, aunque nunca he tenido una, ¿podría considerar ésta como la primera?
No, qué patético.
—Pareces sonrojado, Jungkook, ¿estás bien? —me toca la frente—. ¿Tienes fiebre?
—¿Qué? —trago saliva—. No, claro que no.
—Pues estás como un tomate maduro.
—¿Tan así?
Comienzo a entrar en crisis, así que lo primero que se me ocurre es darme la vuelta y pegar mi mejilla al vidrio del auto. Está frío, y creo que eso podría ayudar al menos.
—No puede ser —ríe papá.
—¡No te rías! —ahora pego mi otra mejilla.
—¿Quieres que te vean con la cara pegada a la ventana del auto?
—Aún no salen —musito, pegando mi frente.
—Pues ahí vienen.
—¡Mierda! —susurro para mí.
De inmediato me enderezo a su lado y aclaro la voz, secando mi cara con la manga de mi chaqueta.
Y entonces, visualizo a dos mujeres saliendo. Noto que la primera luce un poco mayor y definitivamente es la novia de papá. Él se ha quedado viéndola con la boca a medio abrir como primera reacción.
Jamás lo había visto así. No recuerdo que alguna vez haya mirado así a mamá.
Acaso son... ¿ojos de amor?
Mi abuela me platicó de ellos, es por eso que trato de suponer que lo son.
Próximamente me encuentro cuestionando lo que en realidad son tales "ojos de amor", y si acaso a mí se me notan justo ahora. No deseo parecer notorio e intento dejar de mirarla, pero no puedo. Dios, no puedo apartar la vista de ella. De ___, quien trae puesto un vestido negro, un poco holgado y medianamente corto. Su cabello tan oscuro como el azabache está tomado en una especie de peinado arriba de su cabeza.
Ni si quiera es el mejor de los peinados, pero qué bien le hace lucir ese pequeño desorden sobre su cabeza.
—Luces hermosa —elogia papá a la señorita Lee.
—Tú eres estupendo —se acerca ella con una agradable sonrisa.
Detrás la acompaña ___, quien parece cohibida y asombrada a la vez, sin despegarme la vista de encima.
—Lee ___ —la saluda él—. Qué gusto es verte otra vez.
Nuestros padres nos miran a ambos, pero nos limitamos a quedar en silencio.
—Bueno —ríe papá al notar la expresión de ambos—. Vengan, vamos —abre la puerta de copiloto y le hace una señal a su novia.
Ella se sube y él da la vuelta para entrar a su puesto.
Aprieto mis manos y paso la lengua por mis labios, intentando mirar a ___ sin tener la necesidad de pegar mi cara a un vidrio.
—¿Entramos? —propongo, abriendo una puerta de atrás.
—Claro, sí, gracias —asiente repetidas veces, sentándose.
Cierro la puerta y entro por la otra. Finalmente nos encontramos los cuatro viajando al centro. Papá y la señorita Lee no dejan de hablar entre ellos y se ríen cada que pueden.
Entonces, una vez más me doy cuenta de lo horrible que soy comunicándome. No sé hablar, y nunca lo intento en realidad. De hecho jamás he tenido la maldita necesidad de hacerlo por voluntad propia, hasta hoy.
Cierro mis ojos con un poco de fuerza y respiro.
—Quisiera decir que no me sorprende —empiezo, teniendo en cuenta que si esto sale mal sería capaz de abrir la puerta y lanzarme, ya que no quiero parecer un loco si confieso que ya sabía quién era ella.
Espero no haya notado que hoy pasé una hora en el baño.
—Pero te sorprende —afirma ella.
—Sí —asiento, mirándola a los ojos.
Ésos grises, brillantes y grandes... ojos. ¿Por qué brillan tanto? ¿Acaso es el efecto de la luz de la luna que entra por mi ventana?
—Tampoco es como si nos conociéramos de toda la vida, Jungkook —se encoge de hombros, resaltando sus clavículas—. Apenas sé tu nombre.
No le da importancia, ¿verdad? Está desinteresada. ¿Soy el único entre los dos que se siente así de inquieto?
Debería dejar de sobrepensar todo. Ella tiene novio, ese es el problema. No tengo que intentar agradarle de esta forma. Es incorrecto.
—Tienes razón, ___.
Suspiro, desviando la vista de aquellas clavículas que me gustaría tocar, hasta sus desnudas piernas. Inmediatamente volteo mis ojos a la ventana. No debería verla así. Claro que no debería.
—No sabemos nada del otro, y tampoco lo sabremos —agrego, con el corazón en la palma de mi mano.
Me obligo a retener mis estúpidos pensamientos que no me llevarán a ningún lado.
—Perfecto —la oigo decir en voz baja.
Oh, pero eso sonó triste.
—¿Te gusta "Harry Potter"? —le pregunto, mirándola una vez más.
—¿Qué?
—Es broma.
Vale, con un poco de suerte nadie notará si abro la puerta y me lanzo a la calle.
Ella demuestra un pequeño impulso por sonreír, pero no lo hace, así como esta tarde.
¿No sonríes mucho, verdad?
La luz lunar queda situada sobre su rostro, provocándome una débil sonrisa. Es preciosa, ¿ella lo sabe? No dejo de mirarla, pero mi expresión decae cuando ella también me observa a los ojos.
El ruido se hace pequeño y...
—Tengo novio —pronuncia, así de la nada.
—Y yo tengo abuela —le respondo.
—Qué bueno —esboza una incómoda sonrisa.
Pues al menos la hice sonreír.
Pero, ¿qué había sido realmente eso? ¿Miedo? ¿Se siente cohibida por mí? Tampoco quiero que sienta temor por tenerme cerca, no pretendo hacer algo que ella no quiera.
•••
—Jungkook me ayudó a encontrar la oficina de el señor Jeon —explica ___, mirándome—. Fue muy amable de su parte.
—Es lo menos que podía hacer —contesto, bebiendo de mi copa de vino sin alcohol.
—Muy bien, hijo —dice papá, dándome palmaditas en el hombro—. Qué bien que se estén llevando bien.
De maravilla, papá. De maravilla.
—Sí, nos alegra mucho —agrega su mamá—. Nos complicó mucho pensar en cómo se llevarían.
—Al parecer lo tomamos con mucha madurez, ¿no, ___? —le pregunto, fingiendo que hoy por la mañana no estaba muy contento.
—Claro —responde, tomando la mano de su madre mientras la mira a los ojos—. Ha pasado tiempo desde... desde... —hace una confusa pausa—. Desde...
Mi instinto se alarma, no como humano, sino como estrella.
Así que dime, ___. Por favor, dime desde qué ha pasado tiempo.
—Jungkook, ¿no quieres llevar a ___ a tomar aire? Estoy seguro que le encantará la terraza —sugiere papá.
Y ahí está, la oportunidad perfecta para estar a solas con ella y adentrarme en lo que piensa. No lo dudo ni un segundo, así que me levanto de la mesa y voy hacia ___.
Sus ojos parecen deprimidos. Frunzo mi ceño y tiendo mi mano.
—¿Vienes? —le pregunto, esperando un sí.
Sé que ella lo duda porque se queda viendo mi piel por un buen tiempo, hasta que finalmente accede y la saco de ahí.
Se siente como si su piel fuera el componente perfecto para conectar con la mía. Sus finos dedos abrazan los míos sin miedo, y yo la guío por en medio de las personas hasta llegar a una puerta de servicio.
No puedo llevarla a la terraza.
Ella necesita ver las estrellas. Necesita hacerlo para afirmar lo que mi mente piensa, porque nada es coincidencia. Ése choque que tuvimos en la mañana, luego encontrarla nuevamente en el patio de comida y ahora esto.
Pero no quiero, aunque al mismo tiempo me encuentro emocionado de sobremanera por darme cuenta que por fin he encontrado mi propósito en esta tierra.
Subimos escaleras. Siento mi pecho a punto de explotar, pensando mil cosas al mismo tiempo. No suelto su mano y seguimos subiendo, teniendo en cuenta que esta es la única forma de que nadie nos encuentre.
Pero cuando llegamos, volteo a mirarla y sonrío.
—¿Estás lista? —pregunto.
Mi parte sobrenatural necesita que lo estés, ___, pero mi parte humana desea con todas sus fuerzas que no seas tú.
—¿Lista para qué?
—Para lo que hay detrás de esta puerta, ___.
—Jamás estoy lista.
—Es bueno saberlo —vuelvo a sonreír y abro la susodicha.
El frío aire ayuda a mis nervios. Estar más cerca del cielo siempre es una buena opción, al menos para mí.
—Ven aquí —le digo, corriendo por el lugar hasta llegar al centro y lanzarme al suelo de espaldas.
—Te estás ensuciando —avisa ella.
—¿Y qué?
—Que te estás ensuciando —ríe.
—Es sólo ropa —sonrío como respuesta—. Unas prendas de ropa no cambia lo que siento en este momento.
Y es verdad, no lo cambia. Lo terrenal no vale absolutamente nada en el otro mundo.
—¿Y qué sientes? —cuestiona ___.
—Ven y lo sabrás.
Luego de un rato lo hace, reposando su espalda a mi lado y guardando silencio cuando presencia lo mismo que yo.
—Las estrellas son hermosas... —digo en voz baja.
—Lo son.
—Quisiera ser una.
A veces, cuando estoy triste, extraño serlo.
—¿Una estrella?
—Claro, una estrella.
—¿Por qué?
—Porque... —suspiro—. Si fuera una estrella, existirían personas como yo quienes creerían que soy maravilloso. Claro, porque sería una estrella. ¿A quién no le gusta las estrellas? Imagina lo especiales que se deben sentir.
—¿Especiales?
Parece intrigada.
—Exacto, porque nuevamente existe gente como yo, quien espera la llegada de la noche, sólo para verlas deslumbrar en su máximo esplendor.
—¿Y no crees que eres maravilloso? —pregunta ella, volteándome a ver.
Y entonces entro nuevamente en la duda.
—¿Tú crees que soy bonito?
—Creo que todas las personas son hermosas a su manera.
Una patada en los testículos duele menos.
—¿Me estás diciendo feo?
—Sí.
—Eres la primera chica que cree que soy feo.
En realidad no. Ninguna me ha hecho creer que soy guapo o importante ante sus ojos, pero pretendo seguir ocultando esa verdad.
—No lo tomes tan literal —toma una pausa—. Es cuestión de tiempo.
—¿Tiempo? —frunzo mi ceño.
—Exacto, tiempo.
Tiempo es lo que posee todo el mundo.
—Pero, ¿a qué te refieres?
—Quiero decir que... —me mira—. Que no puedo ver atractivo a todo el mundo, ¿sabes? Puede que no lo entiendas.
Su comentario no me sorprende en realidad, puesto que personalmente, nunca me había parecido atractiva una persona hasta hoy. Recuerdo que hace un tiempo tuve que investigar ese "problema", y me creí el cuento de ser asexual. Fue confuso.
Entonces, ¿qué soy ahora? ¿___sexual?
Me atrevo a desatar el silencio que generamos sin querer.
—Sientes que no necesitas una cara bonita para querer a alguien. Sientes que para que alguien te resulte atractivo, debes conocerle el interior, porque en los últimos momentos, lo que te salva de la agonía no es un adonis, sino alguien con el que puedas confiar tu cuerpo y... alma —la miro a los ojos, dándome cuenta que ella también lo hace—. ¿Verdad?
Ella me observa con atención, algo temerosa. Y entonces, lo supe. La respuesta cayó del cielo cuando me adentré en sus ojos y sentí aquel "clic" en mi cabeza.
___ es la persona que tanto me había costado encontrar.
•••
Pornografía.
De eso siempre habla Yoongi, aunque sigo sin comprender porqué causa satisfacción ver a personas tener sexo entre ellas.
Me siento en la silla frente a mi escritorio, dubitativo al ver la pantalla de mi computadora. Papá y mi abuela salieron de compras y estoy solo.
Restriego las manos por mi cara y boto un suspiro de cansancio al escribir la maldita palabra en el buscador. La primera opción es de una página naranja, en la cual entro y...
—Definitivamente no puedo hacerlo —cierro mis ojos y aprieto botones al azar para quitar la página sin seguir viendo, pero entonces comienzo a escuchar gemidos—. ¡No!
Mi móvil empieza a sonar y me levanto de la silla para buscarlo, pero no lo encuentro Y EL ESTÚPIDO VIDEO SIGUE REPRODUCIÉNDOSE.
Corro por mi habitación hasta que siento vibrar mi culo, y me doy cuenta. Tomo el celular y contesto.
—¡E-Ey! —lo saludo.
—¿Estás ocupado? —ríe Jimin a través de la línea, quizá escuchando los malditos gemidos.
Lo pienso un segundo.
—Ah... ah... ¡Sí! Un poco ocupado.
—¿Son dos chicas?
Dios mío. ¡No!
—¡Sí! —me agarro los pelos de mi nuca.
—Pues te quería hacer una invitación, pero como estás...
—¡No! Digo, no, no estoy taaaan ocupado. Casi termino.
—¡Perfecto! Veremos películas. Ah, y está ___ —explica el rubio—. Es simpática, espero no te moleste su presencia.
—No, tranquilo, no me molesta.
ME FASCINA.
—Bien, te esperamos.
Jimin corta la llamada y yo corro a desenchufar la computadora.
Perfecto, ahora resulta que pasé de ser un virgen a hacer trios imaginarios.
•••
Dejé las cajas de pizza encima de la mesita de centro y me senté en un sofá, pasándome reiteradas veces la lengua por mis labios.
Quiero preguntarles dónde está ___, pero prefiero esperar. Así que... sólo me quedo tranquilo, escuchando las estupideces que casualmente dice Yoongi.
Hasta que veo sus piernas asomándose por las escaleras. Con YON.
—¿Qué película quieren ver? —pregunta Jin.
—¿Has escuchado de "Arrástrame al infierno"? —propone Yoongi.
—No mames, Yoongi —se niega Jimin.
—Yo puedo mamar todo lo que quiera, ¿escuchaste, malvavisco?
—¡No veremos esa película!
—¿Por qué? —cuestiona Yoongi.
—Porque tendré pesadillas esta noche. ¡Ésas son cosas del demonio!
—Gracias a Dios que soy ateo —comenta Nam, haciéndome cuestionar por un segundo mi existencia.
—Jimin, no veremos "Bob esponja" —se niega otra vez Yoongi.
Esto va de mal en peor, como siempre.
—¿Y si vemos una de "Los vengadores"? —propongo, esperando calmar las aguas mientras saco un pedazo de pizza de la caja.
Todos me miran, y sé que ella no es la excepción.
—Jungkook, hemos visto seis veces a Iron Man en acción —objeta Nam.
—Nunca son suficientes —sonrío, dándole un mordisco a mi comida.
La atisbo con la mirada. Ella baja los últimos escalones después de quedarse en ellos.
—Yo digo que veamos "365 DNI" —habla la impertinente.
—No veremos porno —habla Nam.
—Al menos lo intenté.
Pronto siento un bulto hundirse a mi lado. Me sorprendo cuando huelo aquel perfume a centímetros del mío.
—¿Te gusta Iron Man? —pregunta ella con su dulce voz, provocándome una erección entre las piernas.
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¡Lo sé! Este es un momento muy icónico, es por eso que será mejor narrado en el próximo capítulo 🦋
Gracias por leer, nos leemos el domingo 🤍 Love u Parkmy's 🤍
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