|Cap ₉|Se acabó el juego.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
Oigo su voz a mi lado, mientras caminamos por una extensa costanera. Hay viento, pero está fresco. Su cabello se vuelve uno con el aire y parece linda con sus mejillas ruborizadas después de que el vendedor nos haya confundido con una pareja de novios.
Qué linda confusión.
Aún no olvido sus... sus pechos.
Trago saliva y salgo de mis pensamientos, percatándome nuevamente de que me está hablando, así que le contesto.
—Claro.
—Puede que sea un poco incómodo —advierte.
—No lo será, sólo dila.
—Bueno —exhala—. ¿A qué edad perdiste tu virginidad?
No acabas de preguntarme eso, ¿verdad?
Sí lo hizo.
—Vaya —paso la mano por mi nuca, como siempre que estoy en aprietos o nervioso—. No lo recuerdo.
—¿No lo recuerdas?
—Tal vez a los quince, ¿por?
—¿Y desde ahí, comenzaste a tener sexo con cada chica que quisieras tener?
No me hagas esto más difícil.
—Claro que no —respondo, intentando no titubear—, ¿por qué la curiosidad?
—Porque... —se hunde de hombros—. Porque hace unos días, en esa noche de películas, tú dijiste que tienes sexo tres o cuatro veces a la semana si es posible.
Detesto que sea curiosa. ¿No puede quedarse con la duda? Y, ¿acaso sería adecuado de mi parte dejarla con ella? Porque no puedo... No puedo decirle que jamás he tocado a una persona, y que la única vez en que una quiso hacerlo conmigo, lloré durante meses en silencio, sintiéndome asqueroso.
Opto por sentarme en una banca, viendo la infinitud del mar, buscando alguna respuesta que pudiera darle a ___ sin revelar lo que en verdad soy; un mentiroso.
—Jungkook —me observa.
—No sería bueno de mi parte responderte —digo en voz bajita, esperando que no insista.
—¿Por qué?
Pero lo hace.
Entonces la miro a los ojos, y por un segundo me atrevo a pensar que ella no sería capaz de cuestionarme si le digo todo lo que pasa por mi cabeza en estos momentos.
Sólo... por un segundo.
En el próximo segundo, ese pensamiento... desaparece.
—¿Qué es lo que exactamente deseas escuchar, ___?
—No lo sé...
—¿Y tú? ¿A qué edad?
—A los quince o dieciséis, realmente no lo recuerdo —contesta, como si unir su desnudez a la de alguien, no interesada en lo más mínimo.
—¿No lo recuerdas? —frunzo mi ceño.
—No es un gran tema.
—Yo creo que es un gran tema.
—¿Por qué? Es sólo sexo, las personas lo hacen todo el tiempo —desvía su mirada—. Aunque a veces, ni si quiera lo disfruten y simplemente lo hagan para ver si se pueden sentir un poco menos vacíos.
Acabas de describirte, y ni siquiera te has dado cuenta. Pero, ¿qué significa lo último? ¿Te sientes vacía cuando él te toca?
—Y es por eso que es un gran tema —hablo.
—No entiendo.
Ni si quiera puedo explicarlo con palabras verídicas, porque nunca he tenido sexo. Sin embargo, siempre me lo he imaginado como la Colisión estelar. Me gusta pensar que cuando dos personas se unen en espesor y alma, portan la misma sensación que tienen dos estrellas al fusionarse cada diez mil años.
Quiero decir... Se vuelve un momento único, porque las estrellas no colisionan todos los días. Esperan miles de años para unirse a través de sus núcleos, y si lo hacen constantemente, pueden llegar a crear un agujero negro de masa. Es como el sexo, se vuelve una obsesión que tarde o temprano podría terminar mal.
Me temo que si me acostumbro a estar cerca de ___, podría terminar dentro de un agujero negro como ésas estrellas.
No obstante, no puedo explicarle eso. Me tacharía de loco. Así que, me limito a responder lo más simple que se me ocurre:
—Para que dos personas puedan unirse sexualmente, sus almas deben estar en la misma sincronización.
—¿Hablas de la química?
—¿Tú la sientes?
—¿Yo? —frunce su ceño, descolocada.
—¿Tú te sientes así cuando estás con él?
—Es mi novio —se excusa, dejándome de mirar a los ojos.
—He visto cómo lo miras.
—Ya —ríe, para nada graciosa—. ¿Y cómo crees que lo miro? —pero me vuelve a ver.
—Así no, definitivamente
Deja de sonreír y visualizo su garganta pasar saliva.
—Te veo como veo a cada uno de los chicos —dice, descendiendo su mirada hasta quedar posada en mis labios.
Me alarmo.
—¿Y a todos le ves la boca?
—¿Qué? —decide evitarme.
Aprieto mis labios.
Lograr que ella admita que la relación con su novio podría llegar a terminar mal, sería más dificultoso de lo que me imaginé.
Min Ho es sólo un obstáculo en medio de mi trabajo, y debo desaparecer su presencia.
•••
—¡Acabo de hacer una estupidez!
Grito a través de la video llamada con Jimin. Él hace una mueca y sonríe.
—Bueno, hoy Yoongi tapó todos los retretes de la casa... otra vez —contesta, cansado—. ¿Lo que hiciste fue peor que eso?
—¿Qué? ¿Y Jin le pegó? —sacudo mi cabeza—. No me interesa. ¡Necesito que me ayudes!
—¡Sólo habla!
Suspiro y tiro de mis cabellos con una mano.
—¡Jungkook! ¿Qué puede ser taaaaan malo?
—Invité a ___.
—¿Bien...?
—¡Invité a ___ a nadar conmigo en la piscina del hotel y le pagué quinientos dólares al guardia para que nos dejara solos!
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué solos?! —abre sus ojos en grandeza—. ¿Quieres... follar... en... la... piscina?
—¡No! ¡N-No quiero tocarla de esa manera! —trago saliva—. O bueno... —me lo replanteo, pero vuelvo a sacudir mi cabeza—. ¡No!
—Uff, qué bueno. Duele un poco si lo haces debajo del agua, pero eso ya lo sabes.
—Eh... sí, obvio, mhm... obvio.
—Pero volvamos al principio —frunce su ceño—. ¿Por qué quieres estar a solas en una piscina con ella?
—¡No lo sé! —exhalo—. Me siento... inquieto. Lo único que quiero es lanzarme de un edificio.
—Entonces no logro entenderte, Jungkook. Si quieres follar, está bien. Sin embargo... ¿qué te pasa? ¿Te sientes inquieto? No deberías sentirte inquieto por ella, a menos que... —me mira, juzgándome.
Sé a lo que se refiere.
—No es lo que parece.
—¿Ya hablaste con la Estrella mayor sobre eso?
—No...
—Jungkook...
—Es mi misión, Jimin —me encojo de hombros—. Sólo quiero hacer feliz a mi misión, como tú con tus hermanos.
—¿Y a ella la miras como una hermana también?
—Jimin...
—¿La ves como tu hermana, Jungkook? —persiste.
Si al verla deseo amoldar su cuerpo entre mis manos, supongo que... no. A menos de que sea un acto incestuoso.
—No hay punto de comparación, y lo sabes —le digo—. Tú creciste con la idea de que ellos son tus hermanos, en cambio yo... apenas la conozco.
Jimin aprieta sus labios.
—Pero... si acaso vieras a ___ como una misión, ¿no crees que deberías verla como tal?
—¡Lo hago! ¡Créeme, lo... lo hago!
—No, Jungkook —dice de inmediato—. Tú la miras como un humano ve a otro, no como una estrella debería ver a un humano.
—¿Qué? —dice una voz femenina dentro de la habitación de Jimin.
—¡Yon! —sonríe el rubio, bajando la cámara del celular—. ¿Qué haces aquí?
—¿Con quién hablas de estrellitas?
¿Qué te importa?
—Con Jungkook.
—Ah... mhm bueno, me voy. Dice Jin que los dos baños de abajo ya están disponibles, pero no le digas a Yoongi, o volverá a taparlos.
—¡Claro!
Se escucha la puerta cerrarse, y con ello vuelvo a ver la cara de Jimin, sonrojada.
—¿Crees que haya escuchado algo indebido? —pregunta, preocupado.
—Esperemos que no...
•••
El guardia de la piscina y yo estamos afuera de ésta, visualizando el lugar.
—¿Crees que las velas aromáticas sean demasiado? —le pregunto al hombre, pensativo.
—¿Es tu novia?
—No.
—¿Quieres conquistarla?
—No, o bueno, no lo sé, no puedo. Las estrellas no me lo permi... —apunto el cielo, pero me percato de que estoy hablando de más—. Es complicado.
—¿Qué te impide conquistarla?
—Tiene novio.
Él hace una mueca y ladea la cabeza.
—Comprendo —digo, encogiéndome de hombros, dándome cuenta de que esto había sido una mala idea.
EN SU TOTALIDAD.
¿En qué momento se me ocurrió invitarla a esto? ¿Por qué accedió? No debió hacerlo.
Apago las cinco velas alrededor de una esquina de la piscina, y las boto a la basura. Finalmente, el guardia se va y me deja solo. Lo último que hago es quitarme la bata y entrar al agua, la cual está demasiado caliente para mi gusto.
Intento acostumbrarme a su temperatura, pero me cuesta.
Hasta que... Oh, hasta que siento su presencia. La energía pura que desprende su cuerpo es tan notable, inclusive un humano podría saber que ella ya está aquí, caminando hacia mí. Casi puedo oler su nerviosismo, casi siento sus ojos pegados en mi espalda.
—Viniste —pronuncio.
—¿Por qué no vendría?
—No lo sé, tú dime —me doy la vuelta, la miro, y siento la estúpida necesidad de ver lo que esconde debajo de la tela de su bata—. ¿Vas a quitarte eso?
DISIMULO TAN JODIDAMENTE BIEN.
—Claro que lo haré.
Asiento con mi cabeza, entusiasmado.
Entonces, ___ toma los tirantes de su bata y deja caer ésta misma por su cuerpo. Lo primero que visualizo son sus curvas cubiertas por un lindo bikini color azul, y me percato de lo hermoso que le queda ese color; contrasta perfectamente con su piel.
Su abdomen posee una tensión que logra estirar su ombligo, y trago saliva, sobre todo cuando noté esas clavículas que tanto me gustaron apreciar aquella vez en que salimos a cenar con nuestros padres. Sus senos no son grandes, tampoco pequeños; de hecho pareciera como si Dios se hubiera tomado la molestia de crearlos justamente para ser moldeados por mis manos.
Dios no haría eso. Qué imbécil soy.
Apreté mis labios al examinar sus pies bajando por las escaleras. ___ hundió su cuerpo hasta el cuello, como si no quemara en lo absoluto.
Nos miramos a los ojos, sin decir nada.
—¿Y? —pregunto.
—¿Y qué?
—¿Te sientes bien?
—No lo sé aún, he estado menos de cinco minutos dentro, Jungkook.
Su respuesta me hace sonreír, porque es verdad, apenas ha entrado.
—¿Por qué no hay más personas?
Oh, no.
—Supongo que no quieren venir, ___.
De seguro ahora mismo el guardia está echando a todas las personas que quieren entrar. Si ___ lo supiera, probablemente culparía de obsesivo. Pero... ¿es tan malo querer un momento a solas con ella?
—Ya... —sonríe y niega con su cabeza, no tan conforme con mi pobre explicación.
—Estás tensa, como siempre —me acerco un poco.
—Y tú inquieto, como siempre.
Touché.
Entonces, sus palabras terminan por confirmarme que ___ me observa tanto como yo a ella, otra vez.
—Tus hombros están rígidos, incluso desde aquí puedo notar que aprietas tu estómago —alzo una ceja—. ¿Por qué?
—No es verdad.
—Y siempre lo niegas también —sacudo mi cabello.
—Niego lo que es ilógico.
—¿Niegas el hecho de que tu cuerpo tenga reacciones automáticas al sentirte insegura?
—No soy insegura.
Sonrío, paso la lengua por mis labios y sigo mirándola, pensando en que Jimin tiene razón; debería ver a ___ como una misión, pero... ¿Cómo poder lograrlo si se siente tan bien estar así de cerca?
—Ya las has mostrado antes —pronuncio.
—¿De qué hablas? —descolocada, noto cómo se alarma.
—De tus reacciones corporales.
—Es mera coincidencia —niega con su cabeza, retrocediendo a pesar de no tener salida.
—Es verdad, una es coincidencia.
—Exacto.
—La segunda es casualidad.
—También.
—Pero la tercera... La tercera es a causa de la acción del enemigo.
—No sabes de lo que hablas —ríe, claramente porque se siente... ¿nerviosa?
Yo también me podría nervioso ahora, sin embargo, sólo si ella no lo estuviera, como casi siempre que hablamos, y me preocupa sentir en estos momentos una clase prohibida de poder sobre ___. No obstante...¿Por qué una manada de elefantes está pasando justo ahora por mi estómago? Vale, quizá sí esté un poquito nervioso, pero muy poco.
No debo demostrarlo.
Sólo quiero respuestas. Necesito respuestas. ¡Eso es lo único que quiero! Saber cómo me veo a través de sus ojos...
—¿Soy tu enemigo, ___? ¿Tienes miedo?
—No le tengo miedo a nada que esté o no esté vivo.
Vale, ni si quiera soy humano. ¿Le causaría terror si supiera que no soy de este mundo?
Y me acerco más a ella, doy pasos largos por debajo del agua hasta poder acorralar su cuerpo entre mis brazos. Me aferro a las paredes de la piscina y sin tener control de mí, una de mis piernas se escabulle en medio de las suyas.
___ se cierra, no permite que vaya más allá, y le agradezco de una forma interna. Me encuentro perdiendo la cordura, y no quiero cometer un error que me cueste veintiún años en esta tierra.
Jamás había llegado a esto. Jamás había tocado con mi rodilla las piernas de una mujer, jamás había estado tan cerca de una boca tan preciosa. No sé qué hacer, y me encuentro desesperado por saberlo.
Pero mi cabeza arde, todo dentro de mí lo hace. La manada de elefantes se ha duplicado hasta posarse en mi pelvis, y temo por mis próximas palabras.
—Separa las piernas, ___, no voy a hacerte algo —susurro, tan cerca de su cara, que quiero cortar cada centímetro que nos divide.
—No espero que lo hagas, Jungkook.
¿Eso significa que confía en mí?
Ella me sigue mirando, y entonces comienzo a odiarla cuando permite lentamente que mi pierna termine por ingresar entre las suyas. No debería aceptarme, debería negarse. ___ debería alejarme y salir huyendo, pero no lo hace. Sólo me mira y me pregunto porqué.
Sonrío insisintivamente, hundido en una rareza inexplicable al sentir su... su... ¡Cristo! Acabo de rozar su intimidad con mi pierna. Una parte de ella se exalta, sin embargo... la otra parte sigue mirándome a los ojos. Eso sólo me incitó a volver a rozar la zona.
Hasta que... ella cierra sus ojos y se atreve a entreabrir sus labios.
¿Qué hago con eso? ¿Qué mierda significa? ¿Le gustó que lo hiciera? ¿Quiere que vuelva a hacerlo? ¡¿Qué?! ¡Que alguien me explique qué!
¿Acaso mirará a su novio así cuando la roza como lo hago yo?
¿Acaso abrirá sus brillantes labios así cuando él toca su cintura como lo hago yo?
¿Acaso querrá seguir siendo tocada por Min Ho después de sentir como la toco yo?
Pido con todas mis fuerzas un: "No, claro que no."
—Deja de engañarte, tú no lo quieres —siseo a un lado de su oreja.
Sin embargo, su respuesta fue fría y cuadrada.
—Se acabó el juego —pronunció, sacándome de la estúpida ilusión de que algo hubiera podido suceder entre nosotros esta noche.
Algo ilícito ante la ley de las estrellas.
_________________
No iba a subir el capítulo, pero al final decidí que sí porque vi que unas personitas preguntaron en el grupo 2 de whatsapp, y me apiadé 🫂💕 (Por cierto, el capítulo estuvo aburrido, el próximo ya se viene fuerte)
Gracias por leer 🤍 Love u Parkmy's 🤍
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