🖤 Capítulo 8. "¿Enemigos o aliados?"

Luciale.

Camino junto al amor de mi vida, con nuestras manos entrelazadas. Puedo oír sus rápidos latidos, lo fuerte que golpea su corazón contra su pecho, la manera en la que traga saliva para tranquilizarse. Es inevitable que esta sensación de angustia nos invada en estos momentos, sobre todo cuando no tenemos en claro que ocurrirá.

Los poderes de Tree se dispersan. Dejan de funcionar y dudo demasiado que se deba a la influencia de Shaperi, una Diosa Antigua y Olvidada no tiene el derecho ni la capacidad de tomarse esas atribuciones con las habilidades sobrenaturales de los demás.

Hay dos teorías sobre la pérdida de sus poderes como ninfa del sol. Ninguna es agradable de escucha o siquiera pensar.

Nos detenemos frente a la puerta que nos permitirá ingresar a la habitación donde Nilu Willekster, antigua Condesa y mano derecha de la ex emperatriz Dríhseida Meire —mi madre—, se encuentra siendo interrogada por dos de las personas que se han ganado mi completa confianza.

Oigo su suspiro profundo, inhala aire por unos cuantos segundos antes de soltarlo, con lentitud. Sus dedos se aferran aún más a mi mano derecha, me da un apretón que no se caracteriza por ser suave; está desesperada por calmarse. Con su mano libre, se encarga de peinar su cabello oscuro hacia su espalda, en un intento de liberar su rostro de cualquier cosa que pueda resultarle una molestia.

Me acerco a su rostro. Tree me observa a través de sus iris cafés —que en los últimos días han adquirido una tonalidad rojiza, brillante, dominante, que delata la especie que se ha encargado de ocultar e ignorar durante tantos años—, me percato de como sus pupilas se dilatan un poco y su entrecejo se relaja. Su respiración ahora es lenta, serena, se sincroniza con la mía en poco tiempo.

Acuno sus mejillas, presiona sus labios con fuerza como si quisiera decirme que tiene miedo de lo que podamos encontrar detrás de esa puerta. Yo también lo tengo, no es la única que se siente de esta manera. Ambas estamos aterradas, pero juntas. No es solo ella, somos un equipo. Siempre lo fuimos y lo seremos.

—¿Estás segura de entrar, mi estrella? —susurro a pocos centímetros de su rostro. Mis uñas acarician con delicadeza sus mejillas, cierra sus ojos por el contacto—. Sé que estás aterrada, Tree. Me preocupa cómo te sientes, no quiero exponerte a más situaciones incómodas. Hemos tenido suficiente con todo lo que pasa.

—Estoy bien, voy a entrar contigo —dice en el mismo tono de voz, se oye segura y firme en su decisión. De cualquier manera, yo estaré con ella y si algo sale mal, seré la primera en protegerla, en tomar la decisión más drástica con el fin de mantenerla resguardada y lejos de cualquier situación que pueda herirla—. Vamos, mi Lu.

Beso la cima de su cabeza con una amplia sonrisa cariñosa. «Lu» puede no ser el apodo más original del mundo, pero amo la manera en la que mi esposa lo dice y adoro ese apodo solo porque ella me llama así. «Lu» comienza a convertirse en algo que extrañaré si todo llega a salir mal. «Lu» es lo más bonito que he oído en esta vida, luego de la voz de mi esposa y de las risitas de mis hijas.

Empujo la puerta de madera hasta que se abre y nos permite entrar a la habitación al otro lado. Lo primero que veo es una cabellera blanca, con algunos mechones plateados, que nos da la espalda. Griseynna y Vinavina se encuentran frente a ella, ambas con expresiones indescifrables en sus rostros. Aunque, a juzgar por la manera en la que Vinavina frunce el entrecejo con ligereza, está confundida y al mismo tiempo, asustada por la persona que tiene al frente.

—¿Dónde está Dríhseida?¿Y Ver? Quiero verlos, por favor... —murmura la mujer de larga cabellera blanquecina que responde al nombre de Nilu al parecer. Se percata de nuestros pasos, pues se gira para mirarnos—. ¿Qué...?

—Nilu —la llama Vinavina, su voz suena un poco cortante y áspera, lejana. No tiene intenciones de ser amable con la madre de su esposa—. Son las emperatrices de Abdrion, Luciale y Rowan.

—Sí, lo sabía por las coronas en sus cabezas y por el parecido de Luciale con Dríhseida... —le dice Nilu, aún más confundida que antes. Sabe que estuvo muerta, pero no tiene idea de cuánto tiempo pasó desde su muerte provocada por Pefther Koulliov—. ¿Cuántos años se supone que tienen?

—Treinta y tres años, Nilu —respondo con calma, aunque por dentro estoy tan asombrada y paralizada por el parecido entre ella y mi mejor amiga—. Sé que todo esto es... desconcertante para ti. También lo es para nosotras.

Su cabello blanquecino se encuentra ondulado y semi recogido con un broche de una flor de cristal. Curva sus labios en una sonrisa nerviosa al oírme, sus mejillas se marcan de la misma manera que las de Chrystel al momento de sonreír. Toda la forma de su cara es idéntica a la de su hija, incluso sus ojos, salvo que no son de la misma tonalidad. Sin embargo, la semejanza entre ellas es tanta que ahora comprendo el porqué mi madre no podía dirigirle la mirada a Chrystel en su adultez sin que sus ojos se cristalizaran en el proceso.

Conozco el dolor de mi madre por la pérdida de una de las personas en las que depositaba su total confianza. Sé que nunca se recuperó de ello y que no volvió a ser la misma desde entonces, mi padre me lo ha mencionado en varias ocasiones.

—Tus ojos, tu rostro... Tu manera de sonreír —se acerca a mi esposa, Griseynna intenta levantarse de su silla, pero mi mirada la detiene en seco. Nilu sería incapaz de dañar a mi Tree, esto es una pequeña prueba que le haremos para comprobar si es ella—. ¿Eres la bebé de Eirene y Pefther? Marissa no decía mucho sobre ti, pero te vi alguna vez.

—Sí, soy Electra. La hija de Eirene —habla el amor de mi vida con tranquilidad. Le dedica una pequeña sonrisa amable a Nilu—. Bueno, todos me conocen como Rowan, pero Electra es mi verdadero nombre.

—Es increíble que Pefther creyera que yo tenía información sobre el paradero de Marissa —comenta con cierta ironía en su voz, aunque puedo detectar que es un asunto que le duele—. No importó cuántas veces le dije que yo no sabía nada sobre ella, pues Marissa era muy reservada con su vida. Él siguió hasta que ya no pude respirar. Incluso si yo sabía dónde se encontraba ella, jamás se lo hubiese dicho. Sé que sus intenciones no eran buenas.

—Lo lamento mucho —murmura Tree con tristeza—. Sé lo que es ese tipo de tortura. Él murió de la misma forma.

—¿Si? —Nilu se queda sorprendida ante esa afirmación. Ambas asentimos en silencio, ella respira con alivio—. Me tranquiliza saberlo. No podría verlo otra vez y saber que él fingió que nada pasó. Marissa era una horrible persona, pero no merecía ser culpada por un asesinato que no cometió.

El rostro de Tree cambia. La calidez que teñía sus mejillas ha sido reemplazada por una seriedad indescriptible, a pesar de que todavía sonríe, sé que solo es un gesto forzado, antinatural, porque no desea incomodar a Nilu.

Creo que es preferible cambiar de tema. Tree nunca se ha sentido muy cómoda cuando le mencionan a su madre, a la hermana de su madre o a su progenitor. Después de todo lo que ha sufrido y el dolor que tuvo que pasar por años, prefiere no recordarlos otra vez.

Si bien Nilu no lo ha hecho con intención de incomodar a mi esposa, no quiero que ella se sienta mal. Lo único que deseo es ver bien y feliz a la emperatriz de mi vida.

—¿Cómo llamaban tú y mi madre a Eilara? —pregunto con cautela. Si alguien ha poseído el cuerpo de Nilu, es importante saberlo desde ella y evitar tanto espectáculo de una persona que está muerta—. Mi madre ha mencionado que tú y ella llamaban de una manera especial a la princesa. Necesito saber qué tanto recuerdas antes de tu muerte, Nilu.

—Oh, claro —relaja su ceño fruncido antes de suspirar profundo—. Tu madre la llamaba «Eily», yo solía decirle de la misma manera, pero en ocasiones también le decía «pequeña saltamontes». Era una niña bastante inteligente e inquieta, me entristece recordar la forma en la que ciertas personas la utilizaron como representación de las víctimas de la guerra.

Miro de refilón a mi esposa, quien asiente con lentitud en señal de que la mujer frente a nosotras no miente. Sin embargo, no estoy tan segura de confiar en los poderes de mi mujer que cada día funcionan menos. ¿Y si solo es una distorsión de su realidad?

No tengo muchos datos sobre la vida de Eilara Arino. Solo conozco lo básico sobre ella, pero supongo que si Nilu no dudó en su respuesta es porque dijo la verdad, ¿No?

—¿Cuándo se conocieron mis padres? —me atrevo a preguntar.

Frunce un poco su ceño ante la pregunta tan extraña, pero no le da mucha importancia. Responde lo más rápido que puede:

—En el cumpleaños de Mon, el 6 de marzo del 669 —sonríe con emoción al recordar esa fecha—. Tu madre fue muy feliz esa noche, Luciale. Nunca la había visto tan tranquila y libre como ese día. Me imagino que en algún momento ellos te contaron sobre su historia y como ambos estaban nerviosos por bailar en público frente a sus familias. Los Arino nunca aceptaron a los Meire por estar en contra de sus ideales.

Muchos consideran ese día como el comienzo de la Guerra de Arino, incluso cuando no habían nombrado a mi madre como la legítima heredera del imperio. La princesa Dríhseida no representaba los ideales de la familia Arino y tampoco se ajustaba a la imagen que ellos le querían brindar a la sociedad.

Mi madre estaba más cerca de aparentar ser una Meire que una Arino. Eso siempre molestó a mi tía Mon, aunque nunca logré comprender porqué tanto odio hacia mi padre y hacia mí. Es decir, llegó al punto de maldecirme, cuando yo jamás le hice nada y ni siquiera era consciente de su existencia en el momento en que ella lo hizo.

—Mi padre siempre lo cuenta con una inmensa nostalgia y alegría —aseguro en un asentimiento—. ¿Quieres ver a...?

—¿A Chrystel? —me interrumpe, sus ojos brillan con melancolía. Baja su mirada, incapaz de verme y suspira pesado—. No quiero hacerle daño a mi hija... Estoy segura que Ver ya sabía de todo esto, pero mi niña no. Temo lastimarla más de lo que ya lo he hecho sin quererlo.

Libero un suspiro exasperado. El calor sube por mis mejillas al percatarme de ciertos detalles que antes no había sido capaz de ver. No reparé en las cicatrices en su cuello, o en las heridas recientes en sus brazos y manos. Me distraje tanto con sus rasgos físicos que olvidé que Shaperi, seguramente, no fue la más dulce con Nilu en el momento en que ella despertó.

Unos pasos se detienen de repente en el umbral de la puerta. Tree gira la cabeza para ver a la persona que acaba de llegar, yo no lo hago porque sé quién es. Sé de quién se trata y está más que claro que está igual de impactado que nosotras por esta situación.

—¿Nilu? —lo oigo preguntar, el titubeo en sus palabras es más que evidente, a pesar de que se esfuerza por disimularlo—. Mi amor...

Ver ingresa a mi campo de visión, casi corre a abrazar a su esposa y amor de su vida. Nilu le corresponde al gesto con cariño y suavidad, sus brazos se relajan cuando está cerca de él. Una leve sonrisa aliviada se esboza en sus labios ni bien siente el beso de su esposo en su frente.

Él se encarga de abrazarla como si tuviera que protegerla, uno de sus brazos la rodea a la altura de la cabeza y el otro cerca del torso.

Incluso cuando no se ven hace años, más de treinta años, mantienen esa complicidad y confianza de una pareja. Puedo ver en los ojos de Ver Dreim que Nilu Willekster siempre ha sido la única mujer en su vida, la única a la que amó y amará.

Vinavina aparta la mirada ante el pequeño espectáculo de una pareja enamorada. Tal vez le incomoda recordar los momentos así que han tenido sus padres en el pasado, cuando todavía se amaban, cuando Mon no había intentado asesinar a Jiskton Wellezpve.

—Nilu, papá, tenemos que hablar con ustedes —murmura Tree en un tono suave y bajo, como si no quisiera interrumpir el momento íntimo.

—Claro, hija —acepta Ver antes de volver a besar la frente de Nilu, pero esta vez por más tiempo. Su atención se dirige otra vez a la mujer de cabellera blanquecina—. Hay muchas cosas que debo explicarte, Nilu. Pero primero necesitamos saber cómo llegaste aquí, porque es de ello de lo que quieres hablar, ¿Verdad, hija?

Tree asiente sin decir nada. Nilu decide sentarse en la misma silla donde la encontramos cuando era interrogada por Vinavina y Griseynna. Todos estamos expectantes a lo que dirá, incluso cuando ya sabemos o intuímos que fue lo que pasó cuando despertó con vida.

—Sé que estuve muerta durante años, jamás ignoré ese hecho cuando mi alma vagaba en el plano de las almas en pena... Sin embargo, cuando desperté me sentí tan confundida que creí que era una de esas ilusiones que mi cabeza se formó por años. Pero no fue así. A mi lado se encontraba una mujer alta, delgada, de grandes y huesudas manos con uñas afiladas, de piel tan pálida como la de Luciale... —dice con dificultad, su voz se quiebra repetidas veces y le cuesta llevar su atención a lo que quiere explicar—. Reconocí sus ojos oscuros y su largo cabello azabache, reconocí su rostro y esa seriedad. Siempre la describieron así en todos los libros. Shaperi, la Antigua y Olvidada Diosa de la oscuridad y la crueldad. No estaba sola, habían más Dioses Antiguos y Olvidados a los que no logré reconocer, salvó por su palidez y los tatuajes que llevaban en el brazo. Antes, los Dioses se dibujaban con tinta negra una runa que representara al imperio del que provenían. Las runas quedaron en desuso hace mucho tiempo.

Su silencio tan repentino nos descoloca a todos. En definitiva, Shaperi y los demás le han hecho algo que la ha marcado para siempre. No me sorprende, todos los Dioses Antiguos y Olvidados de Lilium son conocidos por su sadismo, su crueldad, su inhumanidad, sus crímenes y delitos, entre otras cosas que han hecho.

—¿Qué te hizo Shaperi, Nilu? —pregunta Ver, un tanto inseguro de saber la respuesta.

—Me llevaron a Khiat —asegura ella, con voz vacía, pareciera estar en estado de shock por recordar algo tan doloroso—. Me hicieron presenciar como la Diosa Antigua que se encontraba junto a Shaperi y que podría afirmar que fue su amiga en vida, poseía el cuerpo de la emperatriz Zarahíe. Me hicieron ver cómo destruyeron en pedazos su alma para que nunca tuviera la posibilidad de reencarnar solo porque ella no los obedeció. Y a mí me torturaron. Querían poseerme.

—¿Por qué no lo lograron? —inquiero con cierta desconfianza.

—Porque apareció Zhasira Arino, la Antigua Diosa del amor si no me equivoco. Y luego llegaron los soldados de la emperatriz de Khiat. Logré huir —explica bastante distraída, Ver toma sus manos y les da un pequeño apretón—. Shaperi las busca a ustedes por sacrificar a su súbdita más querida y por tomar la vida que a ella le corresponde. También sé que Shaperi se siente atraída hacia ti, Rowan.

—¿Quién era su súbdita más querida?¿Hablas de Mon?

—Sí, Mon Arino era una fiel seguidora de Shaperi.

Entrecierro mis ojos con esta sensación de desconfianza que crece en mi interior, un nudo pareciera formarse en mi estómago ante los dichos de Nilu. El cosquilleo y el presentimiento de que falta algún detalle importante que no nos dice, está más que presente. Sin embargo, al enfocar mi mirada en Ver Dreim, él asiente con seguridad.

—Dice la verdad.

...

Rowan.

Lu acomoda mi cabello con delicadeza, se encuentra sentada a mi lado. Noto su sonrisa dulce al contemplarme, me es inevitable no imitar su acción. Aun cuando lo único que hago es sentirme triste, hundirme en el abismo que juré abandonar hace años y sentirme perdida en esta búsqueda de Vayannah, Lu está ahí para recordarme que no estoy sola. Somos dos en esto. Dos madres, esposas y compañeras de vida que sienten lo mismo.

Solo quiero a mi bebé de regreso. A mi niña. Me destruyo aún más cada día que pasa al no saber nada sobre ella. Esa visión no me ha dejado tranquila, no puedo confiar en una pareja que ha sido despojada de sus títulos por sus delitos y han sido reconocidos en todo Lilium como criminales que no pueden ser redimidos.

—Mi amada estrella —susurra Lu, sostiene mi rostro entre sus manos. Sus iris grisáceas brillan con cariño y melancolía al mismo tiempo, apoyo mis manos sobre las suyas—. La encontraremos, ¿Si? Ella está bien. Créeme que sí.

—No tengo manera de comprobarlo —digo atemorizada, mi labio inferior tiembla. Un calor abrasador invade mi pecho, mi cuello, mi rostro, todo mi cuerpo, y me paralizo al segundo de que eso sucede. El eco de mis latidos inunda mis oídos, creo que mi respiración se ha acelerado—. No tengo manera de comprobarlo. No sé qué pasa conmigo, Lu. No entiendo. ¿Por qué no puedo ver nada?¿Por qué no pude estar segura de si Nilu mentía o no hace horas?¿Por qué no puedo saber si lo que veo es una realidad o es una mentira?

—Me encantaría saberlo, mi vida —susurra antes de besar la punta de mi nariz. La calidez que emana tranquiliza poco a poco a mi corazón acelerado—. No tenemos manera de comprobar si nuestra hija se encuentra bien, pero nos queda la fe. ¿Si? La fe, la intuición y los presentimientos.

—¿Crees que esté bien? —pregunto con la voz rota, su mirada se cristaliza al oírme así.

—Hay algo dentro de mí que me dice que sí —susurra con dolor, asiente repetidas veces como si quisiera convencerse de ello.

La primera lágrima resbala de mi mejilla derecha, al igual que la suya. El recorrido que hacen las lágrimas que vienen produce que mis latidos vuelvan a acelerarse, a pesar de que mi respiración está en calma. La frialdad que se apodera de mis mejillas me asusta, porque de un momento a otro dejo de sentirla a ella, a mi Lu, y su cuerpo es reemplazado por el vacío; por una soledad que me rodea junto a árboles quebrados por la mitad o machitos, una profunda niebla oscura y un suelo resquebrajado.

Las lágrimas continúan con su viaje por mi rostro, se desliza, me arrebatan la respiración como si fuesen un puño cerrado alrededor de mi garganta. Lucho por no llorar más, por respirar con normalidad, por calmarme para no caer en pánico al estar en el mismo lugar donde Shaperi me torturó hace días. Quizá no fue una tortura física, pero su presencia no dejó de irrumpir en mis pensamientos más calmados. Nunca se fue de mi mente, siempre estuvo allí, para recordarme que yo soy más que una ninfa del sol y que en algún momento deberé caer en las garras de esas habilidades sobrenaturales que intenté ocultar durante tantos años.

Pronto tendré que sucumbir a los instintos de las brujas de sangre. Incluso si yo no quiero. Incluso si quiero correr lejos de ello.

—¿Dónde estamos? —inquiere una voz conocida a mis espaldas. Me sorprendo tanto de verla aquí—. ¿Tree?

—Supuse que también querrías estar aquí, Luciale —habla una figura femenina que se aproxima a nosotras. Oírla no me provoca desesperación como aquella vez que le habló a mi hija en una visión, más bien, me brinda tranquilidad por alguna extraña razón—. Tal vez has heredado algunos de los genes de médium de tu madre. Puede que aún no se hayan presentado.

Conforme sus pasos se acercan, yo retrocedo lo más rápido que puedo hasta que choco con el cuerpo de mi esposa. Por unos segundos, nos quedamos sin reaccionar, hasta que decide ponerse delante de mí, como si deseara ocultarme de la vista de la Diosa Antigua y Olvidada Zhasira Arino.

—Electra... ¿Por qué huyes de mí? —pregunta extrañada. Noto sus cejas fruncidas en cuanto la bruma a nuestro alrededor se dispersa—. No te he dado motivos para que me temas.

—¿Qué es lo que quieres, Zhasira? —sisea Luciale, sus ojos se tornan violetas al observar fijamente a la Antigua Diosa frente a nosotras—. ¿Qué es tan importante como para que nos traigas hasta aquí?

—Así que reconoces este lugar... —sonríe con alivio—. Entonces sabrás a dónde ir si quieres ayuda.

Mis ojos viajan a nuestro alrededor. No hay más que un desierto en lo que algún día fue un bosque de bellos árboles altos y delgados. Lo sé por la manera en la que varios están talados, arrancados del suelo, con la mitad de sus copas marchitas, algunos incluso solo conservan sus ramas, lo que denota su falta de vida. El sueño bajo nuestros pies está tan seco que ha comenzado a resquebrajarse, deja entrever algunas raíces de plantas marchitas y de los troncos que nos rodean.

Tardo unos segundos en comprender dónde nos encontramos. Mis ojos no paran de viajar por la distancia más cercana a nosotras.

Es el bosque cercano al puerto del quinto imperio.

Estamos en el quinto imperio.

Estamos en Aldiwarah, el imperio destruido por la ambición de los otros.

Mi hija está aquí. En este territorio.

—La princesa Vayannah está en buenas manos. Me he encargado de que sea cuidada y protegida en todo momento —habla Zhasira al notar mi desesperación—. Electra, no tienes porqué desconfiar de nosotros. Pronto estará con ustedes. Los niños no entran en las guerras, no deberían ser considerados puntos débiles de un enemigo ni tampoco ser víctimas de conflictos ajenos a ellos.

...

¡Buenas, buenaaas!

Aparecí después de tener algunos inconvenientes en mi vida personal que me llevaron a alejarme de la escritura y de las redes por unos días. Entre esos inconvenientes, está el hecho de que me enfermé (de gripe, gracias al universo) y bueno, no me sentía bien anímicamente como para escribir algo (además de que me dolía el cuerpo, la garganta y no paraba de toser). Pero ya toy acá, me siento mejor y les pude traer el cap <3

¿Cómo se encuentran?¿Todo bien esta semana?

Ahora tenemos más motivos para odiar a Shaperi, mi gente. ¿Cómo le va a hacer daño a una persona tan buena como Nilu? 😭😭😭

Fue impactante que Nilu se encontrara con Dríhseida de joven (O sea, Luciale, aunque Lu no tiene la personalidad de su madre cuando era joven) y con la hija de su asesino (Rowan). Sin embargo, Nilu se lo tomó a bien por lo visto

Pobre nuestra Zarahíe, ni muerta la dejan tranquila :(
En un futuro escribiré su historia, aunque voy a llorar en el proceso. Zarahíe sufrió mucho en vida y después en el más allá también. Lo único lindo en su vida fueron sus hijos y su hermana Alimsa 😭💔

¿Se viene un anuncio importante de Chrystel y Vinavina? Se vieneeee, gente

¿Creen que Vayannah esté bien con Zhasira?

Para empezar, ¿Creen en las palabras de Zhasira?¿O estará engañando a nuestras diosas?

¿Qué está pasando con Rowan?¿Por qué a veces le funcionan los poderes y a veces se van de parranda?

¿El quinto imperio está de regreso? 👁️👁️

Si quieren saber más sobre el quinto imperio, pueden leer Silencioso Preludio (la historia de Dríhseida y Vorkiov de jóvenes). Ahí van a haber bastantes menciones al imperio que fue masacrado por los demás, pero que sus tierras nunca fueron ocupadas (al menos no todas)
También se narra más sobre la vida de Eilara Arino, la niña nombrada en este capítulo (fue hija de Minyella Arino, tía de Luciale)

Y para los que leen Silencioso Preludio, weno, ya saben que pasó con Eilara :(

Sin más que decirles, nos vemos mañana en Silencioso Preludio (para los que leen esa historia) y el próximo viernes en Lúgubre Alma. Les agradezco un montón por la espera y el apoyo, no saben cuánto me alegra leer sus comentarios, sus votos, que agreguen las historias a sus listas de lectura o que me manden mensajes a mi Instagram.
Estos días que no estuve tan bien emocionalmente, sus comentarios, votos y algunos mensajes que pude leer, me alegraron mucho los días. Infinitas gracias a todos, saben que los amo y que me gusta verlos felices (o al menos hacerlos felices por un rato, un día, una semana, el tiempo que estén leyendo mis historias).
🫶🏻🫂💕✨

Recuerden que pueden seguirme en mi Instagram (_merqueen) y mandarme mensajes si quieren, o comentar en las publicaciones que hay, darles like, etc. No tengan miedo en mandarme mensajes, tardo en contestar, pero lo hago. Me encanta hablar con ustedes. <3

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