🖤 Capítulo 7. "¿Ilusiones o mentiras?"
Luciale.
No puedo negar que las palabras de Ver me han dejado en un mar de dudas y de cierta indecisión, o inseguridad. No tengo idea de cómo llamar a esta sensación. No sé si puedo confiar en ellos, pues es evidente que son los únicos que tenían los conocimientos necesarios para romper la barrera protectora que impedía el paso de las almas de los Dioses Antiguos y Olvidados a esta dimensión terrenal.
«No dudarían en ayudarte» claro que no, pero solo esa pequeña parte de ese linaje. Solo serían ese mínimo porcentaje del total de los que se encuentran vivos. Los ciudadanos de ese imperio jamás hicieron lo que predicaban; si bien su lema era la paz en todo el planeta, estaban llenos de odio en su interior. ¿Cómo puedo estar segura de que ellos viven y no quiénes solo centran sus ideas en el odio, la crueldad y el asesinato?
No eran muy diferentes a quien hoy en día es Kairashana Lairovst y su linaje. La emperatriz de Zildwi carece de bondad, amabilidad y empatía; a pesar de mostrarse como una blanca paloma al mundo, no es más que otra persona que solo busca su bienestar. Al final, todos los emperadores lo hacemos, quizá algunos nos enfocamos un poco más en nuestro pueblo. Nymra y yo somos la prueba de ello, pero solo para evitar otra revolución que intente acabar con nuestras vidas.
Podría tomar la decisión rápida de asesinar a Shaperi sin importarme las consecuencias, pues tengo el poder y las ansias de hacerlo. Lo lograría sin mucho esfuerzo. Sin embargo, eso me llevaría a convertirme en otra Diosa Antigua y Olvidada, en alguien que nunca va a descansar, que vagará por el mundo como alma en pena y sentirá el mismo rencor que Shaperi, Zhasira o Kerathon.
Ellos son almas en pena, no sienten otra cosa más que dolor, rencor, odio, resentimiento o angustia. Shaperi solo quiere tomar la vida de quién ocupa «su» lugar, pero al mismo tiempo quiere eliminar a la mayor amenaza que tendrá en su vida: mi esposa.
—Los poderes de tu hija están fallando —señalo con pena, Ver pareciera no inmutarse—. ¿Cómo sé que los tuyos no fallarán?¿Cómo sé que no fallan?¿Que no ves una realidad distorsionada?
—El principal objetivo de Shaperi es Rowan, por ello Nymra y yo no nos vimos afectados por sus apariciones. Tampoco hemos sentido su influencia —explica con serenidad, apoya sus manos en la mesa con cierto pesar—. Shaperi está entretenida con Rowan, los legendarios restantes no le importamos en lo absoluto.
—¿Por ser una bruja de sangre? —pregunto, temerosa de la respuesta.
Recuerdo haber dicho hace diez años que no importaba si mi esposa era la parte de una de las especies más peligrosas y crueles de este mundo, ella nunca sería de esa manera. Para mí, siempre ha sido el ser más noble y amable que ha existido.
Nunca antes una persona había nacido siendo una bruja de sangre y una ninfa del sol a la vez, pues jamás se habían mezclado esas dos especies que podrían asesinarnos a todos si quisieran. No obstante, Tree nació hace treinta años, siempre fue más fuerte su parte de ninfa del sol, pero su parte de bruja de sangre nunca desapareció. Solo estuvo dormida por mucho tiempo, por los veinte años en los que ella vivió en la Tierra ajena a sus poderes y a este mundo.
Y ahora, en este momento, sus poderes como bruja de sangre comienzan a despertar. Me he percatado del rojizo de sus ojos cuando se enfada, cuando se frustra o cuando quiere llorar. Se esfuerza por ocultar sus ansias de asesinar a alguien, pero temo que en cualquier instante sean más fuertes que ella. Shaperi la comienza a quebrar desde dentro, todo esto ha sucedido desde que esa maldita desgraciada apareció en nuestras vidas.
—Es probable. También podría deberse a qué Rowan es una ninfa del sol completa, todas sus habilidades se han desarrollado más rápido de lo normal —suspira—. Ya sabes cómo son los Dioses Antiguos y Olvidados. Sienten odio por quienes los podrían reemplazar, sus almas no han aceptado todavía que la vida continúa sin ellos. Fueron condenados a eso.
—Se me acaba la paciencia —siseo, paso mi mano por la frente para tranquilizarme—. Supongamos que confío en tus visiones y que ellos están vivos, ¿Qué deberíamos hacer? Viajar a esos territorios sería sospechoso.
—Esperar —responde con obviedad, alzo las cejas entre sorprendida y cansada. ¿De verdad me lo dice?—. Pronto tendremos noticias si es así. No puedo revelar mucho, sabes el porqué.
...
Lastyon me dedica una mirada melancólica. Mi padre se ha negado a dirigirle siquiera la vista, no tengo idea de que haya ocurrido entre ellos en el pasado, pero mi padre —al igual que yo— no es una persona que perdone fácil a los demás. Mi madre jamás me dio tantos detalles sobre el desacuerdo que tuvieron ellos dos, solo mencionó que todo se remontaba a la época en la que los Meire luchaban por el trono y defendían el derecho de mi madre como última heredera decretada por los emperadores Meral IV y Polo II antes de morir.
—Espero que todo se solucione, Luciale —murmura Lastyon una vez mi esposa se aleja para traer a Ireena. Ambos le dedicamos una mirada al carruaje custodiado por soldados de la Guardia Real de los Meire, por el demonio protector de Laissa y las habilidades de Paularah como una Drashkara—. No puedo imaginar el dolor que sientes, pero es inmenso.
—Gracias —murmuro un tanto indiferente, aunque por dentro siento que mi corazón se hace pedazos y los cristales que han quedado de él, se derrumban al cabo de unos segundos. Me toma mucho trabajo volver a hablar—. Espero no tener que tomar alguna decisión drástica.
—No, Luciale —me detiene, su mano en mi hombro me obliga a dirigirle la mirada. Él me ve con un amor familiar, es el mismo cariño con el que me observa mi padre desde que tengo memoria—. Los Dioses las ayudarán, ten fe. Por algo estoy aquí. Te sentiste guiada a llamarme, ¿No es así?
—En efecto —hablo mientras asiento—, pero ya he perdido la fe. Hace diez años que comencé a creer que los Dioses me abandonaron, incluso cuando soy una de ellos. La Diosa Skara puede ser muy egoísta cuando se lo propone, y no siempre toma las decisiones más acertadas.
—Vas a encontrar a tu niña —murmura al ver que Tree se acerca—. No soy médium como tu madre, no veo el futuro y el pasado como tu esposa, pero sí te puedo asegurar que Vayannah no va a morir. Tú misma lo debes saber, nunca viste su muerte. ¿No? Tienes que aferrarte a ello, no va a morir, porque de lo contrario ya lo sabrías.
El estrés de este asunto me ha hecho olvidar que yo jamás vi la muerte de mi hija, ni tampoco momentos de dolor o tortura. Ella estará bien, al menos puedo quedarme con la tranquilidad de que Shaperi no lastimaría a una niña, a pesar de su aversión por los niños pequeños.
—¿Voy a volver pronto? —pregunta Ireena con cierta duda, mira a Tree y luego a mí, como si quisiera adivinar lo que haremos—. Sean claras.
—Todavía no lo sabemos, Ire —se sincera Tree, abraza a nuestra niña antes de besar su cabeza—. Te presentaremos a alguien.
Ireena intercala su mirada entre mi persona y Lastyon, sus ojos se achinan un poco para comprobar el parecido entre nosotros. Mi tío le hace una breve reverencia a la futura emperatriz de Abdrion con una sonrisa dulce.
—Él es mi tío Lastyon, hermano de tu abuelo Vorkiov —lo presento con tranquilidad—. Junto a su familia, va a cuidar de ti y de tus tías mientras vivas con ellas.
—¿Qué eres? —pregunta mi niña con cierta desconfianza hacia el hombre.
—Tengo los mismos poderes que tu abuelo hasta donde tengo entendido —se rasca la cabeza un poco nervioso, imagino que ser juzgado le incomoda a más no poder. Más si se trata de una niña que lo observa con cara de romperle los huesos si se atreve a dañarme a mí, a su madre o a ella—. No viviré con ustedes, Ireena. Solo voy a encargarme de su seguridad.
—Entonces está bien —se relaja con una sonrisa simpática. Mi tío sonríe sin entender—. ¿Por qué el abuelo nunca habla sobre ti?
—Bueno... El abuelo Vorkiov y yo nunca nos hemos llevado tan bien... Pero es mi familia, siempre estaré para proteger a aquellos que comparten parte de mi sangre —explica con serenidad. Su esposa lo observa desde el carruaje, quizá un poco impaciente por la tardanza—. Es un placer conocer a la futura emperatriz de Abdrion.
—Bueno, yo creo que es un gusto conocer al hermano olvidado de mi abuelo —suelta con naturalidad. Mi Iri suele hacer ese tipo de comentarios quizá un tanto imprudentes, pero solo tiene intenciones de probar a la gente.
—Te vamos a extrañar mucho —le susurro a mi niña antes de besar sus mejillas. Ella sonríe de manera amplia ante mi gesto cariñoso—. Nos darás noticias una vez por semana, ¿Si? Queremos saber si te sientes a gusto con tus tías.
—Seguro que sí —asiente repetidas veces.
Nos abraza a ambas, sus pequeños brazos se aferran a nosotras como si su vida dependiera de ello. A pesar de ser una niña bastante inteligente para su edad —imagino que por sus poderes—, no deja de ser lo que es: una niña. Sé que le duele irse, que no comprende en su totalidad lo que ocurre o lo peligroso que puede ser que esté cerca de nosotras. Creo que ni siquiera procesó la magnitud de un hecho como la desaparición de su hermana.
—Te amamos mucho, Iri. Recuérdalo siempre —le aseguro con firmeza y una sonrisa amorosa—. Tampoco olvides de quién eres hija. Tus madres son las legítimas emperatrices de Abdrion, la Diosa de la Oscuridad y la Semidiosa de las ninfas del sol. Nunca lo olvides.
—Está bien —arruga un poco su frente, sin comprender del todo lo que digo—. ¿Ya me tengo que ir?
Tree asiente a mi lado, es incapaz de pronunciar palabra alguna ante la pregunta de nuestra niña. Yo tampoco puedo responderle. Solo quiero abrazarla, asegurarle que todo estará bien, prometerle que nada ocurrirá, estar con ella casi todo el tiempo y buscar a su hermana menor. Es lo único que deseo: que mis hijas sientan y puedan afirmar que tienen unas madres presentes, que se preocupan por ellas, que las aman y que destruirían el mundo con tal de verlas felices.
Nunca pierdo la oportunidad de asegurarme que mi hija recuerde eso, incluso si no lo expreso de manera directa.
—Bueno —acepta con resignación. Mantiene su sonrisa tierna sin apartar sus ojos grises de nosotras—. Les voy a mandar cartas. Respondan cuando puedan.
—Siempre te vamos a responder, lo más rápido posible —afirma Tree con una seguridad—. Te amamos tanto, Ire. Tus tías van a cuidar muy bien de ti.
—Espero que la tía Laissa me enseñe a bordar y tejer, ¡Quiero tejer un gato de peluche! Podría tejer a Mandarino y enviárselos para que lo tengan —habla emocionada mientras caminamos junto a ella hasta el carruaje—. ¿Quieren a Hera también?
—Iremos poco a poco, corazón. No quiero que te estreses —le susurra Laissa con suavidad al llegar al carruaje—. Les agradezco por confiar tanto en nosotras. Ireena estará segura, nada le faltará y les enviará cartas para que sepan cómo se encuentra.
—Sé que cuidarás bien de ella —sonrío honesta. Laissa asiente de manera leve—. Te agradecemos a ti por aceptar una responsabilidad tan grande como esta.
Su mirada verdosa brilla con cierta nostalgia y melancolía al escucharme decir esas palabras. Hace diez años, ninguna de las dos se imaginaba en esta situación: confiando plenamente en la otra. Acabo de entregarle el poder de destruir este imperio por completo, acabo de confiarle la vida de la niña de mis ojos y una de las razones por las que lucho por la paz en este mundo. Lo he hecho porque Laissa Arino es la persona más indicada para una responsabilidad tan inmensa como esta, porque sé que su demonio protector protegerá a mi bebé si algo sucede.
Confiaría de igual manera en Chrystel o Vinavina, pero ellas ya tienen demasiada carga en sus hombros. Con la posible aparición de Nilu, mi mejor amiga ha estado alterada y ni hablar de mi prima. No quiero sobrecargarlas.
Ireena pronto se sube al carruaje. Laissa es la última en subir, nos dedica una mirada que mezcla la gratitud con la esperanza de encontrar pronto a Vayannah. Pronto el vehículo comienza su viaje hacia el Valle Infernal, lugar custodiado por la ninfa Griseynna Liels: una de mis confidentes y a quién también le entregué la vida de Rheilla Varsiova para que cuidase de ella.
Abrazo a Tree por los hombros. Noto el temblor de ellos, me encargo de acariciar su espalda con lentitud para tranquilizarla lo más que pueda. Su mirada café se encuentra enfocada en la dirección en la que se fue el carruaje que transporta a gran parte de la familia imperial actual de Abdrion.
—Tengo miedo —susurra antes de romper en llanto. El primer sollozo escapa de sus labios en señal de que acaba de quebrarse por dentro, tanto como yo. Suspira profundo antes de dirigirme la mirada, sus iris cafés se cristalizan—. No logro ver nada hace días, es como si mis habilidades estuvieran dormidas. Estoy desesperada, no sé...
—Nadie morirá, Tree —señalo sincera y segura, su mirada se torna dorada y brilla en esperanza. Las lágrimas aún continúan, pero su semblante ha cambiado—. No vi la muerte de nadie, mi estrella. Nuestras hijas estarán bien, nosotras también y nuestros familiares de igual manera. Lo puedo asegurar, jurar y prometer. Ella solo quiere asustarnos, mi estrella.
—Pero no dejo de tener miedo —murmura antes de abrazarme con fuerza, apoya su cabeza en mi pecho como si buscara un lugar seguro.
La rodeo con mis brazos, la atraigo hacia mi pecho y beso la cima de su cabeza. Peino su cabello entre mis dedos, ella todavía llora, sin embargo, solo se desahoga. La tensión abandona su cuerpo conforme pasan los segundos, su respiración se ralentiza al ritmo de mis latidos calmados y yo solo me aseguro de abrazarla tanto que pueda sentir mi calidez, mi amor y mi seguridad. Estará segura a mi lado, pues mientras que yo exista, ninguna Diosa desterrads pretenderá herirla de gravedad; nadie puede lastimar a la semidiosa de la Diosa de la Oscuridad y la Crueldad sin salir muerto, nadie puede salir ileso de cometer un acto tan grave como ese.
Cierro mis ojos, disfruto del instante que me renueva. No importa si ya le he dado mil abrazos a mi esposa, los nuevos siempre se sentirán como si fuese la primera vez; el primer momento en el que sentí esa calidez, esa sensación familiar, esa paz, esos latidos lentos y suaves, ese sentimiento de que he encontrado mi hogar y refugio seguro en una persona.
Y yo siempre trataré de ser lo mismo para ella. Su lugar seguro, la persona a la que acude cuando no tiene idea de qué hacer con ella misma o cuando no se comprenda.
No importa si ella no se entiende o si su mente se encuentra cubierta por una espesa niebla que le obliga a desconfiar de todos, yo siempre la entenderé. Siempre. Ahora y para toda la eternidad.
...
Rowan.
Siento sus huesudos dedos aferrarse a mi garganta como la otra vez, o quizá peor. No me inmuto ante el contacto, por alguna razón que desconozco no me afecta en lo absoluto sentirla tan cerca de mí. Lo que antes me quemaba y ardía como mil demonios, ya no me produce ni la más mínima cosquilla.
Ese detalle parecería aterrarle. Shaperi abre aún más sus ojos, tan expresivos y asesinos. Examina mi rostro en busca de alguna micro expresión de dolor que no he podido ocultar, pero solo se encuentra con un lienzo en blanco. Prueba con clavarme una de sus uñas en el cuello, ni siquiera eso provoca algún tipo de sensación en mí.
—No puede ser posible... —murmura confundida. A pesar de no sentir nada, sus habilidades sobrenaturales son tan fuertes que me mantienen paralizada. Mis extremidades están rígidas y pesadas—. Yo no he provocado eso.
—¿Dónde está mi hija? —exijo con voz filosa—. Te conviene más decirme dónde está mi hija, Shaperi.
Suelta una carcajada que resuena hasta en lo más recóndito de mi mente. Pareciera el canto de una sirena, aunque solo es una máscara de belleza que oculta la crueldad e insensibilidad que se esconde en su interior, el sadismo que sale a relucir ahora que es un alma en pena. Sé que en vida ella fue de esa manera, pero ahora es mucho peor en su estado de muerta.
—Sabes lo que tienes que hacer para saber dónde está tu hija —me recuerda con una sonrisa burlesca—. Lo sabes muy bien, Electra. Deja de huir de tu destino.
—Sabes que la encontraré igual, sin importar si hago lo que me pides o no —siseo, siento sus dedos aferrarse con más fuerza a mi garganta—. Adelante, puedes quitarme la vida si así lo deseas. Eres consciente de que no obtendrás lo que quieres.
—Eso lo veremos, Electra.... Ya que estamos, te he dejado una pequeña sorpresa para que admires con tus propios ojos y sientas con una intensidad enorme.
Me suelta con brusquedad, caigo al suelo sin ser capaz de moverme. Mi vista se enfoca en el arriba, en su rostro pálido a pocos centímetros de mi rostro, con esa mirada asesina que pareciera odiarme como si yo hubiese sido la responsable de que se encuentre desterrada de sus títulos y de esta dimensión.
—Nos volveremos a encontrar en otra ocasión, mi querida Electra.
Su figura se esfuma junto a la bruma oscura que me rodeaba hasta hace unos segundos atrás. Las nubes del cielo oscuro de apartan de la luna, en el fondo comienza a esbozarse una situación de la que reconozco a una personita de cabello oscuro y ojos grises que dibuja con tranquilidad.
Vayannah.
Mi corazón se acelera, amenaza con salir de mi pecho. Intento salir de este estado de entumecimiento, sin embargo, mis dedos apenas se mueven. Una fuerza me arrastra a quedarme recostada en el suelo, sin moverme ni un milímetro.
Observo su cabello oscuro recogido en una coleta alta, sus ojos grisáceos parecen serenos mientras dibuja a tres seres humanos. Dos con cabello azabache y uno con cabello rubio. A nosotras nos coloca grandes coronas, ella solo se dibuja una pequeña flor en el cabello. Se encuentra entre medio de nosotras, tomada de la mano de cada una.
Pareciera encontrarse en un inmenso comedor. La mesa está decorada con un mantel con extraños símbolos que desconozco. Parecieran unas gotas de agua mezcladas con unas ondas que simulan viento, una especie de semicírculo las rodea. La luz es cálida y tenue, un candelabro cuelga del techo a varios metros de mi niña.
Las paredes de la sala son de un tono blanquecino, también se encuentran dibujados los mismos símbolos. A juzgar por la apariencia, se trata de algo que representa a alguien muy importante. Nadie coloca ese tipo de signos en su sala solo porque sí.
—¿Ella te hizo algo? —pregunta una voz conocida para mí, nunca la vi en persona, pero hace diez años la escuché y fue suficiente como para no olvidarme jamás de ella.
—No, solo me llevó al bosque —responde mi niña confundida.
—Nos quedamos más tranquilos —suspira aliviado un hombre.
—¿Dónde están mis mamás?
—Pronto te llevaremos con ellas, ¿sí? —la mujer se acerca a mi hija con cuidado. Vayannah la observa sin comprender—. Debemos asegurarnos que esa mujer no te hará nada malo.
—¿Y ustedes quiénes son?
A juzgar por la voz de mi chiquita, no siente miedo alguno ante la presencia de esas dos personas que aterrorizarían a cualquiera. Vayannah es muy temerosa con los desconocidos que no le producen confianza alguna.
—Unos viejos amigos de tu mami. No te preocupes, tu mami Rowan nos conoce. Sabe que jamás te lastimaríamos.
Despierto de un sobresalto. Respiro agitada, temblorosa, con el corazón en la boca. Un calor indescriptible me invade, mis manos comienzan a sudar y no soy capaz de controlar los jadeos con tal de normalizar mi respiración. La desesperación y el pánico me invaden.
¿Cómo llegaron a ella?¿De verdad se la arrebataron a Shaperi?¿En serio la Antigua Diosa de la Oscuridad es tan descuidada?
No confío una mierda en ellos. Necesito llegar cuánto antes a ese lugar donde tienen a mi hija, me da igual la cantidad de leyendas que aseguran que Zhasira y Kerathon jamás involucraron a niños en sus deudas o venganzas. Ningún Dios Antiguo y Olvidado es digno de fiar. Todos mienten, todos esconden algo y esperan que les demos algún privilegio a cambio.
—Tree, hey. Estoy aquí —Lu me rodea con sus brazos y apoya mi cabeza en su hombro—. ¿Qué sucedió?
Observo la luz que se cuela por la ventana. Los rayos del sol traspasan la corrija blanquecina y llegan a mi rostro. ¿Tanto he dormido? No puedo creerlo, debe ser el mediodía. O tal vez ya es de tarde. ¿Quizá las una y media? No lo sé.
—Aceleraste el tiempo, no dormiste tanto en realidad —murmura mi esposa como si supiera que pienso. Una de sus manos toma la mía para entrelazar nuestros dedos con delicadeza—. ¿Qué ocurre, Tree? Estás hiperventilando.
—Vayannah no está con ella —suelto en un murmullo, cierro mis ojos con fuerza ante un punzante dolor en el medio de mis cejas—. Está con la pareja más odiada de todo Abdrion.
—No... ¿Cómo es...?
—Yo tampoco puedo creerlo —niego con la cabeza—. Debe ser algún error. Shaperi habrá utilizado mis poderes para distorsionar la realidad. Es casi seguro.
—Tree... —murmura con cierta indecisión sobre soltar las palabras que ya conozco y que me niego a creer como una verdad—. Si Vayannah está con ellos...
—No puedo confiar en dos personas que fueron despojadas de sus títulos y desterradas de esta dimensión por sus crímenes —señalo con preocupación.
—No va a morir. No he visto nada malo en la vida de nuestra niña, no tendrá miedos, no sentirá esto como un evento preocupante que marcará un antes y un después en su vida. Es todo lo que ví en ella.
—Pero es inevitable preocuparse por ella —murmuro, niego repetidas veces con la cabeza.
—Yo también estoy preocupada por nuestra bebé y la encontraremos, ¿De acuerdo? —asegura, toma mi rostro con sus manos y deposita un suave beso en la punta de mi nariz—. Aunque nuestra mayor preocupación ya se encuentra aquí.
—¿De qué hablas? No puede ser...
—Nilu se presentó en el Palacio hace una hora. Griseynna y Vinavina la examinan para comprobar si se trata de ella, o si solo es un espíritu que utiliza su apariencia física —suelta con dificultad para pronunciar esas palabras sin quebrarse en el proceso—. Claro que nosotras verificaremos si se trata de ella, pero...
—Shaperi la revivió y vaya a saber uno con qué fines —suspiro aterrada. Me aferro a su cuerpo, me siento tan segura en sus brazos—. Temo por Chrystel y tu madre, no sé cómo se tomarán esto... Es decir, Ver ya sabía que esto ocurriría tarde o temprano, pero para ellas aún es muy pronto. ¿Y si...?
—No, mi estrella. No va a ocurrir lo mismo que con Zarahíe. No lo vamos a permitir —asegura en un murmullo al percibir una bruma oscura dibujarse a un costado de la cama. Dura un par de segundos antes de esfumarse en el aire sin dejar rastro alguno.
...
¡Buenas, buenaaas!
¿Vieron que sí era viernes de resurrección?
¿Cómo se encuentran después de ese final de capítulo?
(Un capítulo de 4000 palabras por cierto)
¿Qué creen sobre Nilu?¿Es ella o no es ella?
¿Se esperaban que a Shaperi se le haya escapado la niña?
Le agradecemos a esos hdps por al menos tener códigos y no meterse con los niños
Ver a Luciale y Rowan sufriendo otra vez me destroza 😭😭😭
¿Dónde está Vayannah? 👁️👁️
¿Será cierto lo del quinto imperio o es todo mentira?
¿Luciale vio las cosas correctas o lo que ella quería creer?
¿A qué se refirió Shaperi con que Rowan sabe lo que tiene que hacer?
Tengan fe de que la tía Laissa va a cuidar muy bien de nuestra princesita. La tía Paularah y el tío Lastyon también
Próximamente se vienen noticias con Vinavina y Chrystel 👁️👁️
Nos vemos este domingo en Silencioso Preludio (para los que leen la historia de los padres de Luciale) y el próximo viernes en Lúgubre Alma
Gracias por apoyar esta segunda parte que se viene con bastante drama. Pronto responderé todos los comentarios que tengo atrasados, les mando muchos besos y abrazos 🖤🫂
Recuerden que pueden seguirme en mi instagram (_merqueen) para adelantos, chismes sobre otras historias, spoilers y más. Suelo estar bastante activa allá (también en mi tiktok).
Si quieren, pueden escribirme en mi Instagram. Yo tardo en responder, pero siempre lo hago 🫶🏻
Cualquier duda, consulta, recomendación o comentario es bienvenido, no tengan miedo en hablar conmigo. Me gusta estar en contacto con ustedes y saber que piensan sobre el universo de Lilium. ✨
Los amooo. <3
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