🖤 Capítulo 15. "Trato firmado"
El especial de Navidad ya está acá, como se los prometí.
Denle mucho amor al cap 💞✨
Los adoro, mis corazones lectores. Gracias por el apoyo
Luciale.
Paularah me entrega un sobre con el sello naranja del imperio de Khiat. Ver Dreim alza una ceja con cierta intriga desde el umbral de la puerta, le hago una disimulada seña para que se retire. No es momento para que él escuche lo que le diré a mi Ashtare.
Hay algo en el padre de mi amada que no termina de convencerme. Tal vez me equivoque, pero en ocasiones siento que no hablo con él.
—Informale a Griseynna sobre la llegada de Scarlett Zaridi a Abdrion, Paularah —le pido con una leve sonrisa satisfecha. Tal vez la actual Reina del Infierno pueda disculpar a su madre y todo el desastre que ocasionó en esta dimensión—. Quiero que la escoltes hasta una de las mansiones que es propiedad de la familia imperial de Abdrion. Asegúrate que no sea la mansión en la que residen los Arino, por favor.
—¿Quieres que escolte a Scarlett Zaridi? —cuestiona desconcertada, sus cejas azules se fruncen al pensar en ese detalle—. ¿De verdad la dejarás entrar al imperio, Luciale?
—Sí, ¿Por qué la pregunta? —la observo directo a los ojos, intento leer su expresión facial para descifrar porque pareciera que le teme a la actual Reina infernal—. ¿Qué sucede? Es la prima de la esposa de Nymra, Paularah. Creo que no deberías temerle.
—No le temo, Luciale. Es solo que... —alzo una ceja, la veo respirar hondo—. La Reina Scarlett es aún más letal que su madre, la antigua Reina Alexandra. Ha heredado las especies de ella y de su otra madre, la señora Lyanna.
—Está en territorio desconocido para ella, Paularah —le sonrío segura—. Y si tiene intenciones de hacer algo en mi contra, nuestra Diosa Skara no estará muy contenta con ello. Anhela la paz, sin embargo, ella es muy capaz de todo.
Le dedico una mirada a Tree, se halla más dubitativa que lo habitual. Sus ojos cafés se hincan sobre nuestras manos entrelazadas, un brillo de nerviosismo se dibuja en esas iris que tanto amo contemplar. Puedo afirmar que hay algo que aún no me ha dicho y que es eso lo que la lleva a ese estado pensativo.
No debería temer de mi posible reacción. Ella sabe que son incapaz de herirla, que siempre entendería sus motivos y que confío en ella. Si no me lo ha dicho aún, debe ser porque no quiere que yo me preocupe de forma innecesaria o caiga en alguna situación que coloque en riesgo mi vida.
—Nos cuidaremos —asegura Tree para la tranquilidad de la esposa de mi prima Laissa—. Te agradecemos por tu apoyo.
—Le temo a Scarlett por Laissa, ¿Si? —admite nuestra Ashtare, muerde su labio inferior con actitud dubitativa antes de continuar:—. Si ustedes salen heridas o muertas de esa reunión con la Reina Scarlett, Laissa no lo soportaría. Mi esposa las adora por ser su familia y porque siente que está en deuda con ustedes después de lo mucho que han hecho por ella.
—No nos sucederá nada —afirmo convencida de mis palabras.
—Después de lo sucedido con Shaperi y los Dioses Antiguos y Olvidados, prefiero dudar de la inmortalidad de cualquiera de nosotros —opina en voz baja, asiento en señal de que concuerdo con ella. Tiene un punto.
Sin embargo, veo la seguridad y firmeza en los ojos de mi esposa. Tree está determinada en que saldremos ilesas del encuentro con la heredera del Reino del Infierno, un detalle como ese solo puede significar una cosa.
Ella ha visto lo que ocurrirá. Los resultados deben ser más que favorables.
Además, no he oído que Nymra Polvest se refiera a la prima de su esposa de mala manera. Suele decir que es una mujer que todos deberían conocer, pero no juzgar a la primera impresión.
—No te preocupes, puedes confiar en mi palabra de que nada nos sucederá —le sonríe mi esposa, su voz es amable y serena—. Gracias por preocuparte, Paularah.
—Siempre lo haría por ustedes, majestades —nos dedica una leve sonrisa antes de reverencia ese para luego retirarse de mi despacho.
Tree apoya su cabeza en mi hombro mientras yo me dispongo a abrir el sobre con la carta de la emperatriz Nymra Polvest. Beso su frente con dulzura antes de acomodar un par de mechones de su precioso cabello oscuro. Ella sonríe ante el gesto.
Imperio de Khiat.
A sus majestades de la corona de oro, Rowan I Becker y Luciale I Meire
Nos dirigimos ante ustedes, sus majestades, para informarles de la presencia de la Reina Scarlett Zaridi del Infierno en Lilium. Antes de que sospechen que alguien ha burlado los portales, queremos asegurarles que hemos sido nosotras quiénes le hemos permitido la entrada a esta dimensión. Pueden quedarse tranquilas por ello.
Sin embargo, suponemos que no estarán muy contentas con la llegada de esta persona. Déjenos decirles que Scarlett Zaridi no viene a causar ningún daño ni a atacarlas. Comprendemos a la perfección que los hechos provocados por Alexandra Zaridi en el pasado no han sido los mejores y han traído muchos desastres a Lilium, que quizá la memoria que tengan de ella las lleve a qué prejuzguen a la actual Reina del Infierno.
Nuestra invitada conversará con más precisión y claridad sobre lo que deseamos hacer junto a ella. Será un acto beneficioso para todos. No teman.
Evitaremos otra guerra. Se los aseguramos.
Saludos a las princesas Ireena y Vayannah.
Y saludos a toda la familia imperial de Abdrion.
Atte.
Nymra Polvest, emperatriz de Khiat por derecho de nacimiento.
Meghan Mareoux, emperatriz consorte de Khiat.
—¿Qué puedes decirme de lo que has visto, mi amada estrella? —me giro para contemplarla, rodeo sus hombros con mi brazo para acercarla más a mí.
Una de sus manos acuna mi rostro con delicadeza antes de dejar un suave beso cerca de la comisura de mis labios. Cierra los ojos por unos segundos, con su frente apoyada en mi hombro antes de hablar.
—Es muy parecida a su madre, tal vez te sientas abrumada por su presencia —suspira profundo, sé que no quiere asustarme con lo que dirá. Es una acción inconsciente que conozco muy bien, alzo las cejas con desconfianza—. No desconfíes, mi amada Lu. Scarlett es la persona que necesitábamos. No veas a su madre en ella por el parecido físico, son dos personas distintas.
Entrecierro los ojos como si fingiera desconfianza. Tree imita mi gesto, solo que frunce las cejas y me ve a los ojos, con una falsa mirada seria. Ambas nos reímos luego de un par de minutos así, la miro negar con la cabeza.
—Te amo, emperatriz que desconfía de mí —dice entre risas, un brillo de felicidad viaja por sus iris cafés.
—No, yo la amo más, emperatriz que quiere contradecir a su esposa —digo en tono divertido, una amplia sonrisa se esboza en mi boca.
Mi dulce Tree termina por acortar la distancia entre nosotras, funde nuestros labios en un beso suave y amoroso. Acuna mis mejillas de forma cuidadosa, sus dedos dibujan pequeños corazones en ellas y yo solo la abrazo de la cintura para atraerla más a mí, profundizo el beso de mientras.
—Creo que nunca podré expresar lo agradecida que estoy de haberte conocido hace diez años —susurra sonriente—. Te amo, Luciale Meire.
—No encuentro las palabras y acciones adecuadas para demostrar lo feliz que soy a tu lado, pero siempre intento demostrarlo —hablo con una sonrisa de enamorada—. Te amo, Rowan Becker. Te amo ahora y te amaré por el resto de la eternidad.
...
Al llegar a la mansión ubicada en el Valle Infernal, los guardias que custodian el portón de rejas lo abren con una marcada reverencia ante nuestra llegada. Asiento la cabeza en señal de saludo, Tree se engancha a mi brazo sin perder el ritmo de mis pasos.
Veo una decena de guardias alrededor de la edificación, todos con las cabezas inclinadas mientras esperan que ingresemos a la propiedad. Nos detenemos frente a las puertas de entrada, tomo una larga respiración al mismo tiempo que mi esposa analiza todo el lugar con su mirada.
—Scarlett está un poco incómoda por estar aquí —me advierte en un susurro—. Pero eso no significa que nos faltará el respeto.
—Gracias —murmuro con una serena sonrisa antes de besar su frente.
Ingresamos en la mansión propiedad de la familia imperial de Abdrion. El gran salón para recibir invitados se alza delante de nosotras, con cuatro sofás de terciopelo negro dispuestos en forma de ronda, paredes pintadas en un tono beige con cuadros de artistas aridienses, algunos muebles de madera oscura y una mesa de cristal en el centro de la habitación.
Una silueta alta y femenina se pone de pie al vernos llegar. Se reverencia con la cabeza inclinada hacia el suelo.
Scarlett Zaridi porta un vistoso vestido de seda verde esmeralda, con detalles de pedrería en el torso y principio de la falda tipo princesa. El cuello bote permite ver sus tatuajes de los hombros, como el colibrí que reposa en el derecho y el símbolo de la dinastía de su madre en el izquierdo. Su largo cabello rojizo cae por su espalda hasta su cintura y la corona que le perteneció a su madre durante su reinado se alza sobre la cima de su cabeza; brillante como la última vez que la vi, de oro puro, con cientos de diamantes a lo largo de la misma.
—Reina Scarlett —saludo seria.
Levanta su cabeza en dirección a nosotras, diviso sus grandes ojos verde amarillento brindarnos una mirada dubitativa.
—Majestades de la corona de oro —saluda cortés, entrelaza sus manos a la altura de su cintura—. Es un placer por fin ver a las emperatrices de Abdrion de las que todos hablan. Quisiera disculparme por lo ocur...
—No te preocupes, ya las hemos disculpado antes aun si no habían brindado sus disculpas —la interrumpe mi esposa con una sonrisa gentil. Señala los sofás sin perder esa simpatía que la caracteriza—. Sentémonos, por favor. Tenemos mucho de qué conversar, Reina Scarlett.
La veo asentir con comprensión antes de sentarse en el sofá donde se encontraba minutos atrás. Tree y yo nos ubicamos frente a ella, cruzo una pierna por encima de la otra para luego tomar una de las manos de mi mujer. Mi amada me observa con amor por la pequeña acción.
—He venido hasta aquí porque mi reino también se ha visto atacado en las últimas semanas —explica con calma, aunque puedo apreciar en sus iris verdosas que está a punto de explotar de la ira—. Los rastros de magia me trajeron hasta esta dimensión. La Antigua Diosa Shaperi es la causante de los ataques según mis expertos.
—¿Eso significa que usted se presenta como una aliada, Reina Scarlett? —inquiere mi esposa con tranquilidad.
No puedo dejar de observar el parecido entre Scarlett y su madre. De no ser por los ojos, los cuales son de diferente tonalidad, juraría que es idéntica a su madre de joven. No sé si eso deba asustarme o agradarme después de todo lo que hemos vivido con Alexandra.
—No sé si denominarlo de esa manera, pero tengan por seguro que las ayudaré en todo lo que se relacione a la Antigua Diosa Shaperi —asegura de repente, lo que despierta mi desconfianza—. Mi Ejército está dispuesto a aparecer aquí, mis primas Meghan y Marion Mareoux podrían hospedarlos en Khiat, si es que así lo quiere Nymra Polvest también.
—¿Y por qué deberíamos creerte? —pregunto recelosa, Tree entrelaza nuestros dedos para proporcionarme cierta tranquilidad—. Nadie viene así de la nada sin esperar nada a cambio o sin decir alguna mentira.
—Jamás mentiría con algo así, majestad —responde confundida, frunce sus cejas—. Menos cuando los ataques involucraron a mi esposa, que gracias a los poderes curativos de la cuñada de mi madre, está viva. Solo deseo ayudar, porque por lo que veo, nos une una causa común para acabar con Shaperi.
Le dedico una mirada inquisitiva a Tree, quien se encarga de analizar a nuestra invitada. Scarlett no se incomoda, solo peina su cabello rojizo con sus dedos.
—Dice la verdad —afirma el amor de mi vida—. La Reina Emma Red fue atacada casi de forma mortal por Shaperi y su ejército. Quiere dominar la dimensión que considera más vulnerable, se ha equivocado.
—Nos ha subestimado y pagará caro por ello —espeta Scarlett, un tanto molesta—. Si ustedes deciden aceptar este acuerdo de paz entre dimensiones, tendrán a disponibilidad mi ejército de demonios. Solo necesito una cosa.
—La escuchamos, Reina Scarlett —asiente mi esposa, interesada en lo que nos propondrá nuestra invitada.
—Es evidente que Shaperi tiene una red de apoyo y súbditos que alaban su presencia. Tenemos que acabar con ellos o lograr que comiencen a considerarla su enemiga —señala, entrelaza sus manos sobre su pierna—. He investigado por mis propios medios y necesito que me digan, ¿Qué tanto saben sobre Zhasira y Kerathon Arino? Ese matrimonio será una pieza clave en este juego, los necesitamos de nuestro lado.
—Dudo que podamos convencerlos, hemos hablado con ellos con anterioridad y se han mostrado muy neutrales en todo lo que relacione a Shaperi —digo con cierta duda, no estoy tan segura que este plan vaya a funcionar.
—Todas las personas tienen un punto de debilidad, majestades. Busquemos la fibra sensible de Zhasira y Kerathon, con eso los tendremos de nuestro lado. Ustedes, que los conocen más, ya deben sospechar de lo que los hace vulnerables.
...
Rowan.
He tenido una noche sin ver el rostro de la maldita de Shaperi una vez más. Por fin, después de tantos meses, pude vivir unas horas de paz. Mi corazón está tranquilo, ya no late acelerado ni siento tantas palpitaciones como en el pasado.
No obstante, mi mente no está serena. Un caos se ha apoderado de ella, en lo único que puedo pensar es en el trato que hemos acordado con Scarlett Zaridi.
No he visto que el futuro esté lleno de tragedias, pero Shaperi no dejará pasar esta alianza que hemos formado. Alguien deberá pagar las consecuencias y detesto la idea de saber quién será esa persona, porque sé que no se merece tanto dolor, porque ya ha sufrido demasiado como para sufrir otra vez.
Lo que no he podido ver es si podremos tener la confianza y palabra del poderoso matrimonio Arino, Zhasira y Kerathon, de nuestro lado. Solo sé que Scarlett y nosotras actuaremos en conjunto, con o sin ellos.
—Estás muy callada —comenta Chrystel mientras licúa los ingredientes que formarán parte de la salsa de nuestras tartaletas de atún—. Siempre hablas mucho, ¿Qué sucede, Rowan?
—Sí, ¿Qué pasa contigo, Rowan? —la sigue Vinavina con una sonrisa divertida, se roba un arándano del recipiente que los contiene.
—Son asuntos privados que no estoy segura de si mi esposa prefiere compartirlos con ustedes, chicas —habla Lu a mis espaldas, contento la respiración del susto que me provoca escucharla tan cerca de mí. ¿No aprendió a hacer ruido cuando se aparece de la nada?—. ¿Tú qué dices, Tree?
—Por mí no hay problema de comentarles lo que hemos hecho —me giro para sonreírle—. No iba a decir nada hasta que tú estuvieras segura.
—¿Cuál es el misterio? —inquiere Vinavina con las cejas alzadas, su esposa le da un codazo para que se calme—. Díganlo ahora sí es algo que las niñas no pueden escuchar, en unas horas se despertarán y ya saben el evento que tenemos hoy. Es su fecha preferida.
Hoy, 21 de abril, se celebra el nacimiento de la semidiosa Elyssandre hace siglos. Es triste pensar que nunca se la reconocerá como Diosa ya que nació antes de que su madre, Versh Ditnova, obtenga ese título honorífico.
También es triste pensar que llevo su alma dentro de mí, que su rostro es desconocido para muchos, que toda su vida —al igual que la de sus madres— se ha perdido en la historia por la destrucción de los registros de ellas. Voy a festejar el nacimiento de la persona que en algún momento fui y que ya no recuerdo ni recordaré.
Eso sucede cuando reencarnas. Olvidas todos los detalles de tu vida pasada, no tienes idea de quién fuiste, pero puedes reconocer a las personas que han estado contigo en el pasado. Sientes familiaridad al observar sus rostros, como si los hubieses visto antes, a pesar de que sea la primera vez que lo hacen.
Eso me sucedió con mi amada Lu y hemos podido comprobar que ella es mi amor de vidas pasadas. En todas nos buscamos, sin poder estar juntas, hasta esta vida.
Lu no solía festejar el nacimiento de la semidiosa Elyssandre. Sus padres nunca han sido devotos de la religión de Lilium ni tampoco se han sentido atraídos por la idea, lo mismo ha sucedido con mi esposa. Sentía que su vida era de un tono bastante gris luego de haber estado con Herafel, pero al conocerme, sintió que debíamos celebrar esta fecha.
Sintió que sería la primera festividad que pasaríamos felices y juntas, lo hicimos al año de casarnos. Ella siempre supo que amaba la Navidad y Pascuas mientras vivía en la Tierra, son incontables las veces en las que le dije lo mucho que extrañaba armar un árbol de navidad o comer huevos de chocolate.
Y si bien no vamos a armar un árbol de navidad ni a comer huevos de chocolate, sí bailaremos, cocinaremos platillos típicos de Abdrion y enviaremos obsequios para honrar la memoria de la semidiosa Elyssandre.
Ella siempre recibe todo. Su madre se encarga de entregárselos cuando nadie es capaz de verla en este plano terrenal.
—Hemos hecho un trato con la Reina Scarlett —explica mi esposa, Chrystel se detiene en seco y Vinavina alza la mirada, confundida—. No diremos mucho más, pero ella nos ayudará en esta guerra.
—¿Scarlett Zaridi?¿La prima de Meghan y Marion Mareoux? —pregunta Vinavina, perpleja, como si no creyera en nuestras palabras—. ¿De verdad lo dices, Luciale?
—Sí, lo dice de verdad —aseguro con una sonrisa triunfal—. La Reina Scarlett es la persona que necesitábamos aquí. No podemos decirles más detalles, preferimos reservarnos gran parte.
—De acuerdo, no se preocupen. Comprendemos que quieren ser reservadas —dice Chrystel, comprensiva, antes de regresar a lo que hacía.
Vinavina se encarga de preparar una tarta de arándanos y frambuesa, con el dulce más típico de Abdrion, que consiste en una mezcla de ciruelas, manzanas y uvas, aunque no se las conoce de ese modo en este planeta. Debo decir que la primera vez que probé la tarta, sentí que eran demasiados sabores en mi boca y que era muy ácida. Para hacer el dulce, las ciruelas no deben estar muy maduras, por lo que son más ácidas que de costumbre.
Con el tiempo, creo que me acostumbré a ese sabor.
Lu y yo nos encargamos del otro plato principal. Consiste en carne de soja cortada en rodajas, rellena con tomate, mostaza y una pasta de atún con zanahorias trituradas. Cómo acompañamiento, se pueden hervir remolachas con huevos revueltos.
Se dice que estos platos eran los preferidos de la semidiosa Elyssandre. No me imagino comiendo este tipo de comidas tan cargadas de sabores fuertes.
—Buenos días —nos saluda Ireena desde la puerta, con su cabello perfectamente peinado en una trenza de lado y una expresión adormilada en su rostro—. ¿Puedo ayudar en algo, mami?
La veo a Lu para obtener su aprobación, ella asiente sin más.
—Está bien, mi Ire. Vas a cortar las remolachas, ¿Si? —le entrego un cuchillo pequeño y de poco filo—. Hazlo despacio para evitar accidentes, hija.
...
Servimos la comida en la mesa del patio. Ireena se sienta junto a su hermana frente a nosotras, a sus lados se encuentran Chrystel y Vinavina. Mis suegros se sientan al lado de Luciale, de mi lado está mi padre. Paularah y Laissa están en las puntas de la mesa rectangular.
Martz y Normelt están al lado de mi padre, los tres se encuentran más callados que lo habitual al mismo tiempo que el resto de la familia conversa entre ellos.
—Mami, Mandarino también quiere comer algo —dice Vayannah con una amplia sonrisa adorable. Sienta al gato naranja en su regazo—. Los demás también quieren comer, mami. Tienen derecho como nosotros.
—Claro, mi Vaynni —asiento comprensiva. Vinavina se acerca con un plato lleno de atún y lo deja en una esquina de la mesa—. Por eso les preparamos comida para ellos también. Nuestros bebés también tienen que festejar con nosotros.
Los gatos vienen a pasitos apresurados hacia la mesa y se suben a la misma sin mucho esfuerzo. Se acercan a comer al plato sin pelearse entre ellos, un detalle que me sorprende, pues en ocasiones suelen gruñir si están todos todos juntos.
—Recuerden que más tarde debemos escribir las ofrendas a la semidiosa Elyssandre, mis tesoros —les recuerda Lu con una dulce sonrisa, toma mi mano por encima de la mesa—. ¿Ya saben que van a escribir?
—Sí, mamá —asiente Ire, emocionada—. Vamos a escribir muchas cosas, ustedes están incluidas. Le vamos a agradecer a la semidiosa Elyssandre por mantenerlas juntas y felices por mucho más tiempo.
—Ay, mi Iri —sonríe Lu con un brillo de emoción en sus ojos grises—. No era necesario que hagan eso por nosotras, pero les agradecemos.
—Ustedes también deberían hacer lo mismo, mamá. Escríbanle algo a la semidiosa Elyssandre —insiste Ireena, feliz, para luego seguir comiendo con tranquilidad.
El amor de mi vida conecta sus ojos grisáceos con los míos, sé que ambas pensamos lo mismo en este instante. Hace años, desde el nacimiento de Ireena, no escribimos nada para la semidiosa Elyssandre. Una parte de mí sentía incomodidad todo el tiempo de pensar en ello, dado que es como si me escribiera a mí misma.
Sin embargo, creo que es hora, después de ocho años, que me replantee si todavía pienso de esa manera.
...
Los violines suenan gracias a nuestra magia, Laissa y Kraya se encargan de tocar un piano y un violonchelo respectivamente. Una melodía cargada de dramatismo, pero con ritmo movido de cierta manera. Es similar a la que se oyó en mi boda.
Todos comienzan a bailar, distintos bailes como es costumbre en esta familia. Mientras que mis niñas saltan de un lado a otro tomadas de las manos, Chrystel y Vinavina se mueven como si bailaran un vals, con una lentitud y elegancia envidiables; Martz y Normelt zapatean al compás de la melodía; Dríhseida y Vorkiov se suman con un baile lento, delicado, con ella tomando su falda para levantarla un poco y él con su mano en la cintura de su esposa.
Lu llega hasta mí, su andar es sereno, arrogante y con esa gracia que la caracterizó desde siempre. Detallo su vestido gris oscuro, de seda, con sobre falda de tul y un corsé de escote en forma de corazón, que se ajusta demasiado bien a su cuerpo. Su cabello está peinado hacia un lado, suelto, con sus ondas naturales heredadas por vía materna. Su maquillaje no es tan extravagante como antes, pero no pierde su toque con esos labios que resaltan y ese delineado en la línea de agua.
—¿Me permite esta melodía, emperatriz Rowan? —extiende su mano mi esposa, con una sonrisa encantadora a través de sus labios rojos.
—Por supuesto, emperatriz Luciale —acepto, con la misma emoción que la primera vez que bailamos juntas: el día de nuestra boda.
Su mano derecha se cierne sobre mi cintura, la otra se entrelaza con la mía para comenzar una especie de vals en círculos. La distancia entre nosotras es casi nula, su aliento cálido de aroma mentolado choca contra mis mejillas, su mirada gris viaja hasta mis labios. Todavía nos deslizamos entre la multitud en la que se ha convertido nuestra familia, sin embargo, nuestra atención está en nosotras.
—¿Has vuelto a fumar? —pregunto en voz baja, mi vista se enfoca en su rostro que refleja serenidad.
—No, lo que hueles son golosinas de menta —dice honesta, suelta mi mano para ahora tener ambas manos suyas en mi cintura, de esta manera puedo ubicar las mías en su hombro—. Sabes que si volviera a hacerlo, te lo diría.
—Lo sé, mi vida —asiento, libero el aire que contenía hasta hace unos minutos atrás—. Te amo, mi Lu.
—Yo también te amo, mi amada estrella —sonríe, sus dientes brillan a la luz del sol y creo que es la sonrisa más preciosa que he visto en años.
Mi mirada se pierde en una figura detrás de Lu unos varios metros, parada junto a Dríhseida Meire. Se pasea tan campante por este jardín porque sabe que solo yo soy capaz de verla, lo que no sabe es que estos días se van a terminar tarde o temprano.
...
¡Buenassss, buenasss!
¿Cómo andan?
¿Les gustó este especial navideño?
De navideño no tiene nada porque es una celebración de Lilium, pero weno xd
Perdón por no subirlo antes, tuve unos pequeños inconvenientes, pero ya estoy aquí <3
¿Qué les parece?
¿Creen que Scarlett es de fiar? 👁️👁️
Sin más que decirles, nos vemos en el próximo capítulo (que seguro sea el de año nuevo)
Besitos y abrazos, los amooo🫂💞
Recuerden seguirme en mi Instagram si todavía no lo hicieron (me encuentran como _merqueen, tengo la misma foto de perfil que acá). Suelo subir adelantos y cosas relacionadas a mis historias <33
Muchas gracias por sus votos, comentarios y lecturas. No saben cuan agradecida estoy por el apoyo que me brindan siempre, en serio que gracias, ✨🫶🏻
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