🖤 Capítulo 14. "Reina del infierno"

Rowan.

Sus palabras me dejan sin aliento, percibo como mi garganta se cierra y una opresión avanza sobre mi pecho. Mi respiración se entrecorta al comprender el significado de los dichos de Shaperi.

«Soy tú, Electra»

Me niego a creer en ello. Mi alma está unida en esta vida y en las próximas a la única mujer que es dueña de mi corazón, a la emperatriz aridiense que todos aman, a la madre de mis hijas, al amor de mi vida, a mi único y gran amor. Solo ella está enlazada conmigo de esa manera tan profunda, el lazo es irreplicable.

Shaperi no posee tanto poder como para romper una unión bendecida por los Dioses y por la gran Diosa Skara. Son solo mentiras de ella para engañarme, manipularme y doblegarme.

¿O solo no quiero aceptar la realidad frente a mis ojos?

—No soy como tú, Shaperi. Jamás le he mentido a mi familia o a mi pueblo. ¿Acaso debo recordarte los crímenes que has cometido a base de mentiras y engaños a cada persona que se convertía en tu súbdita? —siseo, mi mirada se enfoca en la suya. Noto la ira crecer en sus iris oscuras, sé que detesta que le recuerden su pasado como Diosa de la Corte—. Por mucho que creas qué finjo ante los demás, solo te mientes a ti misma para reconfortarte. Nunca podrás doblegarme.

Mi alma no le pertenece. Mi vida y la de mi familia tampoco.

Solo anhela quebrantarme, busca cada punto débil que yo pueda poseer para romperme en mil pedazos y apoderarse de mí. Tal vez pueda poseerme por un par de minutos, pero yo no le pertenezco, no estoy unida a ella.

Alza las cejas con cierta sorpresa, una sonrisa burlesca se esboza en sus labios. La mujer a su lado se digna a observarme, no puedo creer que Mon Arino sea una fiel servidora de Shaperi. Se traiciona a sí misma, sus principios no son los mismos que los de la Diosa Antigua y Olvidada. Aún quedan vestigios de lo que alguna vez fue la heredera del imperio Arino en el pasado, de la amable hermana y dulce madre.

En sus iris verdosas aún quedan destellos de esa bella chica que alguna vez fue, amada por todos, protectora con los suyos, bondadosa, una soñadora con ansias de reformar el imperio Arino. Mon no siempre fue la víbora y arpía que Dríhseida conoció.

—¿Qué ocurrió con el "Los niños no entran en las guerras. Jamás dañaría a un alma pura e inocente" que dijiste el día en que te culparon por la muerte de Eilara, Mon? —inquiero tajante, mis palabras tocan una fibra sensible de su ser, pues sus ojos se abren aún más con desconcierto y sin saber cómo reaccionar ante lo que le digo—. Shaperi ha colocado a mis hijas en el centro de esta maldita guerra de poder. Son niñas, ellas no tienen nada que ver en esto. ¿Eso no va en contra de tus principios, Mon Arino?

—Los tiempos han cambiado, Electra Koulliov Vertiev —responde en un tono bajo, como si se esforzara por articular palabra conmigo. Me percato de la tensión en su cuello y sus hombros, la muerte de su sobrina nunca fue superada por ella ni por nadie de la familia Arino—. Ya no soy la misma de antes.

—Shinkira estaría muy apenada de su madre en estos instantes. Tengo entendido que ella se arrepintió en el último segundo, pero fue tarde —digo con ligereza, Mon se mofa ante esto.

—Shinkira está en el infierno personal de Luciale, Electra —habla con total seguridad.

—Shinkira está muerta —espeto, su mirada se transforma en cuestión de segundos. Noto la furia impregnarse en sus iris verdosas. Niega con la cabeza repetidas veces—. Sí, lo está. Lo está porque tú la abandonaste. Mataste a tu propia hija, Mon.

Su figura se desvanece en el aire junto con Shaperi, dejan una leve estela de polvo azabache a su paso. Sonrío para mis adentros mientras el paisaje a mi alrededor comienza a resquebrajarse y desaparecer, al igual que ellas.

Logro recobrar el control sobre mi cuerpo, mi respiración se agita en cuánto me siento sobre la cama. La sensación que me inunda cada vez que Shaperi me contacta no es para nada agradable, suelen dolerme los músculos o articulaciones, en ocasiones tengo náuseas y mareos, en otras es tan simple como un vacío aterrador y una tristeza profunda que se adueñan de mí.

Esta vez no ha sido diferente a ninguna de las anteriores.

Las articulaciones de mis codos, rodillas y dedos me duelen, arden por dentro como si yo hubiese sido quemada en vida. Mi respiración se torna irregular, los latidos de mi corazón se aceleran cada vez más. La habitación da vueltas en cuanto intento voltear a ver a mi esposa.

Lu descansa a mi lado, su rostro muestra una expresión pacífica, de sueño profundo. Por lo general duerme con las cejas fruncidas y los labios presionados con fuerza, la he visto abrazarse a sí misma también. Hay mucho que ella no me cuenta para no preocuparme, sin embargo, sé que teme perderme o perder a nuestras hijas, nuestra familia. Siente terror de que esa vida de paz que llevábamos hasta hace unas semanas nunca pueda volver a ser una realidad.

Una lágrima se desliza por mi mejilla derecha, la seco lo más rápido posible, pero no puedo evitar que el resto caigan. Mi visión se nubla conforme el llanto se apodera de mi ser, pareciera que me ahogo cada vez que intento respirar y los sollozos no tardan en escapar de mis labios. Los lamentos los siguen, susurro «lo siento» «es mi culpa» varias veces, a pesar de que me siento tan ajena a ello y mi voz se oye tan distorsionada, como si no fuese la mía.

Soy consciente que esto es parte de los efectos que me abrazan cada vez que Shaperi se contacta conmigo por medio de sueños. Sé que esto que siento, que esta angustia que me rompe en mil pedazos el corazón, no es mía en realidad. No soy yo. No son mis sentimientos.

Son los rastros de la mujer noble que alguna vez fue Shaperi y que se arrepiente de todo lo que está haciendo. En el fondo de su alma, la culpa carcome el poco corazón que le queda.

Acerco mi mano para acariciar la mejilla de mi esposa. La frialdad de su piel me extraña, luego de haber sido liberada de su maldición, su cuerpo dejó de reaccionar en contra de su magia y su sangre volvió a circular por el mismo como debería haberlo hecho desde un principio. Hace tiempo que no la percibía tan gélida.

—Lu —murmuro con suavidad, muevo su hombro de manera delicada para no asustarla. Sin embargo, no obtengo respuesta alguna—. ¿Lu?¿Mi amor?

La recuesto boca arriba en la cama al percatarme de que no reacciona bajo ningún estímulo. Mis ojos se abren con horror en el instante en que vislumbro una gran mancha oscura, con un aspecto similar al de su sangre, sobre su torso. En el lugar donde debería estar ubicado su corazón, hay un hueco. Falta el órgano más vital para su especie.

—No, no, no —niego paralizada, mis manos tiemblan al apartarlas de su cuerpo. No soy capaz de reaccionar ante ello, no puede ser real. Debe tratarse de alguna de las manipulaciones de Shaperi sobre la realidad, mi esposa no puede estar muerta.

El amor de mi vida no murió. Ella está viva, duerme junto a mí y todavía soy testigo de sus sonrisas cada mañana. Ella está viva, mis hijas todavía pueden decirle mamá y vamos a vivir una eternidad juntas.

Una eternidad juntas como prometió con toda su alma.

¿Cómo pudieron asesinar a mi esposa y yo no me di cuenta?

—Tree, despiértate, por favor —oigo su dulce tonada en un murmullo. Alguien me sostiene a la altura de los hombros, reconocería el roce de sus uñas sin importar que. Su perfume con aroma a lavanda me abraza con fuerza, como un recordatorio que ella sigue aquí, que aún no se ha ido—. Tree, por favor.

Tomo sus brazos con cuidado para apartarlos de mí. Acaricio sus manos y muñecas para cerciorarme de que su anillo se encuentra allí, en el lugar donde siempre ha estado y siempre estará. Un anillo que no significa nada para la cultura aridiense, pero para nosotras significa todo.

Está ahí. El anillo sigue en su sitio. Un suspiro de alivio se escapa de mis labios a la vez que intento abrir mis ojos de forma lenta para no marearme.

El aliento de Lu choca contra mi rostro, ella se encuentra a escasos centímetros de mí, su cabello rubio cubre parte de mis mejillas en una suave caricia. Detallo sus ojos grisáceos más oscuros que de costumbre, con un brillo de preocupación, con un ligero rastro de llanto. Veo el enrojecimiento, la leve hinchazón, las lágrimas secas a lo largo de su piel; sus cejas están fruncidas, sus labios tiemblan en una sonrisa aliviada y sus manos vuelven a acunar mi cara con suavidad.

—Estás aquí —sollozo con una gran sonrisa emocionada por volver a verla. Me levanto con tal rapidez que me aferro a ella al tropezar con mis extremidades y casi caerme de la cama—. Estás viva, Lu.

Mis brazos la rodean a la altura del torso, apoyo mi cabeza en su hombro con la intención de descansar en ella por un segundo y de transmitirnos serenidad a ambas. Ella me abraza de manera sobreprotectora, como si quisiera esconderme de cualquiera que desee dañarme y besa mi frente con esa dulzura que la caracteriza.

—¿Qué pasó, Tree? Estabas repitiendo «lo siento mucho» «es mi culpa» «no te la lleves» y temblabas —acaricia mi espalda con tranquilidad, sabe a la perfección que el roce de sus uñas logra calmarme hasta en los momentos más caóticos—. Estaba muy preocupada por ti, mi estrella.

Me separo de ella despacio, sus iris grisáceas no dejan de seguir cada uno de mis movimientos. Me siento frente a ella, acomodo mi cabello detrás de mis orejas antes de suspirar profundo. Lu toma mis manos al notar mi nerviosismo y se encarga de dibujar círculos sobre el dorso para tranquilizarme.

—Shaperi volvió a contactarme —empiezo, mi tono está cargado de pesadez y cansancio. Detesto pensar en esa mujer que se ha encargado de amargar nuestras vidas estas últimas semanas—. Cuando salí de ese sueño, desperté y... y...

Subo mi mirada hasta conectar con la suya, noto la atención en el brillo de esos ojos que tanto amo. Me impulsa a continuar con el relato, una pequeña sonrisa se extiende en sus labios rosados.

—Estabas muerta, te habían arrancado el corazón mientras dormías. Entré en pánico, yo sabía que era un sueño, pero...

—¿Pero? —inquiere para ayudarme a seguir, la comprensión en su voz me reconforta.

Ella pregunta porque sabe que necesito hablar, sacar toda esta angustia que llevo dentro. Me conoce tan bien que nunca me preguntaría algo si no estoy lista para hablarlo, mi Lu identifica mis gestos, mis expresiones, el brillo en mis ojos. Reconoce cuando quiero explicar lo que sucede y cuando no.

—Se sintió muy real —suelto confundida, regreso mi vista a nuestras manos—. No estoy segura de que haya sido un sueño. Tampoco creo que sea una visión.

—Lo importante es que estoy aquí —susurra cerca de mi rostro, sus orbes grises me dedican una mirada amorosa—. Estoy viva. No voy a morir otra vez, no voy a abandonarte ni a nuestras hijas, Tree. Te lo prometo.

Uno nuestros labios en un beso corto, suave y reconfortante. Este tipo de muestras de afecto provocan en mí el mismo sentimiento que el primer beso que nos dimos, la misma sensación de haber encontrado mi hogar en este mundo y de vivir en el paraíso. Nunca podría cansarme de mi mujer, del amor de mi vida, de mi esposa, de mi emperatriz.

Porque cada vez que la veo, me siento dichosa de compartir mi vida con ella, estoy más que agradecida con el destino de habernos unido aquel día.

Cada vez que mis ojos la miran, solo veo a la mujer que me enamoró con su arrogancia, con su seguridad, pero también con esa suavidad y fragilidad que escondía en ese entonces. Todos veían una mujer indestructible y yo veía una preciosa alma resiliente que tuvo que vivir demasiado para su corta vida.

—Hay algo más —murmuro preocupada, ella alza las cejas con intriga—. No solo ví a Shaperi. Mon estaba con ella.

—Lo sé —asiente, resignada. Entrelaza los dedos de nuestras manos—. Shaperi la habrá liberado de la dimensión donde la mantenía recluida. Hay que reforzar la seguridad del Palacio, debemos vigilar a Chrystel. Si Mon llega a ella o a Vinavina...

—También me preocupa ese tema —concuerdo con ella, suspiro profundo—. Debemos evitar que Mon perturbe sus vidas, porque sí ella tiene acceso a Vi y Chrys, Shaperi también lo tendrá.

...

Mi padre entra por la puerta del despacho de mi esposa, se aproxima hacia nosotras para sentarse frente al escritorio. Acomoda el saco de su traje azul cobalto mientras nos dedica una mirada extrañada.

—¿Qué ha pasado para que se vean tan preocupadas? Todo el mundo en esta casa se encuentra de muy buen humor, sin embargo, pareciera que ustedes han visto a un fantasma y ya sabemos que ellos existen —se cruza de brazos, un tanto tenso por vernos de esta manera.

—Mon Arino fue liberada —habla mi esposa, su voz seria alarma a mi padre—. Shaperi la liberó.

Tomo una de las manos de mi esposa para entrelazar nuestros dedos. No le he dicho nada sobre el tema de Shaperi y su supuesta posesión hacia mi cuerpo. Dudo que sea cierto, deben ser solo intentos de manipulación de su parte. Mi alma está enlazada con la de Lu para la eternidad.

Se necesita mucho poder para quebrar nuestra unión, solo una figura de la Corte de Dioses podría romperla en este momento, además de nosotras. La Diosa Skara no tendría motivos para destruir la relación de su Diosa más poderosa y aclamada por el pueblo.

—¿Y Shinkira? —inquiere mi padre, petrificado por el comentario de Lu.

—Muerta —responde ella sin darle mucha importancia a la muerte de su prima—. Debemos reforzar la seguridad en el Palacio, están prohibidas las salidas de cualquier miembro de la familia si no son autorizadas por nosotras y eso te incluye, Ver. De ahora en adelante, residirás aquí, con tus hijas y nietas.

—Mon ya debe saber que Nilu está viva —murmura, pensativo—. ¿Qué opinan de eso?

—De ninguna manera, papá —lo interrumpo antes de que pueda seguir. Me observa con atención—. No hablaremos con Chrystel sobre su madre, no es el momento. Podría afectar a su embarazo. Actuaremos desde las sombras contra Shaperi y Mon, tal vez pensaremos en la posibilidad de informarle a Vinavina sobre esto.

—Estoy de acuerdo con mi mujer, la situación es complicada y Chrystel jamás ha reaccionado de la mejor manera ante asuntos de este estilo. Crecí con ella, la conozco a la perfección, Ver —espeta al ver que mi padre intenta contradecirnos—. Chrystel seguirá siendo ajena a lo que ocurre con su madre, Nilu no tiene permitido verla ni hablarle. Si eso llega a suceder y me entero que has sido tú quién las reunió, considera que has perdido una hija, una nuera y a tus nietas, Ver. Esto es serio.

—¿Y qué haremos si Mon llega hasta Vinavina?¿O Chrystel?¿Están tan seguras que jamás llegará a ellas?

—Nunca va a llegar a ellas porque antes la asesino con mis propias manos —siseo con cierta molestia. De tan solo oír el nombre de esa mujer que le ha traído tantas desgracias a esta familia, la furia crece en mi interior—. No me va a importar lo mucho que me repudien las figuras de la Corte de Dioses. Me he cansado de soportar este caos y que ellos no hagan nada.

Mi padre se paraliza al fijarse en mis ojos. Imagino que deben haber adquirido ese tono rojizo que describe a la bruja de sangre que habita en mi interior. Sale a la luz cada vez que me enojo.

—Perdón —murmuro apenada—. No quise asustarte, papá. Solo no quiero que hables con Chrys sobre esto, por favor. Odiaría que algo le suceda a ella, su bebé o a su mente, así como también odiaría que ella no pueda verte nunca más. Ya han pasado suficiente tiempo separados.

—Lo sé. Quieres lo mejor para todos —me sonríe con cariño—. Sin embargo, te noto agotada. ¿Sucede algo, hija?

—Lo normal, ya sabes. Shaperi suele aparecer en sueños o visiones —le digo para serenarlo, él asiente en señal de que me entiende—. Es complejo.

Mi padre se pone de pie para brindarnos una última sonrisa amable antes de retirarse. No obstante, en el momento en que se encuentra a punto de cruzar el umbral de la puerta, la silueta de Paularah aparece frente a él.

—Majestades —nos saluda con seriedad, realiza una corta reverencia antes de aproximarse a nosotras—. He sido notificada de la presencia de Scarlett Zaridi en la frontera con Khiat. También hemos recibido una carta de las emperatrices Nymra y Meghan.

—¿Scarlett Zaridi?¿Te refieres a la actual Reina del Infierno? —se asombra mi esposa, casi sin creer en las palabras de nuestra Ashtare.

—La misma, Luciale. Solicitó expresamente hablar con ustedes, majestades. Asegura que el tema es importante, que no hay tiempo para perder.

...

¡Buenas, buenasss!

VOLVIII

Emocionense, chiquis, ahre

¿Cómo están?¿Aprobaron sus exámenes?
Yo estoy bien, ya saben, medio estresada (y no sé porque, aprobé todo, ya estoy de vacaciones, pero en fin).

Perdónenme por la ausencia, les prometo que hasta abril no va a volver a pasar, mis corazones

¿Me siguen en Instagram? Si no es así, vayan a seguirme (me encuentran como _merqueen. Tengo la misma foto de perfil que acá). Siempre subo cositas sobre los personajes y además, les dejé una encuesta sobre de qué historia quieren capítulo navideño (Lúgubre Alma, Silencioso Preludio o Corona Roja)

¿Qué opinan de lo que pasó en este cap?

¿Creen que Shaperi esté unida a Rowan?

¿Creen que sea buena idea decirle a Chrystel que su madre está viva?

Por cierto, Chrystel y Vinavina van a tener una niña 👁️👁️
El nombre lo estoy eligiendo de los que ustedes me enviaron por ig

¿Scarlett es aliada o enemiga? 👁️👁️

Muchas preguntas y pocas respuestas, ahre

Nos vemos mañana o pasado con el cap navideño, los amooo. 💗✨

Gracias por sus votos y comentarios, hacen mis días más felices <3
Recuerden que pueden hablar conmigo por Ig. Algunos de ustedes pueden confirmar que yo siempre respondo los mensajes y hasta nos reímos de chistes que hacemos JAJAJAJ

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