🖤 Capítulo 1. "Alguien regresó"

10 años después de los sucesos de Siniestra Nebulosa.
5 de abril de 709.
Leerralde, Capital del imperio de Abdrion.

Rowan.

La Guerra ha terminado hace diez años, si no me equivoco, el planeta de Lilium se encuentra en paz ahora mismo. Abdrion está en paz y tranquilidad luego de lo ocurrido con Herafel en el pasado, y con mi supuesto padre biológico que intentaba asesinarme para supuestos «fines divinos».

Tras terminada la Guerra, el proceso de reconstrucción de nuestro sistema de soldados y guardias comenzó. Nuestra barrera protectora no fue afectada por suerte, pero era necesario efectuar cambios radicales en el sistema de este imperio. Yo fui la precursora de las ideas que mi esposa ejecutó en nuestros nombres, y que fueron aceptadas por cada ciudadano aridiense, incluída Vinavina Arino, la rebelde más conocida a lo largo de todo nuestro territorio.

La Guardia Real de los Meire se dividió en sectores, cuyas funciones eran diferentes de acuerdo al lugar al que fueran destinados a proteger. Aquellos que custodiaban el Palacio de Abdrion y las zonas circundantes a él, como lo es Leerralde, fueron llamados «Protectores del imperio». Quienes fueron enviados al Valle Infernal, «Leales a Griseynna Liels». Los que se encuentran ubicados en las fronteras con Khiat y los puertos, «Liquidadores», ya que tienen estrictas órdenes de asesinar a cualquiera que se acerque a nuestro imperio y no demuestre razones sólidas para hospedarse aquí.

Por otro lado, el sistema educativo cambió. La educación se ha vuelto obligatoria desde los tres años hasta los dieciocho, agregando un año más al antiguo sistema. Durante todo ese tiempo, los estudiantes aprenderán contenidos referidos a defensa personal, magia, control de sus habilidades, historia de Lilium, historia de otras dimensiones y demás temas de interés común en los ciudadanos de Abdrion. Luego de este periodo, pueden inscribirse en las Academias que más les interesen y decidirán qué carrera continuar.

Los Quishenas ya no tienen voz ni voto en esta nueva sociedad. Si bien aún existen personas que los llaman «la élite de Abdrion», su líder, Keatlyn Trayshon, no tiene peso político en las decisiones de gobierno. Solo tenemos peso mi esposa, Chrystel Dreim y yo, como emperatrices y mano derecha.

Nuestra amada Chrystel ha decidido renunciar a su derecho como heredera al trono de Abdrion y primera persona en la línea de sucesión al trono, a pesar de que aún no lo ha expresado de manera legal para proteger a sus sobrinas. Incluso si no es una Meire de forma oficial, para toda la familia imperial lo es; y más para el corazón de Lu, que la ama como una hermana unos meses mayor.

—¡Mami!¡Mami! —corre hacia mí la pequeña mayor de las dos hijas que tengo con Luciale. Su sonrisa dulce me saluda, se da la vuelta para señalarme su cabello rubio, tan dorado y brillante como el de su madre—. ¿Te gusta? Me lo hizo la tía Laissa.

Curvo los labios en una sonrisa amorosa mientras observo el bello recogido con trenzas como corona y unos mechones que actúan a modo de flequillo a los lados de su rostro. Las trenzas se encuentran decoradas por pequeñas flores blancas y por unos broches dorados con forma de la estrella Skara.

—Es muy lindo, Ireena —beso su cabeza con cuidado de no pincharme con algún broche, ella se voltea de manera rápida para abrazarme. Siempre lo hace, aunque en los últimos días lo hace más seguido. Me abraza cada vez que me ve y cada vez que se despide de mí para ir con sus amigas, sus tíos, para ir a la escuela o a dormir—. ¿Sabes si tu hermana ya está lista?

—Vay está con la tía Kraya —responde con una genuina sonrisa angelical. Sus ojos grises me dedican una mirada curiosa—. Creo que tienen problemas con el vestido de la tía Kraya. ¿Y tú no deberías estar en la cocina con la tía Chrystel para preparar el pastel?

Esta niña siempre es curiosa y poco sutil para disimular su confusión ante hechos que se salen de la rutina diaria. Lu diría que le falta aprender a disimular un poco más, aunque creo que ambas sabemos que lo más bello de nuestras hijas es su honestidad e inocencia. No sienten la necesidad de desconfiar de los demás y de esconder sus sentimientos; para ellas, el mundo es tan noble como lo son ellas.

—Tu madre se ofreció a cocinar por mí y creo que lo agradezco, no cocino tan bien —rio un poco, ella frunce el ceño.

—A mí me gustó ese branie que hiciste la otra vez, ¿Así se llama? —habla pensativa.

—Brownie —digo tranquila—. Bueno, fue mi mejor intento, no debía quedar tan seco... Los brownies son más húmedos y menos pesados, eh...

—No importa, a mí me gustó igual —insiste honesta—. Ustedes siempre dicen que uno aprende con el tiempo, así que no seas tan dura, mami. Todavía tienes que aprender mucho en la cocina.

O quizá nunca aprenderé. Cocinar no es lo mío en definitiva. He visto a Luciale y Chrystel hacer maravillas con los ingredientes, y yo lo único que logro es que se me queme la comida. O salga cruda en el peor de los casos.

En el instante en que estoy por decirle algo a Ireena, una sombra se dibuja en el suelo, a pocos centímetros de ella. Los músculos de mi cuerpo se paralizan en cuánto me percato de ello y no soy capaz de reaccionar, solo me quedo con los labios entreabiertos, sin aliento, estupefacta de lo que observo y de lo que mi hija es ajena. Ella no ve la sombra como yo lo hago ahora mismo.

—¿Mami? —inquiere al no obtener respuesta de mi parte.

—Solo pensaba, Ire —le sonrío para tranquilizarla. Procedo a activar una barrera invisible ante sus ojos y ese acto es el que disipa la sombra, solo deja una bruma gris a su paso—. ¿Y si mejor vas con tu hermana para ayudarla con la tía Kraya? De seguro deben extrañar tu presencia.

—Claro que sí, mi bella y cariñosa presencia —dice con cierta arrogancia, pero yo lo veo más como seguridad en sí misma—. Iré con ellas, nos vemos más tarde, mami.

No deshago la barrera que la protege de cualquier entidad oscura o desconocida que desee acercarse a ella. Debo hacer lo mismo con Vayannah más tarde. No puedo permitir que intenten rozarles siquiera un pelo; ellas, junto a Lu y su familia, son lo más preciado en mi vida. Daría lo que fuera por mantenerlos a salvo de los errores que cometí y que comenzaré a pagar luego de diez años de calma.

...

Todos cantan la canción de los cumpleaños imperiales en Abdrion, donde se agasaja al cumpleañero y se agradece a los Dioses por un nuevo año en la vida de la persona dichosa en su día. Un 5 de abril, hace veintisiete años, nació Kraya Arino, y hace seis años, nació la segunda razón para proteger más que nunca a este imperio y esta familia.

Hace seis años, nació Vayannah, la segunda princesa de Abdrion, nacida del matrimonio entre las emperatrices Luciale Meire y Rowan Becker. Esa bella niña es una copia de mí misma en mi niñez, con la única diferencia de que sus ojos son tan grises y preciosos como los de su madre.

Vayannah sopla seis de las velas del pastel de cobertura blanca, crema celeste y verde, y relleno de chocolate. Sonríe emocionada mientras su tía Kraya termina de soplar las veintisiete restantes antes de aplaudir al notar que mi hija ha perdido su miedo al fuego.

Si bien soplar las velas de un pastel no es una costumbre en Lilium, mis hijas han deseado que sus cumpleaños se celebren de esta manera tras contarles como era mi vida en la Tierra y que se hacen en los cumpleaños humanos. A ellas les interesó mucho conocer más de la vida de su madre antes de ser emperatriz, no paran de preguntarme cosas que les interesan cada vez que pueden.

La vida en Abdrion es bonita y diferente. Si bien he llegado a extrañar los beneficios de la tecnología, terminé por comprobar que solo son instrumentos que nos dañan como personas y que construyen una sociedad más superficial en cierta manera. Las redes sociales antes cobraban importancia en mi vida y formaban parte de mi visión del mundo, lo distorsionaban, colaboraban a qué mi trastorno de ansiedad incrementara. No tenían los mejores efectos en mí.

—¿Quién quiere pastel? —pregunta Kraya con una radiante sonrisa. Vayannah es la primera en responder un "yo"—. Los demás no se van a librar de no comer, eh, que no hice un pastel tan grande para nada.

—Siempre tan graciosa como de costumbre —sonríe Laissa antes de aceptar el plato con una porción. A su lado, Paularah imita su acción con tranquilidad—. ¿Está siendo de tu agrado este día?

—Por supuesto —asegura Kraya—. Vayannah está animando mucho mi día. Es una pena no verla tanto como antes, pero me quedaré unos días más en el Palacio para pasar tiempo con ella.

Kraya se ha mudado hace unos años para continuar con sus estudios como médica veterinaria en la Academia de Ciencias y Salud de Leerralde. Se graduó con honores y tiene una especie de clínica veterinaria en el centro de la capital, dónde ofrece parte de sus servicios sin costo para aquellas personas que lo necesitan de manera urgente por sus animales.

Forjó una gran amistad con los diseñadores de la familia imperial: Daytara y Seyron. Vive con ellos y con Kreim, quien se casó con Seyron, tuvieron un hijo juntos hace cuatro años.

A Laissa le tomó mucho esfuerzo dejar ir a su hermana. Dado que Laissa se encargó de cumplir un rol de madre y hermana mayor sobreprotectora toda su vida, fue complejo deshacerse de esa idea y aceptar que su pequeña hermana ya es una mujer de veintisiete años que puede tomar sus propias decisiones. Creo que en el fondo, la mayor de los hijos de Danira Arino, nunca pudo recuperarse de la pérdida de su hijo no-nato hace más de quince años.

—Mamiiii —me llama Ireena, sostiene dos platos con porciones de pastel de chocolate. Me ofrece uno de ellos—, vas a comer el pastel. No rompas el corazón de mi tía.

—Soy incapaz de algo tan horroroso como eso —aseguro con fingida indignación mientras agarro el plato. Ella ríe.

—Eso espero —finge seriedad, aunque ambas terminamos por reír.

Percibo unos brazos rodear mi cintura desde atrás, esbozo una amplia y serena sonrisa al reconocer esas delicadas manos delgadas de afiladas uñas violetas. Su perfume floral me invade, ella nunca cambiará esa fragancia y yo amo reconocer su aroma cuando está cerca.

—¿Cómo se encuentra la razón número uno de mi existencia? —susurra sobre mi hombro antes de depositar un beso suave en el—. He notado que has estado tensa, Tree.

—Sí, mamá. Mami estuvo rara —concuerda Ireena al oír a Lu. Frunzo el ceño, extrañada, finjo que no comprendo a qué se refieren—. Le dije a Vay que opinaba, pero ella dice que está bien. ¿Crees que le pase algo a mami, mamá?

—Estoy aquí —hablo entre risitas, no me molesta que se refieran a mí como si yo no estuviera presente. Me resulta en cierto modo divertido—. No me pasa nada, mis amores. Solo estoy un poco cansada, las fiestas no son lo mío.

—Ya la has oído, Ireena, mami solo está cansada —le asegura mi esposa a nuestra hija. La mirada desconfiada de mi niña no pasa desapercibida—. No te preocupes, igual investigaré sobre ello, Iri.

—Gracias.

Me doy la vuelta para apreciar con más claridad a mi esposa, apoyo el plato en una mesa cercana y me enfoco en ella. Su mirada grisácea, menos maquillada que hace años, pero sin dejar de lado su delineado extravagante y los brillos plateados, me analiza con cierta preocupación. Sus labios oscuros se tuercen en una mueca recelosa, como si no creyera al cien en mis palabras, y no puedo culparla. Yo tampoco lo haría si estuviera en su lugar.

Lleva el cabello rubio largo hasta la cintura, con sus ondulaciones naturales, recogido en algunas trenzas cascadas que descienden hasta las puntas. Parte de dichas trenzas están decoradas con polvo dorado y flores traslúcidas blancas.

Sin lugar a dudas, ya no intimida tanto su presencia como el primer que la conocí, pero jamás perderá esa autoridad que ella desprende. Se impone con su manera de vestir, con su postura recta y seria. La maternidad no ha roto varios de sus esquemas antiguos, aún es la misma, solo que más madura de manera emocional.

Regreso mi vista a su mirada grisácea, brillante, dulce, amorosa y amable. Es en sus ojos grises, tan bellos como el primer día que la conocí y tan eternos, que compruebo que es ella con quién deseo despertar cada mañana por el resto de mi vida. No importa cuántas veces me centre en su mirada, en la profundidad detrás de esas orbes que suelen admirarme como si yo fuese una obra de arte excepcional, yo allí encuentro todas las razones por las que sé que no me equivoqué al casarme con ella y jurar compartir el resto de mi vida con Luciale Meire.

Quiero compartir el resto de mi vida a su lado, y si me es posible, todas mis vidas con ella. Da igual el tiempo que transcurra, la amo incluso más que el primer día y es ella la única mujer a la que amo, deseo, adoro y protejo.

Sus labios se separan para permitirme apreciar una gran sonrisa amorosa.

—¿Segura que estás bien, Tree? Has tenido pesadillas en las últimas semanas —peina mi cabello con delicadeza, su mirada grisácea me analiza con tranquilidad y confianza—. Las niñas dicen que estás más distraída que de costumbre.

—Yo no tengo pesadillas —murmuro confundida, niego con la cabeza repetidas veces—. Hace diez años que no sueño con recuerdos míos o cosas por el estilo, ¿Me has visto despertarme en las noches?

—Me has despertado mientras lloras y me pides que te abrace, Tree —habla en el mismo tono, preocupada. Sus cejas se fruncen con notable angustia, no se aparta de mí en el momento en que presiento que voy a hiperventilar—. Me has dicho que no te dejan dormir y no sé a quiénes te refieres, siempre te duermes cuando yo te abrazo.

—No... no recuerdo nada de eso, Lu. Lo digo en verdad —susurro extrañada, confundida por mis pensamientos y recuerdos nocturnos que se han desdibujado. Hace varias semanas que no recuerdo nada de lo que he hecho en las noches—. ¿Me he puesto violenta alguna vez?

—No, pero estás aterrada —musita con cierta dificultad—. Y a mí me parte en mil pedazos verte de esa manera, Tree. Detesto pensar en la idea de ti en un momento de sufrimiento, dolor, tristeza. ¿Está todo bien en tu mundo, amor? Sabes que puedes hablar conmigo siempre que lo necesites.

—No sé qué sucede —me sincero con ella. Si bien intento llegar a los recuerdos de las últimas noches, estas parecen lienzos en blanco—. No recuerdo las pesadillas, tal vez sea el cansancio que siento cada vez más... No sé de dónde viene, pero ahí está.

Sus manos toman mi rostro entre ellas, soy capaz de sentir su preocupación a través de la mirada quebrada de un tono gris más claro que de costumbre. El tacto de sus dedos y palmas me trae a la realidad otra vez, mi respiración entrecortada la asusta. Está atemorizada por no comprender que ocurre conmigo y por pensar en que tal vez algo pueda suceder.

Hemos estado diez años tranquilas. Nuestro imperio está en paz.

—¿No has sentido ninguna voz llamarte? —susurra, a punto de entrar en pánico.

—No —respondo para su serenidad. Sus cejas vuelven a fruncirse—. Necesito ir al baño, ya regreso. ¿Si? Te prometo que no he escuchado ninguna voz llamarme.

...

Salpico pequeñas gotas de agua en mi rostro para calmar mi nerviosismo y mis náuseas. He sentido mareos en la última hora, como si quisiera vomitar y en gran cantidad, cuando lo cierto es que no comí nada que me haya sentado mal.

La silueta que me devuelve el espejo es un tanto demacrada por un efímero instante, con los ojos rojizos, ojeras violáceas, piel pálida y mortecina. Me aparto del lavabo de un sobresalto, y al volver a mirar al cristal, no encuentro nada. Todo está en perfecto estado.

Inspiro profundo varias veces para calmar los latidos acelerados de mi corazón. El calor invade mi cuerpo, tan abrasador y tan tortuoso. Detesto la sensación de creer que voy a desmayarme o a sufrir un ataque de ansiedad después de tanto tiempo.

Me paralizo al percatarme de una pequeña bruma oscura que comienza a crecer a mi lado, adquiere el tamaño de una persona y se transforma en una especie de sombra azabache. Roza mi hombro con una mano semi deforme, como si supiera que soy incapaz de reaccionar como es debido.

Electra... —canturrea casi en mi oído, la voz es delicada y autoritaria—. Electra...

Mi respiración se entrecorta, no logro detenerme para evitar romper el espejo frente a mí en mil pedazos. Los cristales vuelan, se impactan en mis nudillos, dedos, manos y rostro. El ardor no tarda en aparecer junto a una sensación de terror, de miedo, de parálisis total.

Las lágrimas se escapan de mis ojos con una rapidez impresionante, no lloro por el dolor, sino por la impotencia, la ira y la culpa que me invaden. ¿Cómo fui capaz de olvidar esa visión que tuve hace diez años? Podría haber evitado esto, podría haber cambiado el rumbo de las cosas con un simple efecto mariposa.

—¿Tree?¿Qué sucedió? —pregunta mi esposa al entrar al baño, al encontrarme con las manos ensangrentadas, sus ojos grisáceos se tornan preocupados y se acerca a mí con rapidez—. ¿Qué ocurrió? Déjame que te ayude con esto.

Toma mis manos entre las suyas para sanarlas a través de sus poderes curativos. Una luz violeta claro ilumina los cristales clavados en mis manos y las heridas abiertas, para luego hacerlos desaparecer en cuestión de segundos. Sin embargo, no soy capaz de salir de este estado de conmoción.

—Ella volvió. Ellos volvieron también —balbuceo estupefacta, y para mi sorpresa, Lu solo asiente, como si ya lo supiera.

...

¡Buenas, buenaaaas!

¿Cómo andan?

¿Qué tal este comienzo?

¿Ya comenzaron a hacer teorías conspirativas? 👁️👁️

En el próximo capítulo conoceremos más de Ireena y Vayannah, siento que los que aman a Luciale van a amar a Ire y los que aman a Rowan, amarán a Vay. Aquellos que amen a las dos, pues ya saben

También veremos sobre otros hijos de otros shipps 👁️👁️
Así que atentos, porque la familia se agrandó, ah
(Lloramos por Laissa que no volvió a tener hijos ni a querer quedar embarazada😭)

¿Qué creen que fue esa sombra?

¿Luciale sabe o se hace la que sabe? 👁️

¿Los demás saben y lo ignoran o no saben nada?

¿Por qué la sombra quiso atacar a la niña? 👁️👁️

Muchas preguntas y pocas respuestas, ahre JAJAJAJA

Nos veremos el próximo viernes con el capítulo semanal de Lúgubre Alma y este domingo con el primer capítulo de Silencioso Preludio (precuela de Siniestra Nebulosa, trata de la historia de los padres de Luciale)

Gracias por el apoyo, por los comentarios y los votos. Espero que todos estén tan emocionados como yo de leer esta segunda parte 🫶🏻✨🫂

Nuestras emperatrices se vienen con todooo 🛐

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