ACTO I (Tercera Escena)
Escena III: La razón por la que Irterlia Ccalla para que Lugio no vaya a la ciudad de Lima
Fecha: 10 de abril del 2019 (Día)
Personajes:
· Lugio Arotengo Ccalla
· IIrterlia Ccalla
· Urtolo Arotengo
Lugar: El valle de Huamanga - Huamanga - Ayacucho
(Descripción del lugar: El valle de Huamanga es un espacio amplio que consta de las siguientes características. En primer lugar, el piso es un césped verde que se halla iluminado, ya que el escenario ocurre de día. En segundo lugar, podemos apreciar muchos árboles juntos unos a otros. En el centro, se puede observar una cabaña que posee los siguientes aspectos. La fachada se encuentra hecha de madera y es de color marrón. En la entrada de la cabaña, se puede observar una puerta marrón en forma rectangular que se encuentra hecha de madera. Detrás de la cabaña, se puede observar un cerro que se encuentra apuntando hacia arriba del escenario)
(Se abre el telón)
(Ingresan Lugio Arotengo Ccalla y Irterlia Ccalla caminando al escenario por el pasillo izquierdo)
Lugio: (sonriente) Madre, ¿Por qué no me dejas ir a Lima? En menos de un año voy a cumplir dieciocho y no quiero que me limites a cumplir mis sueños. Además, puedo decir que papá me motivó a tener ese sueño. Entonces, quisiera preguntarte si es que yo tengo alguna chance de ir allí. Me da emoción conocer muchos lugares.
Irterlia: (amable) Hijo, no lo puedo permitir. De hecho, ahora vamos a conversar sobre ese tema. Tu padre a veces exagera diciendo que Lima es una ciudad con grandes triunfos o llena de gente tan bondadosa y amable. La realidad es otra, Lugio. A veces esas mismas personas son las que te pueden hacer daño.
Lugio: (curioso) ¿De qué hablas? ¿A qué te refieres con malas personas? Siento que a veces estás malinterpretando los tratos de las personas contigo. Espero que no digas cosas malas de Lima, porque papá no le agrada escuchar eso. Asimismo, pienso que podrías empezar a admirar la belleza de esa ciudad.
Irterlia: (amable) Hijo, ¿Cómo puedes hablar de Lima si aún no la has visto? Es increíble que todavía creas en las historias fantasiosas que cuenta tu padre cuando tienes diecisiete años. Te debo contar lo siguiente, hijo. La gente de Lima puede ser muy mala sin que tú lo sepas. Tal vez ahora no lo ves, porque sigues en Ayacucho.
(Lugio Arotengo Ccalla gruñe de ira y se comienza a enojar)
Lugio: (enojado) ¿Cómo te atreves a hablar así de una ciudad tan bella como Lima? Eres una mujer que no sabe valorar la belleza de Lima. Espero que no empieces a impedirme que viaje hacia allá, porque yo no me voy a detener. Me voy a escapar sin que tú lo sepas. A veces no me siento orgulloso de ser ayacuchano, porque me siento inferior a la gente de Lima. Recuerda mis palabras, madre.
Irterlia: (nostálgica) Lugio, creo que fracasarías de una forma enorme. Además, no contarías con los requisitos básicos como maleta, comida y mucho entusiasmo por caminar. Desde ahora te digo que tuve la oportunidad de ir a esa ciudad caminando. Cuando llegué allí, no recibí el trato que esperaba, porque todos los limeños me dijeron que era una serrana cualquiera.
Irterlia: (nostálgica) Es que Lima es una ciudad con gente muy prejuiciosa, hijo. Cuando llegué allí, me di cuenta de que la gente me miraba raro y solían susurrar con sus bocas diciendo que era una serrana cualquiera que debería regresar a mi tierra como si fuera una forastera. Todavía no puedo creer la razón de esa gente para excluir a los huamanguinos cuando todos somos peruanos.
(Lugio Arotengo Ccalla respira inhalando por la nariz y exhalando por la boca para calmarse)
Lugio: (pensativo) Madre, veo que has tenido una mala experiencia, pero eso no significa que deba tener la misma. Tal vez la gente haya cambiado y ahora todas las personas me recibirán o al menos no me tratarán mal. Sin embargo, quizás deba ignorar esos comentarios en caso de que apareciesen.¿Algo más que me quieras contar?
Irterlia: (nostálgica) También me acuerdo de que una vez un limeño me dijo que era una mujer fea con el solo hecho de vestirme con un chullo en la cabeza y llevar una vestimenta de la sierra. Hija, es que la gente se fija incluso en la ropa que vistes como si eso fuera importante. Te pueden insultar o burlarse de ti a sus espaldas.
Lugio: (confundido) ¿Estás segura de que las personas realmente son así? Es que a veces me mientes, madre. Por ejemplo, la semana pasada me dijiste que había comida para alimentarnos mi hermana y yo, pero no compraste nada y eso me hace dudar de ti. No sé si confiar en ti o no. Tengo una cierta inseguridad de lo que me cuentas.
Irterlia: (seria) Hijo, créeme por favor. Tu padre a veces también te engaña diciéndote que Lima es maravillosa con miles de lugares donde las personas te reciben o incluso te abrazan, pero la realidad es otra. No quiero que te sientas mal por estar en una ciudad donde no te aceptas. En realidad, me gustaría saber sobre el sueño que planeas realizar en Lima.
(Lugio Arotengo Ccalla le sonríe a Irterlia Ccalla y ella muestra un rostro de confusión)
(Lugio Arotengo inhala por la nariz y exhala por la boca)
Lugio: (ilusionado) Quiero practicar mucho mi escritura y convertirme en un escritor de teatro. Lo que pasa es que no puedo cumplir mi sueño aquí, porque no hay muchas oportunidades para conseguir el éxito. Asimismo, creo que incluso podría conseguirme un empleo de medio tiempo para ahorrar dinero.
Irterlia: (preocupada) Hijo, es que no quiero verte llorar. No deseo que te sientas mal y espero que no me veas como una persona mala, porque lo que yo quiero es que te sientas feliz con una sonrisa en tu rostro. Además, pienso que incluso podrías intentar trabajar aquí en algún puesto o quizás como curandero.
Lugio: (ilusionado) Madre, es que quiero practicar escribiendo y leyendo en la biblioteca hasta que tenga el dinero necesario para ir a la universidad. Me urge escribir, porque necesito desahogar todas las anécdotas que llevo viviendo en la niñez. A veces siento que limitas mis sueños y eso no me gusta.
Irterlia: (preocupada) Lugio, parece que siempre quieres estar en mi contra. Mejor deja de lado esa ilusión y aterriza en la realidad. La gente puede ser cruel, aunque tú no lo quieres admitir. Por favor mejor empieza a pensar en una forma de trabajar aquí en vez de viajar a Lima. No quiero que mi hijo salga lastimado o sea insultado por alguna persona.
Lugio: (disgustado) Es que a mí me gustaría que me comprendieras más. Siento que solamente te encargas de frenar mi camino cuando deberías motivarme a cumplir lo que quiero hacer. Siento que existen muchas razones para decirme que estoy en lo correcto. En primer lugar, hay mejores oportunidades en Lima que en este pueblo.
Irterlia: (preocupada) Lugio, es hora de que me entiendas un poco más a mí. Asimismo, creo que existe una mayor posibilidad de que yo tenga la razón en lo que digo, porque tengo más experiencia que tú. Además, siento que existen muchas razones para que empieces a comprender a las personas mayores que tú como yo.
Lugio: (disgustado) ¿Perdón? Yo he vivido diecisiete años de mi vida encerrado en este pueblo. Y no es justo que intentes impedir que yo vaya a la ciudad que deseo conocer. Usted es una mala madre por no dejarme salir. Quisiera que te pusieras en mi lugar por favor, madre. No es justo que no me quieras entender.
(Ingresa Urtolo Arotengo caminando al escenario por el pasillo derecho)
(Urtolo Arotengo lleva una bolsa que contiene canchita serrana, cuatro envases de puchero ayacuchano y cuatro envases de cuy chatado en su mano izquierda)
Urtolo: (cordial) Buenas tardes, familia. Veo que falta Urtema para almorzar juntos. Siempre he querido que almorcemos entre todos para pasar una buena tarde y sonreír. ¿Qué les parece si nos reunimos en treinta minutos para comer? Siento que mi boca ha estado hambrienta desde la mañana. Los quiero a todos en la mesa pronto para comer.
(Urtolo Arotengo se retira caminando del escenario por el pasillo izquierdo)
(Irterlia Ccalla se retira caminando del escenario por el pasillo derecho)
(Lugio Arotengo se retira caminando del escenario por el pasillo izquierdo)
(Cierre del telón) (Fin de la escena III)
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