Capítulo 6: Investigación Policial


- Revisemos lo que tenemos. Francisco Cotte fue llamado a las 12:45 en su casa debido a que era necesario para una operación de emergencia. Cogió el coche y partió en dirección al hospital, pero nunca llegó. 50 minutos más tarde, cuando debería haber llegado hace más de media hora, llamaron a su teléfono móvil pero no contestaba, y procedieron a llamar a la familia. En la segunda salida del pueblo, la que cruza a través del valle, los frenos fallaron, se salió de la carretera y cayó al vacío, perdiendo la vida en el acto. Su mujer nos contó que, efectivamente, este estuvo bebiendo. Dos días atrás había perdido a un paciente al que conocía bien y le había afectado. Se encontraba en un estado casi depresivo.

- No debió coger el coche. Estando tan bebido... ¿Qué hay de la hija? Va con mi hija y la tuya al instituto, ¿no?

- Sí, están en la misma clase. Una cosa, algo que me dio por comprobar porque me estaba sacando de quicio.

Richard dejó varias fotos sobre el escritorio de la comisaría. Fotos del horroroso estado en el que quedó el coche, totalmente siniestro.

- Para haber quedado de esta forma, no solo se debe a la caída, vueltas de campana y choques contra el precipicio. Debió haber ido a gran velocidad, o mejor dicho, no pudo frenar. Cortaron los frenos.

- ¡¿Qué?!

- Cortaron los frenos. Estaba a cero el líquido. Mandé a inspeccionar el vehículo. Alguien del entorno debió cortarlos. No estamos ante un accidente, estamos ante un asesinato. Y dadas las circunstancias ha tenido que ser alguien del entorno de la víctima. Comencemos primero interrogando a la familia y vecinos, y seguiremos después con pacientes a los que haya operado. Recientemente Paco perdió a un paciente en el quirófano. Es posible que más de una familia del pueblo guarde rencor contra el cirujano por no haber salvado la vida de alguna que otra persona. De ser así, hemos tenido suerte de que solo haya muerto Francisco y no toda la familia.

- Un coche con los frenos cortados por el pueblo... Podríamos haber terminado con más víctimas.

* * *

- ... ... ...

- Me pregunto en qué piensa.

- ¡Lucy! ¿Qué pasa?

Finalmente, ella reaccionó. Volteó y habló.

- Estoy pensando. ¿Qué ocurre?

- Lucía... - Lily suspiró. - El maestro te ha preguntado si hiciste los deberes.

- Um. - el lápiz de le cayó al suelo. - Oh. Vaya.

Tocaron a la puerta de la clase. Entró el inspector Richard acompañado por un policía.

- Disculpen que interrumpamos la clase. - se excusó el detective. - Lucía Cotte, ¿puedes acompañarnos a la sala de expulsados? Tenemos que hacerte unas preguntas.

- Claro, sin problema. - permitió el maestro.

Lucía los miró con desinterés, pero no dijo nada.

- De acuerdo.

Sin dar problemas ni resistirse, ella accedió.

- Que no se diga que no es tu padre, Sylvia.

- No me acostumbro a verlo por aquí, la verdad. - comentó Alex.

- Lo mismo digo. Cada vez que él aparece por el pueblo ocurre algo malo. - dijo Franky. - Igualmente cuando lo del restaurante.

- Frank, es normal que se preocupe por su mujer cuando ocurrió algo así.

* * *

- Aquí falla algo... - murmura la pelirroja.

- Sí. - concuerda Frank. - Y no es que Lucy esté aquí con nosotros. ¡Sino que esté comiendo con nosotros!

- ¿Qué? - preguntó ella con su habitual tono de voz.

- No es nada, Lucy. - le dijo Alex. - Es solo que pensaba que te irías a comer sola. Cada vez que alguien se te acerca mientras comes te levantas sin decir nada y te alejas andando.

- Tengo que acostumbrarme si voy a estar junto con Alex.

- Yo pensaba que comeríais separados o cosa así cuando os caséis. - rajó la albina por lo bajini. - Um...

- Él cocinará para mí.

- ¡¡Eh!! ¡Si no sé hacer ni un huevo!

- Aprende. - replicó ella. - Me gusta la ensalada de arroz con tortilla, atún y ketchup picante.

- T-tú también podrías ayudar y aprender, ¿eh? No pienses dejarme cargar con toda la casa a cuestas. Que te veo venir a leguas.

- ¡Jooo! ¡Vosotros dos, que tenemos todavía 17 años, dejaos de chorradas ya como si estuvierais casados! ¡Ni que fueran a casarse!

- Mmm... - la esbelta chica de cabello negro chupó el tenedor. - Según la ley, podemos casarnos a partir de los 16 años si existe consenso entre ambos padres.

- ¡Gagh!

- Woa, woa, woa! - Sylvia casi se ahoga con el zumo. - ¡Para el carro, para el carro!

- ¡¿No pensarás en serio en...?!

- No te quedes a mitad de frase, Frank. Completa la frase.

- ...

- Completa. La. Frase. - insistió ella.

- Está bien... ¿No pensarás en serio en casarte realmente con Alex?

- Me gusta. ¿Qué hay de malo con ello?

Lucía dejó el tenedor dentro de la fiambrera. Ella dibujó una sonrisa torcida en su rostro; no sabe sonreír.

- Además, tenemos al perrito de la familia... aunque habrá que ponerle bozal.

- Oye, gata negra, ¿quieres que te zurre de nuevo? ¡Porque estás jugando con fuego!

Alguien tenía que cambiar rápidamente de tema o las cosas acabarían mal de nuevo, y siendo en esta ocasión en el instituto durante el recreo, una suspensión temporal para las dos sería inevitable.

Afortunadamente, había un experto en cambiar de tema dentro del grupo de amigos.

- Por cierto, ¿qué te pidieron en la sala de expulsados? - preguntó la chica falta de melanina. - ¿Fue mi padre muy duro contigo durante el interrogatorio?

- Preguntas.

- Ya, pero...

- Preguntas. - interrumpió ella. - Preguntas. - volvió a repetir.

- Vale. No quieres hablar de ello.

Lily levantó la mano.

- ¿Por qué siempre traes un taper lleno de comida en vez de comprar un bollo de la cafetería o traerlo hecho de casa?

- Me gusta.

La bombilla se le encendió a Frank.

- Ya que todo el mundo tiene una escala a la hora de gustarle o no las cosas, ¿cómo es la tuya? La mía es linda, no linda, follable y no follable.

- Pffffft!

De un golpe de tos, Sylvia escupió todo el zumo a la cara del galán del instituto.

- ¡Buaf, buaf! - se restregó la cara con un pañuelo sacado del bolsillo. - ¡Sylvie! ¡¿Ese zumo era de 33 cl o de dos litros?! ¡Carajos!

- Casi me ahogo... Oye, ¿cómo nos calificas a nosotras, Franky?

- Pues, lo que iba diciendo. ¿Cómo es tu escala?

La ha ignorado por completo...

- Mmm... Me gustan las cosas que me gustan. Y no me gustan las cosas que no me gustan. Supongo.

- ¿Qué es eso? - se preguntó Lily. - ¡Echa imaginación, quilla!

- Mmm... - Cotte se mordió el labio. - Diría que en bueno y malo, me gusta y no me gusta. Alex sería "bueno" y "me gusta"; Franky, "malo" y "me gusta", y la chihuahua en "malo" y "no me gusta".

- Y... ¿respecto a la muerte de tu padre...? - preguntó tímidamente la belleza de blanco, deslizando la pregunta por debajo de la puerta.

- Mm... Mm... Mm...

Se está tomando lo suyo...

De seguro está feliz por ello. Asesina. - pensó Lily para sus adentros.

Esto es inquietante... ¡¿Por qué haces esas clases de preguntas, Sylvia?! - se retorció Frank desde sus adentros.

Ay, madre. A ver dónde vamos a parar. - se lamentó Alex.

- Ah... Bueno y no me gusta. Dinero. Supongo.

- ¡¿Supones?!

- ¡¿Qué?!

- ¡¿Cómo puedes pensar que el que haya muerto sea bueno?! ¡No te puedes alegrar por la muerte de una persona! - le regaña Alex. - ¡¿Pensaste bien?!

- Ok. Entonces, malo y me gusta.

¡No sabemos si eso es mejor o peor!

Alex hizo un gesto con los brazos.

- Stop! Stop! Stooop! Pongamos punto y final a esto. Dejemos el tema. ¿Quién está conmigo?

Todos levantaron la mano. Lucía Cotte incluida.

- ¡Tú no levantes la mano! - se queja gritando Lily. - ¡¿Es que no ves que esto va contigo?!

- Gritas mucho. Tienes una voz muy chillona.

* * *

- ¿Obtuvo algo? Porque solo se "quejaba" de su hija Lily.

- Así que tampoco sacó nada de ella, ¿eh?

- Mm... No. - respondió honestamente el inspector Connor. - Pero estoy totalmente seguro que el asesino de Paco es ella. Piénselo bien, es una chica muy inteligente, fácilmente pasa desapercibida al no relacionarse con apenas nadie y ser aburrida, y tiene mucho tiempo libre.

- ¿Y por qué iría a matar a su propio padre?

- No lo sé... Lo malo de lo poco expresiva que es esa chica es que nunca puedes saber con certeza en qué está pensando, pero ella sí puede leerte a ti. Es como un espejo de una única dirección. Pero no olvidemos lo más importante y que todos pasan por alto: ella es capaz de matar.

La piel se le erizó al policía y sus pelos se pusieron de punta; un tremendo escalofrío recorrió todo su cuerpo.

- El incidente del restaurante... Fui testigo en primera persona. Estaba ese día con mi mujer y mi hija. Nos salvó a todos, pero realmente eso fue un asesinato a sangre fría.

- Ahí lo tienes. No necesitamos más para comenzar a dirigir la investigación a un único sospechoso.

- Ya... ¿Pero no son pruebas demasiado poco contundentes? ¿Qué hay de la madre? Su reacción estos últimos días no es... muy natural que digamos. Han pasado pocos días y ya está haciendo vida normal como si nada hubiera pasado.

- ... ... ...

- Te acabo de pillar, ¿verdad?

- Cierra el pico, Alfonso. - rechistó él.

- ... ¿Y si lo mataron las dos, madre e hija? Respondió que ella era "demasiado vaga como para matarlo", así sin pelos en la lengua. ¿Y si ella lo planeó, y su madre lo llevó a cabo?

- Me da a mí que va a ser eso... ¿Pedimos al juez que nos autorice para colocar micrófonos en la casa de los Cotte? Algo se les tiene que escapar.

- Sí. A ver si se les escapa algo.

* * *

- Así que este es el lugar que usáis como "base secreta". La choza abandonada cerca de donde nace el río.

- ¿Te gusta?

- Es... rústico, como la baguette. - Lucy hizo una pausa. - ¿Qué hacéis aquí?

- Nada del otro mundo. - contestó Sylvia. - Pasear, dormir, jugar videojuegos y charlar sin que nadie nos moleste. Y también disfrutar de un chapuzón en el río.

- No es mala idea. Hace calor.

- Franky, no llevamos los bañadores.

- ¡¿Y eso qué más da?! ¡En gayumbos, coño!

Dicho y hecho, el chaval se desvistió en apenas segundos y saltó en bomba al río.

- ¡Uaaah! ¡Está buenísima, chicos! ¡Venga al agua!

- Sabes que no sé nadar...

- ¡Pues baja, perlita, que te enseño!

- ¡Yo también voy! - gritó animadamente Lily mientras se quitaba la sudadera. - ¡Vaaamonos!

- ¡Lily, que no llevas sujetador! - la regañó Alex. - ¡¿Qué haces?!

La pelirroja antes de saltar se detuvo al borde y se dio la vuelta.

- Oh, venga ya, Alex. Ni que fuera la primera vez que me has visto desnuda.

- Eh...

Y tras decir eso, saltó al agua con Franky, quien la cogió al vuelo.

- ¡Eeeh! ¡Suéltame, no soy ninguna niña chica! ¡Bájame, bájame!

- ¡Y al agua!

Sylvia se metió poco a poco con el flotador que guardaban dentro de la choza, estaba muy fría.

- Tu reacción ha sido de imbécil. ¿Así reaccionas cuando ves a una chica desnuda?

Ella presionó sobre la herida.

- ¡¿Tú también?!

- Claro. Hace calor. - tiró su blusa al suelo y se quitó los pantalones. - ¿En serio no quieres ver a tu novia en ropa interior? Eres aburrido.

Tú no eres quien como para decir eso.

- Princeso.

* * *

- ¿Hn? Hey, chicos. Por ahí viene algo.

- ¿El qué, Lily?

Sylvia forzó la vista.

- Parece una... ¿bolsa de basura?

- Qué extraño.

- Chicos, es muy grande y alargado, ¿no? - comentó Frank. - Esto no me gusta.

Cuando la bolsa de basura estuvo lo suficientemente cerca de ellos, la atraparon entre todos. Tanto el tamaño como la forma eran anormales, así como el haberla encontrado por allí. Como pudieron la llevaron a la orilla y discutieron qué hacer con ella.

- Tiene toda la pinta de ser un cuerpo. - dijo Sylvia. - ¿La abrimos?

- Yo ya he llamado a la Policía. Les tomará un rato llegar a donde nos encontramos.

- Eres rápido con el móvil, ¿eh, Alex?

- Esto es serio, Lily. - le reprochó él. - ¿Abrimos o no la bolsa?

- No lo sé...

Un sonido de desgarro se escuchó, y todos giraron sus cabezas a la vez.

- ¡¡Lucy!!

- ... ... ...

- ¿L-Lucy?

Ella se apartó con calma de la bolsa... y no creyeron ver lo que se encontraba dentro de la misma.

- ¡¡¡...!!!

Con rostro serio y asqueado, Sylvia empujó al indeciso Alex a un lado.

- Aparta, vomita por allí. - muy molesta, chasqueó la lengua. - Joder...

* * *

No tardó en llegar la científica. Después de todo, los chicos encontraron dentro de una bolsa de basura el cadáver de Ángela Jimena, compañera de clase. La chica de 16 años de edad estaba semidesnuda, maniatada, amordazada y presentaba hematomas por todo su cuerpo.

- Ya lo que nos faltaba. No teníamos bastante con un asesinato, sino que ahora tenemos dos.

- Silencio. - le respondió Richard a Alfonso. - Estoy meditando si ambos casos tienen conexión.

- Richard, déjate de espiritaciones, es demasiado pronto como para saber si ambos casos están relacionados o no.

- Vale... Pero, ¿cómo es que nadie notó que Ángela no apareció por el instituto en todo el día?

- Sencillo. Pensarían que estaba mala, o que simplemente como cualquier adolescente se salta las clases cuando le sale la gana.

- ¿Una chica modelo? Estamos en un pueblo, Alfonso. Cualquiera la habría visto paseando por la calle. Lo primero sería interrogar a familiares y amigos, personas del entorno a ver si notaron algo extraño en su comportamiento.

Una mujer en bata de laboratorio tocó a la puerta del despacho.

- Adelante, Sara.

- Esto va a ser duro comunicárselo a los Jimena. - ella suspiró. - Ángela fue violada, varias veces. Hemos encontrado semen, pero no sale nada en la base de datos. La torturaron, le dieron una brutal paliza y fue tirada al río cuando aún se encontraba con vida. La causa de la muerte es, obviamente, asfixia.

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