capítulo 12
Lux
Rabia y odio era todo lo que corría por mis venas. Hacía mi por ser tan blanda, tan imprudente, hacia Luxifer por no haberme contado todo antes, pero sobre todo hacia el anciano que se encontraba acostado en la camilla , hacia ese lobo disfrazado en piel de cordero que me había engañado.
Sabía que existían personas malas en el mundo, sabía de la pedofilia, pero nunca lo había visto tan de cerca, sentía asco por esa mierda de ser humano que tenía delante, sentía asco hacia mi por salvarlo.
Pasaron los minutos luego que Lucifer me dejara sola y al final regresó, detrás de él, venía el hombre que había intentado asesinar al anciano , lo traían en una camilla, con los ojos cerrados, su rostro estaba lleno de golpes, pero a pesar de ellos y de los años, pude reconocer al niño, ya sus ojos no estaban llenos de alegría, no había rastro de ella en sus facciones .
Miré a Lucifer buscando una respuesta sobre que le había sucedido.
— Se metió en una pelea con los custodios. — respondió a modo de explicación
La enfermera lo atendió pero el seguía inconsciente, o al menos eso fingía, porque cuando por fin se sintió solo abrió los ojos, recorrió la habitación con la vista, hasta que encontró su objetivo, intento levantarse, pero lo habían amarrado a la camilla. Lucifer se acercó y comenzó a susurrar en su oído .
— Míralo allí, tan tranquilo durmiendo, descansando a pesar de todo lo que a hecho, de todos los niños de los que abuso, de todas las vidas que destruyó, tú puedes acabar con su vida para siempre, solo necesitas levantarte, solo necesitas acabar para siempre con él, hazlo por ti, hazlo por los otros niños, hazlo por tu hermana. Amber merece por fin ser vengada, si no lo haces hoy, mañana será libre y podrá hacer daño a otro niños.¿ No quieres que eso pase verdad?
Haciendo uso de toda su fuerza el chico se liberó de la camilla sin importarle dejar sus brazos al rojo vivo, se levantó y tambaleándose del dolor llegó hasta la cama de su secuetrador, en la mesita que había a su derecha se encontraban algunos utensilios médicos, tomo un par de tijeras y las clavo en el cuello del hombre, la sangre comenzó a salir empapandolo, pero no se detuvo, las sacó y las clavo una vez más, en sus ojos, en su pecho, brazos, estómago, metió y saco las tijeras tantas veces como pudo; llenando el cuerpo del anciano de agujeros, hasta que los guardián fueron a detenerlo y las clavo una última vez pero en su pecho, justo en el corazón un último sonido salió de sus labios, los custodios pueden no haberlo entendido, vero yo si lo si, entendí cuando por última vez dijo el nombre de su hermana mientras sus ojos cerraban.
Cerré los ojos un segundo para tratar de contener las lágrimas que amenazaban con salir, cuando los volví a abrir estábamos otra vez en el hotel, en la oficina de Lucifer. Me disponía a marcharme, no tenía ganas de escuchar sus burlas, no me encontraba en condiciones de aguantarlo, pero sus palabras me hicieron detenerme.
— No tienes la culpa. — me giré a mirarlo — no es tu culpa que solo seas capaz de esperar cosas buenas de todos, que pienses que todos son tan puros como tú. — sus palabras me reconfortaron por un momento, pero luego lo arruinó — no es tu culpa que seas tan inútilmente blanda y patética, espero aprendas la lección esta vez.
No quise escucharlo más y salí de su oficina, para ir directo a mi habitación. Sabía que no debía esperar que sus palabras me hicieran sentir mejor, después de todo no estaba en su personalidad ser gentil o amable, ni siquiera sabía porque había esperado una cosa así de él.
Me encerré en mi habitación durante dos días sin ver a nadie, no sabía cómo había ido a parar en todo este enredo, no sabía si confiar en Miguel, pero estaba segura que en Lucifer no podía confiar. Aún no comprendía mi verdadero papel en todo esto, pero sabía que si quería descubrir la verdad debía comenzar por intentar cumplir mi parte y hasta el momento no lo había hecho muy bien, se suponía que debía volverme cercana a él, ser su amiga, ganar su confianza, pero cada vez que estábamos cerca me resultaba imposible hacer alguna de esas cosas. Decidida a cumplir con mi parte me puse leer la biblia, necesitaba saber más, conocer a mi enemigo, saber a que me enfrentaba. Pero a pesar de estudiarla todo lo que pude, continúe teniendo muchísimas dudas, a demás de que ese libro era viejisimo, no podía estar segura de que todo fuera así. Así que necesitaba hablar directamente con la fuente, ya que con Lucifer no podía hablar me tocaba ver a Miguel y ya que él no podía venir al hotel, me tocaba a mí salir a verlo.
Sabía que Lucifer podía desconfiar de mi salida, así que le avise de mis planes a mi amiga e inventamos una supuesta salida para despejarnos, tal como suponía Yen apareció queriendo acompañarnos, sabía que era arriesgado ver al arcángel Miguel cuando tenía a un demonio tan cerca, pero debía correr el riego, necesitaba aclarar muchas cosas y solo alguien que había vivido en ese tiempo me podía ayudar.
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