capítulo 11

Lucifer

Una frecuencia cardíaca de un ser humano en reposo oscila entre 60 y 100 latidos por minuto, pero dependiendo de sus emociones, el pulso puede fluctuar y aumentar con el ejercicio, las enfermedades, las lesiones y las emociones, principalmente cuando se esta nervioso. Y ahora mismo, Lux estaba muy nerviosa.


—¿Sabes que estas sufriendo taquicardia y que si o tranquilizas los latidos de tu corazón podrías llegar a sufrir un infarto?
-—No sé a qué te refieres – intentó disimular abriendo completamente la puerta e invitándome a pasar.
-—Solo que te veo un poco nerviosa y no me gustaría que mueras tan pronto de una ataque al corazón.
—No me pasa nada estoy bien, más bien dime que te trae por aquí.
— Solo venia para buscarte a cumplir otra de tus pruebas. —ella pone los ojos en blanco —no te preocupes, esta es muy fácil.
—No sé para que te molestas en explicarme, ni que me pudiera negar.
—Tienes razón – sonrío – mejor vamos, no queremos llegar tarde y hacer esperar a nuestro invitado.

La tomé en brazos como en otras ocasiones y salí volando hasta nuestro destino. No me tomó mucho tiempo llegar a la cárcel más cercana y volviéndonos invisibles conseguí entrar hasta una de las celdas de máxima seguridad. Sentado sobre una colchoneta en el piso había un hombre de sesenta y cinco años, las arrugas adornaban gran parte de su rostro, el cabello había perdido su color natural y se volvía gris.

-—¿Qué hacemos aquí?
— Solo tienes que tomar una decisión. Ese hombre que ves ahí va a morir hoy, y solo tu puedes impedirlo. – terminando de hablar el compañero de celda del anciano se acerca por su espalda, con unos cordones de zapatos entre sus manos y lo pone alrededor del cuello de viejo ahorcándolo  – este es tú momento, puedes decirles a los guardias que entren o dejarlo morir.
Ella me miro asombrada y sin pensarlo demasiado se alejó hacia la puerta hablando.
- Claro que lo voy a ayudar, es solo un anciano.
- Espera un momento — la  detengo — debes tener en cuenta algunas cosas antes de tomar una decisión. En primer lugar, el anciano me vendió su alma hace mucho tiempo, así que como sabrás no es una buena persona, lleva treinta años encarcelado y mañana será libre otra vez, esta es su última noche aquí, en tus manos esta que salga con vida o no.
— Voy a ayudarlo, es solo un anciano. — repitió y se alejó a buscar un guardia.

Regresaron enseguida y salvaron al anciano. Ella me observó con una sonrisa triunfante mientras el  viejo era llevado a la enfermería.

— Parece que hoy, no podrás llevarte ningún alma. — río mientras hablaba.
— En serio te hace feliz esta insignificante victoria.
— Si – aseguró
— Pues vamos te voy a mostrar a la persona que acabas de salvar, a ver si continuaras tan feliz.

La tomé de la mano y chanque los dedos llevándonos al pasado 30 años atrás, de pronto abandonamos la prisión y aparecimos en un parque de diversiones.
Los niños jugaban tranquilos, mientras sus madres conversaron a unos metros sentadas. Un pequeño cachorro entró al parque y atrajo la atención de una niña de 7 años, su pequeño rostro se iluminó al ver al canino y sus cabellos rojos bailaron con el viento mientras corría detrás del perrito. Un chico de la misma edad vio a la niña alejarse y la siguió preocupado cuando alcanzó a la pequeña hablaba con un adulto.

— Amber, ¿que haces aquí, porque hablas con extraños? mamá se va molestar mucho. — la regaño el chico ignorando al hombre.
— Solo se va a molestar si se lo dices, mira que lindo el perrito, el señor me dejó jugar con el. Vamos a buscar un helado, también quieres. — preguntó inocente la niña.
— No quiero y mejor volvamos antes que mami se de cuenta que no estamos. — el hombre al darse cuenta que podían marcharse les habló.
— Tienen razón, no deberían preocupar a su madre, saben que, tengo una idea deberían darle un regalo para hacerla feliz. — por fin el rostro del niño reflejó interés— en mi carro tengo muchos obsequios que compre, a lo mejor algo le gusta a su madre y asi nos disculpamos con ella. ¿Quieren ir a buscarlo?
— No — gritó Lux a mi lado, pero era en vano, los niños no la podían escuchar, aceptaron la mentira del hombre y lo siguieron — debemos hacer algo — me aló del brazo— Vamos a buscar a su madre, puede susurrarle que los niños están en peligro. — ofreció.
— No puedes, estamos en el pasado, mis poderes no funcionan, solo podemos mirar.
— Entonces porque me haces ver esto — el hombre había empujado  los niños dentro del auto y encerrado para luego marcharse
— ¿ Aún no lo entiendes Lux? Miralos, — le tome el rostro mientras detenia el tiempo para que los observara bien— míralos bien y dime si no te resultan conocidos. Ella forzó la vista , hasta que algo cambió en su expresión y sus ojos se llenaron de lágrimas.
— No, no, no puede ser.
— Si, este hombre que acaba de secuestrar los niños es el anciano que  salvaste y este niño fue quien intentó matarlo, ese niño tuvo que soportar durante cinco años ser abusado sexualmente, ver como abusaban de su hermana hasta matarla, ver a otros niños pasar por lo mismo. Cuando logro escapar, descubrió que su madre se había suicidado por la culpa , perdido su infancia, su familia y su vida por ese hombre que acabas de salvar. ¿Aún te sientes feliz con tu logro Lux? ¿Aún sientes que ganaste?
— No — respondió en voz baja entre sollozos.
— Me alegro. — volví a chasquear los dedos y aparecimos en el presente — es hora de terminar el trabajo. — me alejé dejándola en la enfermería mientras observaba al anciano en la camilla, sus ojos se habían vuelto de un color tan obscuro cargados de odio y desilusión.


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