-Sostener- (+18)
Ace estaba comenzando a sentir calor, quería acurrucarse más, pero le daba vergüenza hacerlo frente a Marco. Se dio la vuelta, dándole la espalda al rubio. Marco también se sentía un poco nervioso; había estado con otros omegas, pero nunca durante su celo, y menos con su alma gemela.
-¿Ace, yoi? - Ace respiró y se cubrió con una manta; quería tocarse.
- Todo bien, solo... necesito hacer algo aquí abajo. - Ace quería sacarse los shorts porque estaba muy mojado, pero eso lo delataría con Marco.
- Ey, Ace, puedes mostrarme, yo también estoy un poco... emocionado, yoi. - Ace lentamente se dio la vuelta para examinar a Marco con la mirada. Miró directamente a la zona baja del rubio; él también estaba excitado.
Ace miró a los ojos de Marco; él también estaba avergonzado.
- ¿Puedo ver, yoi? - Ace asintió mientras Marco retiraba la sábana que lo cubría, dejando ver el bulto que se hacía en sus shorts.
- Yo no sé si... - Ace se sonrojó cuando las manos de Marco se acercaron a su ropa y comenzaron a retirar la que cubría su miembro.
- ¿Puedo... yo también? - Ace preguntó moviendo sus manos tímidamente hacia los pantalones de Marco. El rubio asintió con una sonrisa, feliz de que Ace se sintiera confiado de hacer cosas con él.
- ¿Está bien, yoi? - Ace se sonrojó cuando vio el miembro de Marco.
- Es más grande que el mío. - Ace tuvo un pequeño puchero.
- Bueno, luciérnaga, es la diferencia biológica entre alfas y omegas, pero eso no importa, a mí me gustas mucho, yoi. - Ace soltó un pequeño gemido cuando la mano de Marco comenzó a subir y bajar sobre su miembro. No sabía por qué, pero sus caderas se movieron contra las de Marco; el rubio aprovechó para frotar ambos miembros juntos.
- Marco... - Ace se abrazó a la camisa de Marco, temblando. Esta emoción era demasiado nueva, pero se sentía muy bien.
- Está bien, solo tienes que... eso es, relájate, yoi. - Ace suspiró, tembloroso y escondido en el cuello de Marco. De repente, sintió como si fuera a hacerse pipí; trató de golpear el hombro de Marco, pero era demasiado tarde, ya se había corrido.
- Yo... - Ace estaba completamente rojo, pero Marco comenzó a besar su cuello. El pecoso se dio cuenta de que el portador del fénix también se había corrido.
- ¿Eso te gustó? ¿Se sintió bien para ti? Tienes que ser honesto, no quiero hacer nada que no nos guste, yoi. - A Ace le gustó mucho eso, "que no nos guste", como una pareja, como iguales.
- Sí... se sintió extraño, pero bien. - Ace aceptó mirando a otro lado. Marco acarició su pecho y entonces decidió que era un buen momento para preguntar. - ¿Puedo... probar algo? - Marco lo miró a los ojos curioso y dejó que Ace se levantara. El chico aún no dejaba que sus manos llegaran a su zona trasera, pero su cabeza juntó las piezas cuando Ace bajó hasta su entrepierna; se emocionó un poco.
Ace, un poco nervioso, movió el miembro del rubio en su mano, haciendo que se pusiera duro otra vez. Parece que la regeneración de Marco funcionaba aquí también. Abrió su boca e introdujo el miembro del rubio en su boca; se sentía raro, grande y tuvo que respirar por la nariz, pero cuando rápidamente el líquido blanco fue eyectado en su boca, supo que lo había hecho bien y eso lo había excitado mucho. Su trasero estaba lleno de slick y se sentía tímido como para mostrarle eso al rubio.
- ¡Oh, por todos los mares, Ace, lo siento! ¡No te tragues eso, yoi! - Ace se sorprendió ante el regaño de Marco; él pensaba que se tragaba, no tenía problemas, sabía dulce.
- No me importa, sabe dulce. - Marco casi escupe su fruta del diablo.
- ¿Es... eso así, yoi? - Marco estaba apretando sus puños, tratando de resistir atacar al omega, pero sus instintos se encendieron cuando Ace asintió con esos grandes ojos que lo enamoraban.
El rubio levantó a Ace del piso, sorprendiendo al pecoso. Fue puesto nuevamente en el nido, y sus piernas fueron abiertas abruptamente, pero cuando la mano de Marco llegó al slick de Ace, curioso, Ace cerró sus piernas abruptamente.
- Está bien, Ace, solo nunca había visto slick de un omega del East Blue. - Ace aún mantenía las piernas cerradas.
- ¡No es algo con lo que tienes que jugar! - Ace miró a otro lado, avergonzado.
- ¿Es cierto lo que dicen, sobre que el slick de un omega está hecho para encantarle a su alma gemela, yoi? - Ace abrió los ojos ante la sonrisa de Marco.
- ¡No te atrevas, pavo en llamas... AHH! - Ace gimió de sorpresa y placer al sentir la lengua de Marco en su zona íntima.
Ace se aferró a las sábanas; no sabía cómo callar sus gemidos, quería el aroma de Marco.
- M-marco, por favor, tu camisa. - Marco vio desde abajo los ojos llorosos y desesperados de Ace; se detuvo un momento para ponerle su camisa a Ace, luego volvió a bajar y mantuvo una de sus manos enlazada con la de Ace.
Cuando Marco sintió que Ace estaba lo suficientemente listo, se levantó y se puso un condón; estaba un poco desesperado. Ace abrió un poco más sus piernas y cuando Marco se ubicó encima de él, se abrazó al rubio por sus hombros, un poco nervioso por todo.
- Alfa... - Ace gimoteó cuando todo estaba entrando dentro; estaba lleno, completamente bien.
Los movimientos comenzaron; Ace nunca se había sentido tan bien. Su marca de alma gemela vibraba, y podía saber por la cara de Marco que él también se sentía igual de bien. Cuando acabaron, sintió un dolor en él.
- ¡M-marco! - Trató de empujarse hacia arriba, pero eso le dolió más.
- No, espera, quedaré quieto, te anudé, yoi. - Ace respiró lento y se abrazó con pequeñas lágrimas a Marco; eso se sentía doloroso, pero se sentía feliz. Cuando fue libre, suspiró, pero Marco lo tomó como princesa. Tenía que ir a limpiar a Ace; como médico, sabía lo importante que era limpiar al omega después de cada ronda durante los tres días del celo.
Cuando volvieron, se acurrucaron para descansar. Durante los próximos tres días, esa fue su rutina, hasta la última.
- ¡Ace, por favor... Omega! - Marco lloriqueó dándole mordidas al collar contra mordidas, y Ace de verdad quería que Marco fuera su alfa.
- Marco... ¿está bien que sea tu omega? Estoy maldito... - Marco lo besó con fiereza. Cuando Ace vio sus ojos, era Marco y el fénix en uno.
- El omega de un fénix no está maldito, yoi. - La voz de alfa estremeció a todo Ace, que levantó sus manos mientras apretaba el miembro de Marco en su trasero. Cuando el collar cayó, Marco se enganchó en su cuello y Ace mordió el hombro de Marco. Alfa y omega, fénix y fuego, eran uno.
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