- Historia -
Bueno... - Ace comenzó la historia.
Él apenas tenía 10 años y tenía a Sabo y Luffy; Luffy era muy pequeño y Sabo era inteligente pero no podía luchar. Había conseguido su fruta del diablo gracias a una confusión, así que podía luchar y defender a su familia.
Había escapado de los bandidos donde su abuelo trató de abandonarlos; había abusadores de niños entre esas personas y Ace quería darle un futuro a Luffy.
Robó un barco y se lanzó al mar. En el camino se encontraron con un mercenario, que al ver la valentía de Ace decidió llevarlos al gremio.
Fue entrenado y los ancianos le dieron un lugar en el gremio. Después conocieron a Dragón, que se llevó a Luffy y Sabo, pero Ace se quedó. Prometió llamar y visitar a sus hermanos, pero había encontrado algo que le apasionaba.
- ¿De verdad no quieres ir con tus hermanos y quedarte aquí a ser un mercenario? - le preguntó Lucas, el hombre que lo ayudó a llegar al gremio.
- Me gusta mucho ser mercenario... - Ace sonrió; era bueno en esto y le gustaba que podía elegir qué trabajos tomar.
- JAJA, sí, eso está bien para gente como nosotros - Lucas revolvió el cabello del pequeño Omega de chillo feliz.
- ¿Estás tratando de adiestrar a este pequeño? - Lucas lanzó un cuchillo a esos hombres que se fueron corriendo. Ace no entendía lo que quería decir, pero parecía que a Lucas no le gustó.
Ace bostezó; era hora de dormir. Los adultos se quedaban a beber hasta tarde; mañana ayudaría a las meseras y elegiría una nueva misión.
Ace se fue a su cuarto y cerró con pestillo la puerta. Se sentó en su ventana que tenía vista al mar. Iba a orar a madre Sea pero se sorprendió cuando escuchó cómo trataban de entrar a su cuarto.
- .... - Ace se acurrucó asustado.
- ¿Está pequeña puta tiene la puerta cerrada? - Esa era la voz del hombre de antes.
- ¡Qué importa! Solo lanza la puerta al suelo. Esa pequeña puta con marca de barba blanca, qué mejor, es de la mejor calidad - Ace sintió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas; no entendía nada.
Se metió debajo de la cama y después de un rato forzando el cuarto, los hombres se fueron. Ace salió de debajo de la cama, pero aún así no durmió; solo se escondió entre las sábanas.
A la mañana siguiente sus ojitos estaban rojos y le dolían por la falta de sueño. Tomó un baño y caminó por el gremio. Ahí está Lucas, era un mercenario clase S+ y confiaba en él. Caminó para sentarse a desayunar con él.
- ¿Pequeño hiken? - Ace levantó la cabeza para ver la sonrisa del hombre moverse y transformarse en preocupación. Rápidamente fue levantado por debajo de las axilas y sentado en la barra de comida - ¿Qué te pasó? ¿No dormiste bien?
- Yo no dormí - Ace bostezó; sus párpados caían, tenía sueño.
- ¿Por qué no dormiste? - Ace miró confundido pero le contaría a Lucas; podía confiar en él.
- Ayer estaba preparándome para dormir cuando los tipos de ayer trataron de entrar a mi cuarto -
- ¿¡Trataron de entrar a tu cuarto!? - Lucas comenzó a enrojecer. - ¿Pudiste escuchar algo?
- Sí, decían "esta pequeña puta cerró la puerta" y algo sobre lanzarla al suelo. Es como lo que decían los bandidos así que me quedé despierto - Lucas gruñó por lo bajo, dejó a Ace con Miriam. Ella le dio de comer al niño mientras él iba a hablar con los grandes ancianos.
- ¡Ellos están rompiendo las reglas de los mercenarios, los mocosos de los mercenarios no se tocan, menos los Omegas! - Lucas estaba molesto; parecía que iba a morder a alguien. Los mercenarios eran muy protectores con los niños que llegaban al gremio, en especial porque todos sabían lo que era caer en las calles del Nuevo Mundo.
- Cálmate Lucas, nos encargaremos de esto. Todos saben que el código se respeta; el código no se rompe.
- ¿Robert? - Una de las ancianas lo llamó y el hombre se puso nervioso. Los ancianos no solían aparecer por alguna pequeñez.
- ¿S-sí? - Robert podía ver cómo sus amigos retrocedían pero fueron detenidos por otros mercenarios.
- ¿Puedes repetirme el código? - La voz de uno de los ancianos apareció acercándose. Robert se mantuvo mirando al frente sudando.
- Uno, los mercenarios respetan el sistema de monedas; dos, los mercenarios tienen honor... tres, los mercenarios respetan a todas las castas por igual; cuatro, un mercenario no ataca inocentes; cinco, un mercenario ...
- ¿Un mercenario qué, Robert? - Lucas gruñó y el hombre no pudo sostener la mirada de nadie.
- Un... un mercenario no ataca niños - Robert cerró los ojos cuando recibió el golpe brutal. La fruta del diablo de los ancianos era asesina.
- El código es la biblia de un mercenario - Miriam gruñó mientras sostenía al pequeño Ace dormido en sus brazos. Después de comer, cayó en el sueño.
- El código se cumple - Robert fue asesinado y sus amigos corrieron la misma suerte.
Por la tarde, Ace se despertó junto a los demás niños jugando a su alrededor.
- ¡Señor Lucas, Ace ya despertó! - Un niño de pelo azul le dio los cinco a Ace, aunque el pecoso no sabía por qué siempre aceptaba el gesto.
- Hola, Deuce - el chico rió.
¡Hola, mocoso! ¡Ey, te alegrará descubrir que ya no te molestará más! Ace se fue con Lucas en una misión por orden de los ancianos, querían que Ace respirara.
- Oye, Lucas... ¿Los mercenarios pueden salirse del gremio? - Lucas rió.
- ¡Claro que se puede, siempre y cuando respetes el código! - Ace sonrió - Si cumples el código de un mercenario, aunque ya no seas uno, siempre tendrás un lugar con nosotros, somos hermanos - Ace asintió.
Años después, Lucas fue como el hermano mayor de los mocoso, y todos los adultos, aunque aprendieron a matar, en el gremio eran mocoso. Lucas se enamoró de Miriam y se quedaron como cantineros.
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