- Casa -


- ¿Entonces vas a quedarte, Ace? - Shirohige le preguntó a su hijo, que se cernía nervioso frente a él. Ace no estaba muy seguro de esto, dio un paso hacia atrás, quería retroceder.

- Ummm, yo... creo que mejor lo pienso un poco más - Ace se dio la vuelta, quería irse.

- Ace... ¿Quieres quedarte aquí, en el Moby Dick, con tu familia? ¿Quieres estar en casa? - Ace lo miró impactado, sí, sí quería.

- ¿No... no me voy a quedar encerrado aquí? - Shirohige entendió; Ace creía que siendo comandante ya no podría navegar más solo.

- Ace, si tú quieres ir a cualquier lugar, solo tienes que decírmelo a mí o a tus hermanos y recorrer los mares que tú quieras bajo mi bandera - Ace lo pensó, estaba bien.

- Sí... quiero quedarme - Barba Blanca quería abrazar a su hijo, pero cuando movió las manos Ace dio un paso atrás y luego se dio cuenta de que solo era un abrazo. Estaba bien, aún no se acostumbraba. Mantuvo los brazos abiertos mientras Ace se acercaba tímidamente.

- Bienvenido a bordo, Ace - Ace sintió que quería llorar cuando estaba en los brazos de Shirohige, se sentía seguro.

Se acurrucó contra el pecho del hombre, llorando en silencio, y Barba Blanca no preguntó, solo lo sostuvo. Ace ahora era su hijo, y en comparación con los demás, era apenas un niño.

- ¿Oyaji yoi? - Barba Blanca levantó la vista hasta Marco, que entró al cuarto.

- Hola, hijo... - Marco sonrió al ver a Ace, llegó hasta su padre y saltó, trepando para llegar donde estaba Ace.

- Hola, yoi... - Marco también se acurrucó contra su padre mientras Ace lo miraba, con un leve puchero porque Marco lo estaba viendo llorar.

- Hola... - Ace pasó una mano por su mejilla para secar una lágrima.

- ¿Quieres ir con los demás, yoi? - Pero Ace no quería, quería quedarse con papá... un poco más.

- No... - Ace se sentía cansado, su narcolepsia estaba ahí. Marco sonrió mientras Ace caía dormido.

- Lo llevaré a su cuarto, yoi - Shirohige sonrió mientras bajaba a sus hijos y ponía a Ace en las manos de Marco.

Marco caminó hasta la habitación de Ace, pero al final lo llevó a su propio cuarto. Puso a Ace en la cama y él se acostó a su lado para dormir, pero recordó que a Ace no le gustaría sin su collar, y fue hasta el cuarto del pecoso a buscarlo. Cuando se lo estaba poniendo, tuvo que contenerse para besar, pero ahora estaba puesto y podían acurrucarse a dormir.

Ace se levantó lentamente, ¿se habría dormido alrededor de dos horas más o menos? No lo sabía, pero ya era de noche y sentía un bulto de calor acurrucado a él. Se dio la vuelta lentamente, era Marco. ¿Lo había traído hasta su habitación? No, esta era la habitación de Marco.

Se acurrucó en el pecho de Marco y tomó una buena cantidad de aire. El aroma de Marco entró en su cuerpo, no entendía por qué se sentía tan bien estar así con el aroma de Marco a su alrededor.

Oh, un nido, aún no había hecho ninguno. Bueno, ahora que se quedaría en el barco estaría bien hacer su propio nido en su habitación, pero por el momento se sentía tan bien estar acurrucado al lado de Marco. Se acomodó, pero sintió algo en su cuello. Marco le había puesto su collar contra mordidas. No pudo evitar abrazarse a él.

Ahora se sentía muy seguro al lado de Marco. En realidad, la idea de que Marco fuera su alfa no le molestaba tanto ahora, él había respetado que no quisiera dormir sin su collar y era tan seguro y amable con él. No era como los otros alfas, ¡ningún alfa de esta familia era un idiota! Ahora todos sus hermanos y él estaban seguros. No se dio cuenta cuando las lágrimas volvieron a correr por su rostro, hoy había llorado mucho.

- ¿Ace, yoi? - Ace se escondió en el pecho de Marco. - ¿Puedes mirarme, yoi? - Ace lentamente levantó la cabeza, mirando a los ojos de Marco, que se enterneció al ver el puchero en el rostro del pecoso.

- ¿Por qué todos aquí son tan amables? ¿Por qué son tan... familiares? - Ace se dejó caer en la mano acunada de Marco en su rostro.

- Porque todos aquí te amamos, los amamos, yoi - Marco besó la frente de Ace, pero el pecoso quería darle algo más a Marco, quería dar un paso más.

- ¿Puedo darte un beso? - Marco sintió que su corazón se desbocaba.

- Ace, los besos no se piden, yoi - Marco le puso la mano en la cintura por debajo de las sábanas y lo trajo hacia él, cubrió la boca del pecoso con la suya y la exploró con su lengua. Le puso la otra mano en la nuca y tiró del pelo del pecoso para acercar su cabeza mientras comenzaba a besar su mejilla, cuello y sus dedos recorrían la cintura del más joven.

Sus bocas se unieron una gran cantidad de veces. Ace respondía con besos del mismo calibre, pero un poco más torpes, aunque iba con la misma pasión, y se apretó contra el rubio aunque era con dulzura y firmeza al mismo tiempo.

Cuando se separaron para conseguir un poco de oxígeno, Ace jadeaba buscando un poco más de aire, Marco era muy bueno besando. Se miraron a los ojos y vieron el deseo en ambos, pero Ace se escondió en el cuerpo de Marco. El rubio suspiró con una sonrisa en los labios mientras besaba el cabello de Ace. El pecoso aún no estaba preparado para esto, pero no importaba, él podía esperar e ir paso a paso con su omega.

- ¿No te molesta la idea de ser mi pareja? ¿Frente a todos, yoi? - Ace rió por lo bajo y se acomodó para dormir con Marco.

- No, no me molesta, tampoco me molestaría que tú seas mi alfa, pero eso podemos hablar en un futuro - Ace comenzó a cerrar sus ojos al igual que Marco.

- ¿En nuestro futuro, yoi? - Marco sonrió coqueto.

- Sí... en nuestro futuro, pavo en llamas... - Y Ace se durmió.

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