♡゙ sanake lvs yeonnie.

La puerta sonó con tres toques concisos, MiYeon caminó tranquila mientras dejaba su copa de vino en la mesa de centro que tenía en la sala. Cuando abrió la puerta se encontró a una Sana algo inquieta que llevaba consigo una bolsa de comida.

MiYeon la saludó con un beso en la mejilla.

—Hola, ¿Qué haces aquí tan tarde? —le ayudó con la bolsa que llevaba en las manos y la Japonesa cerró la puerta detrás de si, se quitó el abrigo y lo dejó en un sofá.

—Pues... Le pedí a mi jefe unos cuantos días de vacaciones, estaba sola en mi apartamento y pensé que sería bueno tener una reunión de amigas, ya sabes, para pasar el tiempo —se sentó en el sofá, MiYeon regresó de la cocina con una copa y una botella de vino.

—Ya veo, así que vienes con bastante tiempo disponible.

Sirvió el vino y se lo entregó a la mayor, Sana hizo una pequeña reverencia y dio un trago.

—Así es. —habló con la voz tranquila.

MiYeon alcanzó su propia copa y la rellenó, después probó un poco, dando un trago más largo que Sana.

—¿Y qué quieres hacer? —se cruzó de piernas y movió la copa de vino en círculos lentos, la mayor en cambio terminó su copa rápidamente, la dejó en la mesa de centro y jugó con sus dedos.

—No lo sé, hace mucho que no pasamos tiempo juntas. —se pasó la mano por el cabello y suspiró.

MiYeon terminó su copa de vino y sirvió un poco más, impresionando a la contraria, después dio un sorbo pequeño y su mirada profunda chocó con la de Sana.

—Si te refieres a lo que pienso, entonces no te preocupes, aún no he perdido la práctica. —guiñó un ojo, dejó la copa en la mesita y se puso de pie, entonces le ofreció una mano a la mayor y esta la tomó, siguiendo a MiYeon por un pasillo recto.

Entraron a la habitación de MiYeon, cerraron la puerta y Sana se sentó en la orilla de la espaciosa cama, observando como MiYeon sacaba una caja perfectamente cerrada de entre su ropa.

—¿A qué vienes dispuesta? —preguntó MiYeon cuando colocó la caja al lado de Sana y la abrió, la Japonesa fijó su mirada en los distintos objetos dentro, entre ellos se encontraba una soga gruesa, consoladores, vibradores, lubricante, vendas para los ojos, mordazas y un cinturón.

Sana suspiró, pensando detenidamente qué era lo que realmente deseaba sentir sobre su cuerpo esa noche, al final después de tanto pensarlo llegó a una conclusión, tomó a MiYeon por las manos y contestó:

—Empecemos con algo tranquilo, después quiero que suba la intensidad poco a poco y hoy quiero que me amarres. —su voz firme hizo sonreír a la menor, quien asintió a su petición.

MiYeon dejó la caja sobre una mesa de noche y regresó para sentarse al lado de Sana.

—Tus deseos son mis órdenes. —acarició sus mejillas y ambas se acercaron para besarse, Sana cerró los ojos, dejándose llevar.

Ambas sin pensarlo mucho volvieron el beso húmedo, sumando sus lenguas a la acción con un baile lento que ambas conocían perfectamente. MiYeon sostuvo con fuerza la cintura de Sana.

—Quítate toda la ropa. —ordenó.

Sana se puso de pie y acató la orden, comenzando a quitarse la ropa lentamente, MiYeon hizo lo mismo y pronto ambas estaban desnudas, MiYeon volvió a sentarse y dio pequeñas palmadas sobre sus muslos.

—Ven pequeña, siéntate. —ordenó de nuevo, Sana comenzó a sentir un hormigueo en todo su cuerpo por la expectativa, acompañado de un calor que pronto se instaló en su vientre.

Caminó sin oponerse, tomó asiento colocando sus piernas sobre la cama, a ambos lados de las de MiYeon, su centro húmedo quedó sobre el muslo izquierdo de su amiga y envolvió sus brazos al rededor del cuello contrario.

MiYeon la tomó por la cintura y volvieron a besarse, retomando el ritmo que tenían con anterioridad, ambas sintieron el calor elevarse entre ambas. MiYeon bajó sus manos a las caderas de Sana en cuanto la sintió moviéndose de enfrente hacia atrás, frotando su vagina contra la piel de su muslo.

—Mantén ese ritmo. —susurró en medio del beso, la Japonesa no contestó nada, pero siguió con sus movimientos.

MiYeon guió las caderas para que el resultado fuera aún mejor y Sana lo sintió, pues comenzó a soltar pequeños jadeos cada tanto, hasta que MiYeon atrapó su labio inferior entre sus dientes, tirando de él un poco. Sana comenzó a sentir como el calor se volvía cada vez más fuerte y la sensación de placer aumentaba.

MiYeon atrapó su culo con ambas manos y le dio un apretón, que la incitó a no parar, sin embargo, comenzaba a cansarse, MiYeon lo notó así que la ayudó, moviendo su pierna hacia arriba, buscando frotarla. Sana pudo sentir como la tibia lengua de su amiga jugaba con sus pezones, dándoles juguetonas lamidas.

—Juro que no hay mejor vista que tú montando mi muslo mientras tus pechos se mueven frente a mi rostro. —la Coreana le dio otro apretón y después una ligera nalgada.

Sana sintió como su cuerpo se tensaba, cerró los ojos y soltó un gemido contra el cuello de la menor, cuando terminó una repentina vergüenza la inundó, provocando que un sonrojo apareciera en su rostro.

MiYeon comenzó a reír un poco mientras acariciaba su espalda de arriba a abajo.

—De verdad tenía mucho que no hacías esto. —sus manos se dirigieron a los pechos de la chica y dieron un apretón suave, para después jugar con los pezones, Sana siguió con la cabeza enterrada en el cuello de la contraria.

MiYeon besó su cuello algo sudoroso, descendiendo hasta la clavícula y regresando.

—Recuéstate, voy a elevar la intensidad. —susurró contra su oído, Sana hizo lo que le dijo, mientras sus piernas temblaban como gelatina debido al reciente orgasmo.

MiYeon por su parte, caminó y tomó el lubricante que estaba en la caja, regresó y se sentó al lado de Sana, observando lo indefensa que se veía así, acostada sin poner alguna resistencia, acatando sus órdenes.

La menor lubricó dos dedos y los acercó a la vagina de la chica.

—Abre tus piernas para mi. —pidió mientras la veía a los ojos, Sana suspiró y lo hizo, abrió las piernas con total disposición y un escalofrío la hizo temblar en el momento que sintió los dedos pasándose de arriba a abajo, entre sus labios vaginales y sobre todo concentrándose sobre el sensible clítoris.

MiYeon tomó un pecho con la otra mano, masajeándolo con cariño y dedicación, sin ser brusca o dura, sus labios mientras tanto iniciaron un beso desordenado, en el que Sana iba perdieron al estar bastante agitada. La coreana acercó a MiYeon, tomándola por el cuello, ambas sintieron como sus pechos chocaban entre sí y el ambiente de antes volvía.

Sana estaba bastante sensible por su anterior orgasmo, así que sabía que no duraría mucho. MiYeon jugó con su entrada y metió un dedo, buscando no lastimar a su amiga, cuando se acostumbró al intruso dentro suyo MiYeon agregó otro, ahora eran dos dedos, que pronto comenzaron a entrar y salir, acompañados de caricias al clítoris.

Sana estaba hecha un desastre de gemidos y pronto alcanzó nuevamente el pico del placer, dejándose llevar por cada caricia que su amiga le daba, volviéndose loca. MiYeon dejó de besarla y sacó los dedos de ella cuando la conmoción pasó.

—Respira un poco. —se puso de pie y sacó de la caja un consolador que vibraba, junto a una venda de color verde, el color favorito de su amiga.

Sana estaba hecha un desastre, su cuerpo temblaba debido a los dos orgasmos que ya había vivido y eso la impacientaba más, pues quería seguir sintiendo como su amiga la dominaba de esa forma.

MiYeon volvió a sentarse a su lado.

—Te voy a poner esta venda en esos lindos ojos que tienes, espero que no te moleste —Sana se incorporó y entonces MiYeon le vendó los ojos—. Recuéstate de nuevo. —susurró contra su oído, la coreana acató la orden, regresó a su anterior posición y jugó con sus manos, pues al no ver nada se sentía nerviosa por lo que seguiría.

MiYeon se recostó sobre ella, usando sus brazos para no aplastarla y besó sus labios.

—Relájate. —comenzó a bajar hacia sus pechos y los tomó con ambas manos, después jugó con uno de los pezones usando su lengua y finalmente succionó, repitiendo el proceso con el restante. Sana enredó sus dedos en el cabello castaño de la chica y la acercó más contra sí misma.

MiYeon se separó un poco para abrir el lubricante y verter un poco en la vagina, así como en el consolador, una vez se aseguró de que estaba bien lubricado lo encendió.

—Déjate llevar. —en cuanto dijo eso acercó la punta hacia el clítoris, provocando que Sana soltara un gemido debido a las vibraciones del juguete.

MiYeon siguió con su tarea en los pechos de la chica, quien no podía parar de tirar de su cabello, como una forma de controlarse.

—Déjalo entrar bebé. —la punta del juguete se dirigió a su entrada y comenzó a entrar de a poco, MiYeon no la presionó así que se tomó su tiempo, dejando que Sana pudiera acostumbrarse al tamaño.

Se separó de ella solo un poco y observó las mejillas sonrojadas acompañadas de los labios entreabiertos, unos pechos con pezones erectos y el pecho de la chica subiendo y bajando rápidamente, una obra maestra.

Empujó un poco más el juguete, Sana arqueó la espalda sin lograr controlarse, así que comenzó a gemir con fuerza, sintiendo como un orgasmo se creaba rápidamente.

MiYeon jugó con sus pezones, tirando de ellos con delicadeza y provocando que algunas lágrimas mojaran la venda que Sana portaba. MiYeon no pudo esconder su entusiasmo por ésto así que elogió a la chica.

—Que buena niña eres, bonita y sumisa. —tomó el juguete y lo sacó hasta la punta para después meterlo de nuevo.

El cuerpo de Sana comenzó a moverse con pequeños espasmos que indicaban su próximo orgasmo, MiYeon se detuvo.

—Aún no te corras. —ordenó y después capturó nuevamente los pezones entre sus labios.

Sana negó con la cabeza.

—N-No, no puedo aguantar más —las lágrimas seguían humedeciendo la vendas sobre sus ojos, MiYeon suspiró y retiró el juguete. Sana negó con la cabeza—. MiYeon... Por favor. —suplicó con la voz rota, la mencionada se acercó a ella y atrapó sus labios en un beso.

—¿No puedes aguantar más? Dios, realmente estás caliente, ya te corriste dos veces y quieres más. —atrapó su labio inferior entre sus dientes y tiró de el.

Sana la tomó por el cuello, enredó sus dedos entre los mechones del cabello ajeno y la acercó más.

—Por favor, por favor, déjame correrme. —dio besos por la mejilla de MiYeon mientras le suplicaba una vez más, la Coreana encendió el juguete de nuevo y volvió a acercarlo.

—Espera hasta que cuente veinte. —ordenó. Presionó el juguete contra el clítoris de la chica unos cuantos segundos y después comenzó a contar lentamente, pues quería que durara el máximo tiempo posible.

Sana comenzó a temblar, intentando contener su orgasmo lo más que podía, sin embargo cuando MiYeon llegó hasta el número quince no pudo aguantar más tiempo, pues su cuerpo cedió al placer. Sus piernas temblaron y sus músculos se contrajeron, mientras dejaba salir unos cuantos gemidos entrecortados.

MiYeon apagó el juguete y se alejó, tomó la caja y sacó la soga junto a una mordaza, colocó las cosas al lado de la agitada chica que seguía intentando recomponerse, dando respiraciones profundas y aceleradas. MiYeon le quitó la venda de los ojos y observó el delineador corrido a causa de las lágrimas.

—Ve lo que has hecho, mírate. —dijo con tono autoritario, Sana recorrió su propio cuerpo con la mirada, enrojeciendo por la vergüenza, sin embargo MiYeon no la dejaría, aún no.

MiYeon estiró la soga.

—Es hora de que la verdadera diversión comience. —Sana mordió su labio inferior cuando imaginó la soga al rededor de su cuerpo, castigándola por ser desobediente. MiYeon comenzó a colocar la soga, haciendo nudos y creando un hermoso patrón por la piel de la chica. Se concentró en la manos y pies de la chica, asegurándose de que Sana no podría desatarse aunque lo intentara.

Al terminar tomó la mordaza y se la puso.

—Tienes que aprender a acatar órdenes. —colocó una almohada debajo del trasero de la extranjera, logrando que se elevara. Sana solo pudo contestar con unos gemidos debido a la mordaza.

MiYeon conectó su mirada con la de Sana y bajó hasta la vagina para comenzar a estimularla con su lengua, todo sin romper el contacto visual, en un momento la coreana cerró los ojos por el placer, sin embargo MiYeon le dio una nalgada como castigo.

—Mírame. —ordenó, la mayor asintió con la mirada pesada.

La lengua de MiYeon jugó con el clítoris, moviéndolo rápidamente de un lado a otro, después con sus dos dedos acarició la entrada de la chica. Sana por su parte sólo podía observar, mientras intentaba contener sus ganas de apartar la mirada.

Sana se sentía bastante excitada, pues le gustaba sentir el poco o nulo control que tenía sobre su cuerpo, sobre todo ahora que estaba amarrada. La soga lastimaba un poco su piel pero no le importaba, ya tendría bastante tiempo para recuperarse.

MiYeon se alejó después de succionar el clítoris, dejando un hilo de saliva que la unía a la vagina, tomó el juguete de antes, volvió a lubricarlo y lo encendió. Sana que seguía observando intentó hablar, sin embargo lo único que salió de su boca fueron gemidos debido a la mordaza.

MiYeon acercó el juguete al clítoris.

—Tranquila, va a pasar rápido. —aseguró, la Japonesa cerró los ojos por un breve momento, en el que MiYeon aprovechó para llevar el juguete a su entrada y empujó un poco.

Sana abrió los ojos sorprendida y más gemidos salieron de su boca, MiYeon se acercó a ella sin dejar de penetrarla con delicadeza.

—Esto es lo que querías desde que pisaste mi apartamento, eres una chica sucia. —acercó sus labios a los pezones de la chica y succionó el izquierdo. Los ojos de Sana se pusieron blancos por un momento, MiYeon dejó de penetrarla, pero el juguete seguía dentro de la mayor, vibrando de forma potente.

MiYeon subió su mirada.

—Te ves hermosa con el delineador corrido. —acarició su mejilla y observó como su rostro se contraía a causa del placer que sentía, bajó su mirada de a poco y mordió su labio inferior cuando se topó con la soga que mantenía sus brazos y piernas juntos, mientras el consolador dentro de ella vibraba con potencia.

La espalda de Sana se arqueó, MiYeon le bajó la mordaza que tenía en la boca para poder escuchar sus gemidos y se inclinó para besar sus labios, mientras los jadeos de ambas se combinaban.

Sana mordió el labio de MiYeon cuando llegó al orgasmo, su cuerpo volvió a tensarse y pronto se relajó, la menor apagó el consolador y lo sacó, besó la frente sudorosa de la coreana y le sonrió.

—¿Estás cansada?

Sana asintió.

—Demasiado —dijo como pudo, sus ojos estuvieron a punto de cerrarse, pero MiYeon le dio un beso en los labios.

—Déjame desatarte, después tomaremos un baño y podrás dormir ¿Sí? —susurró sobre sus labios, la Japonesa volvió a besarla.

—Está bien. —contestó con la voz débil.

MiYeon comenzó a desatarla con cuidado, masajeando la piel en el proceso, Sana dejó hacerse y al final fue cargada hasta la tina de baño repleta de agua tibia. MiYeon se sentó detrás de ella y comenzó a bañarla, depositando de vez en cuando algunos besos en el cuello de la mayor.

Al terminar el baño, MiYeon secó el cuerpo de su amiga con una toalla y la ayudó a ponerse una bata.

—Esas marcas tardarán en irse. —dijo con un tono divertido, Sana le dio una sonrisa.

—Pero ahora tengo todo el tiempo del mundo. —rodeó el cuello de la Coreana con sus brazos y depositó un beso en sus labios.

Ambas caminaron felices y se metieron debajo de las sábanas, MiYeon abrazó a Sana por la cintura, siendo la cuchara grande y cerraron los ojos para dormir, hasta que Sana habló:

—MiYeon... —la mencionada hizo un sonido de contestación y esperó—. ¿Qué somos?

¡Gracias por leer!

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