Capítulo 9

Por suerte sobreviví a ese titán anormal, así que ingresé a las murallas sana y salva.

No fue tan difícil infiltrarme en la oficina de Erwin, teniendo en cuenta que era de noche y la dejaba abierta. Aproveché que el rubio tuvo una reunión para informar sobre mi existencia y entré a su oficina, pues no podía esperar, debía hacerlo antes de que Erwin se diera cuenta de que no tenía registros de mi existencia en Paradis.

Sólo cambié unos documentos de personas con mis mismas características físicas, para así hacerlos pasar como mis familiares. Aunque la desventaja estaba en que aquí no existían las fotos, sólo dibujos y retratos hechos a mano.

Elegí a un señor de cuarenta años, el cual lo hice pasar por mi padre, además de su hija, que se suponía, era mi hermana. Ambos estaban muertos, así que no me causarían problemas y no tendría que someterme a más interrogatorios, debido a mi supuesta pérdida de memoria, así que la Legión tal vez creería que escapé de las murallas como un acto de suicidio.

Guardé los documentos falsificados en uno de los estantes y me fui, con cuidado de dejar todo en su lugar, cerciorándome de que nadie me viese al salir.

-Fue un día pesado. -me dije a mí misma, tirando mi cuerpo bruscamente sobre la deteriorada cama

Me alivia saber que nadie me descubrió, pues seguro a éstas horas todos debían estar durmiendo y creo que Erwin aún no vuelve de su reunión. Supongo que esa reunión surgió de imprevisto debido a mi aparición.

Desde mi encuentro con la Legión me interrogaron, pero al no obtener las respuestas esperadas, me dieron un cuarto para mí sola, avisándome de antemano que pronto tendría un juicio para saber qué harían conmigo.

Me pregunto porqué exageran todo ésto. Sólo me encontraron fuera de las murallas, viva... Bueno, sé que es casi imposible para un humano normal sobrevivir a los titanes... Y sin armas... ¡Pero tampoco tienen que sospechar tanto hasta el punto de llevarme a un juicio!

Cuando ya estaba por dormir, tocaron mi puerta informándome que el comandante Erwin me solicitaba en su oficina. Asentí con una amable sonrisa a Nifa y le agradecí por avisarme.

Bueno, ya sabía que el comandante dudaba de mí, mas no tardó en dejarme en claro su desconfianza cuando fui con él...

-No confiamos del todo en ti, Tn.

-Lo sé, comandante. -dije con la cabeza gacha- Pero trataré de ganarme su confianza. -alcé
la vista determinada

-Aún así... -Erwin adoptó una postura erguida- La Legión tal vez tome tu custodia, aunque probablemente la Policía Militar la consiga... Ellos buscan información y también quieren investigarte más a fondo.

¿Cómo que tal vez? Yo debo quedarme en la Legión, desde aquí puedo informarme de todo lo esencial y también, seguramente los chicos podrían estar aquí... Mi hermana en especial.

Además, ¿de qué investigación habla? ¿Acaso piensan que oculto algún súper poder? Tampoco es taaan extraordinario haber sobrevivido a esos titanes cuando conoces sus debilidades y puntos ciegos, muy aparte de que tuve ayuda, pero eso claramente no lo diría.

De igual modo, debo encontrar la manera de quedarme aquí en la Legión, aunque por el momento Erwin no me vea como alguien esencial... Yo debo convencerlo de pelear por mi custodia.

-No lo dude, comandante. Estoy dispuesta a entregar mi corazón por la humanidad. -solté seria

-Bien. -se levantó de su silla- Lamento haberte llamado a estas horas, Tn. Seguro estabas por dormir, pero debía decirte ésto antes de que empezaran los preparativos para tu juicio.

-Oh, no hay problema, comandante. -pensé en sacarle conversación para saber más de él- Sólo estaba leyendo unos libros.

-¿Libros?

-Sí, señor. Sino me equivoco, eran de historia.

-Historia, eh. -pareció meditar para seguir hablándome- Según los documentos que extraje, tu familia no se encuentra aquí, ¿puedes recordar eso?

-La verdad sólo recuerdo mi nombre y otras cosas que no tienen importancia. -añadí fingiendo estar pensativa

-¿Qué clase de cosas sin importancia? -intentó indagar

-Oh, pues como mi color favorito, edad aproximada y creo que a una niña más, la cual jugaba conmigo... Tal vez era alguna amiga o familiar mío.

-Ya veo, entonces creo que no soy el indicado para contarte sobre tu pasado.

-Por favor, comandante. -caminé hacia él viéndolo con súplica. Debía ser convincente después de todo- Quiero que me diga todo lo que sabe sobre mí, estoy muy desorientada y afligida por no saber nada de mi pasado o familia.

-De acuerdo. -soltó un suspiro- En resúmen, sólo tuviste un padre y una hermana como tu única familia.

-¿Y mi madre? -fingí no saber lo que hizo esa señora

-Ella... Los abandonó.... Pero tu padre se encargó de ti y tu hermana desde entonces. -soltó viéndome con pena- Lo lamento.

-¿Qué? -abrí mis ojos con sorpresa, en parte no fingía, pues se me pasó ese detalle

La señora estaba viva... Y si volvía podía desenmascararme.

-¿Y... Y mi hermana y papá? ¿Dónde están ellos?

-Ellos... Ellos murieron cuando la muralla María fue derribada por el Titán Acorazado.

-No... -caí al suelo tapando mi boca, fingiendo temblar y estar afectada por la notícia

-Tranquila. -se puso a mi altura, colocando una mano sobre mi hombro.

-Comandante... No tengo a nadie aquí. -solté con pesar, lo cual sí me salió del corazón porque era muy cierto

-Sé que es difícil, pero-

-Por favor, comandante. Dígame una razón por la cual deba seguir viviendo... -lo miré con tristeza- ¿Usted podría permitirme quedar en la Legión? -solté demasiado directa, así que decidí agregar algo más- Al menos así podría tener una razón para seguir viviendo, peleando por la humanidad.

-De acuerdo. -Erwin asintió- Haré un esfuerzo para ganar su custodia y así puedas ser parte de la Legión de Reconocimiento.

-¡Gracias! -exclamé fingiendo limpiar lágrimas inexistentes- Le aseguro que me esforzaré.

Nos vimos fijamente, pensando. Hasta que la puerta se abrió sorpresivamente.

-Oye, Erwin. La cuatro ojos dice que-

-Levi. -pronunció el comandante mientras yo estaba de piedra

Sentí que me habían atrapado haciendo algo malo, aunque literalmente yo estaba arrodillada en el suelo y Erwin en cuclillas frente a mí, agarrando mi hombro.

-Vaya, no sabía que te gustaran menores. -el azabache se cruzó de brazos- Después de todo, no eras tan diferente a la cuatro ojos en cuanto a gustos excéntricos.

¿Me acaba de decir excéntrica?

Erwin y yo nos incorporamos, pero dejé que Erwin diese la explicación y me fui de ahí bajo la mirada juzgadora del azabache.

A la mañana siguiente no esperé que Hanji entrara abruptamente a mi habitación, diciendo que ya se me había hecho tarde y debía bajar a entrenar antes de que el capitán me asesinara.

Bastaron sólo unos minutos para que mi respiración se volviera inestable, con mi pecho subiendo y bajando rápidamente, pues el capitán Levi me estaba entrenando rápida y duramente.

¡Era mucho más exigente que mi padre y Magath juntos!

-Pese a ser débil, tienes la resistencia y agilidad muy pulidas. -comentó el azabache dejando su posición de batalla- ¿Será simple talento o haz llevado entrenamiento?

-No lo sé, pero no creo haber entrenado antes. -respondí segura, aunque en realidad el capitán acertó

Ese mismo día me llevaron a mi juicio, donde la Legión de Reconocimiento logró ganar mi custodia, además no fue tan difícil, ya que sólo estuvieron dos cargos disputando mi futuro, la Policía Militar y la Legión.

Iba a quedar en el escuadrón de Hanji, pero se negaron diciendo que era capaz de experimentar conmigo. Hasta ahora tengo escalofríos con eso... Bueno, igual todo salió bien, ya que quedé bajo la custodia del capitán Levi... Pero tenía cierto presentimiento sobre ésta decisión y no sabía si era buena o mala.

-Y-ya no puedo más, capitán Levi.

-¿En serio... Es todo lo que tienes? -preguntando con la respiración entrecortada- Creí que aguantarías más.

¡Pero si él también está cansado!

-Capitán. -pronuncié en modo de reproche

-Bien, es todo por hoy. -cedió acomodando las mangas de su camisa con calma

Sip, luego de mi juicio volvimos a entrenar. Supuestamente para ponerme al día con los entrenamientos y no morir siendo comida de titán.

-G-gracias. -dije aún agitada

-Me voy. -se dio la media vuelta

-¿Eh? Espere un momento, capitán. -lo detuve- N-no tardo.

El volteó a verme con una ceja alzada, algo curioso.

-No se vaya, ¿sí? -no le di tiempo a responder y me fui rápidamente hacia el comedor con las pocas fuerzas que me quedaban

Pregunté dónde se encontraban los alimentos y agarré dos papas hervidas que eran parte del almuerzo de hoy, para luego rellenarlas con algo de queso, tuve casi que rogarle a la cocinera para que me lo diera. Ésto con el fin de darle al capitán algo de comida antes de que se vaya a trabajar, como agradecimiento por supuesto.

-M-menos mal que no se fue. -dije agarrando grandes bocanadas de aire- Tome. -le extendí aquella papa hervida rellenada con queso, pero él ni lo miró, mas bien me miraba a mí

-Parece que te va a dar un infarto, no debiste correr cuando ya ni puedes mantenerte en pie.

-N-no se preocupe, capitán. Estoy bien.

-Tsk, no estoy preocupado. Sólo no quiero que seas un estorbo en la próxima expedición.

Ay, qué duro es. Aunque, según yo, el capitán es alguien gruñón, pero a la vez se preocupa por sus soldados.

-Claro... -susurré sin creerle

-¿A que viene ese tono, cadete?

-¿Ah? Bueno, yo... Yo no...

Dejé a un lado mi nerviosismo al recordar que el capitán era alguien muy fuerte y astuto, según observé en mi juicio y la expedición, así que podría servirme más adelante... Debía intentar romper ese muro que había puesto entre los dos... Porque no creo que sea alguien sin sentimientos, a pesar de que no muestra ninguna expresión... ¡Pero todos los humanos sienten!

-No quiere que sea un estorbo porque se preocupa por sus camaradas. -solté seria- En el fondo usted quiere que vivan, ¿no?

Me acerqué más a él de manera inconsciente, mientras lo veía fijamente de manera esperanzada, esperando tocar su corazón con una mirada sincera.

-Yo creo... -me armé de valor para seguir hablando, mas tuve que bajar la cabeza, sin poder verlo a los ojos esta vez- Creo que...

Él esperó que siguiera, pero no me atreví a alzar la mirada para ver qué cara tenía, pues suponía dos opciones, o me estaba mirando mal o seguía viéndome neutral.

De repente Hanji vino y me interrumpió, llevándome con ella para rellenar un formulario de inscripción a la Legión.

-¡Adiós, capitán! -exclamé siendo jalada por la castaña- ¡Oh, y no deje que la papa se enfríe!

El azabache simplemente se quedó mirando nuestra dirección.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top