Capítulo 3

Le contaste todo a tu padre entre llantos. El señor Leonhart, al recibir la noticia de que su esposa era una rebelde, sus ojos se llenaron de lágrimas traicioneras, derrumbándose delante de ti. Ambos se abrazaron bajo la atenta mirada de Zeke y Tom.

-Papá. -llamaste limpiando tus propias lágrimas- ¿Vas a venir conmigo cuando eso ocurra?

-No, me quedaré cuidando de Annie. -contestó con la mirada vacía

-Pero, yo no...

-Necesito que tú hagas esto, Tn. -se separo del abrazo, viéndote con una expresión neutral- Voy a cuidar de tu hermana. Tendrás mi apoyo aunque no este ahí, ¿de acuerdo?

-Bien... -respondiste cabizbaja- Voy a ir a la casa de Zeke, él ya le contó a sus abuelos de la situación.

Zeke asintió aun viendo un punto fijo de la habitación, deseando que solo fuera una mentira. Ambos eran unos niños que tenían el deber de acusar a sus padres por el bienestar de su familia.

-Yo estaré con ellos. -le recordó Tom para aliviar al señor Leonhart, quien asintió en respuesta

-Adiós, Tn. -susurró yendo hacia la habitación que compartía anteriormente con su esposa e hija menor

-Vamos. -Tom los tomó de los hombros- Yo estaré con ustedes en todo momento, no los dejaré nunca... Lo prometo.

Sintiéndose apoyados, ambos caminaron con pasos temblorosos hacia la casa de Zeke, encontrándose por el camino con sus abuelos. Ya estaban por llegar al lugar donde los revolucionarios se reunían. Apretaste tu vestido floreado con tus manos y te arrepentiste de lo que estabas por hacer.

-¡N-no puedo hacerlo! -exclamaste en un susurro- Es mi madre, ¡no puedo acusarla!

-Yo tampoco puedo. -dijo Zeke en voz baja- ¡No puedo hacer tal cosa!

Tom se agachó a la altura de ustedes con una mirada comprensiva.

-Zeke, tus... -hizo una pausa para pensar las palabras correctas- Tus padres te han tratado terriblemente mal, ellos te han usado para beneficio de su temerario plan, poniendo en riesgo tu vida y la de tus abuelos. -dirigió su vista hacia ti- Pequeña Tn, tu madre te iba a utilizar como arma de batalla en cuanto crecieras, e incluso ya te estaba entrenando a pesar de tu corta edad... ¿Estás dispuesta a que tu hermana y padre sean enviados a Paradis convertidos en titanes puros, vagando toda su vida? -Tom sabía cómo eras, no traicionarías a un ser querido nunca, sin embargo él debía hablar con la verdad para que abrieras los ojos. Le dolía verte así al igual que a Zeke, pues los consideraba como sus hijos

-No. -respondiste negando con tu cabeza

-Entonces tienen que ser valientes y fuertes, por el bien de quienes aman. -agregó- Ellos fueron egoístas con ustedes, les abandonaban en los momentos más difíciles y los utilizaban... No sientan remordimiento. Nunca les han querido como hijos, solo fingían ser sus padres...

No esperabas que tu madre fingiera ser amable y bondadosa en tus narices. Todas las sonrisas, consuelos, abrazos, el odio hacia los demonios de la isla, todo era mentira. Habías sido engañada por ella, quien pretendía criarte a ti y a Annie para lograr su objetivo.

Se adentraron a la casa aparentemente abandonada, siendo seguidos por varios guerreros detrás de ustedes. Uno de ellos hizo una seña y finalmente derribaron la puerta.

-Zeke... Tn... -pronunciaron los progenitores de ambos al verse descubiertos. Se habían reunido planeando su próximo movimiento, donde esta vez estaban dispuestos a utilizarte para lograr sus propios objetivos

Ignoraste la mirada de tu madre al igual que Zeke, ambos señalaron con el dedo a sus progenitores, dando a entender que ellos eran los revolucionarios. Vieron cómo los golpeaban para inmovilizarlos, teniendo tú una mirada triste y Zeke una sin brillo. Finalmente se los llevaron presos en una carroza.

-No es su culpa. -Tom los abrazo a ambos- Fueron buenos niños listos.

Mientras que eso ocurría, el señor Leonhart estaba cuidando de Annie.

-Te recordaré siempre, querida. Aunque no sé cómo cuidar de Tn y Annie ahora que no estás.

Su mirada seguía vacía y se le veía desganado. Engaños, mentiras, traiciones, falsedades; eso fue lo su esposa le hizo, y no solo a él, sino también a sus propias hijas.

-No sé que hacer sin ti... -miró a una Annie bebé chupar su dedito para poder dormir, sonrió enternecido y acarició su pequeña cabecita, la cual estaba cubierta por pequeños mechones rubios

Se parecería más a su madre.

[...]

-¡Woah! No la lances tan fuerte. -exclamó el mayor al atrapar la pelota

-Ah, ¿acaso ya estas demasiado viejo para esto? -preguntó Zeke soltando una risa burlona

-¡Hey! Aún no soy tan vie... -comenzó a toser fuertemente

-¿Señor Xavier? -llamó en tono preocupado

-Ya casi es la hora. Se acerca la fecha final para su herencia. -comentó viendo a los candidatos a guerrero y a ti. Tú sólo eras una soldado por el momento, pues no querías poseer ningún poder titán bajo ninguna circunstancia, te recordaba a tu madre de algún modo

-¡Porcoo! -exclamaste molesta mientras huías de él- ¡Aleja esa cosa de mí!

-¡Lls escarabajos no muerden, Tn! -aclaró en tono burlón Porco

-¡Espera Porco! ¡No molestes a Tn! -regañó Marcel a su hermano, persiguiéndolo al igual que Pieck, Reiner y Berthold, pero bajo la mirada asesina de Annie

-¡Ah! ¡Ayuda! -corriste hasta llegar a Zeke, poniéndote detrás de su espalda, interfiriendo en su juego de béisbol- ¡Zeke!

-No te va a hacer nada, Tn. El escarabajo está encerrado en un frasco. -habló Berthold de manera nerviosa, logrando alcanzarte junto con los demás niños

-Pero Porco es capaz de liberarlo. -respondiste asomando tu cabeza con el ceño fruncido

-Vamos, Annie no le tiene miedo. -se burló Porco para molestarte

-¡¿Y eso qué tiene que ver?! ¡Es mi hermana, pero somos diferentes! -saliste detrás de Zeke molesta

-Onee-chan, voy a ir con nuestro padre. -te avisó la rubia- Los gritos de ustedes son irritantes. -añadió con molestia

Al menos tenían algunas cosas en común, ambas odiaban los ruidos y gritos escandalosos.

-Annie... ¿No defiendes a tu hermana mayor? -te quejaste en modo de broma

-¿No se supone que tú deberías hacer eso? -preguntó siguiéndote el juego, provocando que rieras nerviosa

-Adiós, Annie. -se despidieron. Ella hizo un ademán de despedida y se fue

-¡Ah! -te escondiste en la espalda de Zeke nuevamente- ¡¿Porqué lo liberaste, Porco?!

-Los animales son libres. Es normal que lo libere, ¿no? -te respondió fingiendo inocencia

-Sólo cuando quieres eres el más amable, tonto. -respondiste

El insecto voló hacia ti, posándose sobre tu cabeza, provocando que te quedaras rígida en tu sitio. Zeke simplemente ahuyentó al escarabajo soplando y posó su mano sobre tu cabeza.

-Sentí que iba a morir. -exageraste al momento de reaccionar- Menos mal que mi gran amigo Zeke estaba ahí para ayudarme. -le sonreíste agradecida

"Mi gran amigo." Se repetía constantemente en la mente del rubio.

-Sí, amigo... -murmuró Zeke algo desanimado- No molesten a Tn, ¿entendido mocosos? -cambió su semblante rápidamente, para así disimular

Los niños asintieron temerosos, pues Zeke sólo se comportaba de diferente manera contigo y Tom, con los demás eran distante y cortante.

-Ya. -Pieck se dio cuenta del cambio de humor en el rubio y decidió interferir- Vamos a seguir jugando, Tn. -tomó tu mano para comenzar a jalarte

-Está bien. Después regreso, Zeke, Tom. -antes de que ellos te respondieran, Pieck te llevó a rastras

-A pesar de su edad, Tn sigue jugando como una niña pequeña. -comentó Tom con una sonrisa

-Es porque los niños la quieren y la arrastran con ellos. Tn es incapaz de decirles no. -Zeke vio hacia tu dirección

-Se llevan por unos años, tú ahora tienes dieciocho y ella...

-No es necesario recalcar eso, señor Xavier. -lo interrumpió

-Veo que haz desarrollado sentimientos hacia ella... Pero es normal, supongo. -rascó su oreja- Debo admitir que cuando los conocí pensaba que eran hermanos. Hasta ahora son igual de unidos que cuando eran pequeños.

-Pues... -desvió la mirada algo sonrojado- ¿Qué has descubierto? ¿Alguna novedad? -cambió de tema

-Bueno... -Tom comenzó a narrar su investigación, sacando a relucir sus verdaderas intenciones al poseer el titán bestia

-Me pregunto si sería posible para el titán fundador hacer que los descendientes de Ymir sean estériles. -cuestionó lanzando la pelota hacia Tom- Si no nacieran más descendientes de Ymir al cabo de cien años, los titanes desaparecerían completamente de la faz de la tierra. El mundo ya no tendría que sufrir por nuestra existencia.

Tom lo vio sorprendido por sus palabras, ya que eso no se le había ocurrido en todo ese tiempo transcurrido. Le lanzó la pelota nuevamente al rubio, aún algo impactado.

-Lo que es más... Sino hubiésemos nacido en un principio, este sufrimiento nunca... -Zeke no pudo continuar hablando, ya que recibió un golpe en el estómago, sacándole el aire y quedando sentado en el suelo debido al impacto

Soltó un jadeo de sorpresa al ver que habías sido tú, quien pese a no poseer una fuerza descomunal, sabías dónde golpear. No por nada eras considerada apta para el puesto de capitana.

-No quiero volver a oírte decir eso, Zeke. Todos tenemos derecho a vivir, y aunque hayamos nacido en estas circunstancias, no significa que tenemos que desear la muerte. Cada uno nace y es criado de diferentes maneras, pero aún así tenemos que seguir adelante, no quedarnos en el pasado.

Todo rastro de alegría había desaparecido de tu rostro, tomando una expresión neutral. Después de todo, algunas de tus sonrisas no eran verdaderas, habías aprendido a fingirlas con el paso del tiempo, aprendiendo de la mejor, tu madre.

-¿Que no te das cuenta que todos pasan por dificultades alguna vez? Yo estuve contigo casi toda mi niñez, al igual que Tom, él nos brindó su ayuda cuando más lo necesitábamos. Al principio pensaba que también me iba a quedar sola, pero los tengo a ustedes... Y eso me basta para querer apreciar mi vida... Porque si nunca hubiera nacido no los hubiera conocido. -te pusiste en cuclillas frente a él

-Sin embargo... Aún así hemos sufrido, nacimos para sufrir, Tn. -Zeke te miró con lágrimas acumuladas en sus ojos. Te estaba mostrando sus debilidades y que a pesar de ser fuerte física y mentalmente, seguía afectado por los rastros de su pasado

-Para mí ese sufrimiento valió la pena... Yo te quiero, Zeke.

El rubio abrió sus ojos incrédulo, tratando de procesar la información.

No fue el momento, pero sentiste que debías decirlo, porque por primera vez en años Zeke se había abierto a mostrarte sus sentimientos y temores.


-No lo volveré a repetir. -el rubio sonrió, olvidando el golpe que le habías dado

-Yo s-siento lo mismo. -tartamudeo ligeramente ruborizado

-¿Tú qué, Zeke? -realmente deseabas escucharlo de sus labios. Sabías que eras correspondida, pero los dos se hacían los ciegos

-También te quiero, más que como amigo. -lo tomaste de las mejillas suavemente, acercando tú rostro al suyo. Cerraron sus ojos, juntando sus frentes con una sonrisa

-Bien, pero no vuelvas a actuar como un adolescente suicida.

-Tenemos casi la misma edad.

-Sí, pero yo soy más joven que tú. -respondiste. Tom tosió para llamar la atención de ambos

-Lamento interrumpir, pero los están mirando desde hace rato.

-¡¿Eh?!

-Nos han descubierto, chicos. -avisó Pieck, saliendo detrás de un árbol junto con los otros niños

-Todo es tu culpa, Reiner. -dijo Porco entre dientes

-¡No ha sido mi culpa!

-Chicos, paren de pelear. -dijeron Marcel y Berthold al unisono

-¿Qué hacían ahí escondidos? ¿Qué no les enseñaron a no escuchar conversaciones ajenas? -los niños agacharon su cabeza ante el regaño de Zeke

-Está bien, tarde o temprano se enterarían. -hablaste, a lo que Zeke se cruzó de brazos- Emmm. Ya se hizo de noche, es mejoe que vayan a sus casas.

-¡Sí! ¡Es verdad, adiós! -los niños se fueron rápidamente

-También debo irme, seguro Annie debe estar esperándome. -añadiste

-Te acompaño. -se ofreció Zeke

-No es necesario, tú sigue hablando con Tom. -respondiste- Yo voy a estar bien. Adiós, Zeke, Tom -les diste un beso en la mejilla a cada uno y te fuiste

-Sigue siendo la misma a pesar de lo que ha pasado, ¿no Zeke?

-Así es... -Tom y Zeke se quedaron conversando hasta altas horas de la noche, pensando cómo te dirían de los pocos meses de vida que le quedaban. Eso iba a ser un golpe devastador, pues considerabas a Tom como un padre

-¿Saben esto? Dentro de poco vamos a lanzar un ataque a la isla Paradis. -comentó el rubio con una manzana en mano

Los candidatos a guerrero se habían reunido para descansar de su entrenamiento por un corto tiempo.

-Ha llegado el momento de heredar el poder de los titanes. De los siete candidatos que están aquí, solo seis serán elegidos. -los niños, al oír eso, hicieron un sonido de sorpresa, el rubio ignoró a sus compañeros y le lanzó su manzana a Marcel para que la atrapara

-Qué bien. -dijo Reiner con un brillo en sus ojos- De esa forma podré ser un marlyano honorario.

-¿Qué diablos dices? -Porco le quita la manzana a Marcel mientras sigue hablando- Si sobra uno, ese serás tú.

-¿Qué dijiste?

-Di una sola cosa buena de ti, ¿fuerza física? ¿Intelecto? ¿Buena puntería? ¿Combate cuerpo a cuerpo? -Reiner apretó los puños- ¿Acaso me equivoco? Lo único bueno que tienes es tu lealtad hacia Marley, siempre diciendo: "Yo asesinaré a todos los demonios de la isla Paradis".

-¡¿Te estás burlando de nuestra misión? ¡¿O será que eres parte de la facción anti-Marley que quedó?! -agachaste tu cabeza al oír eso. Te hizo recordar lo que pasó con tu madre

-¡¿Qué?!

-¡Eso debe ser, no hay ninguna duda! Reportaré esto al comandante Magath. -lo amenazó

-¡Maldito! -Porco estaba por lanzar el primer golpe, pero Reiner lo sujetó de la muñeca

-¡Ya paren! -ordenaste exaltada

Ambos rubios forcejearon, pero luego desviaron la mirada. Reiner soltó la muñeca de Porco.

-Desgraciado. -Porco aventó a Reiner de un empujón, haciéndolo caer al suelo de cara. Era obvio que ambos se tenían un sentimiento de rivalidad entre ellos

-¡Detente, Porco! -ordenaron Zeke y Marcel al ver que ibas a interceder, pues si eso pasaba las cosas iban a ir peor, ya que con el paso del tiempo te volviste la mejor soldado en batalla cuerpo a cuerpo. Agradecías a tu madre por entrenarte desde pequeña, ya que gracias a eso habías desarrollado conocimientos en batalla extraordinarios

Marcel sujetó a su hermano desde la espalda para que no siguiera la pelea.

-Cualquiera puede sacar a relucir su odio a la isla, ¡ese no es un talento! ¡Diviértete esperando trece años más ahí tirado! -Porco se libró del agarre de Marcel y se fue con la frente en alto

-¡Porco! -el castaño corrió tras su hermano

-Vamos. Cuando dejes de llorar síguenos. -le habló Zeke a Reiner- ¿Vienes? -te preguntó. Pasaste al lado de Zeke, yendo en dirección contraria a él

-No olvides que un día también fuiste así, Zeke. -susurraste para luego dirigirte hacia Reiner- ¡Los alcanzo luego chicos! ¡Voy a comprar algunas cosas! -diste una sonrisa

-Está bien, ¡pero a nosotros también nos traes algo! -pidió Pieck

-Te alcanzo después, Zeke. Vayan con cuidado. -alzaste un poco la voz debido a la distancia, aún dándole la espalda

-Sólo no te demores, sabes cómo es el comandante con las tardanzas. -te miró por el rabillo- Si Reiner llega tarde, yo seré quien lo acuse con el comandante. -finalizó caminando con el ceño fruncido hacia los demás

-Qué intenso se ha vuelto. -comentaste al ver que Zeke ya no te podía oír por la distancia

-Es lo normal, últimamente está estresado con las misiones y su nuevo ascenso, además de que es el encargado de supervisar que seamos buenos candidatos. -respondió Reiner cuando te colocaste frente a él

-Sí, es verdad... Siento no haber interferido antes, Reiner.

-Está bien, siempre estás cuidándonos como una madre a sus hijos.

-Ven. -Berthold le extendió su mano- Levántate, Reiner. -estrecharon sus manos y Reiner se incorporó con su ayuda

-Yo quiero heredar un poder titán para poder vivir junto a mamá y papá. -dijo Reiner- Pero Porco tiene razón, soy el peor de todos ustedes.

-Aún así tú no eres el que decide quién va a heredar el poder titán -añadiste- Además, yo creo que la lealtad también es importante, ¿verdad? -Annie les dirigió una mirada neutral desde el árbol. Moviendo el pie contra el suelo como si pisara algo

-¿Qué? No presté atención a lo que estaban diciendo, sólo alcancé a oír que querías ir a comprar. -respondió Annie- Voy a comprar un helado para ambas. -salió corriendo apenas terminó de hablar

Los tres se acercaron donde anteriormente estaba Annie, viendo que había pisado unos cuantos insectos.

-Annie es tan considerada. Sabe que a Tn no le gustan los insectos. -Berthold sonrió enamorado

-Creo que esa no es una virtud para admirar, es escalofriante. -comentó Reiner

-¿Qué les parece si alcanzamos a Zeke y los demás? Seguro nos están esperando.

-Mas bien a ti. -susurraron ambos al unisono, tus mejillas se sonrojaron levemente por lo dicho

Los tres comenzaron a correr para así alcanzar a sus compañeros.

-¿Estás bien con eso, Reiner? Solo tendrás trece años de vida.

-En esos trece años seré un héroe, ¿no? Si llevo el respectivo castigo a los demonios de la isla salvaré al mundo. -le contestó a Berthold decidido- Y cuando logre eso, seré el mejor hijo. Mi madre se sentirá orgullosa.

Recordaste los momentos con tu madre al oírlo. Miraste el cielo con una expresión melancólica.

En la isla Paradis un niño ojiverde también observaba el cielo por encima de la muralla, con una expresión de aburrimiento, esperando que algo inesperado pasara.

-Nada interesante pasa aún...

-¡Eren! -lo llamó un rubio, acercándose con un libro en manos- ¡Así que aquí estabas!

[...]

Algún día te despedirás de las personas que más estimas.
De: Anónimo.
Para: Tn Leonhart.

-¡Zeke, por favor no devores a Tom! ¡Por favor! -suplicaste

-Lo siento, Tn... Pero ese es mi deber ahora. Si yo no lo hago, otro más lo hará.

-¡No! ¡Dile algo, Tom! -exclamaste viendo a quien considerabas un padre encadenado

-Lo siento, pequeña Tn. Ya no podré seguir cuidando de ti... Nunca olvidaré los momentos que pasamos los tres juntos... No puedo cumplir la promesa de quedarme siempre a su lado, lo siento. -les sonrió con lágrimas en los ojos- Sigan juntos aunque no esté, ¿de acuerdo?

-...

-Prométemelo -asentiste entre sollozos. De pronto un soldado te noqueó, llevándote fuera de ese lugar

-Espero que no me guardes rencor, Tn, pero esto en verdad es necesario. -Zeke derramó una lágrima por su mejilla dejándola caer al suelo

Magath ordenó a un soldado ponerle el suero en su brazo, aprovechando que Zeke se encontraba distraído, y sin previo aviso, se lo inyectó. Desde eso, Zeke no recuerda nada más, solo sintió todo su cuerpo arder junto con su corazón.

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