Capítulo 14

Al terminar de limpiar te dirigiste hacia tu cuarto para escribir una carta a Marley, como de costumbre. Después comerías, pues no desobedecerías a Levi luego de la advertencia que te dio.

Obviamente no mandarías cosas esenciales a Marley, solo informes de tu estancia en Paradis y el armamento que habías visto hasta ahora, aparte de una carta solo para Zeke.

Primer mes. Me hice pasar por una simple eldiana que perdió la memoria, no he dado detalles acerca de mis familiares ni lugar de procedencia. Cuando nos dirigimos dentro de las murallas en Paradis, nos encontramos a varios titanes, al parecer hay varios rodeándola y por ello nadie se atreve a salir de éstos muros. No veo posible un ataque a Paradis con ellos aquí, pues por el momento hay demasiado titanes y además, la gente de Paradis no tiene conocimiento de qué son los titanes o qué hicieron en el pasado, el rey les borró la memoria por completo y bastante gente muere a diario. Estoy averiguando sobre eso, pues según oí, hay un subterráneo donde la gente muere a diario, pero puede resultar una vía de escape en caso de invasiones ajenas.

Segundo mes. Logré cambiar en mis primeros días aquí algunos documentos de mi identidad. Desconfían de mí, pero convencí a un superior de tomar mi custodia en la Legión, pues aquí probablemente tenga más información de armamentos, movimientos y la ubicación de los guerreros.

Tercer mes. Su armamento es indefenso en comparación al nuestro, a excepción de un invento llamado equipo tridimensional, el cual les enviaré un informe más detallado en otra carta. Ahora no tengo tiempo por estar entrenando, ya que si quiero mantenerme en la Legión deben asegurarse de que lleve el entrenamiento suficiente para sobrevivir, pero hasta ahora no se han dado cuenta de que ya llevo entrenando desde antes.

Cuarto mes. He entrenado desde hace tiempo con un capitán  considerado "El hombre más fuerte de la humanidad". También hay una científica y un comandante muy perspicaces,  debemos tener cuidado con ellos tres.

Quinto mes. Aún no he encontrado a los guerreros, sin embargo investigaré en las tropas de los cuarteles, infiltrándome para reunirme con ellos... Si es que siguen con vida.

Sexto mes. Influí en la matanza de unos titanes que fueron capturados, ya que no podemos arriesgarnos a que descubran más cosas.

Séptimo mes. Me enteré de que Reiner y Berthold derribaron la muralla María hace cuatro años, eso significa que siguen vivos, sin embargo no tengo informes acerca de Annie ni Marcel.

Octavo mes. Ya sé dónde se encuentran los guerreros y próximamente estaré poniéndome en comunicación con ellos.

—Ugh. —te quejaste sobando tu muñeca— Ojalá aquí existieran máquinas de escribir.

Guardaste la última carta bajo llave, pues tenías copias de todas las cartas por precaución, ya sea para cambiar información o para aclarar algunas cosas. Igual no había problema porque estaba escrito en código.

—Bien... Ahora para Zeke.

La verdad ha sido difícil estar aquí, pero no te preocupes, estoy segura por el momento y nadie sospecha. Aunque desearía que estuvieras aquí conmigo...

He sabido lidiar con los eldianos de la isla con el paso del tiempo. Conocí su actitud, temperamento y costumbres... Son completamente normales, Zeke... Como cualquier persona del exterior, no hay diferencia entre ellos y nosotros, sólo que sus antepasado cometieron errores, al igual que cualquier persona en el mundo...

Ellos pagan día a día, siendo encerrados en las murallas, ignorando lo que pasa en el exterior, ya sea por miedo o simplemente ignorancia ante lo desconocido. Así que me alegra que quieras ayudar a los eldianos y poder conversar contigo siquiera por éste medio.

Gracias por estar a mi lado en todo momento, Zeke... Y perdón por dejarte...

Pensaste en Levi cuando escribiste esto último, teniendo esa frase dos significados para ti.

Sé que vendrás a la isla... Así que avísame cuando lo vayas a hacer, ¿si?

Terminaste la carta, queriendo prepararte para la llegada de Zeke cuando él te respondiera. Además debías prevenirte, pues si bien Zeke estaba del lado de Paradis, él no perdonaría que hayas estado con Levi, después de todo hicieron una promesa y él estaba en su derecho de molestarse.

Tus cartas hacia Zeke habían dejado de ser románticas y nostálgicas con el pasar de los meses, siendo notado por Zeke rápidamente, lo cual le preocupó. Pensó que, tal vez, el tiempo que llevaban separados también estaba provocando que los sentimientos se fuesen desvaneciendo, así que planeaba llegar a Paradis llegando el noveno mes transcurrido.

Iría a verte pronto, no quería quedarse con la duda de que te estaba perdiendo.

Guardaste las cartas en un sobre y esperaste a que llegara la paloma mensajera a tu ventana. Cuando escuchaste el aletear de un ave, te apresuraste a colocar el sobre en la pata de la paloma, utilizando una cuerda para que no se cayese.

—¡Rayos, ya es de noche y aún no almuerzo! Tengo que comer algo o sino él capitán me va a castigar.

Terminaste de cenar y te fuiste a dormir, aunque te quedaste pensando casi toda la noche en las cosas que hiciste con el capitán Levi ese día.

A la mañana siguiente bajaste a entrenar, pero te quedaste tiempo extra, pues estabas atrasada con el entrenamiento a pesar de llevar varios meses en la Legión, después de todo los cadetes se preparaban años.

—Oye, no te detengas. —dijo Levi mientras tú estabas al borde del colapso, cogiendo grandes bocanadas de aire y tu rostro todo colorado a causa del calor

—S-sólo un momento. —dijiste a duras penas. De algún modo te recordaba al entrenamiento de Marley

Levi finalizó el entrenamiento de resistencia, así que caíste de rodillas al suelo, agotada. Sentías que ibas a desmayarte ahí mismo, pues el sol no ayudaba.

—¿Estás bien, guapa? —habló Hanji, quien iba de pasada y les vio entrenando

—No... Lo sé. —respondiste recuperando el aire— Pero debo ir a bañarme y entrenar un poco más luego.

—Parece como si estuvieras acostumbrada. —comentó Levi, haciendo que te pusieras nerviosa

—Ah, debe ser porque usted me entrena arduamente, capitán. Ya me acostumbré

—¡¿Ah?! —soltó Hanji con enojo— ¡No te vayas a pasar con Tn, Levi! ¡Aveces eres muy tosco!

—Tsk. No es tu problema, cuatro ojos. —respondió desviando su mirada— Ella no está bajo tu custodia. Es mi responsabilidad que salga viva de todo este lío, ¿y qué mejor que un arduo entrenamiento?

—¿Cómo lo puedes tomar tan a la ligera? ¡No creas que no noté que lleva marcas en sus brazos y piernas! Y ciertas manchas rojas también... —Hanji murmuró lo último más para sí misma

Te sonrojaste viendo hacia los lados avergonzada, sin poder ver a Hanji a la cara, mientras que en Levi se pudo apreciar un leve rubor en sus mejillas, muy imperceptible, aunque pasó desapercibido al formar una mueca de molestia. En el fondo, Levi sintió alivio al ver que nadie lo notó.

Me sorprende que la mocosa pueda aguantar mi entrenamiento... ¿Acaso estoy siendo muy duro con ella? —pensó Levi

—H-Hanji, por favor cálmate. —pediste al ver que la castaña estaba por replicar otra vez— El capitán Levi sólo lo hace porque no quiere arriesgar la vida de un soldado... Yo... Sé que si cometo algún error, podría costarle la vida a mis compañeros, por eso estoy dispuesta a superar mis límites si es para salvar una vida... —lo habías pensado siempre, así que decidiste añadir más al notar que ahora tenían público observándolos— Todas las vidas son valiosas, por más pequeñas o simples que se vean... Por eso me uní a la Legión, para liberar y salvar vidas.

Sabías que con esas palabras tocarías el corazón de muchos y pondrías una mejor credibilidad a tu papel en la isla, aparentando ser una chica bondadosa y simple, que quiere lo mismo que muchos, salvar vidas. Aunque en el fondo todo lo que dijiste era cierto, así que te salió bien todo por venirte desde el corazón.

Los demás se quedaron mudos, hasta que se escucharon los aplausos, haciendo que te pusieras nerviosa. No pensaste que harían tanto escándalo.

Los salvaré... Eldianos de Paradis. —pensaste determinada

—Tsk, ya cállense. —les ordenó Levi— A entrenar batalla cuerpo a cuerpo, ya pasó su hora de descanso.

—¡Sí! —hicieron el saludo militar y formaron parejas

—Sino me gustaran los hombres, te pediría que te cases conmigo, Tn. —Hanji pegó su mejilla a la tuya

—H-Hanji, p-por favor no diga esas cosas.

—Ay, ¿ves? ¡Eres tan linda!

—Ya. —Levi te apartó de Hanji

—Uy, esos celos son tóxicos, enano. —molestó la castaña— Además a mí me gustan los hombres.

—¿Y a mí qué? —soltó hostil— Vete, estás distrayendo el entrenamiento.

Levi casi te lleva a rastras, guiándote hacia una zona alejada de los demás, pues no quería que nadie más los molestara.

Narra Levi

Llevé a Tn a un lugar poco concurrido, específicamente en el bosque, siendo nuestra presencia ocultada por los árboles.

Maldita cuatro ojos, ¿cómo se atreve a insinuar que estaba celoso? ¡Yo! ¡Jamás! Nunca lo sentí y tampoco planeo sentirlo...

Aunque estoy algo confundido con lo que siento cada vez que la veo. Me atormenta no saber expresar o saber con exactitud lo que siento por ella, esto es nuevo para mí también... Nunca tuve parejas oficiales y mucho menos he sido afectuoso en ese aspecto, así que simplemente lo ignoraré... Es lo mejor.

—¿Q-qué hace, capitán Levi? —me cuestionó cuando la acorralé contra un árbol

—Nada que no haya hecho anteriormente.

—¿Aquí? Nos pueden ver y... —la interrumpí robándole un beso. No me cansaba de hacerlo, en cierta parte me gustaba ser el que diera ese primer paso, además callar esa boquita de esta forma era muy placentero

Me separé de ella, notando lo mismo que pasaba siempre que la besaba, portaba sus mejillas sonrojadas, labios entreabiertos y me veía con un brillo en sus ojos.

Me quedé callado mientras la observaba, ambos estábamos viéndonos fijamente.

—Me alegro de haber tomado esta decisión. —soltó ella de la nada, apartando su mirada hacia el suelo— Estar en la Legión me hizo dar cuenta de varias cosas... Conocer nuevas personas, aprender y también... Pude conocerte. —dijo lo último de manera tímida

Mi corazón dio un brinco inconsciente al oírla.

—¿Por qué lo dices? —pregunté instantáneamente

—N-no, por nada. Yo... Solo... —dijo nerviosa

Por un momento pensé que ella... No importa, ella no podría sentir algo así por mí.

—Ya veo. —me alejé de ella

—¿Capitán? —me llamó al ver que le di la espalda

—Debemos ir a entrenar con los demás. —hablé, a lo que ambos nos dirigimos con los demás mocosos que estaban entrenando

Todos los días entrenábamos o hacíamos ejercicio para mantener nuestro cuerpo activo, además de que cada uno tenía una tarea asignada, como la limpieza de baños, cuartos, comedor, cocina, pasillo y también ayudar con los papeleos.

—¿Sabe? Aún recuerdo que las personas tienen tres caras, la cara que le muestran a todos, la que le muestran a las personas más cercanas y a la que sólo ellos mismos conocen... Yo ya vi las dos caras de usted, capitán... Pero aún así, no logro entender porqué sólo me la muestra a mí.

—Eso es lo que yo también me pregunto. —solté sincero

Al parecer ella había amanecido muy sincera con respecto a lo que pensaba.

—¿En serio?

—Sí y ya deja de hacer preguntas, mocosa curiosa.

—Está bien, capitán. —hizo un leve puchero

Es malditamente tierna cuando quiere, ¿quién diría que ese rostro tierno se vuelve totalmente diferente cuando la tientas al placer?

Nos dirigimos con los demás mocosos que estaban entrenando y nos colocamos en posición de batalla, aunque yo simplemente esperaba su ataque con los brazos cruzados. Se aproximó hacia mi queriendo lanzarme un puñetazo en el rostro, pero agarré su puño impidiéndolo y mientras tanto yo me fijé en eso, recibí un fuerte golpe en la canilla. Me había distraído.

¡Caí en esa tonta estrategia! Esto nunca me pasó, mi cuerpo reaccionaba antes de que algo así ocurriera...

Apreté los dientes aguantando el dolor que sentí y comencé a tomarme más en serio el entrenamiento, pero n el acto, me di cuenta de algo, era como si ella tuviera conocimiento en combate, pues conocía los lugares con más vulnerabilidad.

Seguimos con la batalla y provoqué que ella cayera al piso, así que aprisioné sus muñecas con mis manos y puse todo mi peso en su estómago.

—Ay, eso dolió. —se quejó removiéndose, intentando quitarme de encima— Eh... Capitán Levi, todos nos están mirando... En especial Hanji.

Me salí de encima suyo y le extendí mi mano, ayudándola a levantarse.

—Gracias, capitán.

—Levi. —dije yo

—¿Eh?

—Sólo llámame Levi. —le di la espalda para no verla a la cara, pues sabía que mi expresión en este momento debía ser una algo más sentimental

—¿En serio? ¡Está bien! —exclamó alegre

—Bien. —respondí— No quiero tener un cadete con heridas, no me serviría de nada, así que ve a curarte.

—Pero usted también debe de curar sus heridas, Levi.

Nuevamente sentí una especie de presión en el estómago cuando la oí, pero esta vez era algo que me ponía ansioso y provocaba que mi cuerpo se tensara. Otra vez era esa nueva sensación.

—Si dejas de hacerme preguntas por el día de hoy, lo haré.

—¿Qué? Tampoco exagere. —se quejó ella. La imaginé haciendo un puchero— Pero está bien, no haré preguntas.

Cuando volteé a verla, para regañarla por haberme llamado exagerado, vi su sonrisa y me detuve. De nueva tenía esa tonta sonrisa que me hacía creer que aún habían buenas personas en este asqueroso mundo y esperanza por un mejor futuro dentro de estas murallas.

Me quedé observándola, sin poder apartar la vista de ella, notaba que cada vez que la veía fijamente se ponía nerviosa y miraba a los lados.

—Oye, enano. No te me comas a la bella Tn con la mirada.

—Tsk. —dejé de verla— Deja de decir tonterías, cuatro ojos.

—Mejor vayamos a la enfermería. —propuso Tn nerviosa— ¿Nos acompaña, Hanji?

—Nop, vayan ustedes dos... Solos. —añadió tratando de ocultar su sonrisa de malicia

Sino estuviera Tn ni los demás cadetes mirándonos, le habría dicho algunas cuantas cosas a la cuatro ojos para callarla.

—Yo me quedaré a seguir entrenando a los canijos. —se alejó rápidamente al notar mi mirada asesina

Narra Annie

Nos reunimos los cuatro en una zona apartada, pues nos dieron un descanso de tan solo diez minutos.

—Como somos dos, tendremos una respectiva pareja para unirnos en alguna tropa, ya sea en la Legión de Reconocimiento o la Policía Militar. —dijo Berthold

—Christa nos comentó que se unirá a la Legión, la pobre siempre se arriesga por los demás.

—No te desvíes del tema, Reiner. —le dije, pues ese tonto ya se había fijado en la rubia— Marcel y yo nos uniremos a la policía para obtener información del rey Fritz.

—¿Y nosotros? —dijo Reiner, señalando a Berthold también

—Ustedes se irán con Christa por ser sospechosa de poseer sangre real, además de que en la Legión hay armamentos e información sobre futuras expediciones y nuevos descubrimientos que no nos conviene que se sepan.

—Aún no puedo creer que Christa tenga sangre real. —comentó Reiner

—Agradece que Marcel logró escuchar a esos descuidados de la iglesia. —dije

—Además, ella está aquí. —añadió Marcel, viéndonos serio

Él también oyó que mi hermana vino a la isla y se quedó en la Legión como infiltrada.

—Al parecer ellos trataron de quedársela, junto con la policía, para sacarle información de su procedencia. —recordó Marcel— Pero la Legión ganó su custodia y se quedó al mando del supuesto Hombre más fuerte de la humanidad.

—¡Tch! Si esa pulga se atreve a hacerle algo a onee-chan, lo mataré. —apreté mis puños furiosa, provocando que los tres hombres en el lugar se pusieran nerviosos

—T-tranquila, Annie. —dijo Berthold

—¡Oh, no! ¡Te está sangrando la mano! —exclamó Marcel preocupado

Miré mi herida sin una pizca de dolor y me fui a lavarme, dando por terminada la reunión.

Pagarás si le haces daño a onee-chan... Pulga enana...

—¡Annie! ¡Berthold! ¡Marcel! ¡Reiner! —nos llamaron

Rayos, ya nos están buscando.

Tuvimos que ir por separado con el instructor para no levantar sospechas, pues supuestamente yo no hablaba con nadie en la tropa.

—¡Gormarán parejas de dos para la batalla cuerpo a cuerpo! Y más les vale no hacer el flojo, escorias.

—¡Sí! —hicimos el saludo militar. Éste saludo era muy diferente al de Marley en cuanto a significado, pues aquí era como decir que entregamos nuestros corazones, en cambio en Marley entregábamos nuestras vidas

—Parece que nos tocó juntos otra vez. —volteé a verlo y fruncí el ceño— ¿M-me podrías mostrar esa técnica de nuevo? —preguntó Eren con algo de miedo— Quiero aprender más.

—Pues no me queda de otra, vas a estar molestando sino lo hago.

—Gracias.

—Ya veremos si después sigues agradeciéndome.

—¿Dijiste algo?

—No. —dicho ésto, lo derribé fácilmente

—¡AAAAHG! ¡Eso sí que dolió, Annie! —se sobó el trasero

Qué llorón... A partir de hoy lo nombraré princeso llorona.

—Sólo me he defendido de tu duro golpe, una dama como yo no puede esperar a que dañen su rostro.

—Empecemos de nuevo.

Narra Tn

Acaricié la pequeña cabeza de la paloma y saqué las cartas de su patita, luego de verificar que nadie me viese.

Primero leí la carta de los oficiales, quienes me daban más instrucciones de qué debía de hacer en casos de emergencia, y al terminarlas de leer, las quemaba.

Me senté en mi cama para proseguir con la carta de Zeke, pero justo tocaron mi puerta. Fui a abrir y vi al capitán Levi. Me puse nerviosa.

—C-capit... ¡Digo! Levi, ¿se te ofrece algo? Oh, ¿ya se curó su herida?

—Sino dejas de hacer preguntas me largo.

—Perdón. —me disculpé, pero él entró a mi habitación sin pedir permiso

—¿Eh? ¿Qué es esa cosa que llevas en la mano? —de manera automática oculté mi carta— O mejor dicho... ¿Quién te envía?

—E-eh... Verá... —me la arrebató de las manos, viendo el reverso de la carta, donde tenía escrito él nombre del remitente, Zeke— ¡Dámelo! —exigí seria

Levi abrió sus ojos un poco, con sorpresa, pues casi siempre le hablaba con respeto, pero como se trataba de Zeke y mi misión, para mí ya no existe el rango de capitán y cadete.

Levi frunció el ceño luego de unos segundos y siguió sujetando la carta.

—¡Que me la dé!

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