Capítulo 10
-Y... ¿Qué hablaban tú y el enano? -indagó Hanji- Parecía una confesión.
-¿Eh? ¡N-no, por supuesto que no!
-¿Entonces?
-Verás... Yo le estaba por decir que cualquier persona, ya sea líder o capitán, sentiría un gran peso en sus hombros al tener bajo su cargo varias personas... -hablé triste al recordar a Zeke, pues él también era capitán- Darles órdenes y entrenarlos... Sólo por eso, creo que es razón suficiente para saber que todos los altos mandos sienten un cargo de culpa o responsabilidad.
-Oh, ya veo. -dijo Hanji- Intentabas decirle que él sí era capaz de preocuparse por los demás, como todos nosotros, ¿cierto?
-Sí. -asentí- Yo creo que todas las personas tenemos sentimientos, porque somos humanos y sentimos felicidad, enojo, tristeza...
Narrador omnisciente
Levi hizo caso a lo que dijiste y decidió dar el primer bocado a la papa, sintiendo su paladar deleitarse ante la combinación de ésta con el queso. Era simple, pero le gustó.
Pronto recordó que debía darle un documento a Hanji, así que fue tras ustedes luego de haber recogido aquellos papeles. De paso te agradecería por la comida.
Levi llegó justo cuando estabas conversando con Hanji, así que logró oír una gran parte de tu conversación con ella. Bajó un poco su cabeza, pensativo y escondido detrás de la pared.
-No soy quien crees, de seguro te decepcionarías si me conocieras en verdad. -pensó el azabache avanzando en dirección contraria
Luego le entregaría los papeles a Hanji.
-Por cierto, ¿podrías recoger unos papeles en la oficina de Levi?
-Claro, ¿de qué tratan? -indagaste inocente- Es decir, no vaya a equivocarme y les traiga otros.
-Ah, sólo dile que es un encargo de Erwin.
-Bueno...
Fuiste a la oficina del capitán, preguntando la dirección a algunos soldados que te encontrabas por el camino, ya que no eras tan buena con las ubicaciones.
Tocaste la puerta y el capitán te permitió pasar luego de que dijeras tu nombre.
-Gracias, ¿ya me puedo retirar? -preguntaste ya teniendo los papeles en tus manos
El azabache lo pensó unos segundos.
-Dime, ¿en verdad piensas que todos somos buenas personas aquí? -soltó de golpe
-¿Eh? -lo viste descolocada
-Responde.
-Yo... -recordadste con conversación con Hanji, suponiendo que de alguna manera Levi las había oído. Pensaste tu respuesta y decidiste responder con la verdad- No.
El azabache arqueó una ceja, pues creyó que eras la chica buena que veía el mundo rosa y la bondad en todos.
-Cada persona es diferente... Sólo que algunas eligen un camino distinto al de otros. -era una frase que siempre rondaba tu mente al recordar los conflictos de la gente
-¿Entonces por qué asegurabas que yo era alguien preocupado por sus soldados y de buen corazón? -confrontó-Ni siquiera me conoces.
-¿No es así entonces? -te preguntaste internamente
Levi esperaba que con esas palabras, entendieras que estabas equivocada con él.
-Ya tengo un concepto de usted, así que yo misma juzgaré si fue un error mi perspectiva...
Narra Tn
-Este... -dije nerviosa, queriendo aún sacarle tema. No era tan sociable, pero cuando estaba con una persona más callada que yo, inconscientemente me ponía más habladora y confiada- ¿Comió lo que le di, capitán?
-¿Ah? -respondió algo descolocado- Ah, sí.
-Oh, bueno. Espero que le haya gustado, no pude traer más porque no encontré muchas cosas en el comedor.
-¿Cómo se te ocurrió esa combinación? -cuestionó algo intrigado
Abrí mis ojos sorprendida, pues se suponía que no recordaba nada, ni cómo preparar comidas. Metí la pata.
-Pues sólo encontré la papa hervida, pero le pedí algo más a la cocinera para que usted se llenara. -respondí fingiendo calma- Según la capitana Hanji, usted no se alimenta lo suficiente debido a su trabajo como capitán.
-Maldita cuatro ojos. -insultó por lo bajo
-Por cierto, capitán. Gracias por cuidar de mí en el bosque. -él estaba por hablar, de seguro para contradecirme, pero me le adelanté- Aunque haya sido una orden del comandante, se lo agradezco.
-Ya. -guardamos silencio un rato, siendo algo incómodo- Yo también te agradezco por la comida...
-Oh, me alegro que le haya gustado. -le sonreí- No esperé que le agradaría algo tan simple.
-No estuvo mal, nunca había probado esa combinación.
¡¿Nunca?! Aquí en Paradis les falta la gastronomía...
-Cierto, su caballo es agradable. No era tan malo cómo lo pintaban.
-¿Agradable? -soltó aire por su nariz, casi riendo- Es arisco con todos, a muchos les muerde, los patea, les jala del cabello, entre otras cosas más que no quisieras saber.
Reí nerviosa. De seguro estaba bromeando, aunque no tenía cara de estarlo.
-Me causó curiosidad que no te haya pateado, tal vez le caíste bien. -pensó un momento y volvió a hablar- ¿Podrías alimentarlo cuando estoy ocupado?
Lo vi sorprendida.
-Aveces no tengo tiempo. Tampoco lo dejo sin comer, pero prefiero que tenga un horario fijo de comida.
-¿E-en serio? -dije con un brillo en los ojos
-Isabel... -susurró al verme
¿Eh? ¿Quién es Isabel? ¿Por qué dijo su nombre cuando me vio así de entusiasmada?
-Bueno, yo... ¿Se le ofrece algo más, capitán?
-No, puedes retirarte.
Pasaron aproximadamente tres meses, donde hablé con el capitán para darle algunos papeles, entrenar, informarle de su caballo y también para llevarle el almuerzo, ésto último como una orden de su parte, ya que las últimas semanas estuvo saturado y ni podía levantarse de su escritorio.
-Capitán, aquí está su almuerzo.
Admito que algunas veces el capitán me trataba de manera hostil, aunque así trata a la mayoría, pero esa actitud me molestaba... Un día se portaba bien conmigo, pero luego era cortante y distante.
Era notable saber cuando no tenía un buen día, ya que sus expresiones no las disimulaba, ni tampoco su mal humor.
-Bien. -se paró de su asiento en el escritorio para comer en la mesita pequeña del frente, pues no le gustaban comer en su escritorio porque según él, no se debían combinar olores ni suciedad
Se sentó en el mueble de unos dos metros de largo y vio la comida frente a él. Yo aún tenía la bandeja en mi mano.
-Tsk, qué suciedad. Limpia la mesa. -ordenó al pasar su dedo por debajo de ésta
También descubrí que era muy mandón y le encantaba la limpieza.
-Bien. -dejé la bandeja en la mesita y cogí un pañuelo que siempre llevaba para estos casos, pues se me hizo común luego de pasar tanto tiempo con el capitán
Me incliné para limpiar ese sitio, sin acordarme que el capitán estaba detrás mío y yo le estaba dando cierta vista de una parte de mi cuerpo.
Al acordarme rápidamente me enderecé y dejé de limpiar.
-Y-ya terminé. -volteé a verlo nerviosa, pero grande fue mi sorpresa al verlo diferente- C-capitán. -pronuncié al ver el bulto en su entrepierna, sabiendo lo que había en esa zona, pero desconociendo porqué había crecido
¡Eso no estaba ahí antes! ¿Qué era eso?
El capitán cerró sus ojos un momento y suspiró, para luego levantarse. Retrocedí de manera inconsciente, pero sin quitarle la mirada.
Me acorraló contra la puerta, la cual se encontraba justo al lado de la mesita, colocando mis brazos a los lados de mi cabeza y presionando mis muñecas sin ejercer tanta fuerza.
-Esto es lo que provocas en mí, Tn... -respondió viéndome fijamente, causando que mi cuerpo se estremeciera por sus palabras.
-¿C-capitán? -dije temerosa. Me había quedado helada por su confesión
-Seguirás mis órdenes incondicionalmente, tal y como prometiste frente a toda la Legión. Ni una palabra va a salir de aquí, ¿quedó claro? -ni me dejó responder- Ya no podré contenerme desde hoy.
-¿Qué-
Levi me cortó el habla chocando sus labios contra los míos, dejándome estática. Ésto parecía demasiado irreal, un sueño.
Dejó de hacer presión en mis muñecas, para así guiar sus manos hacia mi camisa y comenzar a desabotonar botón por botón de manera lenta, mientras me veía fijamente a los ojos con provocación. Yo permanecía inerte en mi sitio, con las mejillas rojas, pues aún seguía procesando lo que estaba pasando, y al ser la primera vez que me ocurría ésto, tampoco sabía cómo actuar.
Volví en mí cuando sentí mi piel ser descubierta y el frío recorrerme el torso. Rápidamente intenté recoger mi camisa del suelo, pero el capitán me detuvo tomándome del mentón, lo vi con sorpresa.
-No intentes taparte, ésto es sólo el comienzo.
-¡No! ¡Debo irme!
Me di la vuelta queriendo abrir la puerta, pero el capitán aprovechó que le di la espalda para desabrochar mi sujetador.
-¿Eh? -me tapé al instante con mis brazos y sin tener opción, tuve que voltearme hacia él, con la intención de quitarle mi sujetador de las manos
-¿Quieres ésto? -habló con mi sujetador en su mano
-¡D-démelo! -exigí caminando hacia él, alzando uno de mis brazos para coger mi prenda, mientras con el otro seguía tapándome los pechos
-Bien, tómalo. -cuando me tuvo lo suficientemente cerca, me extendió el sujetador, simulando rendirse, pero cuando lo tomé, el capitán jaló la prenda hacia su dirección, provocando que yo también me fuera con ésta y mi rostro quedara muy cerca al suyo
¡Era un-
-Oh, no ésta mal. -mi rostro ardió de la vergüenza cuando noté que mi brazo se había movido y ahora el capitán veía mis pechos al descubierto
Mis pechos eran algo pequeños, en comparación con las demás mujeres, así que no sabía si sus palabras me subían el autoestima...
-¡N-no mire! -mi voz tembló inconscientemente y no podía controlar mi propia reacción o qué papel tomar en éste caso. Estaba totalmente en blanco
-¿Que no mire? Bueno, no lo haré. -pensé que iba a dejarme, pero ocurrió todo lo contrario, el capitán se inclinó un poco y tomó uno de mis pechos en su mano para guiarlo a su boca
-C-capitán, ¿qué esta haciendo? ¡Aah! -de mi boca salió un extraño sonido cuando sentí la lengua del capitán lamer mi pezón y succionar los alrededores de éste
Mi respiración se volvió agitada con ese simple acto y de repente sentí una molestia en mi parte baja, la cual comenzó a palpitar. Mi mente aún seguía buscando cómo salir de ésto, pero era contraproducente pensar, pues sólo llegaban las imágenes de lo que el capitán me estaba haciendo y la sensación tan embriagante que me hacía sentir.
Ésta misma sensación la había experimentado con Zeke, pero en un menor grado y además... Me gustaba.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top