02. El anciano

El grupo andaba por las alcantarillas, preparados para interceptar al cuarteto de Triceratons que activó la alarma de movimiento desconocido cerca de la guarida. 

A cada paso que daban, más se escuchaban sus pesados ​​pasos, acompañados de los sonidos de sus armas. Lo que les daba ventaja para moverse con cautela total ante el error de alarmarlos avisándoles de su intervención. 

A muy corta distancia de los enemigos, Leonardo se detuvo en seco, deteniendo así al resto cual cadena. 

Leo: Oíd bien: Está claro que vienen con el único objetivo de liquidarnos, así que no será un encuentro nada suave. Quiero poneros en sobre aviso, y, especialmente, a dos de vosotros ... —Miró directamente hacia las chicas.—

Lara: Déjalo, Leo. Estás perdiendo el tiempo, y tú no quieres eso. —Respondió dedicándole una sonrisa burlona por su inútil intento.—

Sara: Estamos aquí juntos, así que vamos a hacer lo que mejor se nos da: Trabajar en equipo. —Indicó completamente dispuesta a participar en el ataque contra los Triceraton.—

Mikey: Tío, eso ha sonado genial. —Dijo entusiasmado y motivado por las palabras de la morena.—

Donnie: Tiene razón. —Apuntó mirando al líder.—

Leo: —Evidentemente sabía que lo mejor era luchar en equipo frente a un rival tan duro como los Triceraton. Pero no podía evitar preocuparse por el bien de ambas, especialmente, de su pareja.— Mantened la guardia en todo momento hasta acabar con ellos.

Raph: Lo que tú digas, no habrá problema. Acabemos ya la charla para darles caña. —Irrumpió sacando sus sais más que dispuesto a interceptar a los enemigos.—

Cuando finalmente todos se dispusieron a interceptar a los Triceraton, se aproximaban a ellos mediante sigilo, y el máximo camuflaje con el entorno, para no alertar a los enemigos.

Por su parte, estos exploraban en conjunto por las cloacas, en busca de sus objetivos.

Tras un largo rato buscándolos, todavía no se encontró ninguna señal que les pudiese indicar su aproximación a los hermanos tortuga.

Como buen grupo de enemigos, empezaron a enfrentarse entre ellos gracias a su frustración mutua tras no hallar ninguna pista acerca de sus objetivos.

Triceraron 01: Estoy convencido de que os habéis equivocado de perímetro, y los estamos buscando en el alcantarillado equivocado. —Indicó con decepción.—

Triceraton 02: No te equivoques, tú decidiste buscar en esta parte de las cloacas. —Reprochó a su compañero.—

Triceraton 03: Y te sugerimos dividirnos para encontrarlos más rápido, pero también escogiste por seguir en grupo. —Dijo uniéndose a su compañero frente a quien resultó empeorar la misión.—

Triceraton 01: Entonces si me he equivocado, ¡quiere decir qué todos hemos caído en el mismo error! —Respondió alterado por las acusaciones.—

Triceraton 04: ¡Eres un estúpido! ¡Cuándo hablas lo estropeas todo! ¡Así qué ni se te ocurra acusarnos! —Exclamó irritado por su indiferencia.—

Triceraton 01: —Suspiró pesadamente.— ¿Sabéis qué vamos hacer? Vamos a arrasar cada túnel de este alcantarillado hasta dar con esas malditas tortugas. —Sentenció sacando su blaster láser dispuesto a seguir con su plan.—

Triceraton 02: Podrías haberlo dicho antes. —Respondió de acuerdo a su nuevo plan, y también sacó su arma.—

Triceraton 01: Bien, mucho mejor. Y ahora, preparaos para

No terminó de hablar cuando inesperadamente varios shurikens estrellaron contra el blaster, destruyéndolo al instante.

Lo mismo pasó con el arma del otro Triceraton cuando Sara se abalanzó contra él, clavando su espada en el blaster contra la pared. Pues este estuvo a punto de disparar alarmado por el inesperado ataque, cosa que la morena vio venir justo a tiempo.

Sara: —Sacó su espada de la pared tras haber destruido el blaster.— ¿Buscábais a alguien? —Preguntó con ironía ladeando la cabeza y dedicándoles una sonrisita burlesca.—

Mikey: ¡Sorpresa! —Exclamó sorprendiendo a otro Triceraton.—

Leo: —Sacó su katanas en posición de ataque.— Habéis cometido el error de venir hasta aquí. —Sentenció intimidante hacia el cabecilla.—

Triceraton 01: ¡Destruidlos! —Ordenó sorprendido por emboscada.—

Raph: —Tras la orden le lanzó una fuerte patada derribándolo.— Créeme, de nada sirve que lo intentéis. —Dijo con indiferencia.—

Trice 01: —Resopló con rabia, y se puso en pie para atacarle.—

La pelea había dado comienzo cuando las tortugas se lanzaron a atacar a cada uno de los Triceraton , teniendo la ventaja de la participación de las chicas.

La realidad es que entre todos establecían una potente fuerza en la balanza para cada combate, pues se complementaban a la perfección.

Triceraton 04: —Cerró el puño con fuerza lanzando un ataque hacia Donnie.—

Donnie: —Con su bo bloqueó el ataque con sus fuerzas, y saltó haciendo una voltereta de lado lanzándole una patada al Triceraton dejándolo aturdido.—

Triceraton 03: —Sacó su blaster todavía operativo con el que apuntó a Mikey.—

Mikey: —Rápidamente lanzó una patada contra el blaster arrebatándoselo al enemigo.— ¡Vamos! ¡Deberías ser más rápido para atacar! —Exclamó burlón tratando de provocarle.—

Triceraton 03: —Enrabietado por su burla, optó por lanzarle varios puñetazos.—

Mikey: —Esquivó con facilidad cada uno de los ataques de su oponente a la vez que retrocedía hacia atrás. Hasta que se echó a un lado.—

Triceraton 03: —Tras el rápido esquive de la tortuga, se encontró con su compañero aparentemente aturdido. Al cual golpeó en lugar de a la tortuga.

Triceraton 04: —El golpe recibido fue tan duro como para caer derribado.—

Donnie, Mikey: —Entre los dos decidieron cooperar para atacar al Triceraton que les hizo el favor.—

Triceraton 02: —Esquivaba cómo podía los ataques de su enemigo.—

Leo: —Tras sus fallidos ataques dio una voltereta hacia atrás ganando distancia, y así cambiar de táctica.— Me ha tocado el más ágil...

Triceraton 02: —Aprovechó aquella acción de la tortuga para sacar su blaster operativo. El cual había cargado en un pestañeo, listo para disparar.—

Sara: —Rápidamente sacó su cuerda para lanzarla, enredándola al arma del Triceraton, y así tirar con la suficiente fuerza como para arrebatárselo de las manos.— 

Triceraton 02: —Sorprendido por la inesperada intervención de la chica, se quedó paralizado unos segundos. Los suficientes como para permitirle a la tortuga atacar.—

Leo: —Saltó hacia él lanzando un ataque con sus katanas, y logró hacer un profundo corte en el pectoral.

Triceraton 02: ¡Aargh! —Gruñó carbonatado por el dolor llevándose una mano a la herida.—

Leo: —Asombrado por la ayuda de la chica, volteó para verla.—

Sara: —Al notar su asombro, también volteó a verle. Como respuesta le dedicó un guiño y una sonrisa. Demostrándole que no debía preocuparse demasiado por las chicas en un combate. Lo cierto es que no era la única vez que lo sorprendía de esa manera.—

Triceraton 01: —Lleno de rabia atacaba a Raph lanzándole varios puñetazos.—

Raph: —Fácilmente esquivó todos y cada uno de los ataques, hasta que en el último se agachó.—

Lara: —Saltó hacia la pared, teniendo el muro como punto de apoyo para dar otro salto hacia el Triceraton, y le lanzó una fuerte patada en la cabeza.— ¡Aah!

Triceraton 01: ¡Aargh! —Exclamó dolorido tras ser derribado.—

Raph: Siempre en el momento justo. —Sonrío a la pelirroja orgulloso de ella.—

Lara: No soy la única. —Le devolvió el cumplido con una sonrisa.—

A pesar de que eran menos los enemigos en pie, el combate no había terminado. Debían encargarse de los oponentes que quedaban por derrotar. 

Pero ya era cosa fácil, puesto que con dos de ellos ya derrotados tenían mayor ventaja para acabar con ellos rápidamente.

La pelea continuaba, pero Raphael se detuvo cuando se percató de unos desagradables gritos, aparentemente, de una persona mayor.

Los gritos venían desde una rendija, la cual estaba tan cerca de él como un punto de acceso a la superficie. Lo que sabía con certeza es que alguien necesitaba ayuda lo antes posible.

Raphael era consciente de lo que Splinter les había prohibido recientemente: Salir a la superficie. Lo que significaba, que ya no podía interferir en el exterior.

No, no lo iba a permitir.

Se dirigió hacia las escaleras que llevaban a la superficie, pero Leonardo lo detuvo.

Leo: ¿En qué estás pensando? —Preguntó agarrándolo del brazo empujándolo hacia atrás.— 

Raph: Alguien de la superficie está en peligro. Hay que ir en su ayuda. —Indicó señalando los gritos desde la rendija.—

Leo: No podemos. —Respondió tajantemente. Se puso en guardia cuando uno de los enemigos restantes se acercó a ellos para atacarlos.—

Ambos luchaban en conjunto para derrotar al Triceraton que los había atacado. Pero eso no le impidió a Raph insistir.

Raph: ¿Estás mal de la cabeza? ¡No voy a permitir qué alguien salga mal herido cuándo puedo impedirlo! —Exclamó con insistencia.—

Leo: ¿A caso has olvidado lo qué Splinter nos ha prohibido hace un momento? —Recalcó mientras se defendía del enemigo.—

Raph: ¡No me importa! ¡Hay qué ayudar a quién sea qué está en apuros! —Continuaba insistiendo cada vez más alterado, mientras ayudaba a su hermano a deshacerse del enemigo.—

Sara: —Durante la pelea, prestaba atención a la discusión de ambos. Alguien necesita ayuda, y Raph estaba dispuesto a acudir. Pero Leo no accedía a permitírselo.—

Leo: Lo siento, pero no debemos desobedecer al maestro. —Replicó enfocándose en lo que Splinter les había prohibido.—

Raph: ¡Maldita sea, Leo! ¡¿Qué diablos estás diciendo?! —Decepcionado de su hermano le cuestionó alterado, hasta el punto de enfadarse.—

A pesar de la discusión, continuaron luchando hasta que finalmente acabaron con todos. Algunos acabaron más heridos que otros, y no precisamente con heridas leves.

Debido a las voces de Raph, los demás prestaron atención a la discusión. Pero a diferencia del resto, Sara sabía cómo ponerle punto y final. 

Dirigió la mirada hacia el líder, quien también la miró. Sara le transmitió una mirada reflexiva. Torció los labios ladeando la cabeza, rogándole con la mirada que recapacitara. 

Leonardo no tenía intención de dejar a la víctima a su suerte, pero tampoco quería tener que cargar con el problema de desobedecer al sensei.

Pero no le dio más importancia en una situación como la presente. 

Leo: Ve, haz lo que sea necesario. Pero no te dejes ver. —Concluyó seriamente con esa condición.—

Raph: —Sólo se limitó a retirarse dedicándole una mirada despectiva, y dejando al resto atrás. Usó las escaleras que estaban cerca, y así acudir en la ayuda de la víctima.—

La tortuga trataba de salir a la superficie lo más rápido posible, temeroso de que fuese tarde.

Era un alivio que el cielo estuviese lo suficientemente oscuro a pesar de que todavía no era plena noche. Tras salir de la alcantarilla, se subió a la azotea más cercana.

Se volvieron a escuchar los gritos de la víctima, lo que ayudó a Raph a localizar donde tenía lugar el altercado.

Unos hombres estaban golpeando a un tipo, tal como había deducido, la víctima era un anciano. Lamentablemente, ya estaba bastante machacado por esos hombres.

Lo único positivo es que aquellos hombres dejaron de golpear al anciano, considerando que lo habían machacado lo suficiente.

No se molestaron en recoger al anciano cuando este se dejó caer al suelo, conmocionado por semejante paliza. Y como tales sinvergüenzas, se fueron corriendo sin importarles el estado del anciano.

Raphael cerró los puños con fuerza, lleno de rabia por haber llegado tarde, pero le dio más lástima ver al anciano en ese estado.

Estaba tan afectado que le traía sin cuidado si se dejaba ver ante él, sólo quería ayudarle. Había tenido la oportunidad de impedir que lo machacaran, y no pudo. Se sentía realmente mal.

Bajó de las azoteas hasta acercarse a él. Se lo encontró casi arrodillado en el suelo, con la cabeza a muy pocos centímetros del suelo.

Raph: Eh, oiga... Sé que mi aspecto no ayuda, pero no se preocupe, no pienso hacerle ningún daño. —Aclaró tratando de transmitirle confianza.—

Anciano: Ya da igual... Cualquier ayuda está bien en mis circunstancias... —Respondió entre cortado, notándose su agitación tras el desagradable momento.—

Raph: Voy a ayudarle a ponerse en pie. Pero, por favor, no grite, ni se asuste. He venido para ayudar, puede estar tranquilo. —Aclaró tratando de sonar  suave, procediendo a sujetarlo con la máxima delicadeza para ayudarle.—

Anciano: Ya me he llevado el susto... También he estado gritando... Descuida, joven. —Indicó restándole importancia a lo que sea que se refiera, sólo quería ayuda.—

Con suavidad, ayudó al anciano a ponerse en pie. Cuando este se percató de la apariencia del joven que acudió en su ayuda, solamente reaccionó con asombro. 

Tal y como le había asegurado, no se asustó, ni siquiera dio el más mínimo grito. Solamente lo miraba de arriba abajo con asombro, sujetándose a él en sus brazos. 

Cuando Raph pudo respirar aliviado por la calmada reacción del anciano, optó por hablarle al fin cara a cara.

Raph: ¿Se encuentra bien? —Preguntó notándose la preocupación en el débil tono de su voz.—

Anciano: Por un momento pensé que me habían roto algo, pero no. Sólo fuertes dolores, pero nada grave. —Respondió.— Dime, joven, ¿eres una tortuga de verdad? ¿O el dolor me está haciendo una jugada? 

Raph: Ya se lo decía. —Respondió encogiéndose de hombros.— Al menos ha reaccionado bastante mejor que la mayoría.

Anciano: —Rió levemente a pesar de que reírse le provocaba más dolor.— Sí, no tengo duda. —Se miró a sí mismo percatándose del polvo que tenía sobre la ropa. Como podía se quitaba el desagradable polvo.—

Raph: —Sonrío cuando le hizo reír, a pesar de los dolores. Aún así se sentía bastante mal por no haber llegado a tiempo.— ¿Está lejos su casa? Si lo necesita, puedo acompañarle.

Anciano: No hace falta, mí casa está muy cerca de aquí. Pero gracias por ofrecerte. —Agradeció con una débil y pequeña sonrisa. Su vista regresó al suelo, buscando lo que le ayudaría en el camino a casa.—

La tortuga rastreó el suelo por lo que fuese que buscaba el débil anciano. A poca distancia, se encontró con el bastón que le pertenece. 

Se agachó para recogerlo, y dárselo al anciano.

Anciano: Muchas gracias. —Agradeció amablemente.—  Oye, si te ayuda, no le diré nada a nadie. Es lo más que puedo hacer. —Sonrió en gratitud por su ayuda, a pesar de su extraña procedencia.—

Raph: No se preocupe, es lo único que necesitaba. —Sonrió agradecido por su gratitud.—

Anciano: Bueno saberlo. —Respondió.—  Bien, hasta más ver, joven tortuga. —Se despidió con una sonrisa.—

Raph: Hasta la vista. —Se despidió.—

Anciano: —Con ayuda de su bastón, empezaba a partir camino.— Ays... Si todavía fuese un hombre joven, habría fregado el suelo con esos matones. —Susurró durante el camino de regreso a casa.—

Raph: —No pudo quedarse más fascinado por la reacción del anciano, y del entrañable contacto con él. Pero aún así, se sentía fatal. Le aliviaba que su estado no fuese grave, pero no se quedaba tranquilo.—

La tortuga siguió al anciano desde las azoteas. Quería asegurarse de que llegaba bien a su casa, sin ningún tipo de problema.

Tras un lento, y fatigoso camino, el anciano llegó a su casa. Desde las azoteas muy cerca de su vecindario, Raph lo veía asegurándose de que ya estaba a salvo.

En cuanto a los demás, encontraron a Raph después de buscarlo por las azoteas. Se reunieron con él en cuanto lo vieron.

Leo: ¿Cómo ha ido? —Preguntó.—

Raph: Llegué tarde... Bien hecho, intrépido líder. —Respondió  sarcástico con desprecio.—

Sara: Pero, ¿fue grave? —Le preguntó con preocupación.—

Raph: No, pudo volver a su casa. Me he asegurado de que llegara sano y salvo. —Respondió.—

Leo: Bien. La próxima vez, no dejes tirado al equipo en medio de un combate, Raph. —Sentenció seriamente cruzando los brazos.—

Raph: ¿Qué te pasa? ¿Crees qué lo mejor era dejar tirado a ese anciano a su suerte? —Cuestionó decepcionado de su hermano.—

Leo: No, no lo es. Pero nosotros ya no podemos interferir con el exterior. Ni siquiera deberíamos estar aquí fuera. —Replicó seriamente, tratando de convencerle de que ya no podían hacer nada en la superficie.—

Raph: Estás mal de la cabeza, Leo. —Respondió con enfado, dedicándole una mirada de desprecio.—

Lara: Leo, déjate de normas. Sólo ha acudido en ayuda de un anciano, ¿entiendes? Venga, hombre. —Intervino en la discusión tratando de hacer razonar al líder de que Raph hizo lo que debía.—

Mientras los dos hermanos discutían anteponiendo sus posturas, los otros dos hermanos pasaban de intervenir en la discusión.

Pensaron que lo mejor era hablar un asunto que ambos llevaban entre manos, un asunto que podría tener futuro.

Donnie: Bueno, ¿se te ha ocurrido algo más qué no me hayas contado? —Preguntó con curiosidad.—

Mikey: He estado pensado en cómo customizar la furgoneta. Se me están ocurriendo varios diseños. Oh, y, también en varios nombres para "mi mascota". —Respondió frotando las manos entusiasmado.—

Lara: —Frunció el ceño cuando los veía tan normales mientras Leo y Raph seguían discutiendo.— ¿Y vosotros qué, no pensáis hacer nada?

Donnie, Mikey: —Ambos se miraron entre ellos, compartiendo el mutuo pensamiento. Sabían que lo mejor era no meterse en ninguna de las discusiones de Leo y Raph.—

Donnie: Creénos, Lara, es una sabia decisión. —Respondió.—

Mikey: Sí, la mejor idea es actuar como si no pasara nada. —Dijo sin darle importancia a las discusiones de ambos hermanos, algo a lo que ya estaban más que acostumbrados.—

Lara: —Rodó la vista soltando un pesado suspiro. Aunque en cierto modo, no les culpaba.—

Sara: Chicos, basta, no sigáis. Seguro que Splinter lo entenderá, no hay ningún problema en este asunto. —Dijo poniéndose en medio de ambos, tratando de disipar el tenso momento.— Por favor.

Ambos hermanos continuaron enfrentándose con la mirada, pero ninguno de los dos quería continuar dándole hincapié a una discusión que no iba a llegar a nada.

Raph suspiró pesadamente, tratando de calmar la rabia que sentía frente a su hermano. Por su parte, Leo dejó de lado las diferencias con su hermano.

El líder contempló la ciudad, puesto que Splinter ya no les permitían salir como hasta ahora. A él tampoco le agradaba la idea, como al resto.

Pero no estaba dispuesto a ignorar las normas que Splinter había decidido, pues su maestro quería lo mejor para ellos, sus hijos.

Y no era para cuestionárselo al maestro, a su padre.

Leo: Vamos, es hora de volver a casa. —Sentenció después de contemplar la ciudad.—

Los demás hermanos también optaron por darse unos segundos para mirar la cuidad, con el desánimo de que recientemente Splinter les ha prohibido volver.

En grupo, se fueron de vuelta a las alcantarillas. Las chicas estaban con incertidumbre por la situación familiar, así que optaron por irse con ellos.

En cuanto a Raph, todavía seguía sintiéndose mal por haber llegado tarde para ayudar al anciano. Pero, al menos, pudo compartir palabras con él, y se aseguró de que estaba sano y salvo.

Pero la realidad es, que había conectado con el anciano de tal forma que, de alguna manera, estaba convencido de que no sería la última vez que se encontrarían de nuevo.

Sí, sé lo que estáis pensando... Que Leo parece el malo.

Pero no me miréis a mí, es tal y como lo reflejan en los cómics precuela que me baso para escribir estos capítulos.

La realidad es que a mí no me hace ninguna gracia que reflejaran a Leo con esa frialdad.

Aunque, mirándolo bien, no es la primera vez que antepone las reglas de Splinter a intervenir en cualquier problema de la superficie.

Lo único que espero es que yo no lo refleje tan "mala persona" como esos escritores pensaron hacer con los cómics precuela de esta película.

Caso a parte, espero que os esté gustando estos primeros pasos de esta nueva historia. 😊

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