CAPÍTULO 23- ¡CULPABLE!

EDITADO



      Pronto los enfermeros y las enfermeras corren de un lado a otro. Levanto la cara, y miro a todos lados, esperando que alguien me dé respuesta. Una mujer alta y delgada, se remueve, tan angustiada como yo. Al verle tanto parecido a Joe, decido que es su madre, y me acerco a ella.

      —Hola, ¿usted es la madre de Joe? —Pregunto, mientras de sus ojos negros salen lágrimas que se le acumulan en la barbilla.

      —Si... —Susurra. —¿Quién eres tú?

      —Me llamo Teresa, soy amiga de su hijo —respondo con timidez.

      A pesar de nuestra amistad, Joe no solía compartir tanto su vida personal, y pocas veces había ido a su casa, y cuando iba, sus padres no estaban. Un silencio incomodo nace entre nosotras, y vemos a un hombre, bastante guapo, acercarse a nosotros.

      —¿Parker? —Pregunta.

      La mujer asiente y él se acerca para hablarle, a lo que ella reacciona con un angustioso llanto que retumba por la sala.

      —La herida se ha abierto otra vez, y cuando llegamos tenía una hemorragia severa, estamos interviniendo de nuevo, no se preocupe —le calma él, poniendo su mano en el hombro de ella.

      Después de que el doctor se retira, seguimos en silencio, y comienzo con ese horrible habito de comerme las uñas, mientras camino de un lado a otro, sintiéndome impotente y mal. El llanto de la señora Parker no ayuda en nada tampoco, pero no la puedo culpar. Se aleja para ir al baño, y me quedo sola, esperando en la sala.

      —¡Espera! —Oigo una voz aguda, seguida de pasos largos y fuertes.

      Me giro, exasperada por el alboroto. El chico de cabello blanco y ojos de tormenta, entra, dando pasos largos, mirando a todos lados. Cuando me ve, suspira aliviado, y corre, para tomarme entre sus brazos. Lana está atrás, resoplando por el cansancio que le debió suponer seguir a Lucas.

      —Teresa... —Suspira, y yo con los brazos caídos a los lados, me muestro fría.

      El calor se sube a mi rostro, llenándolo de sangre.

      —¿Estás bien? —Pregunta, apretándome aún más fuerte. —Apenas lo supe, vine, quería acompañarte... Me preocupé mucho cuando no fuiste a estudiar...

      —¿Qué has hecho? —Gruño, y él se separa de mí, clavando sus ojos en los míos.

      —¿Ah?

      —¡¿Qué has hecho, Lucas?! —Le grito, empujándolo lejos de mí.

      Sus cejas rubias se contraen y un gesto de genuina confusión se forma en su cara. Segundos de doloroso silencio, en los que todos los cabos sueltos se atan, y mi pregunta parece tener una respuesta lógica: Lucas.

      —Espera, Teresa —Lana se acerca a mí, y se pone a mí lado, tomándome por el brazo.

      Lucas le mira, lleno de angustia, y ese brillo en sus ojos hace que el corazón se me encoja. Mi enojo es mayor, a la vez que un sentimiento completamente antónimo a éste, crece también. La respiración agitada por mi parte, los puños crispados, ganas de patearlo muy fuerte.

      —¿Fue por el golpe? ¿Verdad? —Le recrimino, y su boca se entreabre, sin decir alguna palabra. —¡Como te atreves! —Chillo, mientras de mis ojos comienzan a salir lágrimas calientes.

      —No..., no..., yo no..., yo no he hecho nada... —musita, entrecortadamente, y su cara se tiñe de rojo. —¡¿Cómo puedes creer algo así de mí?! —Exclama, apretando los dientes, con tono adolorido y ronco.

      Se encoje de hombros, como si tuviera una reacción instintiva de miedo, y me veo reflejada en sus ojos cristalinos. 

      También yo tengo miedo.

      —¿Quién le haría eso a Joe? —Añade Lana, perdida en sus propios pensamientos.

      Mi corazón va a mil por segundo, e intento no arrepentirme de lo que acabo de decir. Es una acusación bastante grave, y lo será más aún si a Joe le sucede algo y muere. Decido que es mejor darme vuelta, y hablar con Lana, sin ver a Lucas.

      —No lo sé —respondo, y hago que me acompañe hasta unas sillas cercanas.

      —Es tan horrible —musita y me mira con ojos opacos, los cuales me causan mucha impresión: luce casi tan cansada como Amy.

      —¿Estás bien? —Pregunto, llena de curiosidad. Lana asiente, con gesto tranquilo, y una sonrisita que no llega a sus ojos.

     —Teresa... —Habla Lucas, haciéndome dar un ligero salto. —No fui yo, te juré que no te haría daño, créeme.

      Me levanto y camino hacía un lugar apartado. No quiero hacer más escandalo ahí dentro. Lucas me sigue, hasta que nos encontramos ya fuera del hospital, entonces me giro y lo encaro. Discutimos durante largo rato, en donde ambos subimos el tono de nuestras voces, y a él se le cristalizan los ojos, yo lloro, y luego le dejo tirado y me dispongo a entrar de nuevo al hospital. Lucas no me sigue esta vez, pero no importa. Me siento con lana en algún lado, y comenzamos a charlar sobre lo sucedido. 

      El gusano de la culpa se desliza por mi masa cerebral, ya que el mismo día Joe y yo habíamos discutido después de salir del Hospital de Reposo donde está Amy. También por la desesperación de sentir que estoy ignorando algo importante, y que eso tiene que ver con Lucas, pero que aun así no puedo descifrar nada, no tengo pruebas de nada. Lucas estuvo conmigo, pero también llegó tarde a mi casa. ¿Fue un robo? ¿Fue planeado? ¿Quién fue?

      —¿Teresa? —Me llama Lana—, ¿estás bien? Bueno, dentro de lo que cabe —intenta bromear.

      Yo solo asiento con la cabeza.




***


¿Teorias? ¿Ustedes que piensan?

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