Un par de cervezas.

Capítulo 14.

Un par de cervezas.

Daniel miró la puerta del local esperando ver a Alan en cualquier momento. Había llegado casi media hora antes de la acordada y en lugar de la barra o una mesa común, eligió un gabinete un poco alejado para tener algo de privacidad. La amable mujer se había ofrecido a tomar su orden pero él decidió esperar a Alan, sería una descortesía no hacerlo.

La campañilla repicó, la puerta se abrió y Daniel pudo notar entre las suave penumbra del local al muchacho.

Alan era tan alto como él pero más delgado, si se ejercitara probablemente le haría una justa competencia, su pelirrojo cabello corto tenía suaves rizos; en cuanto notó al moreno sonrió ampliamente y caminó hasta el lugar.

—Lo siento ¿Has esperado mucho?— dijo al deslizarse en el mullido asiento frente a Daniel.

—No te preocupes, si somos precisos aún faltan algunos minutos para la hora; y no, no he esperado— mintió con lo último.

Asintió justo cuando la camarera llegaba a solicitar sus órdenes; Daniel pidió una cerveza clara y Alan una oscura, la mujer miró a ese último con algo de recelo pero no protestó, sólo hizo las anotaciones en su diminuta libreta y con la promesa de que pronto traería las bebidas se retiró.

Al notar la interrogante en el rostro de Daniel, Alan explicó encogiéndose levemente de hombros, —a veces dudan de mi edad, ya me he acostumbrado a esas miradas.

—Oh, ya veo— sonrió, —y con justa razón, pareces de unos diecinueve— y esa había sido la principal razón para pensar mucho y casi rechazar la sola idea de "una cita".

—Tengo veintidós, hace unos meses los cumplí—, el pelinegro casi estuvo seguro de que el muchacho se sonrojó, pero con la tenue luz del ambiente no podía afirmarlo del todo.

—Aquí están, que las disfruten— dijo la mujer al dejar las botellas sobre la mesa y sonreírles con cortesía aceptando las "gracias" por parte de los hombres.

—Sinceramente me sorprendió que llamaras— declaró Alan apenas estuvieron solos de nuevo, antes de dar el primer trago a su cerveza.

—¿Por qué? No tiene nada de malo, ¿o sí?

—No, nada; es sólo que... bueno, no quisiera que Lucas lo mal interpretara.

—¿Que Lucas... qué?— ladeó el rostro totalmente ignorante de lo que esas palabras significaban.

Alan abrió los ojos enormemente, como si acabara de hacer un notable descubrimiento, —¿Lucas y tú no son pareja?

—No, por supuesto que no.— Daniel dio un gran trago a su botella.

La mirada de Alan paseó sobre la mesa entes de mirarlo y confesar, —pensé que sí; y no sólo yo, mi abuela también sospecha que Lucas y tú...

—¿Pero por qué?— preguntó curioso, creyó que el mal juicio de un joven era entendible, pero si hasta doña Marta pensaba lo mismo tenía que saber la razón.

—Lo supusimos, se ve que se llevan bien.

—Sólo somos amigos.

—Muy cercanos, me imagino.

—Bastante— suspiró Daniel evitando pensar en la verdadera naturaleza de esa relación, porque siendo francos en realidad no se sentía algo como amo-esclavo, Lucas era un "chico normal", —pero sólo eso, por ahora no tengo pareja— agregó.

—Me alegra saberlo— respondió Alan casi al instante, pero cuando notó que podría mal interpretarse se corrigió, — quiero decir, no es que me alegre que no tengas a alguien, es sólo que... bueno... yo... tú me gustas, Daniel— tras la declaración volvió a darle otro sorbo a su cerveza.

—Yo creo que eres un buen chico— se atrevió a decir, sabiendo que podría ganarse desde una mirada triste hasta un puñetazo en el rostro, y bien merecido se lo iba a tener por "alimentar sus esperanzas" invitándolo a salir. Pero la actitud y respuesta de Alan le sorprendió.

—Lo imaginé, pero aún así creo que soy afortunado, ignoro qué te impulsó a llamarme esta tarde pero gracias— le sonrió, —no malgastaré esta oportunidad y seré optimista, para la tercera cita espero que pienses que soy más que sólo un buen chico— le sonrió, le lanzó un guiño y se terminó su bebida.

Daniel lo miró incrédulo por unos instante pero luego se echó a reír, cuando se recuperó le preguntó, —¿quieres otra?— señaló la botella.

—Sí, por favor.

~*~

Lucas sabía en qué bar iba a ser la "reunión no cita" que Daniel le había comentado que tendría con Alan; era un lugar sencillo, un bar light cómo él podría catalogarlo. Tal vez por eso le dio ganas de ir también por un par de cervezas, pero con un ambiente diferente, opuesto para ser preciso.

—Hola, Luc. Es un milagro verte en un lugar como este— el sujeto de cabello rubio, largo y trenzado, y de bonitos ojos azules, le sonrió.

—Ahora no estoy de humor— arrugó la nariz en un gesto de molestia y giró para darle la espalda, apoyando el antebrazo en la barra.

El rubio negó con la cabeza, —no hermanito, no seas grosero; estoy aquí en paz, sólo vine a divertirme, así como tú.

—Entonces vete por allí y déjame solo.

—Lo haré, pero no sin antes proponerte algo que muero por tener esta noche— se mordió el labio inferior y susurró, —tal vez quieras participar en un... ménage à trois*.

El castaño giró de nuevo para encararlo, —¿qué has dicho?— aún con la música estridente pudo oír a la perfección lo que el otro decía, la pregunta más bien fue como un acto reflejo.

—Escuché de Samael que tenías una nueva mascota— el rubio amplió su sonrisa y dejo ver sus afilados dientes en forma de serrucho, —me gustaría conocerlo.

Lucas dio una zancada hacia él e importándole nada la evidente diferencia de altura y masa muscular lo sujetó por el cuello de la ropa, amenazándolo; —ni lo pienses imbécil; si le pones un dedo encima voy a desollarte.

—Uy, tranquilo; ahora entiendo lo que Sammy dijo, debes cuidar tu propiedad— levantó ambas manos en un gesto de protección y rendición, aunque el tono de su voz no concordaba, —pero no pensé que el alcohol te pusiera tan agresivo.

Demmon, hablo en serio.

—Yo también— retrocedió para liberarse del agarre del castaño, se sacudió la camisa y agregó; —fue agradable encontrarme contigo, nos vemos pronto cuando vayas a casa.

El rubio caminó para perderse en la multitud danzante que se restregaba con lujuria y sin tapujos.

Lucas exhaló tratando de relajarse cuando se quedo solo. ¿De dónde había salido eso? No recordaba haber sido antes tan explosivo a la primera provocación de sus hermanos. Esto estaba jodidamente mal, no sólo porque desconocía la razón de su actuar, sino porque si sus hermanos lo notaban iban a fastidiarlo con ello. De un trago acabó con su tequila, colocando el vaso de vidrio con fuerza sobre la barra de madera; necesitaba hablar con alguien, necesitaba hablar con Gaby, ella seguramente podría ayudarle, ella conocía prácticamente todo de él. Ella le daría un buen consejo.

Salió del bar y usó un portal para llegar hasta casa de Gabriela.

—Pequeño Luc, qué sorpresa tan agradable— dijo ella al encontrarlo en el umbral de su puerta.

—Lamento molestarte a esta hora— miró sus propios pies.

—Sabes que jamás serás una molestia— abrió más la puerta indicándole con un gesto que entrara, —¿te ofrezco algo de beber?

—¿Sería mucho pedir algo con alcohol?— se arriesgó.

Gaby le miró con cautela y dijo, —por supuesto que no, traeré un par de cervezas; ponte cómodo y espérame en la sala.

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*Ménage à trois: De origen francés, es un término que describe un acuerdo doméstico de tres personas para mantener relaciones sexuales y formar un hogar. Podría traducirse como "el hogar de tres". Esta expresión adquiere distintos significados dependiendo el contexto; actualmente, pero en un sentido más coloquial, el término designa con frecuencia a un trío sexual cuyos miembros pueden o no formar un hogar. (Fuente: Wikipedia).  

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