Nunca más.
*NOTAS PREVIAS*
Escenas/capítulo con contenido adulto, no apto para personas sensibles; incluye descripción de actos cursis, violentos, sexuales y/u obscenos. Se recomienda discreción.
La omisión de la lectura de este apartado no influye en la comprensión de la trama de la historia, en otras palabras: puedes saltarte este capítulo.
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Capítulo 30.
Nunca más.
—Siempre tan valiente, hermanito.
La última palabra parecía una obscenidad cada vez que salía de sus labios; Luzbel hizo una mueca simulando lo más posible una sonrisa ladina, ya que la gran cicatriz de la quemadura le deformaba la mitad de la cara.
Luzbel y Lucifer eran idénticos, incluso en el tono de la voz y de no ser por la cicatriz nadie, ni siquiera sus propios hermanos, los distinguirían.
—Y tú siempre tan impaciente, hermano— contestó.
Lucas era el menor, así que prefería mantener el "debido respeto y las formalidades" con todos, a menos que lo provocaran, claro estaba.
—Sé que quieres que sea rápido pero lamento recordarte que esto es diversión para mí, y esta vez tengo un par de ideas nuevas que quiero probar contigo.
—Oh, vamos Luz; deja ya de hablar y apúrate— Samael apareció por el umbral de la puerta, cruzó los brazos sobre su pecho y apoyó el hombro en el marco, —¿o es que acaso deseas ayuda?
Los ojos de Lucas se abrieron de par en par; las reglas eran muy claras y estrictas: sólo un "torturador" a la vez; así que no era correcto que Samael estuviera allí.
—Por supuesto que necesitaré tu ayuda— exclamó Luzbel antes de agitar el "nueve colas", aquél látigo cuyo extremo final se dividía en nueve terminaciones con una esfera diminuta en cada punta y picos en ella.
El sonido que se produjo en el aire hizo que la piel de Lucas se erizara, desde la nuca hasta los talones; se agitó sin poder liberarse de las cadenas.
—Esto no está bien— se quejó, tratando de bajar de la mesa pero era inútil; sus extremidades estaban bien sujetas con los grilletes, obligándolo a mantener su cuerpo extendido y exponiendo su torso desnudo.
—¿No está bien?— se mofó Luzbel, —Por si no te has dado cuenta nada de esto está bien; nosotros nacimos para heredar y gobernar; en vez de eso somos el seguro de vida de Padre. ¿Te parece eso bien?— se acercó a la mesa donde estaba Lucas.
—No, pero así es como son las cosas, así siempre ha sido— no quiso quedarse callado aún sabiendo que le "estaba echando leña al fuego", Luzbel siempre había sido el más voluble y necio.
—Exacto— Luzbel se relamió el labio deforme y chamuscado, —siempre ha sido así, por eso hay que cambiar las cosas— entonces agitó otra vez el nueve colas.
El chasquido llegó a los oídos de Lucas y segundos después un ardor súbito lo recorrió desde el hombro derecho hasta su cadera izquierda; se retorció y gimió.
Un grito quedó atrapado en su garganta cuando ocurrió el segundo azote; y para el tercero se mordió la lengua con fuerza hasta casi sangrarla, no le daría el gusto a su verdugo, no suplicaría.
—¿Qué, vas a quedarte allí?— Luzbel miró a Samael, que seguía en su pose y mirando la escena sin inmutarse.
—¿Deseas mi ayuda ahora? Pensé que querrías divertirte un poco más.
—Lo haré, pero quiero que te unas también.
Lucas decidió concentrarse en un punto fijo en el techo cuando los azotes aumentaron; aunque su visión comenzó a tornarse borrosa cuando uno a uno los dedos de sus manos fueron quebrados.
—¿Suplicarás para que nos detengamos?— susurró Luzbel muy cerca de su oído cuando el último dedo fue roto.
—¿Ee-eso haría... a-alguna diferencia?— su respiración era algo entrecortada pero se obligó a hablar claro.
—No en realidad.
La cabeza de Lucas giró repentinamente al escuchar esas palabras, fue un milagro que su cuello no se rompiera; eso hubiera sido lo de menos con Hellen allí también.
—Vine a cobrar lo que me debes, hermanito— agregó la mujer, y contoneando sus caderas se acercó.
Lucas se concentró invocando a sus poderes, debía defenderse, pero justo cuando sus globos oculares se tornaron oscuros y los cuernos comenzaron a emerger, Hellen coloco su mano sobre el pecho sangrante de Lucas y lo empujó para mantenerlo sobre la mesa.
—Tranquilo— ronroneó ella, —si te resistes puedo ir a buscar a tu mascota, sé donde encontrarlo. Ese par de angelitos no pueden cuidarlo para siempre en tu ausencia.
Un vacío se instaló en su pecho y se hundió en su estómago, la única "mascota" que tenía, su única "posesión" era Daniel.
El tiempo era inexacto; por lo que minutos, o tal vez horas después Lucas colgaba de sus muñecas por una cadena sujeta del techo de la caverna, lo habían convertido en un saco de box de carne y hueso.
No iba a morir por la paliza que estaba recibiendo, eso era un hecho; en realidad sus hermanos estaban siendo bastante brutales pero "cuidadosos"; había pocas y específicas maneras de matar a seres como ellos y sus tres agresores no parecían querer hacer nada de eso. Aunque Lucas estaba pensando que podría no faltar mucho para ello.
—No eres tan feroz ahora, ¿cierto?— Hellen se acercó a él y tiró de sus cabello con fuerza para obligarle a levantar el rostro puesto que este colgaba hacia abajo.
Lucas escuchó el ruido de pasos y susurros; gimió y viró el rostro tratando inútilmente de zafarse.
Miró alrededor tanto como pudo, al parecer sólo quedaban ellos dos en el recinto, los otros se habían marchado, esos habían sido sus pasos.
Entonces comenzó a preguntarse muchas cosas, entre ellas:
¿Su Padre había permitido algo como eso? Probablemente.
¿O tal vez eso había sido un motín? Eso explicaría la huida de Luzbel y Samael.
—Ey, mírame— pidió Hellen, —disfrutaré observar cómo desapareces.
Ella abrió la palma de su mano izquierda, estirando los largos dedos y haciendo que sus uñas crecieran hasta convertirse en enormes garras.
—¿Q-qué... qué vas a hacer?
—¿En verdad quieres saber?— Hellen sonrió.
Aprovechando la posición de Lucas acarició con sus filosas uñas la cara interna de los antebrazos del castaño; pronto ríos de sangre descendieron por las extremidades de Lucas hasta llegar en el piso y unirse al charco que yacía a sus pies; los golpes anteriores le habían hecho escupir sangre.
Desangrarse no era una manera de morir pero lo dejaría fuera de combate por un tiempo; Lucas sintió que las pocas fuerzas abandonaban su cuerpo, parpadeó tratando de no rendirse al imperativo sueño; notó cómo Hellen le miraba sonriente. Claro, a eso se refería con "observar cómo desapareces".
Se obligó a mantener la calma y la lucidez lo más que pudo; de repente notó una silueta en el umbral de la puerta, no podía distinguir quién era, su vista era borrosa.
—Vamos, antes que Padre sospeche— la voz de Luzbel era inconfundible. El castaño sonrió internamente, así que todo esto era sin el consentimiento de su Padre.
Escuchó los pasos de Hellen, la mujer se alejaba y únicamente cuando estuvo completamente solo se dejó atrapar por la oscuridad.
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Se sintió en extremo cansado y con los brazos entumecidos; Lucas parpadeó antes de poder enfocar su vista. Seguía en la misma mohosa cueva, colgado de una cadena que pendía del techo.
Se removió y estiró las piernas buscando apoyo ya que sus pies apenas tocaban el suelo, pero estos resbalaron debido a la sangre semiseca. Gruñó tratando de impulsarse y sujetarse con las manos de la misma cadena que lo tenía preso, sus dedos rotos no ayudaban en absoluto.
—¿Cuál es la prisa?— la voz de Demmon pareció retumbar.
Lucas tragó con fuerza, Demmon tenía sus alas desplegadas y su rostro estaba un poco magullado, seguramente ya había recibido su paliza correspondiente, la cual al parecer no era nada comparada con la suya.
—Es mi turno ahora— continuó el rubio acercándose, —pero yo no seré suave como los otros.
Los ojos de Demmon parecían brillar bajo la poca luz del lugar. Lucas esperó a que estuviera lo suficientemente cerca y le escupió en el rostro, estaba cansado y quería que todo terminase pronto.
—Acaba con esto de una vez— masculló tras lanzar su saliva sanguinolenta en la cara de recién llegado.
Demmon pareció sorprendido, luego indignado, y finalmente divertido; rió con fuerza y se acercó más. Con el antebrazo se limpió el rostro y luego sujetó el rostro de Lucas, apretando sus mejillas y haciéndole daño.
—Pensaba ser suave, pero veo que te gusta de manera ruda.
Si iba a golpearlo sería mejor que lo hiciera de una vez, aprovecharía que la mayor parte de su cuerpo estaba entumecido; dolería, dejaría marcas, pero nada más podría hacer; se sentía demasiado débil para defenderse o siquiera resistirse; los otros tres habían hecho un "excelente trabajo".
Lucas se desubicó cuando Demmon lo tomó de las caderas y lo hizo girar.
¿Qué planeaba, azotarle la espalda? Cómo si Samael no lo hubiera hecho ya.
El castaño dio un respingo cuando inesperadamente sintió las manos frías de Demmon recorrerle los omóplatos descendiendo: le estaba acariciando de manera ruda. Lucas se removió incómodo cuando los dedos viajaron por la piel desnuda de su espalda baja, lo rodearon y llegaron hasta sus costillas.
Volvió a moverse con mayor incomodidad cuando sintió que Demmon se pegaba a su espalda en algo que podría ser un abrazo; los dedos fríos y callosos le acariciaron los pezones y estuvo seguro de que lo que sentía entre sus glúteos era un miembro.
—Vamos a divertirnos como nunca antes— Demmon le besó y luego mordisqueó el lóbulo de la oreja derecha.
—¡No!— exclamó. Antes, para torturarlo había usado "juguetes" y aparatos con él; pero jamás habían sido relaciones sexuales verdaderas y en el sentido estricto.
—¿No?— Demmon le besó el cuello, —estoy seguro que tu cuerpo dice lo contrario— y acunó entre sus dedos la entrepierna de Lucas sobre el pantalón, la cual era la única prenda que vestía.
—Suéltame.
—No estás en la posición de pedir; pero te sorprenderías en las posiciones en las que sí te quiero.
—Eres un enfermo; prefiero morir antes de...
—Aún no vamos a matarte— declaró Demmon, —todavía no.
—Son unos cobardes, si quieren el trono de padre ¿por qué no lo enfrentan?
Pero su intento por ganar tiempo y distraerlo no funcionó; el botón de su pantalón fue arrancado y la mano de Demmon se coló en el interior.
—Tienes un buen tamaño. ¿Te lo había dicho antes?— le acarició en mayor, jugando con el aro de la punta, —Ese humano ha de haberlo gozado bastante.
—¿Q-qué... qué has dicho?— tartamudeó.
—Eso, sé que me escuchaste— introdujo la otra mano pero en la parte trasera, tocando las nalgas de Lucas y tanteando, —Daniel te ha tenido dentro; y ahora tú me tendrás a mí—; introdujo el dedo índice cuando halló el acceso entre sus glúteos.
—¡No!— gritó con más fuerza y se sacudió, tratando de alejarse lo más posible, o por lo menos hacerle la labor más difícil a su agresor.
Demmon puso más fuerza en su agarre y lo sujetó con mayor firmeza.
—Te tendré— le susurró en el oído, —te follaré y luego también a tu mascota.
—¡No te atrevas!— Lucas cerró los ojos con fuerza; se odiaría a sí mismo si por su culpa Daniel salía herido.
—Entonces coopera— de un tiró Demmón rompió las cadenas y soltó al castaño, este cayó como un bulto inerte en el suelo.
Lucas se quejó y rodó sobre su propio charco de sangre hasta quedar sobre su costado, el pantalón apenas le tapaba el trasero y la pelvis así que trató de jalarlo para subirlo un poco más pero Demmon tiró de sus brazos para girarlo y colocarlo sobre su espalda.
El mayor se bajó la bragueta y dejó al descubierto su entrepierna, larga y erecta, se arrodilló frente a Lucas y se posicionó entre las piernas separadas de este; no tendría compasión, lo tomaría así como estaba.
—Eso es, coopera y a Daniel no le dolerá— exclamó Demmon y alargó la mano, dispuesto a despojar a Lucas de la única tela sucia y ensangrentada que aún lo envolvía.
"Daniel"; todos los anteriores se habían referido a él como mascota, y hasta ese momento pudo soportarlo; pero el escuchar su nombre siendo pronunciado por uno de los seres más despreciables que conocía perdió el control. Además estaba el hecho de que Daniel jamás estaría a salvo de Demmon, a menos que...
Un gruñido combinado con un gemido escapó de la garganta de Demmon cuando un dolor punzante golpeó su pecho repentinamente, luego se perdió en los ojos negro carbón de Lucas; puesto que en menos de un segundo lo tenía a escasos centímetros de su rostro.
—Tú no le harás daño— dijo Lucas con esa voz escabrosa; sus globos oculares eran totalmente negros y los cuernos sobresalían de su frente; —ni a Daniel ni a nadie, nunca más.
Demmon boqueó sin poder emitir sonido alguno y miró horrorizado cómo Lucas le clavaba sus filosos dientes al corazón que sostenía en la mano; se lo había arrancado y él no pudo hacer nada para evitarlo.
Era bien sabido que si a uno de los hermanos se arrancaba o cercenaba algún miembro u órgano este se regeneraba, o mejor dicho, regresaba a su dueño con el pasar del tiempo; esa era la razón por las cuál Lucas desaparecía por meses después de la tortura; pero si dicho miembro era destruido por completo no había forma de que regresara, y la manera de destruirlo era devorándolo.
Lucas tragó con fuerza tras haber masticado el corazón de su hermano; era carne fibrosa, salada y a la vez con un sabor metálico.
Con parsimonia continuó engullendo aquél músculo hasta que el brillo en los ojos de Demmon desapareció y su cuerpo se desplomó, la sangre corrió e hizo más grande el charco que ya había.
Lucas parecía desorbitado cuando sus ojos regresaron a su color habitual, las protuberancias óseas de su frente se ajustaron de nuevo hasta que no hubo indicio de ellas.
Con pasos torpes abandonó de la cueva, debía salir de allí antes de que los otros regresaran; ahora tenía un hermano menos. Su padre seguramente le castigaría, pero luego se preocuparía por ello, ahora lo importante era ir con Daniel.
Se apoyó en las paredes buscando donde esconderse, esperaría hasta que diera la hora en la cual podría abandonar el averno, no podía hacerlo antes, literalmente hablando.
No sabía cuánto tiempo había pasado, sóloesperaba que no faltara mucho para que el día terminara; no tuvo que esperardemasiado y exhaló aliviado cuando escuchó las doce campanadas, por fin eralibre. Entonces en una nube oscura desapareció de allí y se hizo presente en lapequeña sala del departamento que en los últimos días había sido su hogar.Caminó lo más rápido que pudo, tropezando un poco pero no perdió mucho tiempo,se dirigió a la habitación y sintió alivio cuando vio Daniel intacto; sóloentonces se dejó caer en sus brazos y cerró los ojos de nuevo.
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*ESPACIO DEL AUTOR PARA CHARLAR*
Aunque la historia está clasificada para adultos supongo que no estuvo de más la advertencia/nota del principio debido a las escenas violentas. ¿O sí?
En fin, como notaron esta escena/capítulo si esomitido en realidad no afecta lo próximo; así que denle "siguiente" y¡a leer!
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