Los arcángeles.
Capítulo 17.
Los arcángeles.
Había paseado sin un rumbo fijo cerca del Albatroz la tarde anterior con la esperanza de encontrarse con Lucas pero no tuvo éxito, así que regresó a casa y sin mucho ánimo realizó sus tareas domésticas finalizando el día mirando televisión; le hubiera gustado tener su compañía pero no pudo ser, probablemente estaba ocupado con sus deberes de caza-demonios.
Daniel se levantó con parsimonia de la cama y se dirigió al baño para asearse y luego tomar algo ligero antes de su rutina de ejercicios matutinos.
Llegó hasta aquella banca donde Lucas solía esperarle por las mañanas pero que esta vez estaba vacía, suspiró y comenzó con sus estiramientos para luego continuar trotando por la manzana.
La rutina se le hizo más larga y pesada que de costumbre pero no quiso hacer menos de lo que estaba acostumbrado, así que realizó el mismo número de vueltas hasta finalizar en el mismo punto de inicio.
—Es domingo por la mañana, ¿no debería ser un día de descanso?
Sonrió instantáneamente al escuchar aquella voz dándose cuenta de que era lo que había esperado para estar de buen ánimo, dio media vuelta y exclamó, —Lucas, pensé que no vendrías.
—No iba a hacerlo, es muy temprano— frotó sus ojos, parecía algo adormilado.
—¿Mala noche?— preguntó Daniel al aproximarse y sentarse en la banca juntó a él.
—Desperté en la madrugada y no pude volver a dormir, el sofá de Gaby es algo incómodo.
Daniel elevó ambas cejas, —¿dormiste en su casa?— no la conocía personalmente pero sabía que existía, Lucas hablaba de ella a menudo.
—Últimamente lo he estado haciendo— dijo con naturalidad antes de bostezar.
—¿Cosas de trabajo?
—Para nada— negó incluso con la cabeza, —sólo asuntos personales.
El moreno asintió sabiendo que con eso Lucas probablemente no querría dar detalles y él tampoco preguntaría, no quería parecer entrometido; así que cambió el tema de la charla.
—Hay algo que debo decirte sobre Alan.
Con ello atrajo la atención del castaño, el sueño parecía haberse esfumado ya que sus ojos lo miraban expectantes; ante dicha reacción Daniel se puso un poco nervioso y para disimularlo se aclaró la garganta antes de continuar; —no quiero que pienses mal, agradezco tu primer consejo sobre invitarlo a salir pero él y yo... Alan y yo simplemente no somos compatibles.
—¿Eh?— fue lo único que Lucas pudo balbucear; esa mañana se había levantado no muy contento y cada vez que recordaba a Daniel y Alan en el vestíbulo de ese edificio se sentía mal. Si ellos dos habían estado saliendo era normal que se besaran y era normal que ellos incluso tuvieran relaciones sexuales, por eso la noche del sábado no apareció ante Daniel; quería darle su espacio pero sobre todo no quería pensar en ello.
—Alan y yo terminamos; lo que es curioso porque no teníamos una relación verdadera.
—¿No? Pp-pero han estado saliendo por casi un mes.
—En realidad sólo hemos tenido tres citas; nuestro horario tampoco era compatible.
—¿Por eso ya no saldrán juntos otra vez?
—Por eso y otras cosas más.
—¿Cómo cuáles?
Daniel rió, pensar que Lucas estaba interesado en él era una idea descabellada así que atribuyó su interrogatorio a mera curiosidad, —en otra ocasión te lo diré— se puso de pie, —ahora iré a tomar una ducha y a buscar algo de comer, tengo hambre.
Lucas también se incorporó y le dijo, —el viejo Rafa me ha pedido que vaya a ayudar al refugio, ¿quieres ir conmigo?
Daniel le miró sonriente, —por supuesto, suena bien.
—Perfecto, vengo por ti en una hora— el castaño imitó su gesto y se esfumó en una fina cortina de humo.
—Claro, será una cita— exclamó feliz Daniel, cuando se encontró solo de nuevo.
~*~
—Sería justo que uno de nosotros ocupara el lugar del viejo.
—Demmon, tú eres el menos indicado para hablar de justicia— se burló ella. Hellen era la segunda hermana, unas décadas menor que Demmon pero igual de fuerte; su cuerpo y rostro perfecto eran tentadores, cualquier humano podría ponerse a sus pies ante ella ignorando incluso su piel rojiza y la cola de felino que siempre agitaba.
—No te hagas la tonta, a ti también te interesa derrocar a nuestro padre.
—Por supuesto, pero no soy tan idiota para atacar de frente.
—Entonces queridos hermanos— Samael hizo acto de presencia, —les agradará saber que entre Luz y yo hemos ideado un plan.
—Claro— Hellen rodó los ojos; —los dos más débiles tienen todo resuelto— dijo con ironía.
—Te equivocas— Luzbel también apareció en esa caverna oscura con olor a azufre, —siempre habrá uno más débil que nosotros.
Los dos mayores miraron a los otros por unos instantes antes de estallar a carcajadas.
—¿Vas a asesinar a Luc?— exclamó Hellen, —¿Olvidas que te dejó frito la última vez que lo intentaste?
Luzbel gruñó ante el recuerdo; años atrás había ido a la tierra intentando desafiar a su hermano gemelo ganándose una enorme quemadura, ahora una cicatriz deformaba la mitad de su rostro.
—Están dementes si creen que será posible— agregó Demmon.
—A veces me pregunto si en verdad eres mi hermano mayor— respondió Sam, —seremos nosotros cuatro conspirando para derrocar al viejo y para eso usaremos a Luc.
~*~
Un gran letrero de madera con letras color negro pendía sobre la puerta: Refugio "Los Arcángeles".
—Ven, Rafael necesita ayuda en la cocina.
Daniel dejó que Lucas tirara de su muñeca y lo guiara dentro del viejo edificio.
—Nunca había estado en este lugar antes; en realidad no conocía esta zona de la ciudad— confesó el pelinegro.
Lucas sólo rió y atravesó un amplio salón, ese que tenía unas largas mesas de madera rústica y bancas a juego, sencillas pero macizas.
—Este es el único comedor comunitario en un radio de varias decenas de kilómetros, el día de hoy Rafa está escaso de mano de obra y por eso estamos aquí— explicó el castaño al ingresar a la cocina.
—¡Luc!— exclamó el hombre mayor en cuanto lo vio, —has llegado justo a tiempo— luego miró sobre el hombro del muchacho, —y veo que trajiste ayuda; eso es excelente, pero no por eso te tocará doble postre— le señaló con una cuchara de madera cuando dijo lo último.
—Me ofendes, Rafa; sabes que jamás hago las cosas por interés— el nombrado miró a Lucas con la ceja levantada y este agrego encogiéndose de hombros, —bueno, no siempre.
—Yo seré la encargada de los postres y digo que al pequeño Lu se le servirá doble ración— Gabriela llegó también.
—Eso es favoritismo— se quejó el hombre mayor.
—Por supuesto que no lo es— respondió la mujer antes de mirar al pelinegro. Usar la frase "tú debes ser Daniel, Lucas me ha hablado mucho de ti" sería algo trillado y podría incomodar a Lucas, así que solo se presentó; —hola muchacho, mi nombre es Gabriela y también he venido a ayudar.
—Yo soy Daniel.
—Perfecto, Daniel— le sonrió, —empecemos de una vez, tú me ayudarás con los postres, será agradable tener a un joven guapo a mi lado.
—Él viene conmigo, lo justo que me ayude a mí— habló por fin Lucas.
—Oh, vamos pequeño Lu, préstamelo, te pagaré con doble postre— Gaby le lanzó un guiño sabiendo que se estaba arriesgando con ese comentario, que aunque podría parecer inofensivo Lucas entendería. Ella supo que había dado en el clavo cuando el muchacho parpadeó primero sorprendido y luego algo incómodo.
—Oigan, yo no sé mucho sobre cocinar, pero ayudaré con gusto haciendo tareas sencillas como pelar las patatas para no ser un estorbo— dijo Daniel algo apenado tras unos segundos.
—Suena bien— dijo Rafa, —ayudarás justamente con ello y con la transportación de los sacos de harina y verduras.
—Pensé que podría ayudarme con...
—Es mi cocina y yo dividiré el trabajo— Rafael interrumpió a Lucas con el ceño fruncido; —Mimí, Bruno y los otros chicos no deben tardar en llegar, uno de ellos ayudará a Gaby con los postres y los demás nos dedicaremos a preparar el estofado, los panes y el puré de patatas. ¿Entendido?
—Si— dijeron los tres al unísono.
El hombre mayor cruzó los brazos sobre su pechorepitiendo, —bien, porque es mi cocina.
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