Capítulo 3: Humedad.

El búho que los reunió les miraba escondido dentro de las ramas de un árbol, refugiándose de la lluvia.

Sanji no entendía porqué ese asesino le miraba así aquella noche... Le miraba con una mezcla de lástima y enojo pero de alguna forma, el rubio sabía que no estaba dirigido hacia él aunque lo aparentará.

Arrugó el entrecejo por eso, a lo que el de piel canela chistó con la lengua desviando la mirada en su silenció.

—... Eres un asesino bastante raro.., casi parece que es la primera vez que ves un inhalador y a su dueño. —Sanji se enderezó en su lugar queriendo ser valiente apesar de quien tenía enfrente y que temblaba ligeramente, pero estaba débil por el ambiente húmedo y encontró más reconfortante en sostenerse de la columna a sus espaldas.

Zoro inhaló lentamente buscando las palabras indicadas para expresarse mientras llevaba su vista al lugar donde sanji había guardado su salvavidas.... El de ojos azules ladeo ligeramente la cabeza, de verdad ¿Qué se supone que quería este tipo? ¿Qué debería hacer? Esto parecía tan irreal... Un asesino le había citado y ahora parecía estar pensando algo tan cerca de él, como si casi no pudiese oler sangre impregnada en su piel marrón. Casi podía reemplazar en su cabeza la lluvia que recorría el cuerpo del tipo y el olor a tierra mojada, con sangre.

De solo imaginarlo así sintió como si le volviese a faltar el aire hasta que lo escucho tan fríamente como el ambiente.

—Ya sé que no debería sorprenderme, pero aún así lo hago. —¿Qué pasaba esa expresión tan sería? Parecía shockeado en su lugar por unos segundos pero de nuevo le miro como lo haría un depredador a su presa, por lo que sanji quiso hacerse pequeño en su lugar.— Creí que podría hacer algunas cosas contigo pero estas realmente jodido. Tendré que cambiar mis planes.

Sanji trago duro viendo la sonrisa diabólica del peliverde mientras se resguardaba de la lluvia frente a él, demasiado cerca, y parecía enojado de no poder hacer lo que quiera que quería intentar... Agradecía a los dioses que no pudiera porque ya se daba una idea. Él al notar su acción simplemente se puso serio de nuevo, evaluando al rubio una y otra vez ¿Por qué parecía asustarse de él con lo más mínimo? ¿De verdad no lo reconocía? ¿De verdad este tipo era su sol de noviembre?.

De nuevo el estruendo en las nubes y las gotas de agua rompieron el silencio entre ambos, uno del que ninguno quería salir para enfrentarse al otro, un silencio que le hizo notar a zoro la forma tan forzosa en la que respiraba el otro.

Entonces noto que realmente no estaba bien aunque había usado el inhalador.

—Eres muy débil.., mírate, estas temblando y respiras realmente mal.

—¡Ya solo cállate y dime que quieres de mi! —Habló un poco más alto, no gritó porque sabía que le habría ido mal, pues no por nada el hombre frente a él tenía tanto músculo.

Zoro solo trago en secó.

Parecía un conejo asustado u alguna rata, igual que hace muchos años atrás en Japón cuando su abuelo lo regañaba, tan audaz... Más aún pensaba que era si percepción errónea la que le hacía conectar esos puntos con este desconocido, pues si fuese él seguía pensando que ya lo habría recordado. No iba a admitir que pensar en eso le ponía triste pero su corazón de oprimió tanto al asimilarlo que simplemente no lograba formular palabra alguna.

No estaba preparado para esta situación, tal y como aquella vez cuando se vieron, tal y como la vez en la que la promesa se rompió, tal y como la vez en la que perdió su cordura... La ansiedad de esos momentos amenazaba con volver pero cuando estuvo por ceder noto que sanji estaba a nada de escapar, pensado que él formulaba en su mente la forma perfecta para descuartizarlo por meterse en donde no debe.

Zoro sostuvo su muñeca antes de que pudiera escapar, notando que esta apenas era cálida. Supuso que era por el temor de verle.

—Bien hablemos en un lugar menos concurrido, guíame a algún lugar vacío, rápido.

—A-ah si... —Claro, era lógico que no podría sacárselo de encima tan fácil pues se veía muy interesado en él y ahora quería un lugar aislado para cometer sus fechorías ¡Bien echo Sanji! No imaginaba que simplemente no quería estar a la interperie donde cualquier guardia o cámara le podía ver.

Solo imaginaba los peores escenarios para él mientras guiaba al piel morena torpemente por los pasillos sin saber exactamente a donde llevarlo.

Por sus pensamientos temerosos no fue capaz de llevar la cabeza enfrente y por memoria muscular simplemente terminó llevando al tipo de un solo ojo a ese pequeño lugar de la cocina donde pasaba la noche a escondidas haciendo recetas para las ratas, quienes escondidas le miraron extrañado por el nuevo visitante a sus espaldas. Sanji casi entra en pánico al darse cuenta de lo que había hecho mientras que zoro cerraba con seguro las puertas.

—Entonces... Estas tan asustado que me trajiste a.... una cocina... No eres muy listo ¿Cierto? —Zoro casi quiso reír susurrando mientras que quitaba sus ropas mojadas y las arrojaba sobre el mesón principal, sanji solo bajo la mirada mordiendo sus labios y agarrando su brazo diestro con estrés mientras trataba de no ver el torso desnudo del otro... A él solo le pareció  tierna esa acción.— Con esa actitud casi pareces que estuvieses ansioso por dormir eternamente en mis manos, cejas de sushi.

Solo quería asustarlo, no que el rubio malinterpretara sus palabras y sin embargo eso fue lo que hizo.

—No estoy ansioso por nada... —Zoro miro seriamente como él con los nervios de punta se pego a la pared con una expresión realmente triste a su parecer, mientras sostenía en su diestra temblorosa una vez más el inhalador. ¿De nuevo lo necesitaría? ¿Estaba tan mal? Casi se sentía mal por él.

Entonces supo que las bromas no iban con él, o al menos no en esta situación. Se sentó aún lado de su ropa en el mesón, viendo a sanji seriamente.

—Bien, hablemos entonces. No puedo dejarte ir con ese pobre trato para que no digas nada. —Zoro le estaba dando vueltas a un asunto molesto que realmente no era importante, al menos no para él, ya que todo era tan fácil como "el silencio por tu vida" pero no quería asustarlo, en su lugar quería que lo recordará y que volvieran a hablarse como en sus recuerdos de ser posible.

—¿Para qué insistes en eso? ¿No es suficiente mi vida por lo que vi? —Soltó temblorosamente.— No tengo nada que ofrecerte...

—¿Y por qué querría que me ofrecieras algo? —Luciendo su piel morena bajo la luz de los relámpagos que se colaba por algunas ventanas del lugar, zoro se apoyó hacia atrás en el mesón. Sanji solo lo observó regulando su respiración y tratando de acostumbrarse a él.— Cuando nos encontramos por primera vez ¿A que te referías con salir de aquí?.

Los ojos azules se abrieron en su totalidad, sorprendido y curioso detallaron ahora el perfil de aquel cazador frente a él, sentado con las piernas abiertas como si fuera el jefe de todo mientras le juzgaba en lo que consideraba su territorio.

—... Primero te asombras por el inhalador y ahora esto —Sanji se enderezó algo temeroso, zoro pudo apreciar mucho mejor entonces la luz de  los relámpagos sobre su piel pálida, mucho más que en sus recuerdos.— ¿Qué es lo que buscas en mi exactamente?.

La lluvia caía fuertemente para ambos mafiosos que resultaba que se sentían muy cansados para moverse y dejar de estar abrazados sobre el barro del bosque. Law no tenía ganas de levantarse ni de intentarlo, luffy lo sabía porque tenía la cabeza de otro líder sobre su pecho y cuello mientras sus brazos estaban a cada lado de su cintura, a diferencia de los suyos propios que estaban rodeando los hombros del moreno.

Ambos estaban en silencio solo dejando que el agua les cayera encima, escuchando las gotas que confirmaban su soledad mientras descansaban de la adrenalina antes vivida.

La verdad era que... Después de aquel beso apasionado, ninguno supo que pensar cuando reaccionó y solo se quedaron así, con miles de dudas como "¿Por qué nos besamos? ¿Le gustó?" "Me beso de forma tan necesitada... ¿A caso es gay?" Y miles de tonterías más que hacían que ninguno quiera decir palabra alguna.

Quizás incluso se hubiesen quedado así por más tiempo de no ser por el pequeño comunicador ahora encendido en la oreja del tigre.

¿Jefe? ¿Esta bien? ¿Donde esta?

Law se removió al escuchar la voz de su subordinado y suavemente, teniendo en cuenta no verlo a los ojos, se separó de luffy con incomodidad y se sentó en sí lugar para hablar. El sombrero de paja sólo se quedó a verlo desde su lugar algo apenado pero con cierta curiosidad.

—Estoy bien sachi ¿Como están ustedes?. —Habló hundiendo el pequeño aparato en su oreja seriamente.

Llegaron nuestros refuerzos y los de mugiwara, juntos estamos manteniendo a raya a kid pero queremos saber como están ya que el equipo dice que no los han visto. —Luffy se sentó a su lado tragando duro, tratando de olvidar el momento de hace poco para contestarle al subordinado de su compañero.

Pero la búsqueda de coraje para hablar fue en vano cuando Law tomo la delantera evitando verlo, visiblemente incómodo. La verdad era que ambos temían que el otro pudiera decirle a alguien lo que acaba de pasar entre ellos.

—Surgieron problemas con Eustass hace poco, asique mugiwara-ya y yo tuvimos que escondernos juntos, pero ya estamos libres. Pasanos tu ubicación e iremos a apoyarlos. —El subordinado soltó un pequeño cántico para expresar que ya estaban en eso, luego de eso la llamada de cortó por lo que law se puso de pié asumiendo que pronto le pasaría la ubicación y podrían continuar con la batalla.

Él prefería pensar en eso que en los labios del chico del sombrero de paja debajo de los suyos hace poco, de una forma tan húmeda y no por la lluvia que terminó haciendo pequeños chasquidos antes de separase en busca de aire. Sí, definitivamente no quería pensar en lo mucho que le asustaba el haber sentido en impulso de hacer eso y no sentir casi ninguna pizca de arrepentimiento.

Por su lado luffy solo le miro desde su lugar en el suelo, seriamente mientras trataba de sacar un veredicto de lo que acaba de pasar mientras esperaba la ubicación de la batalla actual. Sus pensamientos estaban revueltos pero si tenía que opinar algo del beso... Fue raro, quizás lo volvería a intentar para saber exactamente como sentirse al respecto pero cuando pensaba que esa acción era solo para amantes se detenía especulando sin sentido el porqué de ese beso, porque con los años él se ha encargado de no ser un buen pretendiente para nadie, ni si quiera para lo físico bajo la excusa de que buscaba libertad.

Entonces con esos argumentos él se rascaba la nuca sin entender que le llevaría a su compañero mafioso a besarlo ¿Debería preguntarle? Se puso nervioso al si quiera imaginar que le diera una respuesta.

Solo tomo su sombrero de paja y lo sacudió para deshacerse de la arena en el, sintiendo como sus mejillas se tornaban rojas, utilizó este mismo para tapar su rostro en la dirección de la vista de law y empezó a respirar pesado del otro lado esperando deshacerse de rojo en sus mejillas. Trafalgar noto después de un rato lo callado que estaba su compañero y al voltear noto sus acciones, lo que lo llevó a mirar a otro lado avergonzado sintiendo el calor acumularse en su rostro también.

Maldición... Su relación era la de unos simples jefes que se toleraban pero ahora que habían echo eso ¿Como podrían verse a la cara si quiera? Para colmo aún no les habían pasado la ubicación del lugar de batalla asique no podían escapar con una excusa de esta situación, sería muy obvio inventar cualquier otra cosa.

O quizás si había una forma de escapar...

Law escuchó a luffy ponerse de pie y tras un rato así lo vio empezar a caminar por donde vinieron. Enseguida el otro pelinegro reaccionó y lo siguió desde la lejanía, sin embargo luffy fue capaz de captar ese movimiento y se detuvo. Él tenía una excusa planeada que no lograba decir por qué se le daba mal mentir cuando estaba nervioso, y law por otro lado...

Congelados en sus lugares, ambos temían por las acciones del otro a continuación pero sentían la necesidad inexplicable de quedarse un rato más con el otro, como si eso le fuese a dar las respuestas de sus preguntas. Lluvia cayendo fue lo único que se escuchó en el lugar por varios minutos en los que ambos jefes sobrepensaron la situación evitando ver al otro pero atentos a cualquier movimiento que su escucha pudiese captar.

Entonces luffy habló finalmente reuniendo coraje en su pecho.

—Ya sé han tardado mucho con la ubicación, no me quedare bajo la lluvia por más tiempo... No es bueno para mi. Buscaré un refugió y trataré de comunicarme con ellos para ayudar, mientras confiaré en que están haciendo las cosas bien. —Trafalgar no conocía mucho de Luffy, pues solo lo había visto un par de veces como jefe de la mafia mugiwara pero nunca habían pasado tanto tiempo juntos o hablado tanto, y sin embargo podía decir que había algo mal.

Luffy no era del tipo que te habla sin verte, ni del que su voz se escuché tan apagada y semi temblorosa. Law solo estaba viendo su espalda y ya estaba sacando la conclusión de que le había echo daño porque veía sus hombros muy caídos, no supo que hacer entonces además de saturar su cabeza con pensamientos inútiles. El dueño de las palabras pensó entonces por su silencio que lo dejaría seguir su camino, pero quería ver por una última vez el rostro de quien le había dado un extraño recuerdo a guardar, notando que al voltear este le miraba fijamente y muy inexpresivo.

El mugiwara trago en secó en su lugar sintiendo como si un gran felino depredador estuviera apunto de lanzarse a su yugular por puro enojo. No pudo mover entonces ni un músculo, ni si quiera quitarle la mirada de encima porque sentía que caería al suelo indefenso de hacerlo.

—... ¿Te quedarás aquí?.

—... ¿A donde iras?. —Mugiwara chistó ¿quien responde una pregunta con otra? ¿Quien era, nami?.

—A alguna posada de hotel.

—... ¿Y sabes francés para pedir una habitación? —Law se cruzó de brazos seriamente; Luffy no parecía ser de esas personas que aprendían idiomas de memoria así tuviera que ir a un nuevo país, además de ser la primera vez que se encontraban afuera de Japón ¿Se podía confiar en el que no causaría problemas por no saber que dicen los nativos?.

La verdad Law tampoco era de esos que aprenden idiomas de memoria, pero tuvo que aprender en tiempo record cuando supo donde estaba aquel ladrón pelirrojo, asi que de luffy no saber como expresarse él tendria que tomar la responsabilidad ¿No? Solo para evitar todo lo que podría salir mal. Lo miró suspirar mientras pensaba en eso, poco sabía que lo confuso que tenía a luffy por sus mirar analítico.

—Puedo usar una app traductora para entender que dice la gente...

—El francés es difícil hasta para una máquina. Parece que voy a tener acompañarte para que no hagas idioteces. —Empezó a caminar pasando a su lado y adelantándose hacia la salida del bosque, desde atrás le empezó a seguir luffy.

—Me estas ayudando mucho. —El sombrero de paja soltó subiendo la voz mientras se ponía aún lado del cirujano, sin lograr entender porque parecía insistir en quedarse a su lado ¿De verdad aquel beso significó algo? Arrugó el entrecejo mientras le guiaba.

—Si desapareces se formará una pelea por tu territorio y si no los has olvidado sabrás que casi somos vecinos en Japón. —Law explicó rápidamente habiéndose pasó entre las ramas, plantas y lodo que adornaban el bosque y se agitaban con la lluvia.— No quiero que se metan con mi territorio o tener una amenaza tan cerca, prefiero tenerte a ti con nuestro acuerdo que simplemente no molestar al otro.

—Ah... — ¿Y eso? ¿Qué clase de respuesta fue esa? Volteó esperando ver al mugiwara haciendo cualquier cosa estúpida como siempre lo relataban sus subordinados, más solo vio el rostro enojado de aquel líder habiéndose pasó entre unos arbustos con solo un par de manotazos y pisotones fuertes.

Se veía de mal humor y tenía una idea de porqué lo estaba asique no volvieron a hablar en todo el camino hacia la posada...

El silenció inundó la habitación, pero esta vez ambos estaban evaluando cada hebra de cabello del otro, como buscando la respuesta de todas sus dudas mientras la lluvia fuera empeoraba y hacia sonar las gotas de agua como un montón de proyectiles.

Zoro no hacia más que observar con su único ojo como el rostro antes temeroso de su acompañante pasaba a ser uno más serio mientras guardaba el inhalador lentamente, detallando a su vez las facciones de su rostro y físico. Se preguntó por qué lo estaba viendo tanto pero no fue capas de inventarse una respuesta para esa duda, solo se dedicó a dejar al rubio verle.

Poco imaginaba que los ojos azules de sanji estaban buscando ver entre la oscuridad de la habitación que envolvía sobre el centro del pecho y abdomen del asesino, pues gracias a algunos relámpagos le parecía haber visto allí una gran herida... Si de verdad ahí hubiese una herida ¿Eso no quería decir que estaba hablando con un demonio? Nadie podría haber sobrevivido a ella; Fue por muy corto tiempo pero había visto un corte brutal que iba desde su pectoral izquierdo hasta su cadera derecha, y no se veía como algo superficial.

De echó hasta podría decirse que era reciente por el color rojizo que tenía. Tembló levemente de pensar que fuese una herida recién hecha y que él estuviese tan tranquilo, pero antes de querer asimilar del todo lo que estaba pensando, las nubes soltaron el estruendo más fuerte que pudieron haciendo temblar la tierra y vibrar las paredes con su eco. La lluvia fuera se había puesto peor, parecía que quería tirar el instituto... Zoro llevo la vista a las ventanas y después al techo antes de relajarse: Este lugar no caería por una tormenta tan débil en este siglo, pero veía que sanji no pensaba lo mismo.

Temblaba como una gelatina frente a él, mirándolo con ojos de absoluto horror y la garganta visiblemente seca. Retrocedió vagamente en su lugar sin darse cuenta de que detrás de él solo había una pared, como si hubiese visto al mismo asura pensó zoro. Tenía una mano puesta en el corazón y cerró los ojos cuando se levantó y vio que su mano canela quería alcanzarlo, respirando erráticamente bajo la cabeza como en sumisión y trago en secó esperando lo peor.

Se exaltó por los rayos, supuso zoro, y al parecer eso no era nada bueno para su condición.

—¿Estas bien, cejas de sushi? —Susurró cerca de él notando como brincaba levemente del susto.

Ah, tenía miedo de él.

¿Por qué tan aterrado? Actúas cómo su hubieses visto un demonio u algo...

—Pues... —Sanji finalmente habló con la voz temblorosa, tanto como sus pupilas recién abiertas e incapaces de dirigirle la mirada al peliverde.— eso es lo que creo que eres... El clima, la forma en la que me llamaste y me llevaste hasta acá... El misterio de que quieres de mi y la forma en la que el clima empeoró tras ver... eso...

—¿Ah? —Soltó altanero, pues los demonios de donde él vivía no eran nada parecidos a un ser humano ¿no parecía humano?.

Además

¿Eso? Por su mirada baja y actitud miedosa fue difícil darse cuenta de aque le temía exactamente aparte de a su persona pero finalmente pudo dar con su inquietud cuando al tratar de acercarse para tomarlo del cuello de la camisa y amenazarlo por "ofenderle", él puso ambos manos sobre su abdomen descubierto para alejarlo, marcando espacio entre ambos con suma delicadeza como si tocase un enfermo apunto de morir... Quiso pensar que simplemente ese tonto rubio era muy débil para empujarlo pero noto que que realmente no quería hacerlo, nisiquiera quería tocarlo gracias a la mirada llena de temor que le dio a su cicatriz ahora más clara gracias a la luz de los relámpagos que se colaba por las ventanas.

Ahí finalmente entendió.

—Soy un humano —Zoro trató de hablar lo más calmado posible antes de alejarse, estaba muy cerca para la salud mental de ese rubio.— no soy un demonio ni estoy muerto, esto que esta en mi cuerpo es solo... una herida vieja de batalla... —Susurró tocando el puente de su nariz con fastidió mientras volvía a su lugar en el mesón.

Empezaba a arrepentirse de haber venido.

— ¡Eso no parece viejo, esta rojo todavía y cuando lo toque casi palpitó de dolor! —Sanji gritó algo histérico.— ¿Como puedes decir que eres humano cuando esa cicatriz podría matar a cualquiera? ¡No creo que haya doctor en el mundo que pueda si quiera cerrar esa herida!

¿En qué estaba pensando cuando gritó eso? Sanji no estaba seguro pero solo quería irse, sobretodo ahora que ese matón le miraba algo molesto y le escuchó dar un bufido antes de reír con estrés.

—¿Tu no has salido de este lugar jamás, verdad? Hay muchas heridas peores que ésta en personas peores que yo. —Zoro pensó que su jefe era un ejemplo.— pero se aún así se te dificulta creerme ¿Por qué no vienes aquí y la tocas? Simplemente se movió la carne porque cuando llueve se pone sensible como a cualquier herida profunda humana, no seas ridículo.

Subió su diestra y la agitó para acompañar su tono de burla y desdén con el que le respondió, más todo cayó cuando vio al rubio poner un rostro serio semipreocupado. Podría apostar por lo que estaba pensando ¿que tengo que hacer ahora? ¿Y si es una trampa de ese shinigami y en cuanto me toque moriré? Después de todo el sanji que conocía siempre fue un miedoso a los desconocido, tan miedoso que aveces sus pensamientos simplemente parecían un cuento del realismomagico.

Por eso le sorprendió ver que se acercara tragandose sus miedos, bueno, casi porque no debajo de ver sus manos a cada paso que daba, como asegurándose de que no lo atacaría con ellas en cuanto llegara a él con sus lentos pasos. Cuando finalmente llegó, se detuvo dos centímetros antes de tocar la gran cicatriz en el abdomen del piel canela, empezando a temblar otra vez con cierto temor a morir en el lugar.

Zoro suspiró pesado en su exasperación antes de moverse hacia adelante para que finalmente el rubio pudiera tocar su piel. Una sensación de frialdad invadió el lugar en el que tocaba sanji, haciendo que el dueño de la cicatriz arrugara un poco el rostro ¿Qué tan fría podría estar su mano? ¿Era por el miedo o por hacer mojado un poco? Sintió como aquellos largos y pálidos dedos fríos empezaban a palpear su cicatriz bajo su nerviosa mirada y él se esforzó por no hacer expresión alguna mientras recorría la rojiza cortada hasta llegar a su pectoral suavemente.

Como si lo acariciara de forma dulce en busca de una reacción. Casi se podía comparar al toque insinuante de ciertas mujeres de cierto local, sin embargo, la mirada azul ahora sorprendida de sanji le impedía pensar en esas cosas.

Bajo el tacto frío de sus palmas pálidas, la piel canela de zoro era suave y cálida a pesar de haber sido bañado por la lluvia despreocupadamente, aveces saltaba levemente y pudo verla algo erizada por unos segundos mientras lograba sentir sus músculos entre suaves y duros a la par en que sus dedos recorrían la zanja que había dejado aquella herida en su piel, notando un pequeño cambio entre lo que podía considerar sanado y lo que no en la textura... Se acercó un poco más para ver mejor la zona, pero cuando la oscuridad y relámpagos se lo dificultaron, no tuvo de otra que recurrir a la respuesta que su cabeza preguntona había echo ¿De verdad estaba curado? Esperaba saberlo con un vistado al rostro de aquel hombre mientras presionaba levemente la herida.

Pero cuando sus ojos se encontraron simplemente se congelo en su lugar... El peliverde lo veía tan silenciosamente como un depredador felino amenazando a su peor enemigo; Su único ojo le hacía sentir que estaba hecho para arrebatarle el alma con una simple mirada, más una parte de él sabía que sólo era su percepción alterada por el momento pues ese hombre solo le estaba mirando seriamente por la presión que le hizo a su cicatriz, por eso no se alejó, solo trago en secó bajando levemente la mirada por un respeto que para zoro fue timidez y le puso algo ansioso con pensamientos extraños.

Ambos se pusieron un poco nerviosos.

—Entonces no te duele...

—No... solo es sensible por el material que utilizaron para curarme... —Respondió por lo bajo sin ver al otro.

—Sensible... ¿Por eso hace un rato te erizaste? Pensé que tenias frío...—El silenció llegó a la habitación por un par de segundos en los que sanji quiso retirar su mano pensando que quizás lo estaba incomodando, pero cuando zoro tomó su muñeca y la jaló para dejar su palma de nuevo en su abdomen, soltó un grito ahogado y tembloroso.

—De echo es algo así, tus manos están frías y bueno... Siento 3 veces más aquí que en todo el resto del cuerpo. —¿Y eso que tenía que ver con él? Sanji respiró entre cortado con el corazón en la boca, no por miedo si no por nervios que le consumían al sentir el tacto de la mano algo cayosa sobre su muñeca.

Ni si quiera se sentía capaz de subir la mirada de sus manos unidas, aún así lo hizo algo temeroso de descubrir en el peliverde alguna otra intención con solo ver su rostro, más solo se encontró con esa extraña expresión de preocupación en su rostro de nueva cuenta. Una extraña expresión de preocupación que sintió que conocía de algún lugar, una que sentía haber visto muchas veces junto a esa mano tan maltratada.

Algo estaba mal, había una pieza que lo encajaba en su cerebro ahora que tenía este hombre de frente.

Un leve mareo lo invadió haciéndolo sentir abrumado.

—Pareces haber recordado algo, cejas de sushi. —Incluso esa sonrisa repentina le parecía curiosamente conocida ¿Por qué? ¿Quien era este hombre?.

—... Soy Sanji, sanji vinsmoke... ¿Cuál es tu nombre?

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