CAPÍTULO 3

Las lagunas de Monte Bello, tiene unos alrededores magníficos, llenos de mucha vegetación y fauna que Paula no pudo apreciar cuando fueron por primera vez. Ese sitio en el que ahora se encontraban, fue el elegido por Rogelio, puesto que sus dotes de convencimiento habían sido inútiles con su esposo, y no es porque ella no hubiera hecho hasta lo imposible por hacerlo cambiar de opinión con respecto al paseo en bote, sino el problema real fue que el grandioso empresario Rogelio Montero utilizó un arma aún más convincente con ella, la cuál era que aquél lugar es en realidad el que más le gusta a su marido desde que era un niño y que en una ocasión él había soñado con llevarla a recorrerlo caminando juntos y aunque eso sería imposible, al menos deseaba poder cumplir con parte de su sueño. Y helos ahí, admirando la majestuosidad presente ante sus ojos, y ahora que lo meditaba, no había sido mala idea cambiar sus planes, pues la paz y serenidad que se respiraba, era reconfortante para ambos.

R: ¿qué te parece el lugar que elegí, Paula?

AP: Es en verdad muy hermoso Rogelio, siento una paz interna que llena todo mi ser. Pero lo que más me gusta de esto es que podemos disfrutarlo juntos.

R: Me alegra que te guste. En este sitio viví los momentos más felices de mi niñez y juventud (bajando la voz hasta casi ser inaudible), y los únicos en verdad.

Pero Paula que estaba pendiente de todo lo que Rogelio decía, alcanzó a oír las últimas palabras que dijo, por lo que se acerca y toma su rostro haciendo que este lo levante para besarlo.

AP: Pues a partir de este momento, vamos a comenzar a crear nuevos recuerdos tú y yo, porque ahora este lugar es también parte de mi tanto como lo es de ti.

R: Claro que si mi amor, es por eso que quería mostrártelo, y que tú también sintieras la paz de este lugar. Cuando vinimos por primera vez tenía preparadas tantas cosas, pero en aquél momento no salieron como yo esperaba, por eso quiero que éste sea menos accidentado que el otro y que te diviertas un poco más que en ese entonces.

AP: Rogelio, con tan solo estar contigo me siento feliz. No hay lugar más hermoso para mí, que el que comparto a tu lado.

R: Bueno, pero aún no terminamos de recorrer todo, así que mejor nos apuramos porque si nos llega la noche es muy difícil orientarnos para volver, y con eso de que ésta súper silla es mi único medio de transporte, pues nos quita mucho tiempo (sonríe con ironía).

AP: No te quejes tanto Rogelio, a mí me agrada ir despacio porque así disfruto más de este bonito paisaje, a parte tenemos más días para terminar de visitarlo y no voy a regresar a la hacienda hasta que me lo muestres por completo.

R: Está bien mi amor, sabes que tus deseos son órdenes para mí. ¿Seguimos?

AP: Sí amor.

Paula y Rogelio continúan con su paseo por el bosque de las lagunas, mientras en la hacienda se encuentran Mercedes, Ernesto, Dany, y Vanesa en el comedor tomando su desayuno. Todos ellos se habían quedado a pasar la noche en la hacienda, porque la fiesta se terminó muy tarde y María les pidió que durmieran ahí.

Mercedes: (bastante seria). Ernesto por favor, apúrate porque ya quiero regresar a nuestra casa.

Ernesto: Eso hago Mercedes, en un momento más término y nos vamos.

Mercedes: (levantándose de la mesa). Está bien, te espero en la recámara de Mary, no te tardes.

Mercedes sale del comedor, mientras en silencio Dany y Vanesa, observaban la escena.

Vanesa: Parase que tu esposa no está muy contenta. Perdón que te pregunte pero, ¿aún sigue resentida con todos los de esta casa?

Ernesto: Tú sabes que el perder a su único hermano fue muy doloroso para ella. Y mucho tiempo renegó de Paula y Rogelio.

Dany: Pues yo creo que sigue culpándolos por lo que pasó.

Ernesto: No te lo niego. Ella me dijo que lo último que habló con Gustavo fue precisamente de Ana, y que su hermano estaba seguro que lo elegiría, sin embargo, eso no pasó, y él vino a la hacienda a despedirse cuando Bruno tratando de matar a Rogelio, le disparó a él. Eso fue muy injusto según la perspectiva de Mercedes.

Vanesa: Pero lo que sucedió no fue culpa de Rogelio o de Paula. Tu esposa lo tiene que entender.

Ernesto: Lo está tratando, pero creo que yo tengo la culpa de que esté enojada, la hice venir a la boda pensando que estaba más resignada, y todavía le pedí que intentara sonreír para que no incomodara a Ana. Aún es muy pronto para que ella lo acepte.

Dany: No te culpes Ernesto, estoy segura que lo entenderá, la maternidad le permitirá serenarse y meditar.

Vanesa: Es cierto, ya lo superará. Bien, pues yo los dejo, tengo que ir a prepararme para mi viaje, solo voy a despedirme de María porque salgo en una media hora.

Dany: Cuídate Vanesa. Por cierto Ana Paula me pidió que te dijera que te desea un buen viaje y que espera verte de nuevo.

Vanesa: Pues dile que muchas gracias y que aunque no estaré de regreso tan pronto, yo también espero volver a verla.

Dany: Sí, yo se lo digo.

Vanesa se levanta y abraza a Dany, y se despide de Ernesto de mano. Poco después Dany y Ernesto se van a sus respectivos cuartos.

En la cocina, María se encuentra separando la comida sobrante, pues por órdenes de Rogelio, la llevarían al pueblo a repartir, en eso entra Vanesa.

Vanesa: María, vine a despedirme. Por la tarde sale mi vuelo al D. F. y de ahí otro que va a Europa.

María: Es una pena que no esperes a que Rogelio y Paula regresen, pero entiendo tus motivos para no hacerlo y te agradezco que seas más consiente que antes.

Vanesa: En realidad deseaba con todas mis fuerzas ver a Rogelio antes de marcharme, pero entiendo que lo mejor es que no lo haga, más por mí que por él, porque aún me duele saber que jamás estaremos juntos (las lágrimas ya resbalaban por su cara).

María: No llores, ya verás que este viaje te ayudará a olvidar y tu corazón sanará. Cuando regreses podrás ver a Rogelio y Paula sin que te cause dolor. En ese momento, tendrás la oportunidad de obtener una gran hermana y a un buen amigo, porque sé que ellos no querrán que desaparezcas de sus vidas.

Vanesa: Gracias por tus palabras María. Ya con esta son dos veces que me consuelas. No sabes lo mucho que me ayudó el haber hablado contigo unos días antes de que Rogelio y Paula se casaran. De no ser por ti, creo que no hubiera podido soportar verlos.

María: Aquél día, te vi como jamás te había visto, y comprendí que nunca has sido una mala persona. Porque las lágrimas que derramaste eran desde el fondo de tu corazón.

Vanesa: Exactamente María. Pero hubo cosas que no debí decir en ese momento ya que no son ciertas, las dije sin pensar y ahora me arrepiento con tan solo recordarlas.

María: Es natural tu reacción, querías desahogarte. Lo bueno es que nadie más escuchó lo que dijiste, imagínate si Paula te oye, con lo impulsiva que es, seguro piensa lo peor de Rogelio y cancelaba la boda como la otra vez.

Vanesa: Pero no lo hizo, además María, de haberme escuchado hasta el final, sabría que nada era cierto, y que no tiene por qué dudar de lo mucho que Rogelio la ama.

María: Eso sí, pero lo mejor es que lo que se dijo esa vez, jamás volvamos a repetirlo, para bien de todos, ¿estás de acuerdo?

Vanesa: Sí tienes razón. De mi parte te prometo nunca repetir las estupideces que dije. Y ahora María, debo irme o perderé mi vuelo. Cuídate mucho y cuida de los dos, para que nada ni nadie los separe nunca.

María: No te preocupes, de mi cuenta corre que esos dos sean muy felices.

Vanesa sale del Fuerte con un gran dolor en su corazón, pero con la firme convicción de que este distanciamiento será para bien, y que cuando regrese podrá ver a Rogelio y Paula sin sentirse mal y por fin podrá intentar ser la hermana que su padre le pidió que fuera con Paula, así como darle a Rogelio lo único que él aceptaría de ella; su amistad.

En el cuarto de la pequeña Mary, Mercedes está terminando de darle su biberón, cuando Ernesto llega con ella.

Ernesto: Te ves muy bonita así. Ya me urge que nuestro hijo nazca.

Mercedes: Para eso falta mucho, así que por el momento mi deber es cuidar de mi sobrina. Lo malo es que se encuentra en este lugar. De verdad no entiendo por qué la niña está aquí, si como hermana de Gustavo, yo tenía el derecho de quedármela.

Ernesto: Mercedes, perdona que te diga esto, pero la niña está en el lugar que le corresponde, al lado de su verdadera familia.

Mercedes: Gustavo consiguió la patria potestad de Mary, pero claro!, como Ana no podrá ser madre quiere quedársela para compensarlo.

Ernesto: Mercedes eso no es seguro ya te lo había dicho, Ana nunca se ha hecho unos estudios ni ha dejado que la revisen para saber si puede o no ser madre.

Mercedes: Ernesto por favor, no hay necesidad de hacerle estudios a Ana, cuando ambos sabemos que ella es la del problema, acaso olvidas que el señor Montero se hizo unos análisis hace dos semanas por recomendación tuya, para saber si podía engendrar y las pruebas dieron positivas.

Ernesto: Es verdad que Rogelio puede engendrar, pero en su condición es más difícil que lo haga, para eso se necesita llevar un tratamiento y ser muy pacientes.

Mercedes: Pero con todo el tiempo que llevan juntos Ana y Rogelio, no entiendo como ella aún no se embaraza, si su marido no es infértil y no se están cuidando, lo que me demuestra que el aborto que presentó tuvo consecuencias.

Ernesto: Eso puede ser porque aunque gracias a la sensibilidad que tiene Rogelio desde la operación, las posibilidades de ser padre a corto plazo son pocas, todavía no produce lo suficiente para poder embarazar a Ana, y el que sea fértil, no asegura que pueda hacerlo. Así que no hay que sacar conjeturas sin los estudios suficientes que digan que Ana es quien no puede ser madre. Por eso Mercedes te pido que no andes diciendo esas cosas, primero tengo que decirle a Rogelio lo de los resultados y hablar con Ana para que vaya con su ginecólogo que es el que tiene la última palabra.

Mercedes: Ah! Pero entonces ¿no has hablado con él?, si desde hace tres días te llegaron los resultados, ¿No se supone que él pasaría ese mismo día para saber lo que dicen?

Ernesto: Sí, eso es lo que haría. Pero lo esperé hasta las seis y jamás apareció, cuando trataba de localizarlo resulta que nunca pude encontrarlo, y ayer no se dio el momento indicado porque siempre estuvo con Ana y tú sabes que pidió que mantuviéramos en secreto todo.

Mercedes: Es increíble!, el señor pide que se apresuren los estudios y cuando tiene que recogerlos resulta que lo olvida. Pero en su lugar preferiría no saber que la mujer que se supone me ama, me ha ocultado que es estéril, y que por eso está conmigo.

Ernesto: (algo alterado). Basta ya Mercedes, jamás debí decirte nada, ya me imagino la indiscreción que hubieras cometido ese día con Rogelio. Por eso me alegro que no haya ido porque te pusiste a decir esas tonterías, y conociéndolo capas que te cree.

Mercedes: Solo dije la verdad, y creo que él merece saber por qué están a su lado.

Ernesto: Sabes qué, mejor vámonos, deja a la niña en su cuna, te espero abajo.

Ernesto sale molesto y Mercedes acuesta a la niña en su cuna.

Mercedes: Mary, es injusto que tengas que quedarte aquí, mi hermano luchó mucho porque no lo hicieras, pero no te preocupes, yo nunca te voy a abandonar, me aseguraré que siempre estés bien. (Besa su frente), Nos vemos luego bebita.

Ernesto y Mercedes regresan a su casa después de despedirse de María y Consuelo.

En las lagunas de Monte Bello, Paula y Rogelio, vuelven a la cabaña, venían muy contentos porque pudieron ver gran parte de la zona y aunque Rogelio no podía subir las colinas, Paula lo hacía y observaba desde lo alto mientras Rogelio le describía lo que ella veía, cosa que la sorprendió porque él no lo podía ver pero aún así lo que él decía era exactamente lo que había, y es porque desde niño recorrió todos los lugares y los conocía como la palma de su mano. También durante el paseo, Rogelio la llevó a una pequeña casita que se encontraba escondida entre los árboles, según lo que le platicó la construyó cuando tenía 16 años, ella estaba fascinada con su relato pues mientras él hablaba lo veía sonreír y remontarse a esos días de su juventud que como dijo antes fueron los únicos momentos felices que tuvo en esa etapa. En la pequeña casa estuvieron casi más de una hora, y cómo ya se estaba haciendo costumbre en Rogelio, él mismo preparó los sándwich y una rica agua de frutas con la despensa que previamente dejaron en la casa, también amenizó el ambiente usando un viejo fonógrafo de pilas que tocaba una melodía muy hermosa, con la cuál Paula estaba inspirándose para la letra de una canción basada en lo que ha vivido con Rogelio desde que aceptó que lo ama.

De vuelta en la cabaña, Rogelio deja todos los utensilios en la cocina y cuando comenzaba a lavarlos, Paula le pide que esta vez le deje hacerlo a ella, y que él por lo mientras descanse un rato. Rogelio no objeta y se retira al cuarto. Pasados los minutos Paula termina con lo que estaba haciendo y va a alcanzar a su esposo, lo encuentra dormido y se recuesta en su pecho. Ambos duermen pero en sus recuerdos recientes de pocos días antes de su boda mortifican sus corazones.

(Recuerdos)

El sol comienza a iluminar toda la Hacienda del Fuerte desapareciendo las sombras que la cubrían. Apenas algunas semanas atrás se habían vivido tragedias difíciles de olvidar, pero para las dos personas que las padecieron más vivamente, les era importante no detener su camino, porque entendieron que el tiempo pasa y que no se puede recuperar lo que se perdió.

Después del funeral de Gustavo, Rogelio y Paula hablaron de volver a empezar de cero. Pero Paula no regresó enseguida a la Hacienda, porque sentía que no era el momento aún, ella quería vivir el duelo de perder a quien fuera una de las personas que apreciaba mucho, además de que Rogelio podía malinterpretar su estado emocional y lo que menos quería era que dudara de sus sentimientos hacia él. Poco a poco sus heridas comenzaron a sanar y tenía una enorme necesidad de ver otra vez al que fuera su esposo pues en los días que estuvo lejos de Rogelio comprendió lo que en verdad sintió por Gustavo y deseaba decírselo, porque si lo hacía todas las dudas que aún pudieran existir en él, se esfumarían con lo que descubrió en su corazón. Así que volvió al lugar que ahora sabía era el único al que en realidad deseaba estar toda su vida y ese era junto a su verdadero amor. Su regreso alegro mucho a María, Margarito, Consuelo, Hugo, y todos los que vivían en la Hacienda sobre todo porque al patrón eso le devolvería la felicidad y era lo que ellos querían para él.

Cuando los dos se vieron nuevamente los sentimientos que tenían reprimidos salieron como nunca antes, los días que les siguieron eran solo de amor y risas, por tal motivo decidieron que no querían esperar más para jurarse amor eterno ante Dios. Paula estuvo preparando todo para su boda con ayuda de Vanesa y Consuelo (Dany se encontraba en el D. F. trabajando para Chio), y cuando las invitaciones estuvieron listas, le pidió a Rogelio que la acompañara a repartirlas, él en un principio no quería hacerlo argumentando que no era necesario que invitaran a nadie, que lo meditó y quería hacer lo que una vez ella misma le dijo y con solo encontrarse ambos ante el altar y ser bendecidos por el padre sería suficiente, cosa que sabía era más para no pasar por habladurías de la ocasión en que ella cancelara la boda diciendo que sería definitivo. Pero todos saben lo mucho que Rogelio ama a Paula, y que no hay nada que pueda negarle, y fue así como los dos personalmente estuvieron entregando las invitaciones y como una forma de resarcimiento, Ana Paula pidió disculpas aunque no diera más detalles de la razón para cancelarla.

Aproximadamente dos semanas antes de la boda, Ernesto le comentó a Rogelio que algunos pacientes con discapacidad podían tener hijos con tratamientos especiales, pero para saber si podía engendrar, eran necesarios unos estudios de fertilidad, él no estaba muy convencido de querer saber lo que esos estudios arrojarían, porque iba a ser más duro confirmar por escrito que nunca podría darle un hijo a su esposa. Sin embargo Ernesto le insistió pues era evidente que después de la operación tenía mayor sensibilidad que antes y eso le daba más posibilidades para lograr ser padre, y que de todas formas no perdía nada con intentar. Rogelio lo pensó un poco y se dijo que Ernesto estaba en lo cierto, nada perdería con hacerse los dichosos estudios. Al día siguiente viajó a Tuxtla llevando a Paula, María y Consuelo para que se comprara el vestido de novia, y según la tradición, él no tenía que ver el vestido, así que las dejó en un centro comercial y le dijo a Paula que iría a atender asuntos de los negocios y volvería por ellas por la tarde. Su nuevo asistente Pancho (Hugo como capataz se quedó al frente de la Hacienda), lo llevó al Hospital donde le harían los análisis que Ernesto le indicó, y ordenó que los hicieran llegar a éste mismo en cuanto estuvieran los resultados, dejándole en claro a Ernesto que nadie debía enterarse de nada.

María y Consuelo ayudaron a Paula a escoger el vestido de novia y a diferencia de las dos primeras veces cuando se encontraba eligiéndolo, ahora lo hacía con mucha ilusión y esperanza.

En los días posteriores, Rogelio adelantaba todo el trabajo posible de la Hacienda y de la empacadora porque su plan era el de tomarse una semana entera con Paula en su lugar favorito.

-Tres días antes de la Boda.

Ese día muy temprano la familia Montero había ido al pueblo. Margarito fue a la escuela, Paula junto con Mary y Marcial irían a buscar las últimas cosas que faltaban para la boda. Rogelio se dirigió a Santa Catalina porque iba a recoger lo que había solicitado en una joyería de ese poblado.

R: Buenas, mi nombre es Rogelio Montero y vengo por el encargo que les pedí.

Dependiente: Buenas tardes señor Montero, la pieza que nos pidió está terminada, nos tomó mucho tiempo porque el diseño que nos trajo era algo difícil de hacer por el material que solicitó. Pero le aseguro que la espera valió la pena.

El dependiente le saca una caja de terciopelo blanco, y de ella un dije pequeño en forma de corazón que llevaba en el centro un diamante que al pasar por la luz reflejaba los colores del arcoíris y estaba franjeado con plata alrededor y al desprenderse los metales se obtenían dos piezas que conservaban la forma del corazón; la plateada, que era solo el marco, tenía la leyenda "Mi alma gemela" y las siglas de APCF, mientras que el diamante venía completo y en él se podía ver con más claridad la leyenda que era la misma que del otro, pero las siglas eran RMB; los dos tenían una cadena para muñeca.

R: En verdad si valió la espera!, es muy hermoso. Bueno Pancho, págale al señor mientras voy afuera a ver con más detalle esta pieza.

Pancho: Si patrón.

Ya en la camioneta, Rogelio sigue viendo el dije que pidió especialmente para Paula. Él esperaba poder entregárselo en el altar para que cuando el padre los bendijera lo hiciera también con las piezas, así tanto Paula como él llevarían en su mano un bonito símbolo de su amor. En ese momento suena su celular.

R: Bueno!

Ernesto: Rogelio buenos días, te llamo para decirte que los resultados de los análisis que te hiciste en Tuxtla acaban de llegarme en este momento y quería saber ¿cuando pasas por ellos?

R: Pues ahora no estoy en San Gabriel, me encuentro en Santa Catalina pero ya voy de regreso, así que estaré por ahí en unas dos o tres horas.

Ernesto: Está bien, entonces te espero y aquí hablamos.

R: Gracias Ernesto, y no olvides que nadie debe saber que pedí esos estudios.

Ernesto: Así será Rogelio. Nos vemos.

R: Nos vemos.

Rogelio cuelga el teléfono, y empieza a sentirse inquieto, en esos estudios se encuentra lo que podría ser su más grande felicidad, pero también su más enorme desdicha. Recuerda que cuando se operó estaba muy ilusionado con que volvería a caminar, y cuando se dio cuenta que no lo haría, se deprimió al grado de maltratar a sus seres queridos y si ahora le confirman que no volverá a ser padre, teme de cómo reaccionará con esa noticia, y siente que lo mejor hubiera sido no indagar porque él ya se encontraba resignado a que nunca le daría un hijo a Paula.

Pasadas cuatro horas llega a la Clínica de San Gabriel (No pudo estar antes porque una llanta de la camioneta se ponchó y tuvieron que buscar un taller para cambiarla), Pancho lo deja en la entrada y Rogelio se dirige hacia el consultorio de Ernesto, pero justo cuando iba a tocar, se escuchan voces que él reconoce como las de Ernesto y Mercedes, y piensa que mejor regresa después, sin embargo oye el nombre de Paula y decide escuchar lo que dicen.

Mercedes: Ves Ernesto!, te dije que Ana no amaba a Rogelio, ya se me hacía ilógico que de un día para otro le naciera ese supuesto amor por él después de perder al hijo de Gustavo.

Ernesto: Mercedes, eso no lo podemos asegurar, y te pido que no digas cosas que no te constan.

Mercedes: Mira Ernesto, cuando Gustavo llegó a la Hacienda, Ana era la que lo buscaba para aclararle que no estaba ahí por que quisiera, sino obligada por las circunstancias, incluso le enseñó el contrato que firmó con Rogelio para que él se diera cuenta que ella no amaba a su esposo y que tenía que cumplir con lo pactado.

Ernesto: Pero Ana le dijo a Gustavo que hiciera su vida con alguien más ¿o no?

Mercedes: Sí, porque aún faltaban varios meses para que se terminara el año que pedía el contrato y ella no quería que él la estuviera esperando todo ese tiempo, además de que era novio de Cynthia.

Ernesto: Pero todo eso no quiere decir que no ame a Rogelio.

Mercedes: Ella ya no podrá ser madre nunca por el legrado que le practicaron cuando la víbora la mordió. Imagínate lo que es para una mujer saber que jamás le dará un hijo al hombre que ama. Tú mejor que nadie sabe que hay casos en que los matrimonios se disuelven porque la esposa no quiere quitarle a su marido la posibilidad de encontrar otra mujer que si pueda darle una familia. Nosotros mismos estuvimos a punto de separarnos porque yo no podía embarazarme. Y por eso pienso que Paula alejó de su vida a Gustavo, para que él pudiera ser padre con alguien más y como Rogelio es paralítico se le hizo fácil aceptarlo porque se suponía que él no le daría hijos a nadie.

Ernesto: Entiendo tus motivos para pensar que eso fue lo que pasó, pero yo pienso que Ana en verdad se enamoró de Rogelio. Cuando sucedió lo de su operación, ella era la primera en estar a su lado brindándole su apoyo, y soportó su depresión, eso a mi parecer es amor.

Mercedes: Ana es buena persona y sé que a cualquiera que necesite su ayuda se la brindaría sin dudarlo. Así que no es prueba de que lo ame.

Ernesto: Bueno, si eso no te convence, que tal el hecho de perdonarle lo de Miguel. No me negarás que lo que Rogelio hizo fue muy grave como para olvidarlo tan fácilmente, sin embargo Ana lo perdonó. Sólo cuando alguien ama de verdad puede perdonarlo todo.

Mercedes: Volvemos a lo mismo Ernesto, ambos sabemos que Ana perdonó a Cynthia que mató a su bebé, también a su tía que se alió con Bruno para separarla de Gustavo, a Vanesa que la humilló mucho, conmigo hizo lo propio cuando supo que yo le mentí para alejarla de mi hermano, y justamente el día que se lo dije se alteró mucho y lloró, dime ¿qué mujer feliz con su esposo, se pone a llorar porque la separaron de otro hombre que se supone ya no amaba? Ernesto, no se necesita ser un sabio para saber que perdonó a Rogelio porque está en su naturaleza no odiar a nadie.

Ernesto: Si lo pones de esa manera, tal vez tengas razón. Pero aún yo pienso que no son motivos para pensar que no existe cariño de parte de ella hacia Rogelio.

Mercedes: Yo no dije que no lo aprecie, es más ella quiere a todo el mundo, pero se tendría que ser un santo para olvidar que por culpa de un egoísta, tu hermano sufrió mucho y sólo para obtener su propio beneficio. Pero supongamos que Ana lo hizo, hay otra cosa que me confirma que nunca olvidó a Gustavo y es que cuando él murió, Ana se la pasaba triste todo el tiempo, los dos la vimos por el pueblo muy ausente, como si se encontrara en otro mundo.

Ernesto: Es natural, a todos nos afectó lo que le sucedió. Y era lógico que Ana estuviera deprimida, Gustavo fue una persona importante en su vida y las condiciones en las que se dio su muerte no era para que se olvidara de un día para otro. Pero finalmente Ana regresó a la Hacienda y ya se va a casar con Rogelio, ¿acaso esa no es suficiente prueba de amor?

Mercedes: Si yo no pudiera tener hijos y supiera que la única posibilidad de ser madre sea por un hijo adoptivo, hasta yo me sacrificaría. ¿O es que no recuerdas que Ana es la madre adoptiva de Margarito?, ella lo adora y sé que no quiere estar lejos del niño, además no es bueno que tenga el ejemplo de un padre como Rogelio, te imaginas que clase de monstruo va a ser el pobre con semejante persona. Ana nunca permitiría que Margarito se convierta en otra copia de Rogelio Montero, pero tampoco puede quitárselo pues él tiene más derechos por ser el padre biológico, aparte está de por medio Mary.

Ernesto: Entiende Mercedes, es mejor que no hagas conjeturas, solamente Ana Paula puede decir si ama de verdad a Rogelio o si solo le tiene afecto. Además es asunto de ella lo que haga con su vida, nosotros no tenemos porqué preocuparnos por los demás, suficientes problemas tenemos para echarnos encima los de otros.

Mercedes: Está bien, dejaremos ese tema, pero por último te digo Ernesto. Nadie escúchalo bien, nadie podría amar al ser que nos ha lastimado tanto. Y si Rogelio hubiera amado a Ana y deseara que fuera feliz, la habría liberado desde el principio para que ella decidiera sin ningún tipo de presión con quién se quedaba, y tal vez mi sobrino no hubiera muerto por culpa de su hermana. ¿Tú crees que no son cosas que harían que cualquiera odiara con toda su alma a quién sin consideración te puso en esas situaciones?, no solo le quitó al amor de su vida, le quitó a su hijo y la posibilidad de volver a ser madre, a mi parecer, Paula está resignada a que Rogelio de una o de otra forma jamás la dejará ir de su lado, y más que amor es aceptación a su más cruda realidad.

Rogelio ya no soportaba seguir escuchando todas las cosas que estaba diciendo Mercedes, y sabía que si no se iba pronto haría algo que le confirmaría a la esposa de Ernesto cuán monstruoso puede ser.

Salió de la clínica y le pidió a Pancho que lo llevara de vuelta a Santa Catalina. En todo el camino recordaba lo que habían dicho Mercedes y Ernesto, y un sentimiento de ira contra él mismo comenzaba a aparecer, porque tenía que admitir que Mercedes estaba en lo cierto. Era un monstruo porque a pesar de todo, se casaría con Paula. Era un egoísta porque aunque lo más seguro fuera que no lo amaran de la misma forma, quería que ella estuviera a su lado al menos el tiempo que decidiera quedarse, y era el hombre más estúpido del mundo por pensar alguna vez que le ganó la batalla a Gustavo, cuando en realidad solo cortó las alas de su más preciado amor.

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