CAPÍTULO 12

"Cuando te conocí tuve miedo de abrazarte, cuando te abracé tuve miedo de besarte, cuando te besé tuve miedo de quererte y ahora que te quiero tengo miedo de perderte"-Autor desconocido.

Al amanecer; Paula sale de la recámara con una amplia sonrisa, ya que recordaba la hermosa noche de amor que tuvo con Rogelio. Conforme pasaba el tiempo, noches como esa las estaban teniendo más seguido, aunque siendo honestos, en ese aspecto los dos son muy exigentes y a menos que el trabajo del día fuera demasiado pesado, jamás perdían la oportunidad de amarse. La diferencia ahora, era que esas entregas se estaban haciendo más pasionales y demandantes, sobre todo de parte de él y la verdad no se quejaba e incluso tenía que agradecer a las terapias, la buena condición que estaban dándole a su esposo.

Se encontraba tan inmersa en esos pensamientos, que no se percató de que Dany tenía rato mirándola de forma divertida por su cara de ensoñación.

Dany: (conteniéndose de reír), Ana Paula, ¿me puedes decir cuántas veces te tengo que llamar?

AP: (un poco roja), ¿perdón Dany?, ¿qué me decías?

Dany: Es que ya es tarde y ustedes no bajaron a desayunar y según lo que me dijo Jennifer, hicieron lo mismo ayer. Por eso vine a ver si querías que se te suba el desayuno o prefieres esperarte a almorzar, (viendo su reloj), que ya no falta nada para esa hora.

AP: No es necesario que te molestes Dany, yo iba a ir a preparar un aperitivo pequeño para recuperar energ..., perdón iba a decir para calmar el hambre de aquí hasta la hora de comer.

Dany: (riéndose), Tu subconsciente te traiciona, pero no te preocupes que conmigo no tienes que fingir, y como veo que estas demasiado bien, me voy a la clínica.

AP: Claro Dany, dile a Pancho o a Marcial que te lleven.

Dany: No es necesario Ana Paula, Alejandro se ofreció a llevarme, (acercándose a un poco para que no la escuchen), aunque preferiría que no lo hiciera, pues ese coche que tiene, llama mucho la atención, es algo extravagante ¿no?

AP: ¡Dany!, no tiene nada de malo, él es del D. F. ahí ese modelo de auto es muy común y tú lo sabes.

Dany: Quizás tengas razón pero no me siento muy cómoda viajando en eso, bueno, me voy porque se me hizo muy tarde, ¡ah! y lo más probable es que no venga para acá, mejor los espero en la fonda de Ulises para ir a la feria como nos pidió Ernesto.

AP: ¡Es verdad!, quedamos en eso, todavía no le digo a Rogelio, pero no creo que haya problema, así que nos vemos en la noche Dany.

Ambas bajan; Dany sale y ve a Alejandro parado frente el coche esperándola, al verla salir le abre la puerta para que entre, y de inmediato se van. Paula se dirigía a la cocina, cuando ve a Laura sentada en el comedor hablando por su celular. Como le intriga no saber mucho del encuentro de ella y su esposo, decide tratar de investigarla mejor, pero ésta la alcanza a ver y le dice a la persona con la que hablaba, que le marcaba después, cuando Paula se acerca más, ella se levanta y le da los buenos días.

Laura: Me alegra verte Ana Paula.

AP: ¿Sí? Y ¿por qué?

Laura: Es que el contrato fue aceptado, y solo nos están requiriendo una entrevista con Rogelio para la firma de los documentos, ¿sabes si tardará mucho en bajar?, me urge un poco hablar el tema con ustedes.

AP: Rogelio se está bañando, lo más probable es que vaya a su despacho en una hora.

Laura: Entonces voy un momento a mi recámara mientras están listos.

AP: Laura, ¿podríamos platicar un momento?, si no es molestia por supuesto.

Laura; No es molestia Ana Paula, ¡dime!

Paula le pide que se sienten, pero las cosas que quería saber no le eran fáciles de preguntar sin verse desconfiada, Laura al ver que no decía nada toma la palabra.

Laura: Ana Paula, sé que tal vez nuestra visita no fue de tu agrado, pero antes de que me preguntes lo que en verdad te tiene preocupada, voy a decirte que como bien piensas, no era casualidad que reconociera a Rogelio en el restaurante. Una persona que tú conoces me platicó de él, y se trata de un socio de la compañía.

AP: ¿Una persona que yo conozco?, Laura, yo nunca he tenido tratos con gente de E. U., así que no hay posibilidades de que pueda conocer a alguien de ahí.

Laura: Es que no es radicada de E. U., viene de Tuxtla, y su nombre es Vanesa Galván.

AP: ¿Vanesa Galván?, entonces ¿ella vive en ese país?

Laura: Desde hace un año se encuentra viviendo en E. U., y como buscó el respaldo de nuestra empresa para que también consiguiera entrar de nuevo en los negocios internacionales, me asignaron el trato con ella, y de esa forma supe de Rogelio y de Cynthia. Cuando me contó lo que le pasaba a mi antigua amiga, quise venir a verla, Cynthia y yo nos conocemos casi desde bebes y crecimos juntas, sin embargo nuestra comunicación se perdió por completo cuando su padre murió, de todas formas le tengo gran estima y haría cualquier cosa para poder ayudarla. En cuanto al convenio con tu esposo, se dio por lo que ya te dije ayer y ahora que estamos a punto de cerrar el negocio, no veo el motivo de ocultarte algo como esto.

AP: Rogelio ¿sabía lo de Vanesa?

Laura: No creí necesario informarle, además Ana Paula, ella solo me platicó su situación y recomendó que tomara en cuenta el negocio con Rogelio, lo demás se hiso como es común en estos tratos. No te preocupes, no le deben nada a nadie, todo lo conseguido, fue por ustedes. Ahora Ana Paula, ¿tienes otra duda de nuestra presencia en México?

AP: Discúlpame Laura, pero tienes que entenderme, si nos hubieras dicho todo esto desde un principio, los malentendidos no habrían estado presentes, (suspira), lo único que me resta preguntarte es si Vanesa va a regresar a México.

Laura: No tengo idea, ella hizo su vida en ese país, está casada y tiene una niña, así que no creo que por ahora esté interesada en volver, allá le va bien.

AP: Creo que por el momento me quedo un poco más tranquila, Vanesa es mi hermana y si te platicó sobre Rogelio, es porque me imagino quiere ayudarlo a posicionarse de nuevo en E. U., ese es un buen detalle de su parte. (Se pone de pie), Bueno!, me voy a la cocina, nos vemos más tarde para tratar con Rogelio lo de la firma del contrato.

Laura: Claro que sí Ana Paula, nosotras los buscamos más tarde.

Paula se retira a la cocina y mientras prepara un pequeño tentempié para Rogelio y ella, le platica a María sobre lo que se acababa de enterar de Vanesa. Después va a su recámara para decirle lo mismo a Rogelio, y como es natural, él se sorprende por lo que le estaba contando su esposa.

R: (sentado en el sillón junto a Paula), ¡Caramba!, esa Laura no me dijo nada y no le veo motivo para ocultarlo.

AP: (dándole un bocado de fruta en la boca), Tal vez Vanesa se lo pidió, ya ves que me cedió las tierras del Rancho la Negra y nos enteramos hasta después de que se fue.

R: Pos sí, pero algo como eso no se oculta, así que ya lo hablaré con Laura.

Paula pone el plato en la mesita y abraza a Rogelio.

AP: Amor, mejor no le reclames, ya viste que el negocio está por cerrarse y no se vería bien que te pongas a discutir por eso.

R: ¡Caray Paula!, si hace unos días no dejabas de ponerle cara a Laura y ahora hasta la defiendes.

AP: No la defiendo, pero ya no quiero estar peleando, (besando su cuello), mejor finiquitemos el asunto del negocio y volvamos a nuestra vida tranquila de antes, ¿sí, amor?

R: (cierra los ojos), Paula, no creas que con esos besos me convences, hay que dejar en claro que nosotros no somos personas que permitimos se nos oculte información.

Paula lo besa para calmarlo como siempre lo hace cuando se pone de ese humor.

AP: Rogelio olvida eso y ahora quisiera que me concedieras una cosa.

R: (sonriéndose), Paula, anoche te concedí varias y hoy quiera o no, sí tengo que trabajar.

AP: No me refiero a eso, aunque lo retomaremos en la noche. Lo que en realidad quiero, es que vayamos como familia a una feria que estará hoy en el pueblo de San Gabriel. Ernesto quiere que nos reunamos todos.

R: (la separa delicadamente), ¿Una feria?, Paula espero no vayas a tomar a mal lo que voy a decirte, pero una cosa es que salgamos a parques con nuestros hijos y otra que creas que yo puedo ir a un lugar de esos.

AP: No le veo nada de malo Rogelio, además no es necesario que subamos a los juegos, lo que vamos a hacer es que Margarito conviva con sus amigos mientras los adultos platicamos.

R: Para platicar en la casa Paula, (se queda callado un momento), pero ¿sabes?, creo que tienes razón, vamos a la feria.

AP: (emocionada), ¿De verdad, amor?, ¡ves!, si lo piensas un poco le encuentras lo bueno a todo, (se levanta para acercarle la silla), entonces hay que dejar listos los pendientes, apúrate a bajar, mientras yo le marco al Licenciado para que esté presente en la junta con Laura.

Paula sale de la recámara muy contenta, pues quiere que Rogelio se distraiga y vea que puede divertirse de muchas formas más, aparte de los parques.

Recámara de Laura y Jennifer:

Jennifer: Así que le dijiste que fue Vanesa quien te recomendó el negocio con Rogelio, ¿por qué? si no fue precisamente ella. La señora Galván solo te platicó de Cynthia, no de él.

Laura: ¿Cómo crees que reaccionaría Ana Paula si le digo quién me pidió buscar a Rogelio?, en primera dudo que lo crea y en segunda me corre.

Jennifer: (se deja caer en la cama), ¡Qué complicada situación!, ¿yo pienso que sería más fácil si les dijeras la verdad?

Laura: Por el momento se me ha pedido no decirles nada, Rogelio es muy impulsivo y sé que actuaría de una mala forma, por eso, lo mejor es seguir con lo que acordamos. Además este asunto es con el abogado y con nadie más.

Jennifer solo mira el techo, de repente se levanta y sale del cuarto. Laura está muy intrigada por la manera en que se estaba comportando últimamente, y le comenzaba a preocupar, pues solo una vez la vio deprimida y no quería verla pasar por eso de nuevo.

Paula estaba en su antiguo cuarto buscando un vestido, pues desde que se dedicó a ser empresaria ya no usaba ninguno, pero esa noche quería dejarle una buena impresión a Rogelio. Jennifer iba pasando por ahí cuando vio la puerta del cuarto abierta y se asomó encontrando a Paula viendo el vestido, le llamó la atención que mientras lo miraba sonreía para sí misma, sin embargo se fue sin decir nada para no entrar en discusión con ella.

Alejandro estaba llegando a la Hacienda porque Paula le había llamado para que también estuviera presente cuando hablaran con Laura sobre la firma del contrato, eso lo tenía preocupado, ya que cerrado el negocio con los extranjeros, él ya no tendría por qué quedarse.

Una vez que todos los interesados estuvieron reunidos Rogelio inició con la junta; fueron algunas horas de coordinación, que una vez terminadas, Laura y Jennifer se retiraron a Santa Catalina para contactar a los empresarios (por vía electrónica), Paula se fue al Rancho y Alejandro iba de salida de nuevo al pueblo, pero Rogelio le pidió hablar un momento con él.

Alejandro: ¿Qué necesitas, Rogelio?

R: Alejandro, quería saber si ¿tienes algo que hacer en la noche?, (él lo mira desconfiado), ¡Caramba!, ni se te ocurra pensar mal.

Alejandro: Perdona, pero No ¿por qué?

R: Ernesto el director de la Clínica de San Gabriel, nos invitó a una feria, pero como comprenderás, para mí estar en un lugar como ese, sería imprudente porque solo estorbaría, así que pensé en que tú podrías llevar a Paula y Margarito, sino tienes inconveniente.

Alejandro: (¿?), Rogelio, ¿no crees que sería molesto para tu esposa si yo la llevo?

R: ¡Claro que no!, Paula siempre ha sido muy amable y no se molestaría, además quiero que se distraiga, todo el tiempo tiene que estar encerrada en estas cuatro paredes cuidándome.

Alejandro: Esta bien, si tú me lo pides, yo la llevo.

R: Una cosa Alejandro, no le digas que no voy a ir, verás que cuando esté con sus amigos se divierte.

Alejandro: Pues eso espero. Ahora si me disculpas, voy a salir para hacer unas llamadas al bufete, con permiso.

R: Pásale!, ah! y no se te olvide estar temprano.

Alejandro: Pierde cuidado.

Alejandro cada vez entendía menos a Rogelio, y pensaba que, o estaba un poco zafado, o no amaba a su mujer (está no lo convencía mucho), o confiaba demasiado en ella. Pero si lo meditaba un poco, esa era una buena oportunidad de hacer a lo que había ido y aún no se atrevía.

Ya en la tarde noche, Paula se estaba arreglando lo mejor posible, tenía un vestido rosa pálido de escote en v (no muy pronunciado), de mangas largas con holanes, la falda un poco más debajo de la rodilla igual con holanes blancos, un lado de su cabello lo sujetó con un pasador que le regaló María en forma de decorado de flores blancas, usaba zapatillas de tacón bajo blancas y aunque no lo necesitaba se puso un poco de brillo en los labios.

Margarito toca a la puerta y le pregunta si ya se van, ella asiente y le pide la espere afuera porque iría al despacho por Rogelio. Cuando iba a tocar, María le dice que él tuvo que salir un momento y que dijo que más tarde la alcanzaba. Ella no muy convencida de adelantarse, sale por Margarito y ve el auto de Alejandro enfrente de la casa con su hijo adentro.

Alejandro: (acercándose a ella), ¡Paula te ves muy hermosa!

AP: Gracias Alejandro, pero dime ¿A dónde llevas a mi hijo?

Alejandro: A la feria. Rogelio antes de irse me pidió que los llevara, así que por favor suba a su carruaje princesa.

Paula se sentía extraña escuchando palabras que solo de su esposo le provocaban alegría. En verdad esperaba que Rogelio los alcanzara porque no soportaría mucho fingiéndose feliz de estar acompañada por otra persona.

El camino fue largo, Alejandro trataba de amenizar el trayecto, pero a ella le daba la impresión que se estaba rompiendo la cabeza por sacar un tema trivial que a ninguno le interesaba en lo más mínimo.

Al llegar a la fonda, pudo observar desde una mínima distancia que la feria era muy pequeña, la cantidad de juegos bastante escasa, pero los puestos de destreza si eran muchos, y pensó que esos serían perfectos para Rogelio. Margarito se fue con sus compañeros de clase, Paula y Alejandro se reunieron en la fonda con Dany, Ernesto, Mercedes y por último también se aparecieron Laura y Jennifer. Todos conversaban de lo que habían estado haciendo en el tiempo de no verse, Alejandro intentó dirigir su plática a Paula, pero ella simplemente no se prestaba para hablar, ni con él ni con nadie, lo único que hacía era voltear hacia la calle, esperando a alguien que estaba comenzando a sentir que no aparecería, Jennifer la veía triste y dejó de lado sus bromas para preguntarle a Alejandro por Rogelio.

Jennifer: Alex, ¿Rogelio te dijo como a qué hora se iba a dignar venir?

Alejandro: (acercándose a su oído), él no va a venir, pero Jennifer, no vayas a ser indiscreta.

Jennifer: (enojada), Ese tonto, pero ahora mismo me va a escuchar.

Jennifer se retira de la mesa, argumentando que iría a ver qué hombre caballeroso se encontraba en los alrededores, discretamente le pidió las llaves del coche a Laura y aunque iba a esperar a que Paula se distrajera no tuvo que hacerlo por mucho, pues parecía que estaba en la luna, así que se fue lo más rápido que pudo a la Hacienda, al entrar le preguntó a María por Rogelio y ésta le dijo que se encontraba en la terraza, cuando estaba a escasos metros lo vio pensativo solo mirando hacia afuera.

Jennifer: Qué ganas de sufrir por tonterías.

R: (molesto), ¿De qué diablos me estás hablando?

Jennifer: Hasta de malas te pones por tus propios errores, pero antes de que se te ocurra correrme, respóndeme ¿por qué no estás con tu esposa? Y dependiendo de lo que me digas, decidiré si me voy o me quedo.

R: ¡No crees Jennifer!, que eso es algo que a ti no te importa, pero sabes, te lo voy a decir, para que me dejes de una buena vez. Hace muchos años que vivo pensando que no hay una persona más buena que Paula, y que si no he sido egoísta por querer tenerla conmigo, por eso lo único que quiero es darle más libertad, que no se encierre o se limite como cuando salimos juntos

Jennifer: ¿And?

R: ¿Cómo que, Y?, ¡que no entiendes!, aunque estoy resignado a mi condición, no puedo creer que ella sea tan fuerte como para vivir con todo y mis limitaciones.

Jennifer: (riéndose), Pues yo no veo que esté a disgusto contigo, sino todo lo contrario.

R: ¿Sabes?, no sé ni para que me tomo la molestia de seguir hablando contigo, hay cosas que nadie va a poder comprender.

Rogelio da la vuelta para irse pero Jennifer, detiene la silla y lo lleva hasta un sillón donde se sienta enfrente de él.

Jennifer: (seria), Ahora te voy a pedir que escuches bien lo que voy a decirte, y por favor no se te ocurra interrumpirme, (suspira), Cuando era adolecente me dedique a las carreras de caballos porque siempre me gustaron mucho esos animales y la emoción que sentía al correr, a los diecisiete tuve un accidente, me caí en una carrera y estuve mucho tiempo inconsciente, al despertar no podía mover las piernas, mis padres buscaron a varios doctores para que me devolvieran la movilidad, pero yo no quise operarme porque pensaba que no iba a funcionar, todos los años hasta los veintitrés fueron los más amargos de mi vida, me alejé de todas las personas que quería, y hubiera seguido así de amargada de no haber conocido a un hombre que era muy bueno y cariñoso conmigo al que parecía no importarle mi condición, al año me pidió que nos casáramos, en un principio era bonita la convivencia, pero él comenzó a desesperarse, (comenzaba a llorar), porque no podía ir al baño sin que me ayudara, tenía que subir y bajar banquetas con la silla cada que salíamos a pasear, y no te platico las cuestiones íntimas porque sería muy humillante. Solo duramos escasos seis meses, y al final terminó por irse, un mes después me envió una notificación de divorcio el cuál firme para no seguir martirizándolo, y te juro que me habría matado si no fuera por Laura que estuvo conmigo siempre, ella me dijo muchas cosas que me hicieron decidir operarme, la cual no fue lo más duro que pase, la rehabilitación era lo peor, no veía avance a pesar de todo mi esfuerzo para levantarme, fueron varios años de intentar y nada, Laura al verme así decidió llevarme con un psicólogo, tal vez eso fue lo que más me ayudó, porque dejé de pensar en que no podía conseguir caminar y cuando estuve en paz con mi problema, poco a poco pude volver a tener movimiento y lo demás no necesito contártelo porque ya has visto que si me encuentro de pie.

Rogelio estaba sin palabras, Jennifer al verlo así le pone una mano en su hombro.

Jennifer: En realidad Rogelio, no te estoy contando esto para que me comprendas a mí, o a ti, sino a Ana Paula. No hay cariño, ni lástima que nos hagan estar al lado de alguien, ahora entiendo que si él me hubiera amado jamás me habría abandonado, y tú serás muy tonto si continúas pensando en que por ser una buena mujer es el motivo por el que ella está contigo, ahora medita un poco y cuando tu cerebro coordine, busca a tu esposa, que se encuentra muy triste porque la plantaste.

Jennifer escucha el ruido de un auto y se levanta para ver quién es, al asomarse, se sonríe porque en verdad esa mujer lo amaba demasiado.

R: Lamento mucho por lo que pasaste Jennifer, me gustaría...

Jennifer: No lo lamentes, pero ahora quiero mostrarte otra cosa, con esto estoy segura que te darás cuenta de que eres muy afortunado por tener a tu lado a alguien que te ama mucho y espero que nunca más lo vuelvas a dudar.

Jennifer lleva a Rogelio hasta un muro y lo deja ahí, después se dirige nuevamente a sentarse a esperar a la persona que estaba por llegar con ella.

AP: Me imaginaba que estarías aquí, ¿dónde está mi esposo Jen?

Jennifer: Parece que en su cuarto, ¿quieres que lo traiga?

Paula no le responde, sino que se dirige adentro para buscar a su esposo.

Jennifer: ¡Ana!, ¿puedo preguntarte algo sin que te molestes?

AP: Depende lo que me vayas a preguntar.

Jennifer: ¿De verdad no te importa la condición de Rogelio?

AP: ¡Tenía que ser!, y luego vas a querer saber cuestiones más privadas ¿no?

Jennifer: Solo contéstame el por qué estás a su lado con todo y su problema, después de que me lo digas te juro que no vuelvo a molestarlos.

AP: Porque lo amo más que a mi vida, lo amo por lo que es como persona, porque me llena de dicha y no hay impedimento físico que me importe mientras estemos juntos, tan es así que tampoco me importaría terminar el acuerdo con tu empresa con tal de recuperar la paz que teníamos antes de que ustedes vinieran aquí.

Rogelio estaba muy conmovido por las palabras de Paula, así que lentamente se acerca a ella que como le daba la espalda no lo veía, Jennifer al verlo decide dejarlos solos y se retira sin contestarle a Paula (que no entendía la actitud tan rara que tenía). Al dar la vuelta para ir a su cuarto, se topa con la persona que había ido a buscar.

AP: ¡Rogelio, me asustaste!

R: (toma su mano), Perdóname Paula, por todo.

AP: Rogelio lo único de lo que te tengo que perdonar es el que me hayas dejado esperándote en la fonda, amor, ¿por qué no viniste?

R: Por idiota, por inmaduro, (la hace sentarse en sus piernas y la abraza), Paula, si te pido que me acompañes sin preguntar a dónde vamos, ¿lo harías?

AP: (recargando su cabeza en su hombro), Ya te dije que voy a darte todo lo que me pidas, mientras no sea que me aleje de tu lado.

R: Es lo mismo que yo voy a pedirte de ahora en adelante, (le da un pequeño beso), por favor ve al cuarto y prepara una muda de ropa para dos días, yo voy con Pancho a acomodar unas cosas en la camioneta, te espero ahí, ¿estás de acuerdo?

AP: Por supuesto Rogelio.

Paula va a hacer lo que le pidiera Rogelio, mientras él busca a Pancho y a Jennifer, pues no quería irse sin hablar con ella, recuerda lo que platicaron y se encamina al sitio más probable en el que esté, y no se equivocó, la ve sentada en el mismo lugar de la noche anterior observando a los caballos.

Jennifer: Se supone que debería estar arreglando sus errores, señor Montero.

R: Vine a despedirme, me voy unos días con Paula, así que por favor te pido que se lo comuniques a Laura y Alejandro.

Jennifer: Eres de acciones rápidas, se nota que no te gusta darle vueltas al asunto, (lo mira), no te preocupes, yo les aviso.

Rogelio quería preguntarle algo más pero sin verse imprudente, eso a Jennifer le empezaba a incomodar.

Jennifer: El motivo de no andar divulgando cosas como las que te dije, es justamente por la cara de compasión con la que me estás viendo.

R: Lo lamento, solo quisiera saber ¿cómo comenzaste a sentir que podías volver a caminar?

Jennifer: Tu ya te encuentras en la segunda fase, solo necesitas un impulso más fuerte que te permita desear levantarte, te aclaro que no es cualquier cosa, debe ser algo realmente importante para ti, porque la fuerza en tus piernas y columna es evidente, solo que tu mente aún no te deja aceptarlo.

R: ¿Algo importante?, Paula y mis hijos son lo más importante y cómo ves aún no me he podido levantar, quizás en mi caso no se dé lo mismo que contigo.

Jennifer: Yo no lo aseguraría, pero ya el tiempo dirá quién de los dos tenía razón. Y lo mejor es que me vaya, no quiero que Paula vuelva a malinterpretar las cosas, (se ríe), si ella fuera distinta y supiera que no te quiere, te juro que no me cansaría de hacerle la vida imposible, bye Rogelio, cuando regreses será la última vez que nos veamos.

Jennifer regresa a la casa y Rogelio con Pancho para dejar lista la camioneta, unos minutos después, Paula sale con una maleta que Pancho mete al carro, cuando los dos están listos, Rogelio le pide que los lleve al lugar que le dijo antes.

En la fonda; Ernesto y Mercedes se despiden pues ya se estaba haciendo muy tarde, Dany se levanta para ir al tocador, dejando en la mesa a Laura y Alejandro.

Alejandro: como que Paula ya no regresó, lo malo es que se llevó mi coche y tu amiga el tuyo, ¿ahora como vamos a volver?

Laura: Estoy segura que Jennifer no tarda en venir, pero me imagino que debes estar muy decepcionado de ti por no conseguir aún lo que te pidieron ¿no?, ¡ya ves! Paula debe de estar con Rogelio muy feliz como lo han sido todos estos años.

Alejandro: Para tener poco de haberlo visto de nuevo, sabes mucho de él y de Ana Paula, me parece que tú y yo no somos tan diferentes en cuanto a lo que buscamos.

Laura: (mira a Dany que se detiene a platicar con Macaria), yo busco solo una cosa, pero tú tienes que obtenerla por obligación, si me dices que es, tal vez te pueda ayudar, de esa forma tu irías a donde está lo que te interesa de verdad.

El jetta negro se detiene enfrente de la fonda y Laura no espera la respuesta de Alejandro, solo se levanta para buscar a Margarito, él mira a Dany y azota la mesa.

Dany: (acercándose), De nuevo tienes ese aspecto preocupado, debe ser muy malo lo que te ocurre.

Alejandro: La verdad, desearía que el camino de mi familia no se hubiera cruzado con el de Rogelio, (ve el rostro confundido de Dany y se levanta), perdón Dany, no vayas a pensar mal, él no me ha hecho nada malo, es solo que hay personas que conocemos debido a eso y no son agradables, (extiende su mano), ¿nos vamos?, capaz que si no nos apuramos Jennifer arranca y te aseguro que no mirará atrás, ¡ya sabes cómo es!

Dany prefiere no corresponder a su gesto, así que solo asiente y se adelanta al coche. Cuando Jennifer vio que todos estaban listos para regresar les dijo que el matrimonio se fue a quien sabe dónde, y volverían en unos días. Al llegar, todos se separan y Alejandro va a su cuarto, sabía que estaba en libertad de conseguir lo que necesitaba para librarse de una vez por todas de ese sujeto, aunque lamentaba tener que ser un traidor, cosa que su tío detestaba más que a nada en el mundo, pero no tenía más remedio. Sale de su cuarto y va al despacho de Rogelio, busca en casi todos los lugares posibles, esperando que no se le hubiera ocurrido guardarlo en la caja fuerte. Para su fortuna lo encuentra en un cajón secreto del escritorio, cuando está por irse las luces se encienden.

Laura: ¿Sabes que haces lo mismo que he visto en muchas películas?, aprovechaste el momento en que no estuviera Rogelio para conseguir esos papeles, (acercándose a ver el encabezado del folder), los títulos de propiedad del Rancho la Negra y las cuentas Bancarias, debes temerle mucho a Bruno para atreverte a robarlos.

Alejandro: ¿Y qué me cuestionas?, si me imagino que él también te pidió venir. Si no lo hacía yo, lo terminarías haciendo tú.

Laura: No me mandó Bruno, pero sí alguien que lo odia mucho más que tú o el mismo Rogelio.

Alejandro: ¿Qué?, no te comprendo, ¿por qué no le dijiste entonces a Rogelio que me envió ese tipo?, hubiera sido más fácil denunciarme a las autoridades.

Laura: Porque no quieren que lo haga, además tú no estás aquí por gusto, ese tipo es el causante de la muerte de tu tío, cuando estaba llevando el caso de Rosaura, Bruno comenzó a intimidarlo para que desistiera de eso y otras acusaciones, como no quiso renunciar, fabricó un desfalco millonario y mandó a sembrar las pruebas en su bufete, debido a que era un abogado reconocido por su honradez, pudo mantenerse fuera de la cárcel, y te mandó llamar para tomar su lugar en el caso de la tía de Paula porque ya no era posible que él lo manejara con ese proceso en su contra, lamentablemente su salud mermó y murió, con el veredicto a favor de tu cliente, Bruno dirigió a sus contactos contra ti amenazándote con hacerte lo mismo, y como viste de lo que es capaz, accediste a ayudarlo, ¿cierto?

Alejandro: ¿Cómo sabes todo eso?, ni Rogelio está enterado.

Laura: El dinero compra muchas cosas en la cárcel, recuerda que me viste en el reclusorio, ahí los aliados de tu verdugo me contaron toda la historia, y la persona que quiere vengarse de él ha dado todo lo que tiene con tal de verlo destruido, por eso vengo a ofrecerte que me ayudes, él piensa que puede manipularte y si le das una parte de lo quiere, es posible que te entregue los documentos que comprometen al bufete de tu tío, ¿Qué dices, me ayudas? ¿O te vas y te hundes con él?

Alejandro: (ríe), salgo de una amenaza para entrar a otra, ¿tengo opciones?

Laura: No te estoy amenazando, te ofrezco recuperar tu vida, porque si las autoridades saben que él está tramando robarle su dinero a Paula, te va a vincular en eso y no va a ver forma de demostrar que te obligaba a ayudarlo.

Alejandro: (se sienta en una silla), Supongo que es mejor intentar deshacerme de él a qué pueda demostrar lo que ha hecho en contra de mi familia, y si la persona que dices quiere acabarlo, te digo que está en buen momento, tiene dinero suficiente para permanecer en la cárcel unos meses más sin problemas, pero su plan es escapar cuando se haga la transacción del dinero del Rancho a una cuenta europea, por eso me pidió conseguir los fondos que le exigen para eso, supuestamente cuando yo le de los documentos, él me dará los que comprobarán que mi tío era inocente, así mi apellido estará libre de todo. Pero te advierto, conoce mucha gente en la cárcel y a su vez ellos a gente peligrosa de afuera, por eso yo no he podido escaparme.

Laura: No te preocupes, también la persona que lo quiere destruir. Entonces ¿tenemos un trato? (extiende su mano).

Alejandro le da la suya, esperando que ella tenga razón o se arrepentiría de apoyarla.

Ajenos a todo esto, Rogelio y Paula llegan al lugar que más amaban desde que tuvieron su luna de miel. De todos los sitios que han visitado juntos, ese no se había vuelto a pisar porque una parte de Rogelio no quería ir hasta no estar seguro de cumplir con lo que le prometió a su esposa en ese entonces. Pero ahora se sentía más confiado de él y del amor de Paula. Era curioso que necesitara que le abrieran los ojos que mantuvo cerrados durante mucho tiempo, para darse cuenta que en verdad era muy afortunado de ser amado así por ella.

Paula estaba muy sorprendida de que finalmente Rogelio la llevara ahí, se lo pidió tanto en sus dos aniversarios, pero él simplemente no accedió nunca.

AP: (le da un beso en la mejilla), Rogelio, no voy a preguntar el por qué estamos aquí, ya que eso no es lo importante, solo diré que estas cumpliendo mi sueño más anhelado, y ¿sabes cuál es?

R: (abrazándola), No, pero sé que me lo vas a contar.

AP: Cuando vinimos en nuestra luna de miel, tanto tú como yo prometimos una cosa, así que si me trajiste, es porque vas a cumplirla sin excepción.

R: Esa será mañana, pero ahora te prometo que haré de esta noche la mejor de todas las que hayamos tenido, ¿estás de acuerdo, amor?

AP: (tocándole sus labios), Si sigues mejorando cada vez, yo encantada, pero entonces también me esforzaré por que sea la mejor para los dos.

Pancho: ¡Patrón!, disculpe que los moleste, pero como que creo que ya debo irme a la Hacienda, o ¿usted qué opina?

Paula esconde su rostro en el cuello de Rogelio, por la pena de lo que se dijeron pensando que estaban solos.

R: (nervioso), Si, si, claro Pancho, solo ayúdame a bajar y te vas. Ah! Y la próxima vez, hazte notar antes de andar escuchando pláticas privadas.

Pancho: ¡Perdón patrón!

Pancho se apresura a bajar a Rogelio y sin mirar a Paula, se despide, arrancando lo más aprisa que puede.

Rogelio y Paula entran a la cabaña; a pesar de que casi nunca iban, ésta se encontraba limpia y en orden, pues Rogelio enviaba unas personas de la región a hacer el aseo, ella se dirige a una de las recámaras, pero él la detiene diciendo que esa ya no era un cuarto para dormir porque desde la última vez que fueron, mandó a poner otra cosa que más tarde le enseñaría, así que la guía a la otra, una vez adentro le pide que lo espere un momento, Paula aprovecha para cambiarse de ropa. Cuando Rogelio regresa la encuentra sentada en la cama con una bata muy larga.

R: Paula, sabes que toda la ropa te queda bien, pero ¿no crees que esa bata es muy larga?

Sin responderle se levanta y desabrocha la bata dejándola caer al piso, mostrándola con un Baby Doll rojo. Rogelio no puede articular palabra alguna, pues quiera o no admitirlo, todas las funciones de su cuerpo estaban en armonía con sus pensamientos poco pudorosos. Paula se siente muy bien por la forma en que él la veía, esa era una de las cosas inconclusas que se prometió así misma para cuando regresaran a las Lagunas, pero aún quería descontrolarlo un poco más.

AP: ¿Te gusta el modelo, amor?

R: (inquieto), ¿Qué si me gusta?, por supuesto Paula, es muy sexy, perdón, muy bonito.

AP: Señor Montero, quién lo viera así de nervioso.

Rogelio no le responde, eso lo aprovecha Paula para acercarse y sentarse en sus piernas, lo malo para él, era que las cosas ya no eran como antes y cada roce con el cuerpo de su mujer le sacaban un animal incontrolable, más cuando su linda esposa comenzaba a besarle el cuello y el oído.

R: (extasiado), Paula, lo que quiero pedirte es que primero me acompañes a la habitación de al lado y ahí te juro que te dejo hacer lo que desees.

AP: (mirándolo extrañada), ¿acaso no vinimos a tener una segunda luna de miel?

R: Pos si, por eso te lo digo, ese cuarto es el que vamos a usar.

Paula no entiende nada, pero hace lo que él le pide, y se dirigen allá. En esa habitación había algo parecido a un jacuzzi especialmente diseñado para que Rogelio no tuviera problemas para entrar y salir por sí mismo (tenía tubulares a los lados), abarcaba más de la mitad del cuarto, a su alrededor él había colocado velas y se escuchaba música romántica proveniente de la sala, mientras Paula seguía viendo el lugar, él abrió una botella de Champan y la sirvió en dos copas.

R: (dándole una), Perdona lo improvisado del momento Paula, y espero que no te moleste que quiera que nuestra segunda luna de miel sea aquí.

Paula se toma el champan y se sienta de nuevo en sus piernas, comenzando a desabrochar su camisa.

AP: Nunca vas a dejar de sorprenderme, siempre buscas la manera de hacer de cada momento algo mejor que el anterior.

R: Tú eres quién me inspira Paula, todas las cosas buenas que yo tengo provienen de ti.

AP: No seas modesto, tu esencia ya es así de hermosa Rogelio.

Después que él ayuda a su esposa con la tarea de quitarse la ropa y ser el primero en meterse al improvisado jacuzzi, le pide que ella entre así como estaba, argumentando que quiere tomarse el tiempo de ayudarla con esa labor, así que ella encantada de complacerlo. Por eso en cuanto estuvo junto a él, empezó a depositarle besos a su cara, pasando por sus ojos, labios y oreja.

AP: Rogelio, no tienes idea hasta qué grado te amo.

R: (acariciándola), Ahora sí la tengo Paula, sé que tu amor es tan grande como el mío.

Sus caricias y besos eran dados de manera lenta y dulce, no querían apresurar el momento, necesitaban dejar huella en la piel del otro, a pesar de que su cuerpo pedía dejar de ser torturado. Como dijo que haría, Rogelio conforme pasaba su mano, ayudaba a que el baby doll de su esposa poco a poco desapareciera junto con todo lo demás, mientras lo hacía susurraba varios "Te amo", haciendo que ella se sintiera protegida y amada, por eso solo se dejaba guiar por él, ya que esta vez deseaba sentir todo el amor que le proporcionaba su esposo. Con todo y las buenas intenciones de reprimirse, el corazón de los dos latía muy rápido y su temperatura aumentaba más el calor del agua, provocando que sus deseos fueran incontrolables. Cuando comenzaba a ser imprescindible un mayor contacto y ayudado por el agua, Rogelio hizo algo que por su condición se suponía no podía y es que su cuerpo se irguió de manera en que pudo hacer presa a Paula debajo de él, ella no se detuvo a pensar en eso, porque estaba más entretenida en profundizar el beso y regalarle todas las caricias posibles. Pero cuando su entrega comenzaba, algo había de diferente, está era completa, con todo y lo que conllevaba. En los pensamientos de Paula, solo existía una cosa y es que nunca pensó que podían ser mucho más maravillosas conforme pasaba el tiempo. Tantas emociones inundaban su espíritu que sin querer rasguñaba a Rogelio. Él por su parte sentía la fuerza con la que su esposa lo aprisionaba, pero así como ella no fue consciente de su posición, él tampoco, pero comenzaba a sentirse mucho más entero y pleno que nunca, el éxtasis de la pasión vino en conjunto para completar la unión.

Ese día en verdad sería recordado por ambos, pues Rogelio depositó en Paula no solo toda su alma, también dejo en su interior la semilla de su amor.

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