Capítulo 6

Era una cobarde.

Una maldita cobarde.

Caminé sin rumbo alguno y con mi sándwich en mano, apretaba mis labios con fuerza impidiendo que cualquier sollozó pudiera escapar de estos.

Llegué a los baños, ante las extrañadas miradas de los alumnos a mi espalda, entré y busqué un cubículo donde me encerré sin esperar nada más. Eché mi mochila al suelo y me senté en el inodoro luego de alzar su tapa.

Apreté mis ojos con fuerza mientras estrujaba el pan entre mis manos.

Idiota Park Sunghoon, idiota Jang Wonyoung, idiota escuela.

Era todo un desastre. Tal vez, Chaewon me estaría buscando como una loca o esperándome desamparada en la cafetería, pero yo estaba encerrada como una debilucha en los baños, reteniendo mis lágrimas de impotencia.

Miré mis manos y el apachurrado sándwich, sorbí mi nariz y lo mastique.

Era de atún, algo bueno al menos por hoy.

Con el paso de los minutos, lo acabé limpiando las migajas en mis manos con la tela del pantalón, cuando me disponía a levantarme oí la puerta principal del baño ser manipulada, dando paso a unas chicas.

O más bien, ¿chicos?

¿Qué diablos hacían chicos en el baño de chicas?

Mi corazón se aceleró con miedo al darme cuenta de donde realmente me había metido, miré a mi alrededor el color característico verde del baño masculino y ese olor poco higiénico. Mi estómago se revolvió al recordar que durante mi pequeño bajón no había prestado atención en dónde comí y la poca higiene. Parpadeé asqueada.

Alcé mi mochila y la abracé mientras escuchaba la conversación del grupo.

El idiota Yong me anuló la nota de la lección hoy, tienen suerte de que su maestra sea Im, ella es genial.

─ Si, de todas formas, no hice nada y tuve suerte de que me tocara con una rata de literatura. ─ La ronca voz que podía reconocer en cualquier lugar. Era Park Sunghoon. ¿A quién se estaba refiriendo?

Ah, Shin... Creo que es linda, pero por lo visto es una nerd. Qué aburrido.

Aquellas palabras, aunque fueran nefastas me sorprendieron. ¿Aquel chico pensaba que yo era linda? Woah.

Por mera curiosidad, quería saber qué pensaba Park al respecto y cuál podría ser su respuesta, ¿su opinión sería igual?

Hmm. ─ El decepcionante sonido me dejó con toda esperanza por el suelo. Tenía fe de escuchar un buen halago al menos. Pero tampoco podía esperar más del mismísimo Park Sunghoon.

─ Tarado. ─ Susurré muy por lo bajo para mí.

¿Ya nos vamos? ─ Preguntó Park con impaciencia.

Si, solo déjame voy y descargo un poco. ─ Bromeó el chico y Park emitió un sonido con repulsión.

Ugh, eres un asqueroso, Lee, solo apresúrate y larguémonos rápido.

Escuché los pasos del otro, aparentemente "Lee" acercarse a los cubículos y como si la mala suerte estuviera de mi lado, sus zapatillas azules se asomaron medianamente bajo la puerta donde yo yacía escondida, mi corazón se aceleró aún más y mis manos comenzaron a temblar, abracé con fuerza mi mochila.

─ Qué diablos. ¿Quién carajo está aquí? ─ Se quejó el muchacho forzando la puerta con brusquedad. ─ ¡Hey, abre esta puerta idiota, necesito entrar ahí! ─ Pasé saliva duro.

─ ¿Qué estás haciendo? ¿Quieres dañar esa puerta y que luego te lo cobren? ─ reclamó Park con su tono fuerte y fastidiado.

─ Hay un idiota en mi baño.

─ ¿Ahora me pusiste tu nombre a un jodido inodoro? ─ Preguntó burlesco Sunghoon, yo mordí mi labio aún sin emitir sonido. ¡¿Qué demonios podía decir?! Era una tonta que se metió por error al baño de chicos.

Noté los zapatos oscuros de Park acercarse a su amigo.

─ Déjalo.

─ ¡Ja! Eso no se va a poder. ¡Oye tú, sal de mi baño!

Tomé valor, aclarando mui garganta con el menor ruido posible y hablé imitando la voz más gruesa y grave que podía. Tal vez así me podía zafar de esta vergonzosa situación.

─ ¡Baño ocupado, por favor les pido respeten mi espacio!

Solo podía esperar a sonar convincente, así me dejarían tranquila.

─ Escúchalo... ─ incrédulo el chico soltó una risa vaga. ─ Oye niñito, llevas ahí encerrado desde que nos metimos, ¿acaso la tienes peor que yo? ¡Sal de ahí! Oh no, ya sé... Si te tomo una foto desde arriba con los calzoncillos abajo te hará cambiar de opinión. ─ Una risilla salió de su boca y el áspero sonido de la tela de su ropa resonaba mientras buscaba su móvil.

Aterrada y entrando en pánico esperaba lo peor. Estaba jodida.

Cuando el chico iba a caminar al cubículo del al lado, nuevamente ma puerta principal se abrió revelando un par de voces escandalosas.

─ ¡Yooo, Hee! ¡Choi le está tirando la onda a tu chica! ─ Comentó un chico, vi que las zapatillas azules se giraban en su dirección. ─ Se nota que Yoo lo está disfrutando.

─ ¿Qué es esta mierda que me estás diciendo? ─ Gruñó el chico caminando hasta estos. ─ Ese idiota, que comience a contar sus últimos minutos.

Los pasos se comenzaron a alejar junto a las risas de los chicos y los bufidos gruñones del muchacho de hace un rato. Parecía haberse olvidado repentinamente que quería entrar a este baño.

Suspiré pesadamente y me senté nuevamente en el inodoro mientras inhalaba y exhalaba repetidamente.

Por poco.

De todas formas, no pensaba salir de ahí, al menos, hasta que la campana sonara.

─ ¿Ya piensas salir o no? ─ La voz profunda y relajada de Park resonó contra el azulejo de las paredes, erizando mi piel y poniéndome en alerta. ─ Responde.

Sus pasos duros y pesados se hicieron presentes mientras caminaba acercándose hasta mi cubículo. ¿Acaso no se había ido también?

Ahora sí que estaba jodida.

─ ¿Creíste que no me daría cuenta, Yuna? ─ Escuchar su nombre salir de sus labios me puso la piel de gallina, sentí mi corazón achicarse y un leve cosquilleo se extendió por todo mi pecho. Estaba tan nerviosa y con miedo a otra humillación. ─ Vas a salir en este momento, a la cuenta de tres o llamaré a estos tontos nuevamente. ¿Quieres eso? ─ Su amenaza de dejó helada. Lo creía tan capaz de aquello, pero a su vez, una pequeña parte de mi no quería aceptar esa realidad y que tal vez, solo un poco, él podía solo asustarme para molestarme.

No quería salir. No quería verlo.

─ Uno.

Comenzó a contar, y fue cuando empecé a temer.

─ Dos.

Hice una mueca y sin más opción abrí la puerta del cubículo, con la mirada baja me encontraba frente a él. No me atrevía a verlo, mi vergüenza era mucho mayor.

Él soltó una pequeña risilla burlona.

─ Qué pervertida, Shin, quién lo diría, te metes a los baños de chicos. ¿Para qué? De seguro, a tomar fotos por debajo de los cubículos. ─ Se burló cruelmente, vi como se cruzaba de brazos.

Con indignación lo miré, estaba tan enojada, cómo se atrevía a llamarme como tal.

─ ¡Yo no soy ninguna pervertida! ─ Reclamé con furia.

El sonrió de lado, podía ver que su mirada emanaba curiosidad.

─ Tu imitación varonil quedó muy pobre. ¿Qué rayos hacías en este baño? Vuelvo a preguntar.

─ Simplemente... No me sentía bien y... No me fijé. ─ Respondí sin titubeo pero con notoria pena. ─ ¿Ya me puedo ir? Me estorba tu presencia.

El arqueó una ceja y pasó su lengua por dentro de su mejilla.

─ ¿Quieres saber cómo me di cuenta de que eras tú, pequeña?

"Pequeña" ¿Cómo me ha llamado?

─ No quie-

En un rápido y brusco movimiento, sus manos se posaron en mis hombros y me empujaron dentro del cubículo nuevamente. Pero está vez no fue sola, él se metió conmigo.

Cerrando la puerta de un azote.

Por instinto temí lo peor e intenté apartarlo debido a la repentina e incómoda cercanía.

─ ¿Qué crees que ha-

Tapó mi boca.

Escuché como la puerta del baño era abierta y un grupo más de chicos se adentraba riendo y platicando. Nuevamente volví a temer el ser descubierta, y no solo eso, me encontraba con un chico encerrada, con Park Sunghoon.

Sunghoon quitó su mano de mi boca y yo apreté mis labios con vergüenza; el espacio aquí era mínimo, él me sujetaba de la cintura con tal presión que me era casi imposible zafarme, mis brazos abrazaban mi maleta pero mis manos se posaban por encima del cubierto torso del rubio, su pecho subía y bajaba con cada respirar. Yo apenas subí la mirada.

Era tan malditamente alto. Su rostro estaba fijo al frente y su expresión seguía siendo la misma, tan poco emocionante pero fina.

Oh, el aroma de su colonia era tan delicioso y embriagador. Menta y madera, tan masculino.

Park es solo un pendejito más del montón, no entiendo qué le ven las chicas. ─ Habló un chico con arrogancia, miré nuevamente a Park cuando aquel extraño comenzó a hablar mal de él. ─ Es decir, ¿viste a la chica nueva? Que preciosa chica, me encantó de verdad.

─ Tienes mucha razón. ─ Mencionó otro. ─ ¿Ya viste el blog del instituto? Mierda, la foto dice mucho por si sola, ya la tiene a sus pies.

Esa niñita es sexy, se nota que tiene una carita inocente y carece de experiencia, me gustan así, y podría darle la batalla a Park Sunghoon por la nueva. ¡Joder esas curvas como se marcaban la noche de la fiesta!

Cada palabra entraba y salía por mis oídos, si pudiera agarrar cada una las metería en una bolsa de basura. Me sentía tan asqueada y rebajada ante tal forma de pensar.

Pero algo que llamó mi atención, fue sentir el agarre de Sunghoon sobre la tela de mi ropa, apretando levemente mientras escuchaba al chico. Levanté la mirada, que por suerte, él seguía sin dirigirmela, su ceño estaba fruncido, sus ojos se volvieron más oscuros y pude notar con claridad como su mandíbula se tensaba con rudeza. Él estaba furioso, estaba claro. Pero por sí mismo, ellos hablaban mal de él, ¿verdad?

Carajo, olvidé que Youngmi mi espera... Ugh, bendito sea el día que acepté está relación.

Los pasos se iban alejando hasta salir nuevamente del baño. De pronto, la campana había sonado.

Sunghoon sin pensarlo dos veces, me apartó de un leve empujón y abrió la puerta para salir.

Yo, algo nerviosa, no quería que se vaya sin antes decirle algo. Tomé la valentía y me acerqué antes de que me dejara sola por completo.

Le agarré la manga, deteniéndolo. Él paró en seco, pero no se dio la vuelta.

Yo tragué fuerte.

─ Y-yo... Gracias por lo que hiciste... Ya sabes, lo de esconderme para que esos chicos... No me vieran aquí.

Un silencio tensó el ambiente por unos cuantos segundos luego de que hablara, finalmente, él movió un poco su brazo para quitar mi mano y recuperó la compostura.

Un soplido se expulsó por su nariz, y aún sin dignarse en mirarme, respondió:

─ Esto no lo hice por ti, Shin. ─ Habló con tal frialdad y sequedad que volvió a matar una vez más mis esperanzas de obtener por lo menos, una buena impresión de él, y otra vez me repetía a mí misma, no podía esperar nada bueno de Park Sunghoon. ─ Simplemente no quiero que me asocien con alguien como tú.

Dicho y claro, se fue dejándome con la palabra.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top