text ··· 07
HongHwaGi
mingi tiene una fijación por los labios de los hyungs, pero ese no es su único problema.
1.
Mingi estaba distraído. El líder hablaba a su lado completamente concentrado en su discurso, moviendo sus labios al compás. Mingi no era del todo consciente de lo que se decía, y no es porque la reunión se le antojara aburrida, de hecho, hablaban de un tema que a él debería de interesarle.
Sin embargo era difícil prestar atención. Los labios de Hongjoong eran lindos, de un color rojizo, un tanto finos, su cuerpo masculino, las gruesas piernas, sus pectorales tan llamativos... Mingi desvió la mirada cuando San le golpeó disimuladamente en el brazo y, con sus ojitos abiertos por la impresión, Mingi trató de escuchar lo que Hongjoong decía.
Mingi escuchó la risita de San, haciendo que sus mejillas se tornaran rojitas. Mingi se encontraba un poco desesperado, es decir, no sabía qué demonios más hacer; cuando no se trataba de Hongjoong, era Seonghwa, Mingi no podía con sus propios pensamientos. La silueta delicada y sexy de Seonghwa le volvía loco, lo ponía tímido, al igual que sus labios pomposos y rojos.
Mingi creía que estaba perdiendo la cabeza.
Sentado en su cama luego de un largo día, Mingi juntó sus piernas entre sí e hizo un poco de fuerza. Le dolía. Mingi se había puesto duro al oír un gemido perezoso y alargado de Seonghwa (para nada sexual) y la vergüenza lo consumía. No quería masturbarse con ese sonido grabado en su tímpano, no quería siquiera seguir pensando en eso.
La puerta de su habitación sonó con dos golpes y Mingi levantó la cabeza asustado, apretando por inercia sus piernas.
Hongjoong llamó su nombre en tono bajo y Mingi maldijo en un susurro. Se acomodó apoyándose en el respaldo de la cama y llevó las rodillas a la altura de su pecho.
―Hey.
Mingi suspiró. Hongjoong estaba yendo a verle, ¿significaba eso que iba a regañarlo por su comportamiento durante el día? Estaba seguro de que Hongjoong se dio cuenta de lo que hizo.
―Hyung ―saludó en tono bajo, casi asustado, cuando Hongjoong ingresó a la habitación.
La mirada del mayor no lucía enojada, como Mingi había creído. Aunque tampoco debía confiarse, eso lo sabía. La dureza en su entrepierna dolía y era incómodo, no pudo seguir viendo a los ojos al mayor, por lo que desvió la mirada.
Hongjoong apretó sus labios entre sí, ladeando ligeramente la cabeza al verle. Seonghwa le había dicho que el menor lucía distraído y estaba preocupado por él; y tenía razón, Mingi se estaba comportando de manera inusual.
―Oye, Gi. ¿Todo está bien? ―dijo Hongjoong dulcemente, sentándose en el borde de la cama.
Mingi se tensó inmediatamente, alejándose al instante del mayor aunque este estuviera a una larga distancia. Hongjoong titubeó, preocupándose aún más.
―No me asustes ―susurró Hongjoong, con sus grandes ojos dilatados―. ¿Quieres hablar conmigo? Soy todo oídos, Gigi. Escucharé todas tus preocupaciones.
Mingi se sintió confuso y tímido. ¿Desde cuándo Hongjoong era tan... dulce? Esperaba eso de Seonghwa, no de alguien tan estricto como el capitán. Esa faceta nueva que Hongjoong estaba mostrando hizo que su pecho se sintiera cosquilloso y no pudo evitar sonreír.
La boca de Hongjoong se abrió en sorpresa al ver la tierna sonrisa en Mingi, pero continuó confuso por no poder entender qué sucedía.
―Estoy bien, hyung ―dijo Mingi, aunque no se atrevió a alzar la vista―. No se preocupe, no es nada importante...
Hongjoong negó con la cabeza, luciendo tierno, como un gatito. Mingi pudo verle de reojo, y aun así, sus mejillas se sintieron calientes.
―Todo lo que te preocupe es importante, mi niño.
Las cejas de Mingi se arrugaron al oír lo que el mayor había dicho. ¿Mi niño? Se le bajó la erección inmediatamente. Sin embargo, la parte importante de la frase no pasó desapercibida para él.
―Gracias, hyung... Preferiría dormir ahora... ―respondió Mingi, incómodamente.
Hongjoong abultó sus labios y, sintiéndose más que ignorado, abandonó la habitación. Definitivamente algo le pasaba a Mingi, pero no sabía cómo ayudarle.
(...)
Sus labios se movían lentamente siguiendo un ritmo caliente, pausado. La boca sobre la suya ardía en vapor, consumiéndolo. Ahogando gemidos, cohibidos ante el sonido de la saliva chapoteando entre ambos, tocaron sus cuerpos, acarciando la nuca del otro, fundiéndose más en ese beso que los consumía como una llamarada.
―Seonghwa... ―Un susurro angustiado al separarse hizo que ambos se miraran a los ojos con pesar.
El menor apretó la delgada cintura de Seonghwa entre sus manos, sin alejarse un sólo centímetro de su cuerpo.
―¿Sigues dudando? ―preguntó el mayor, bajando la mirada.
Las pestañas del mayor estaban húmedas en lágrimas. El menor jadeó negando con la cabeza rápidamente, se acercó a él repartiendo tiernos ósculos en sus carnosos labios, tratando así de demostrarle lo que sentía.
―¿Hyungs? ―Una tercera voz sorprendió a ambos, haciendo que se separaran inmediatamente.
Mingi lucía confundido. Su boca abierta en sorpresa, miró de Seonghwa a Hongjoong, como si no pudiera comprender lo que había sucedido. Sin embargo, lo había visto; Hongjoong sosteniendo las caderas de Seonghwa, besándolo, haciendo con tanto cariño aquello con lo que él sólo podría soñar.
Los pequeños ojos de Mingi se llenaron de lágrimas sin que pudiera evitarlo.
―Mingi... ―susurró Seonghwa, en pánico.
Mingi negó con la cabeza. Su pecho se oprimió, sintiendo que esa escena frente a él molía todos y cada uno de sus sentimientos convirtiéndolos en polvo.
―No... No diré nada... ―prometió Mingi, casi sin voz, apresurándose a cualquier cosa que pudieran decirle; dio media vuelta cuando las lágrimas comenzaron a dificultar su visión―. Lo siento por interrumpir.
Sin dejarles chance para responder, Mingi se fue. Hongjoong y Seonghwa se miraron entre sí, anonadados. Ninguno comprendía la reacción del menor, el porqué lucía tan devastado. ¿Tanto le decepcionaba ver a sus mayores juntos? Ese pensamiento cruzó por la mente de Seonghwa como un cohete.
Hongjoong, sin embargo, lo comprendió. Aunque fue un poco difícil, pensó en ello durante toda la noche. Pensó en el raro comportamiento del menor, en lo que Yunho había insinuado, pensó en lo destrozado que se veía ese día tras presenciar la escena que montaron en la cocina, cuando creían que no había nadie en la casa.
Hongjoong no pudo pegar un ojo.
(...)
Jongho y Mingi compartían habitación. El mayor se había recostado en su cama y no se había vuelto a levantar en más de doce horas y eso preocupó al menor. Mentiría si dijera que no lo escuchó llorar durante la noche.
Jongho no era una persona muy sentimental, sino poco empatico. No tenía idea de cómo ayudar a Mingi, aunque conociéndolo, dudaba que el mayor quisiera su ayuda. Mingi no solía llorar delante de las personas, era demasiado orgulloso para eso. Llamarle la atención sólo lo avergonzaría, así que Jongho sólo salió de su habitación y fue en búsqueda de Yunho.
Seonghwa y Yunho estaban conversando en la sala, Hongjoong estaba en el sillón ajeno a misma y San dormía sobre un futón en el suelo. Jongho tocó el hombro de Yunho para llamar su atención y cuando tuvo los grandes ojos expectantes sobre él, suspiró.
―Hyung, creo que algo le pasa a Mingi ―susurró Jongho, bajito y tímido, pero lo suficientemente alto para que todos allí escucharan―. Ha estado mal desde anoche.
Yunho abrió sus lindos ojos en grande y se incorporó rápidamente, yéndose como flecha hacia la habitación del menor; Seonghwa apretó sus puños sintiéndose impotente y Hongjoong desvió la mirada lejos de la acusación ajena.
Yunho sintió su pecho pesado cuando abrió la puerta y lo primero que vio fue a su gran gongju hecho una bolita en la cama. La respiración de Mingi era errática, temblorosa.
Yunho se acercó a él, a pasos lentos, asegurándose de hacer ruido en su intromisión para no asustar al menor.
Mingi se dio media vuelta tras reconocer los pasos de Yunho y sus labios temblaron en una mueca dolorosa.
―Gongju ―susurró Yunho sentándose en la cama, tomando en brazos al frágil muchacho que se deshacía en sollozos.
Yunho odiaba ver al menor así, le rompía el corazón. Con sus grandes manos, acunó la carita empapada del menor y besó su frente, limpiando las mejillas ajenas con sus pulgares.
―Wangja ―susurró Mingi, con voz extremadamente aguda, una risa se escapó de sus labios sintiéndose abrumado y avergonzado.
―¿Qué pasa, quieres contarme? ―aún aferrado a su cuerpo, Yunho susurró palabras dulces para quien había sido, desde el momento en que se conocieron, su linda princesa.
A Mingi le costó formular una oración, abría y cerraba su boca incapaz de hacer que algo coherente saliera. Su corazón estaba tan roto, las personas que amaba jamás serían suyas, era algo que no podía siquiera manejar. Hongjoong amaba a Seonghwa, y viceversa, lo había visto. Ni Seonghwa ni Hongjoong se interesarían en él, jamás.
―Le vi besarlo ―Mingi susurró bajito, tras muchos intentos por formar una frase―. Ellos se aman... y... y yo... ―tosió ahogado y trató de respirar correctamente antes de seguir hablando―. ¿Cómo siquiera pude pensar en...?
Mingi se quedó callado, no podía decirle. Ni siquiera a Yunho. ¿Cómo le vería Yunho después de confesarle que estaba perdidamente enamorado de sus dos mayores, de ambos hombres? Se sintió aterrado.
―¿Es así?... ―susurró Yunho abrazando con más fuerza al menor―. Tienes un corazón roto, eh.
Mingi asintió. Así era, tenía el corazón roto.
07012022
ay gente, q deprimision
tengo ideas para una segunda parte, pero es puro smut jajajaja ups ¿va o no va?
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