text ··· 06

HongHwa ♡ ︎
Hongjoong teme que Hwa se canse de su actitud, teme seguir arruinandolo todo, pero odia la idea de separarse de él.

Hongjoong ha estado preocupado todo el día, pues era la primera vez que no despertaba con la cálida voz de Seonghwa y aquello le perforó el corazón dolorosamente.

El día anterior, cuando Hongjoong llegó al dormitorio, Seonghwa ya estaba dormido, así que ni siquiera pudo hablar con él. Y la conversación que había tenido con San le había convertido en un lío de miedo.

Hongjoong durmió aferrado a su almohada, viendo la espalda de Seonghwa.

Para Hongjoong, expresar sus sentimientos era difícil, vivió toda su vida carente de relaciones personales, no tuvo amigos ni pareja, por lo que era complicado atender de repente a siete chicos.

No solía gustarle abrazar a sus amigos, odiaba el contacto físico, aunque con el tiempo fue acostumbrándose un poco y ahora ya no le molestaba tanto.

Sin embargo, todavía habían momentos en los que Hongjoong se comportaba como un idiota, y lo sabía y se arrepentía, y lloraba aferrado a su almohada temiendo que Seonghwa se cansara de él, de sus arrebatos, de sus palabras hirientes.

―Oye, hyung. ―La voz de San sonó confusa cuando notó la mirada perdida de Hongjoong.

Hongjoong miraba hacia el techo, echado sobre el sillón, descansando su nuca sobre el respaldo. Sus ojos y nariz estaban rojos, su pecho subía y bajaba lentamente en profundas respiraciones.

―¿Hyung?

San se sentó a su lado y puso la mano sobre su hombro. Hongjoong se sobresaltó por el toque y se incorporó, mirando al menor con sorpresa.

―San...

San arrugó la nariz y la mueca de preocupación en su rostro aumentó notoriamente. San se sentía mal por haberle hablado con tanta honestidad al mayor, pero si no le abría los ojos, Seonghwa y él terminarían muy mal.

―¿Estás pensando en lo que te dije ayer?

Hongjoong rio con amargura y asintió.

―Tienes razón, Sani. Ayer me enojé y te respondí muy mal ―murmuró Hongjoong con arrepentimiento y vergüenza―, pero sólo estabas diciendo la verdad. Seonghwa se cansará de mí si sigo comportándome como un idiota.

San ladeó la cabeza, escuchando con pena la baja voz del mayor.

―Te lo dije porque... ―San rascó su nuca con nerviosismo―. He visto llorar a Seonghwa muchas veces por tus arrebatos, cuando lo rechazas o lo tratas mal, y ya no quiero verlo así. Hwa tiene un corazón sensible y puro, él de verdad te ama mucho ―San bajó la voz.

Los labios de Hongjoong temblaron antes de que todo su rostro se desfigurara de tristeza.

―Lo lastimé mucho, ¿verdad? ―preguntó con voz quebrada, frotó sus ojos alejando las lágrimas y trató de sonreír―. Seonghwa no ha dicho nada desde ayer por la mañana, me ha ignorado completamente. A veces suele dejarme mensajes, o incluso llama... pero...

San asintió; todos habían notado que Seonghwa prestaba especial atención a Hongjoong, siempre lo cuidaba y se preocupaba por él, así como habían notado los malos tratos de Hongjoong, y su poca disposición en esa relación donde parecía que sólo Seonghwa estaba intentándolo.

―Pero no quiero terminar ―Hongjoong se puso colorado y rio nerviosamente―. Quiero estar con él siempre, quiero besarlo y tocarlo, quiero cuidar de él como él cuida de mí.

San sonrió apoyando su cabeza en el respaldo del sillón, enternecido por la confesión desesperada y temblorosa.

―Odio cuando llora por mi culpa, y quiero pedir disculpas y golpearme a mí mismo por haber hecho algo malo. ―Su voz subió de volumen, recordando la vez en la que se había encerrado en el baño y se había golpeado diez veces en la cara con la palma abierta, en dolorosas y fuertes bofetadas―. Me congelo y no sé qué hacer.

San tomó las manos ajenas comenzado a acariciarlas lentamente para tratar de tranquilizarlo. Hongjoong todavía lloraba y su voz estropeada rasgaba su garganta.

―Tienes que hablar con él.

(...)

Seonghwa se miró en el espejo del baño y odió el reflejo que le observaba. Su rostro lucía exhausto, no había otra palabra para eso, estaba agotado de aguantarse todo y sólo asentir sumisamente a los empujones, a las miradas de asco y las palabras ofensivas.

Si Seonghwa hubiera sido más fuerte, habría mandado a Kim Hongjoong al demonio hace mucho tiempo, pero se derretía ante su sola presencia y sólo se callaba, llorando sólo cuando se hallaba en su habitación, en esas noches donde Hongjoong no llegaba a dormir.

A veces trataba de convencerse a sí mismo de que Hongjoong le amaba, que los buenos momentos eran más, sólo más. A veces Seonghwa cerraba los ojos, reteniendo las lágrimas, y continuaba, pero estaba cansado.

Limpió su rostro furiosamente y salió del baño para ir a la cocina, debía prepararse algo para cenar aunque no tuviera hambre.

Seonghwa tomó un paquete de fideos instantáneos y les puso agua caliente, buscando alguna bebida en el refrigerador para acompañar. No notó la presencia de San y Hongjoong en la sala hasta que el menor de los tres se fue por el pasillo, dándole un rápido saludo.

Seonghwa saludó bajito, dándole una sonrisa casta para luego seguir con lo suyo.

Hongjoong suspiró pesadamente y se levantó del sillón como un resorte. Amasó su pecho tratando de deshacerse de ese aplastante nudo y trató de sonreír.

―S... Seonghwa. ―Hongjoong llegó hasta el mesón de la cocina después de una lenta caminata.

Seonghwa ignoró ese llamado y sólo continuó masticando sus fideos, casi de manera automática.

―Seonghwa, quisiera...

Seonghwa golpeó con fuerza los palillos de metal en el mesón y, pasando la lengua por sus dientes, negó. No miró a Hongjoong en ningún momento, sus ojos decaídos sólo fijos en el tazón de fideos.

―No quiero escucharte. ¿Puedes irte de mi vista? ―inquirió de manera ruda, sobresaltando al menor.

Hongjoong sintió sus piernas débiles y recordó, tristemente, que esas habían sido palabras que él mismo había dicho antes.

―Seong... espera...

Seonghwa levantó la vista y sus ojos rojos, hinchados y tristes no pasaron desapercibidos por Hongjoong.

―Hace dos días no querías ni siquiera tocarme, ¿esperas que te escuche? ―la ira en su voz ahogó todo pensamiento positivo que Hongjoong hubiera tenido―, ¿como si yo no me hubiera sentido igual que una cucaracha? Oh, espera, no. Soy demasiado iluso, seguro me hablas por trabajo, discúlpame. ¿En qué puedo servirte?

El sarcasmo jamás había sido el fuerte de Seonghwa, pero estaba herido y molesto, por lo que no estana pensando en lo que decía.

Hongjoong negó con la cabeza, abrió la boca, pero su voz se amortiguó contra su paladar y sólo titubeó.

―Ya sé, entonces quieres acostarte conmigo. ―Seonghwa alzó su índice como si hubiera adivinado, una sonrisa vacía en sus labios delató aún más su tristeza y malestar―. Lo siento, no puedo hacer eso más.

Hongjoong volvió a negar con la cabeza y sus ojos, ahora húmedos de nuevo, miraron al mayor con pena y vergüenza. Seonghwa pensaba así de él porque esa era la persona que le había mostrado todo ese tiempo, y se odiaba por eso. Buscar a Seonghwa por trabajo o sexo, buscarlo cuando era tarde en la noche y Hongjoong sólo quería un poco de calidez, habían sido quizás las peores de sus equivocaciones.

Jamás se habían sentado a conversar sobre sus sentimientos.

Seonghwa sonrió y le miró finalmente, la mueca adolorida en su rostro sólo hizo que Hongjoong temblara.

―No sé qué más quieres de mí, Hongjoong ―Seonghwa se levantó y dejó lo usado en el lavavajillas―. Ya no quiero ser tu maldito trapo, me cansé de que me uses y me tires...

Seonghwa limpió las lágrimas de su cara con brusquedad y se dio media vuelta creyendo que la conversación terminaría, sin embargo, Hongjoong tomó su muñeca evitando su marcha.

Sus grandes ojos oscuros le miraron con súplica.

―T... Te amo ―soltó Hongjoong sufriendo un pequeño espasmo, con su cara empapada de lágrimas y la piel roja―. Te amo, y lo siento. Lo siento tanto...

Seonghwa se soltó cuidadosamente del agarre no sin antes apretar suavemente la pequeña mano y negó con la cabeza, con dolor en su corazón y la ira comenzando a disminuir. Por su rostro pasaron diversas emociones y entre ellas, la decepción.   

―Yo también, Hongjoong, pero me quiero amar más a mí... Antes habría estado tan feliz de escucharlo, pero ya no queda nada aquí ―Seonghwa llevó su mano a su propio pecho, apuntando su corazón―. Sólo tristeza y... tanto asco.

Seonghwa trató de sonreír, con sus húmedos ojos ya irritados, pero sólo suspiró y se marchó. Hongjoong le vio caminar hasta la habitación en silencio, con su figura temblando encorvada.

Parado en la cocina, Hongjoong miró su mano que antes había sostenido la temblorosa muñeca de Seonghwa y su visión se volvió borrosa a causa de la inmensa cantidad de lágrimas.

Hongjoong había perdido a Seonghwa.

(...)

Los días comenzaron a pasar y, aunque se notaba que había cierta distancia entre Hongjoong y Seonghwa, nadie decía nada por temor a que alguno por fin se quebrara.

Nadie sabía qué hacer.

Habían ocasiones en las que Seonghwa lucía tranquilo, pero cuando llegaba la noche, algunos miembros oían su llanto; Wooyoung y Jongho intentaron entrar a la habitación para poder acompañarlo, aunque sea, pero la puerta se mantenía trabada y al día siguiente Seonghwa fingía que nada había sucedido.

Hongjoong, por el contrario, se la pasaba en el estudio. Sólo almorzaba en los dormitorios y luego pasaba de catorce a dieciséis horas fuera. Hongjoong lucía apagado, trabajando en automático.

Los miembros intentaron subir el ánimo de todos, hicieron noches de sábado, pero ambos mayores fingían que el otro no existía, y apenas participaban. Hongjoong solía mirar con angustia las facciones delicadas de Seonghwa cuando creía que nadie lo notaba y sonreía, aunque esa mueca duraba poco.

Jongho, un día, cansado, se apegó a la espalda de Hongjoong y lloró como si fuera su último día de vida. Hongjoong tomó las manos que se aferraron a su pecho, preocupado por su repentino llanto. Era tan inusual ver al más pequeño así, que la preocupación fue inmediata.

―¿Jongho? ¿Qué pasa, estrellita?

Jongho se aferró con fuerza a Hongjoong y se negó a soltarlo, haciendo sonidos infantiles y enojados.

―Hyung, hyung, por favor, habla con Hwa. Arreglen sus cosas, ya no queremos verlos así. ―Jongho ahogó su fuerte voz contra la tela de la ropa ajena―. Extrañamos verlos felices.

Hongjoong soltó una pequeña y triste risita que confundió un poco a Jongho.

―Ya hablé con Hwa, Jongho, pero lo que hice, cómo lo traté, fue demasiado. ―Hongjoong explicó suavemente, dándole una pequeña caricia a su mano―. Quizás algún día Seonghwa pueda perdonarme, pero ahora, tiene que sanar... todas las heridas que yo le hice.

Jongho soltó el agarre al cuerpo del mayor y su mirada decayó, al igual que todo su ánimo.

―Hyung, ¿tú amas a Seonghwa, no es así?

Hongjoong boqueó sorprendido por la repentina pregunta, pero asintió con la cabeza y llevó su mano al casco pelirrojo de Jongho, dejándole una pequeña caricia.

―Lo amo tanto... que me odio.

Jongho gruñó.

―Dejar ir lo que amas, eh ―murmuró Jongho, apretando sus puños―. Eso es una estupidez.

Jongho volvió a quebrarse y se apartó bruscamente para correr hacia su cuarto.

Hongjoong suspiró y se dejó caer en una silla, llevó las manos a su cabeza sientiendo dolor y renegó, exhausto. No tenía idea de cuánto tiempo lo aguantaría.

22112021

A veces no hay finales felices, sólo finales

Ahora les pregunto, qué hubieran hecho ustedes? habrían perdonado a Hongjoong?

Recibir rechazo constante de tu pareja debe de ser horrible :(

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top