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seonghwa + mingi

la primera vez que lo vi

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recostado sobre el pecho de seonghwa y con la cabeza apoyada sobre la almohada, mingi jadeó atrapando con su boca la oreja del mayor, el intenso calor que exudaba el cuerpo ajeno en contacto con el suyo y las lentas embestidas que él le proporcionaba hacían que tuviera que cerrar los ojos y apretarse contra seonghwa.

―¿no te parezco raro? ―murmuró mingi con dificultad, separándose del pecho ajeno para sentarse correctamente sobre la pubis de seonghwa. 

seonghwa soltó una risita y apretó las caderas ajenas entre sus manos, haciendo sus movimientos más rápidos conforme mingi daba saltitos. 

―¿raro? yo soy el chico raro, min. ―susurró pasando la mano por el pecho ajeno en un recorrido hasta su barbilla―. tú eres excepcional, extraordinario. 

mingi bajó la cabeza y juntó sus labios con los ajenos en un beso dulce, entregando en él todas esas palabras que no podía decir. 

(...)

atascados en el tráfico, compartiendo el mismo taxi por dos horas y media, muertos de calor; el cumpleaños al que mingi se dirigía había terminado y la reunión de trabajo de seonghwa también, pero seguían atrapados en la autopista, siendo dos completos extraños.

eran dos chicos coreanos en la gran ciudad de los ángeles, sin muchos conocidos y con poco conocimiento del idioma, sin embargo, ninguno de los dos sabía todavía todas las cosas en común que tenían. aunque seonghwa lucía como un perro mojado y mingi parecía que le cortaría el cuello a cualquier persona que le hablara.

el ambiente era incómodo y hasta el taxista comenzaba a sentir vergüenza, aun si era muy usual quedar atrapado en el tráfico; jamás había estado con gente tan callada. 

mingi suspiró pesadamente y terminó de escribir el mensaje de texto que envió a su mejor amigo, pues había faltado al cumpleaños de su hija y probablemente no sería perdonado por esa niña jamás. tomó dinero de su billetera y se lo extendió al taxista para luego terminar bajándose del auto, sin embargo no se percató de que había dejado el regalo en el asiento. 

seonghwa miró con asombro aquella caja de regalo y la tomó para salir apresuradamente del auto, olvidando incluso pagarle al taxista su parte del viaje hasta el momento. 

wait! wait please! ―gritó seonghwa con mucha vergüenza, pues no sabía cómo comunicarse con el hombre―. aish.

mingi frunció el ceño al oír esa expresión de frustración bastante familiar y se dio media vuelta encontrándose con el sujeto con el que compartía el taxi; con su regalo en mano y una sonrisa de nerviosismo. 

y así fue como comenzó, un veinte de abril ambos estaban deambulando por la ciudad hablando sobre los problemas en los que estaban metidos gracias al tráfico; seonghwa estaba sólo de paso, pues debía asistir a una reunión como presentador del proyecto y volvería a corea en dos días, mingi por el contrario, había ido de visita para conocer al nuevo bebé de su mejor amigo y celebrar el cumpleaños de la hija mayor, regresaría a corea en una semana.

―vivimos en el mismo edificio, en el mismo piso... y tuvimos que irnos a encontrar en los ángeles dentro de un taxi, varados en el tráfico... ―murmuró mingi cuando vio a seonghwa ingresar al apartamento justo enfrente del suyo. 

mingi estaba saliendo para ir a encontrarse con su hermana, así que fue toda una sorpresa toparse con seonghwa, quien parecía llegar del trabajo. 

―destino ―canturreó seonghwa con una sonrisa de felicidad en su rostro. 

era la primera vez que veía a mingi desde que se había despedido de él ese día que tuvo que regresar al país, una risita soltada con ternura hizo a seonghwa suspirar.

―¿quieres pasar a mi casa? ―preguntó con una sonrisa, señalando el interior de su hogar, aún no había cenado y ya era tarde, pero no quería despedirse de mingi incluso si lo tenía viviendo enfrente. 

mingi miró su teléfono y el último mensaje de su hermana fue respondido con un simple "empiecen sin mí", asintiendo a la pregunta de seonghwa con una radiante sonrisa. 

desde el primer momento en que cruzaron palabras, seonghwa y mingi se han sentido de alguna manera atraídos uno al otro, con sonrisas coquetas, miradas que decían mucho más de lo que se animaban a decir ellos mismos, y roces intencionales. aquellos dos días juntos en estados unidos fueron sólo el principio de lo que sería su relación el resto de su vida.

tres meses después de descubrir que vivían en el mismo edificio y comenzar a pasar tiempo juntos, las cosas entre ellos se pusieron un poco más íntimas. mingi pasaba las noches en el apartamento de seonghwa y el espacio entre ellos disminuía cada vez más. la última vez, nariz sobre nariz y manos aferradas a las caderas ajenas, pero ninguno se atrevió a acercarse un poco más. 

por ello, esta noche, mingi tenía un nudo en el estómago, sin saber qué era lo que pasaría. había llevado los postres favoritos de seonghwa con la intención de bajar la posible tensión por la última pijamada donde casi pasaron cosas.

―¡minmin! ―saludó atrayendo al menor hacia él para dejarle un beso en la comisura de la boca―. mmm, dulce ―murmuró seonghwa abriendo aún más la puerta de entrada para que mingi ingresara a su casa. 

mingi boqueó sin saber qué hacer, confundido y estático. seonghwa se veía ligeramente más coqueto, encantador y olía muy bien, a una fragancia que mingi no había sentido antes. 

―huele muy rico ―dijo con su voz ronca, caminado hasta la cocina. 

―¿viste? esto lleva cociéndose por horas, espero que sepa bien ―seonghwa revolvió el contenido dentro de la olla y luego volvió a cerrarla. 

mingi apenas y se percató de la comida, haciendo que sus mejillas se pusieran coloradas. 

(...)

seonghwa mordió su labio inferior, aturdido por la sensación de plenitud que tener a ese guapo e increíble chico sobre él le generaba. haber tomado la iniciativa besando esos gruesos labios había sido el impulso más loco de su vida, pero no se arrepentía en lo absoluto. 

mingi se dejó manipular por las suaves manos de seonghwa acabando con la espalda sobre el colchón de la cama y seonghwa arrodillado frente  a él. 

―no puedo dejar de mirarte, eres tan precioso. 

transpirado, colorado y cansado, mingi aún seguía luciendo como una bella obra de arte y seonghwa no podía apartar la mirada, o las manos. 

mingi no sabía cómo es que seonghwa podía decir cosas tan vergonzosas, pero estaba comenzando a acostumbrarse a ellas.

23082021

empecé por un hwagi, y quienes me conocen saben que tengo una debilidad por seonghwa metiéndolo en todas partes (cofcof oh boy cofcof). entonces salió la idea de un compilado de la rapline. 

comenten así veo si les gusta la idea, che (?)









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