deux

I had to ask,

If you already had dinner plans,

I know you probably have a man,

But if you happen to be unattached.

Cuando volviste, porque impresionantemente decidiste volver aún después de mi penosa atención, te acercaste a mí con tus brillantes ojos y tu espléndida sonrisa. Todo el tiempo que estuviste frente a mi, haciendo el que sería tiempo después  tu clásico pedido, no pude evitar los ojos cargados de adoración. Espero que no lo hayas notado.

Así me dejaste, como un idiota mirándote desde el mostrador con el que era tu café en mis manos. Ardía —siempre lo pedías de esa manera—, quemaba mis dedos logrando que quitara la vista de ti. Lamento si alguna vez te incomodé, pero tus perlados orbes fueron imanes para los míos desde el comienzo.

Ese día junté todas mis fuerzas para acercarme a ti, porque tenía una pregunta que había estado dando vueltas por mi mente desde la primera vez que apareciste en mi trabajo. Había querido hacerla en ese mismo instante, mas no llegué a tiempo porque al momento de voltear a tu lugar noté que ya te habías ido. Dejando no sólo una mesa vacía, si no a este chico tan curioso por saber más de ti.

—¿E-Este es tu pedido?

No era lo que quería saber, pero los nervios seguían en la punta de mi lengua cada vez me mirabas. Se asemejaba a un veneno, maltratando mis palabras y cambiándolas por otras. ¡Oh, Connor! Estoy seguro que ni ahora, ni antes podrías imaginarte lo mucho que me afectabas.

Jamás llegué a preguntarte si ya tenías planes para cenar esa noche. Tenía la duda de si tus ojos se verían más hermosos al ser iluminados por la luna, si por la noche tu belleza brotaba por tus poros. No sabía que estabas pensando en ese momento cariño, pero mi cabeza sólo daba vueltas y vueltas al rededor de ti.

Y estaba tan perdido en tu anatomía, la forma en cómo sonríes. En tus zafiros azules, tus labios rosados y ese maldito piercing en tu nariz. Cada vez que entrabas a ese lugar, tu presencia dislumbraba a mi alterado corazón. Un corazón que no ha dejado de golpear en mi pecho, tratando de alcanzarte.

Sabía que probablemente tenías un hombre, o mejor dicho una mujer, que te esperaba en casa para darte todos esos besos que yo quería darte. Alguien a quién amabas, que se preocupaba por ti cómo yo lo haría y te demostraba su cariño todos los días.

Pero si ya no estabas con ella, quiero que sepas que yo podría superarla. Podría gastar todo mi dinero para enamorarte con una flor distinta cada día. Podría robar una estrella del cielo sólo para que le enseñes a brillar tanto como tú. Podría armarte un castillo con mis propias manos, para que seas el rey que deberías ser.

—Si. No te pongas nervioso, Jimmy.

Estabas acabando conmigo de un forma tan lenta, que ninguno de los dos podría haberlo notado.

•••


Hay una oración marcada en este tipo de letra porque es un pequeño guiño a otra de mis historias. Quienes ya la leyeron entenderán a lo que se refiere.

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