—¡No puedo creer que hicieras esto!— le gritó furioso
Ella no dijo nada, ¿Qué podía reclamarle cuando él tenía toda la razón?
—Eres peor de lo que pensaba, no puedo creer que una vez pensé amarte, estas demente Mara, ¿Como pudiste idear todo esto solo para vengarte?— dijo molesto
—Te equivocas Manuel— expresó
—¿Realmente me equivoco?, huiste del país, me ocultaste la existencia de mi bebé y además te revolcaste con mi hermano, eres despreciable Mara— acusó
—¡Basta!, no puedes hablarme así, las cosas no ocurrieron como te las imaginas— respondió dolida
—No me importa como ocurrieron, solo quiero que sepas que no volverás a ver al bebé, me lo llevaré, conseguiré obtener la custodia y me asegurare de que te odie— amenazó
—¡NO!— gritó con todas sus fuerzas
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—Mara, Mara, escúchame, oye, Mara—alguien la llamaba insistentemente
Mara abrió los ojos, estaba temblando y sudando
—¿Estas bien?— le pregunto Víctor mientras la abrazaba
Ella estaba confundida, ¿Qué estaba pasando?, ¿Porqué estaba en la sala y no en su habitación?, ¿Qué hacía Víctor tan temprano en su departamento?
—Oye, toma un poco de agua— acercandole un vaso
Ella lo tomó, Víctor pasó sus manos delicadamente sobre su frente y limpió su sudor
—Anoche nos quedamos dormidos aquí, comenzaste a gritar al parecer tenías una pesadilla, no importaba cuántas veces te hablará no despertabas—explicó — ¿Estás bien?, ¿Quieres contarme que fue lo que soñaste?, ¿El bebé estará bien?— agregó
—Yo no quiero hablar sobre mi sueño, estoy bien y supongo que el bebé igual, solo quiero estar un momento a solas, necesitó pensar, gracias por estar a mi lado y ayudarme, pero es tarde y deberías ir a tú casa, supongo que debes ir al teatro y se te hará tarde— solicitó
—Si, yo ya me voy, cualquier cosa que necesites no dudes en llamarme— declaró
—Adiós— habló secamente
—Hasta pronto Mara y que tengas buen día Olivia— viendo a la chica apoyada en el marco de la puerta
La castaña no dijo nada y se dirigió a habitación, esa pesadilla la dejó un poco alterada, sentía que todo le daba vueltas y solo quería estar sola.
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Víctor terminó de correr, había trotado alrededor de todo el parque y no pudo evitar recordar ese momento una vez más, había pasado casi un mes, esa fue la última vez que hablaron con Mara, no podía dejar de pensar ¿Qué había hecho mal?, Quizás debió llevar las cosas con más calma, probablemente la abrumo, la extrañaba, era difícil estar lejos de ella y fingir que no pasaba nada y todo estaba bien
—Amigo— lo llamó Marcelo
—Hey ¿Como estás?— le saludo
—Estoy aquí para invitarte a un partido de baloncesto de Luciana, ella realmente desea que asistas— manifestó
—Entonces ahí estaré— afirmó
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Mara estaba tomando algunas fotografías para subirlas al sitio web de la cafetería, le comentó a Grace esta pequeña propuesta que había estado ideando para que el lugar fuera más conocido e intentar ganas nuevos clientes, usar las redes sociales para capturar la atención del público era una muy buena estrategia de publicidad, ella contaba con mucha experiencia en manejo de redes y deseaba ayudar a su jefa, le debía tanto que haría todo lo que estuviera en sus manos para apoyarla, los chicos que también trabajaban ahí estaban emocionados, ellos igual pensaban que esta era una excelente idea, tomó asiento y acarició su vientre, cada día se notaba más, seguía teniendo mucha dudas, pero sus compañeros de trabajo eran muy amables y la consentian mucho, no podía negarlo, extrañaba a Víctor, pero le era difícil verlo a los ojos, no podía dejar de pensar en el sueño que tuvo, le daba escalofríos recordar la expresión tan fría que Manuel tenía y el tono amenazante de su voz, quizás estaba actuando de manera muy tonta, ella no debía avergonzarse, era inocente no había hecho nada con Víctor, pero si algo ocurriera en el futuro ¿Estaría mal?, al comienzo se negaba a imaginar que ella podría tener una relación con él, todo este tiempo separados le demostró que habían creado un lazo muy fuerte, se sentía ridícula y temía ser rechazada, por eso no lo buscaba
—Dicen que cada cabeza es un mundo, no puedo saber lo que ocurre en la tuya, pero podría apostar que es más un universo que un mundo— dijo Grace
Mara soltó una carcajada
—Me encanta su increible sentido del humor— expresó la chica
—No me gusta entrometerme en asuntos que no son de mi incumbencia, pero esta vez no puedo evitarlo, ¿Qué está ocurriendo entre tú y él guapo actor?, ya días no viene a la cafetería y eso es raro, antes parecía que no podíamos sacarlo de aquí, incluso pensé en contratarlo— explicó
—Es todo mi culpa— declaro triste— Yo lo aleje y ahora no se como remediar lo que hice, me da miedo haber cometido un grave error— confesó
—Mara, todo en este vida tiene solución excepto la muerte, creo que ustedes dos podrían arreglar las cosas— comentó tranquilamente
—¿Qué pasa si él no quiere que se arreglen?, quizás está mejor ahora— dudó
—No lo conozco tanto como para darte una respuesta concreta, pero se algo, a ese chico se le iluminan los ojos cada vez que te ve, Mara hay cosas que no se pueden ocultar, los sentimientos que él tiene por ti es una de esas cosas— confesó
Mara mordió su labio, probablemente la mujer tenía razón, pero no tenía el valor de hablarle, su comportamiento fue muy infantil y quizás él se cansó de ella, le dolía pensarlo, pero probablemente Víctor estaba mejor sin ella.
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El sol brillaba con intensidad ese día, camino hasta el gimnasio de la secundaria donde se llevaría a cabo el partido, estaba emocionado y con todas las ganas de apoyar al equipo de su amiga, jamás dejaría de decirlo, pero el básquetbol en silla de ruedas era un deporte asombroso que le brindaba a las personas con discapacidad física una increíble oportunidad para que se divirtieran y la pasarán increíble, además de demostrarles a ellos y a los espectadores lo increíbles que eran y todo lo que podían lograr si no se daban por vencidos
El juego estaba asombroso y Luciana lo estaba dando todo, Marcelo no paraba de gritar y animarla, un sentimiento de celos lo invadió, pero alejo esos pensamientos, el partido terminó y lastimosamente el equipo de su amiga perdió, pero todo estaba bien, no siempre se gana
—¡Víctor!— gritó la pelirroja
Él corrio hacia donde ella se encontraba
—Que alegría verte aquí— declaró feliz
—Jamás me perdería uno de tus partidos— declaró honestamente
—Me halagas— mencionó sonriendo— quiero presentarte a alguien— agregó
—No quiero que me organices una nueva cita a ciegas Luciana, ¡Te lo advierto!— habló serio
—¿Qué?, ¿Pero de qué hablas?, no me refiero a eso, te presentaré a un amigo, de hecho es el entrenador del equipo que nos acaba de ganar— manifestó
—Bueno, me emociona conocerlo entonces— dijo
—Sigueme— ordenó
Víctor hizo lo que ella le dijo y se acercaron hacia donde un hombre se encontraba
—Thiago te presento a mi amigo Víctor, ya te había hablado de él y me emociona que al fin puedan conocerse— expresó
—Un gusto— extendiendole la mano para saludarlo
—Luciana me habló mucho de ti y para mi también es un gusto al fin conocerte— comentó Thiago
—¿Eres de Brasil?— preguntó
—Sí— respondió
—No quiero parecer imprudente, espero no te molestará— mencionó
—Esta bien, no tienes porque preocuparte— dijo rápidamente el brasileño
—Lo imaginé por el acento, espero que estés disfrutando de España, puedo preguntar ¿Cómo conociste a esta chica maravilla?— mirando a su amiga
—Fui su entrenador en Argentina, Luciana fue quien me convenció de ayudar a los chicos con las prácticas y terminé dirigiendo al equipo— expresó
—Su apodo era "Sargento Kunts"— mencionó Luciana
—Ahora comprendo porque tú equipo es tan bueno— habló graciosamente
Los tres rieron
—La verdad no soy un entrenador tan malo, pero se necesita orden y disciplina para obtener buenos resultados, mi equipo es asombroso y necesita que su entrenador los incentive a dar lo mejor de ellos, esa es la clave del éxito, yo confío en ellos, pero quiero que se den cuenta ellos mismos de su gran potencial— confesó
—¿Podríamos salir a pasear o comer todos juntos? si te parece bien— sugirió
—Es una idea extraordinaria, llegamos hace poco y no tuvimos mucho tiempo de recorrer los diferentes lugares, pero mi novia Ana es fanática de conocer diferentes sitios, ahí viene, se que amara la idea— dijo contento
—Es una gran idea Víctor— apoyó Luciana
—Amor— llamó Thiago a su novia y ella rápidamente camino hacia él y se paró a su lado
—¿Víctor?— preguntó la chica sorprendida
—¿Helena?— cuestionó sin poder creerlo
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